El espacio que ocupan Estados
Unidos e Israel en los gobiernos de la Unión Europea y de Francia
DIARIOOCTUBRE / octubre 2, 2024
La Unión Europea no es una creación de los europeos. Estados Unidos y el
Reino Unido la concibieron para controlar mejor a los pueblos de Europa. La
Comisión Europea, que antes se denominaba “Alta Autoridad”, es una
administración no sometida a elecciones que se encarga de imponer a los países
miembros de la UE la voluntad de Washington y de Londres. Durante los últimos
años, las prerrogativas de la Comisión Europea se han ampliado en detrimento de
la soberanía de los Estados miembros de la UE, proceso que ha sido impuesto a
los pueblos sin cambiar ni una coma en los tratados ya firmados. Siguiendo esa
misma línea, el primer ministro francés, Michel Barnier, introduce en el
gobierno de Francia al Partido Demócrata de Estados Unidos y a la facción
fascista de Israel.
Thierry Meyssan (Red Voltaire).— El papel del
Estado y la responsabilidad del Estado están perdiendo terreno en Francia y en
la Unión Europea en general. Los textos de los tratados firmados por los
Estados miembros de la Unión Europea no han sido modificados, pero son muchas
las prerrogativas de los Estados que han pasado a manos de la Comisión Europea
en los últimos 5 años.
Este billete de 100 francos, impreso en Estados Unidos, fue puesto en circulación en Francia por el “Gobierno Militar Aliado para los Territorios Ocupados”. Washington y Londres pretendían ocupar Francia en lugar de los nazis.
El origen de la
Comisión Europea
Hay que
recordar, para empezar, que la Unión Europea es el resultado de un proceso
concebido por los anglosajones a finales de 1942. El jefe del
estado mayor de las fuerzas armadas de Estados Unidos, el almirante
William Leahy –quien hasta mayo de 1942 había sido embajador de Estados
Unidos ante el gobierno francés de colaboración con los nazis, con sede
en Vichy–, instituyó en Argel un Allied Military Government
of Occupied Territories o “Gobierno Militar Aliado para los
Territorios Ocupados” (AMGOT, por sus siglas en inglés) para Francia,
inicialmente alrededor del almirante francés Francois Darlan y después con el
general Henri Giraud. Aquel gobierno “aliado” no reconocía la autoridad
del gobierno que el general Charles de Gaulle había establecido en el
exilio, en Londres, pero aplicaba las leyes del gobierno de Vichy –que
colaboraba con los nazis.
Considerando que
Estados Unidos y Reino Unido no tenían más derecho que los nazis a
ocupar Francia, el general de Gaulle había rechazado categóricamente
la creación de aquel gobierno “aliado” de ocupación. Fue así como
el general de Gaulle se negó a la participación francesa en el
desembarco de Normandía [1]. Aquel gobierno aliado de ocupación
finalmente llegó a desplegarse solamente en Alemania, en Austria y en
Japón, aunque se había previsto que asumiría el control de Noruega, Países
Bajos, Luxemburgo, Bélgica, Dinamarca y Francia.
Ante aquel
fracaso, los anglosajones buscaron una forma de gobierno que les permitiese
controlar todo el mundo, en virtud de la voluntad que expresaron en la
conferencia del Atlántico.
Al final de la
Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y el Reino Unido se repartieron
el mundo. Churchill pensó reagrupar Alemania Occidental, Bélgica, Francia,
Italia, Luxemburgo y Países Bajos en una entidad supranacional, la Comunidad
Económica Europea (CEE), que reemplazaría el AMGOT –el cual
se mantenía entonces en Alemania e Italia. La Comunidad Económica Europea
pondría en práctica el principio de la libre circulación de las personas,
servicios y capitales, según la visión anglosajona del libre intercambio.
Estados Unidos vinculó los préstamos concedidos en el marco del
Plan Marshall a la obligación, para los países que los recibían, de
hacerse miembros de la Comunidad Económica Europea.
Los servicios
de inteligencia de Washington y Londres estuvieron implicados en aquel proceso.
El MI6 británico creó la Liga Europea de Cooperación Económica (European
League for European Cooperation o ELEC), mientras que la CIA
estadounidense financió la Unión Europea de Federalistas (UEF) y creó el American
Committee on United Europe (ACUE).
El primer
presidente de la Alta Autoridad de la Unión Económica Europea –el ente
predecesor de la actual Comisión Europea– fue el alemán Walter Hallstein
(1958-1967), el mismo jurista nazi que había concebido el Neuordnung
Europas para el fuhrer Adolf Hitler.
En el Neuordnung
Europas (Nuevo Orden Europeo) se trataba de reemplazar los
Estados-Naciones por estructuras regionales étnicas, a la vez que
el Reich se extendía al conjunto de los pueblos de lengua alemana y que el
“espacio vital” de esos pueblos se ampliaba mediante la eliminación de las
poblaciones autóctonas. En el proyecto de los anglosajones, Walter
Hallstein sólo tenía que garantizar que estos pudiesen controlar una
parte de Europa, lo cual evitaba las complicaciones que los nazis
habían enfrentado al proponerse la expansión de Alemania y la expulsión o el
exterminio de las poblaciones eslavas. Como medida de precaución, los
anglosajones neutralizaron a Walter Hallstein sacando de sus funciones la
política de regionalización, aspecto que pusieron en manos del Consejo de
Europa.
A lo largo de
toda su historia, la Alta Autoridad y posteriormente la Comisión Europea
sólo fueron engranajes civiles entre la OTAN –que sustituyó el AMGOT–
y los Estados miembros. Los primeros funcionarios de la Alta Autoridad
venían del AMGOT que se había instaurado en Alemania y en Italia.
Durante la guerra, aquellos primeros funcionarios se habían preparado en
una decena de universidades estadounidenses para el manejo de asuntos donde se
conjugaban intereses civiles y militares.
Son esas
administraciones no electas las que tienen en sus manos,
en lugar del Parlamento Europeo (cuyos miembros sí son electos),
el poder de iniciar y de instaurar reglas en el espacio de la actual Unión
Europea. Esto es un aspecto extremadamente importante: la Alta Autoridad en su
momento y actualmente la Comisión Europea tienen como único objetivo introducir
todas las normas de la OTAN en las legislaciones de los Estados miembros,
mientras que el Parlamento Europeo es sólo una caja de resonancia de las
decisiones del imperialismo anglosajón.
Ya en este momento, la Comisión Europea ha impuesto a los Estados miembros una multitud de normas que van desde las normas para la producción de chocolate –exactamente las mismas que la OTAN ya había fijado para las barras de chocolate incluidas en las raciones militares– hasta la construcción de ciertas carreteras –adaptadas para permitir el paso de los tanques de la alianza atlántica.
Sin modificar los tratados europeos, Ursula von der Leyen ha logrado
incrementar el poder de la Comisión Europea a expensas de las prerrogativas de
los Estados miembros de la Unión Europea. Su nueva administración reforzará la
presencia de Estados Unidos en la política de la UE.
La Comisión
encabezada por Ursula von der Leyen
Abordemos ahora
la cuestión del periodo actual. En 2014, se acordó que la presidencia
de la Comisión Europea quedase en manos de la personalidad que encabezara
la lista del partido que quedara en primer lugar después de la elección del
Parlamento Europeo. En aquel momento se pensaba que serían el Partido
Popular Europeo (PPE) o el Partido Socialista Europeo (PSE), que ya compartían
la presidencia del Parlamento Europeo. El PPE designó al ex primer
ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, miembro de las redes stay-behind de
la OTAN, conocidas bajo la denominación de Gladio. Juncker presidió la Comisión
Europea desde 2014 hasta el año 2019.
En 2019, la presidencia
de la Comisión Europea habría tenido que quedar en manos del
cristianodemócrata alemán Manfred Weber. Pero Weber renuncia a esa
responsabilidad, abriendo así el camino al socialdemócrata neerlandés
Frans Timmermans, ex ministro de Exteriores, cuyo partido había quedado en
segundo lugar en las elecciones del Parlamento Europeo. Hungría, la República
Checa, Eslovaquia y Polonia rechazan a Timmermans, quien las había acusado
constantemente de tendencias autoritarias cuando fue comisario europeo
a cargo del perfeccionamiento de la legislación, de las relaciones
interinstitucionales, del estado de derecho y de la carta de derechos
fundamentales.
Es en ese
momento cuando la canciller alemana Angela Merkel propone a su protegida Ursula
von der Leyen, entonces ministro de Defensa en Alemania.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, apoya a von der Leyen… poniendo
como condición que la franco-estadounidense Christine Lagarde [2] sea
nombrada presidente del Banco Central Europeo.
En su discurso
de investidura, la alemana Ursula von der Leyen anuncia: «Mi Comisión
será una Comisión geopolítica.» Pero tenemos que aclarar que esa expresión
no se refiere a un papel en las relaciones internacionales sino que
es una referencia a la teoría del Lebensraum (el “espacio
vital”) de Karl Haushofer. Ursula von der Leyen crea inmediatamente un
Grupo para la Coordinación Externa (EXCO), que se reúne todos
los martes a nivel de directores generales y todos los miércoles
a nivel de consejeros de los gabinetes de los comisarios.
En marzo de
2020, justo después de comenzar a ejercer sus funciones, Ursula von der Leyen
se ve ante la crisis del Covid-19. La nueva presidente de la Comisión
Europea elabora entonces un programa de reactivación económica por un monto de
2 018 millardos de euros [1 millardo = 1 000 millones], que
incluye 800 millardos provenientes de préstamos. Después organiza
la compra conjunta de 4 600 millones de dosis de “vacunas” a un
costo de 71 000 millones de euros adicionales –o sea,
¡15 veces el costo de producción de aquellos compuestos! Como
colofón, Ursula von der Leyen instaura un pasaporte sanitario europeo, el EU
Digital COVID Certificate, conocido como «QR Code». Ninguna de esas
iniciativas de Ursula von der Leyen figura entre las prerrogativas
a ella atribuidas por los Tratados de la Comisión… pero los Estados
miembros se congratulan por su adopción. Además, hasta aquel momento,
Alemania siempre había rechazado el principio de un empréstito conjunto.
Los científicos
consideran hoy que 2 800 millones de dosis de los compuestos
adquiridos entonces por la Unión Europea no eran vacunas propiamente
dichas sino sólo medicamentos a base de ARN mensajero. Además, todos
aquellos compuestos estaban todavía en fase experimental.
Posteriormente,
la Corte de Justicia de la Unión Europea deploraría la falta de transparencia
de la Comisión Europea sobre los contratos de compra de las llamadas “vacunas
anticovid”. Pero ninguno de los procedimientos iniciados para conocer el
contenido de los intercambios entre los laboratorios farmacéuticos y
la señora von der Leyen han arrojado resultados. Su esposo, Heiko von
der Leyen, fue nombrado director médico de Orgenesis, firma vinculada a uno de
los laboratorios que fabrican las “vacunas”, donde percibe un salario
exorbitante sin que se sepa con precisión lo que hace. Además, según
el Tribunal de Cuentas de Chipre, la griega Stella Kyriadou, la
comisaria de Salud de Ursula von der Leyen, parece haber cobrado
4 millones de euros a través de su marido, Kyriakos Kyriakidou.
El 23 de
febrero de 2022, Rusia inicia su «operación militar especial» para
poner fin a las masacres que los nacionalistas integristas ucranianos
venían perpetrando contra la población rusoparlante del Donbass.
La entrada del ejército ruso en territorio ucraniano tiene como objetivo
poner en aplicación la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de
la ONU, pero la OTAN la tilda de agresión. El español
Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea, declara entonces que «la
Europa geopolítica está naciendo».
La Comisión
propone de inmediato varios paquetes de medidas coercitivas contra Rusia,
medidas que el Consejo Europeo adopta sin someterlas a debate. De esa
manera se inscriben en el derecho europeo las medidas que Estados Unidos
ya había adoptado contra Rusia [3], medidas coordinadas
por demás por el ex embajador de Estados Unidos en Moscú,
Michael McFaul.
La Comisión Europea propone también un amplio programa de ayuda financiera y militar a Ucrania, plan elaborado por el jefe del equipo de trabajo de Ursula von der Leyen, Bjorn Seibert, un ex analista del American Enterprise Institute, personaje que se mantiene en permanente contacto con el gobierno de Estados Unidos. Hasta el día de hoy, la Comisión Europea ha movilizado 88 000 millones de euros como ayuda financiera para Kiev y otros 50 000 millones de euros en armamento –la llamada “Facilidad para Ucrania”.
El nuevo primer ministro de Francia, Michel Barnier, no ve contradicción
entre su afiliación gaullista y su apoyo al proyecto anglosajón de sometimiento
de Europa.
El papel del
primer ministro Michel Barnier en Francia
Antes de las
elecciones de junio de este año para el Parlamento Europeo, el presidente
de Francia, Emmanuel Macron, ya proponía a Michel Barnier el puesto de
primer ministro. Pero la lista del partido del presidente logra sólo un 15% de
los votos. El presidente Macron disuelve entonces la Asamblea Nacional,
creyendo que esa maniobra le permitirá obtener nuevamente la mayoría de los
escaños. A pesar del corto plazo de preparación de la elección legislativa
adelantada, el opositor Jean-Luc Melenchon logra, en sólo 2 días,
reunir a los partidos de izquierda en el seno de un Nuevo Frente Popular. En la
primera vuelta, el partido del presidente Macron obtiene sólo un 20% de
los sufragios. El presidente evita lo peor llamando a la formación de
un “frente republicano” contra el Reagrupamiento Nacional de Marine
Le Pen. Vendrán después 2 meses de tergiversaciones hasta que
el presidente Macron designa a Michel Barnier como primer ministro.
Michel Barnier
es un oportunista. Después de haber apoyado al gaullista Jacques Chaban-Delmas,
Barnier lo traiciona en 1977 poniéndose del lado del atlantista
Valery Giscard d’Estaing. Más tarde, después de haber apoyado al
neogaullista Jacques Chirac, Barnier lo traiciona en 1993 pasándose
al bando de otro atlantista, Edouard Balladur. En 2007, Barnier actúa
como testigo en el caso Clearstream 2 en contra del gaullista
Dominique de Villepin y en favor del atlantista Nicolas Sarkozy.
Michel Barnier
sólo ha dado muestra de constancia en lo que se refiere a participar en la
construcción de la Unión Europea, bajo la sombra de Washington y de Londres.
Cuando el proyecto de Constitución europea es rechazado por referéndum, Barnier
aparece entre los miembros del grupo Amato, que redacta el Tratado de Lisboa,
un documento prácticamente calcado de la Constitución europea rechazada y que
acabará siendo impuesto por la vía parlamentaria. Michel Barnier es también el
paciente negociador europeo que discute con Londres las condiciones del Brexit…
porque es el único comisario europeo que conoce la verdadera historia de la UE,
lo cual le permite entender la lógica de la voluntad británica.
Pero, durante
la campaña electoral previa a la elección presidencial francesa de 2022, ese
mismo Barnier acaba ganándose la enemistad de muchos altos funcionarios
europeos cuando denuncia el manejo durante décadas de las reglas para la
inmigración por parte de sus colegas de la Corte de Justicia de la Unión
Europea, algo que nunca había hecho anteriormente.
El pasado 21 de
septiembre, la presidencia de Francia anuncia la composición del gobierno
encabezado por el nuevo primer ministro Michel Barnier. El propio Barnier
trata de hacer creer que el presidente Macron ha permanecido ajeno a la
conformación de su gobierno, lo cual es evidentemente falso.
Por ejemplo,
Marc Ferracci, ministro delegado a cargo de la Industria, fue compañero de
estudios del presidente Macron en Ciencias Políticas, y fue testigo de la boda
de Macron, quien a su vez también fue testigo en la boda de Ferrucci.
Su padre, Pierre Ferrucci, fue miembro de la Comisión Attali sobre la
liberación del crecimiento en Francia (2007-2010), comisión cuyo relator
especial era… Emmanuel Macron. Ferracci dirige una red que se dedica a
“reciclar” altos funcionarios momentáneamente apartados de sus cargos.
La esposa del nuevo ministro, Sophie Ferracci, fue directora del gabinete
de Emmanuel Macron cuando este último era ministro de Economía y dentro de su
partido político, después pasó a la Caja de Depósitos y Consignaciones y ahora
preside el Groupe SOS, de Jean-Marc Borello, un viejo amigo de Brigitte
Macron, la esposa del presidente.
El gobierno de
Michel Barnier nació bajo los auspicios de los demócratas estadounidenses y de
los sionistas revisionistas israelíes.
Su ministro de Exteriores, Jean-Noel Barrot, es el heredero de una larga dinastía de demócrata-cristianos. Su abuelo, Noel Barrot, fue miembro de la resistencia francesa contra la ocupación nazi y diputado. Su padre, Jacques Barrot, creó junto a Michel Barnier el club Dialogue & Initiative, fue diputado, ministro, vicepresidente de la Comisión Europea e incluso miembro del Consejo Constitucional. La hermana del ministro, Helene Barrot, es la directora de la comunicación de Uber-Europe. Especializado en Finanzas, el ministro de Exteriores del nuevo gobierno francés fue profesor asociado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y, posteriormente, profesor en la Escuela de Altos Estudios Comerciales HEC-París, también fue laureado en la promoción de 2020 del programa de Young Leaders de la French-American Foundation.
En esta imagen del pasado 24 de septiembre, que ya hemos publicado antes,
vemos a los presidentes de Estados Unidos y Francia en la sede de la ONU.
También vemos, junto a Emmanuel Macron, a Benjamin Haddad, mientras que Amos
Hochstein, el enviado de la Casa Blanca para el Medio Oriente, aparece a la
derecha. Ese pequeño grupo de personas “montó” una solicitud de alto al fuego
en Líbano. En realidad se trataba de dar tiempo a que Israel asesinara a Hassan
Nasrallah, el secretario general del Hezbollah.
Entre todos los
miembros del gobierno del nuevo primer ministro francés, la hoja de servicios
más sorprendente es la del ministro delegado a cargo de los Asuntos
Europeos, Benjamin Haddad. La prensa ha mencionado el papel de
Benjamin Hadad en el seno del Atlantic Council, o sea al servicio de
Washington. Haddad fue también alto funcionario del Servicio Europeo de Acción
Exterior (SEAE), donde siempre defendió las posiciones de Estados Unidos y de
Israel.
Pero lo más
importante es que Benjamin Haddad trabajó durante mucho tiempo en el
Tikvah Fund, que se presenta como una asociación de educación judía
estadounidense. En realidad se trata de una asociación de los
sionistas revisionistas, o sea de los discípulos del fascista judío Zeev
Jabotinsky, cuyo retrato se expone permanente en las paredes de todas las
oficinas del Tikvah Fund y en las páginas de todas sus publicaciones. El
Tikvah Fund no es una organización proisraelí común y corriente sino que
promueve la ideología de Benyamin Netanyahu –cuyo padre era secretario
particular de Jabotinsky [4]. Es importante recordar aquí
que el primer jefe de gobierno de Israel, David Ben Gurión, había
prohibido que Jabotinski fuese enterrado en Israel.
Según el diario
israelí Haaretz, el Tikvah Fund, cuyo presidente es el criminal
estadounidense Elliott Abrams [5], financió el regreso de Netanyahu
al poder en Israel, acompañado de sus aliados Itamar Ben-Gvir y
Bezalel Smotrich [6].
Factores
importantes que no debemos olvidar: |
[1] «Cómo
se trata de justificar la agresión de la OTAN contra Rusia», por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 11 de junio de 2024.
[2] «Con
Christine Lagarde, la industria estadounidense entra al gobierno francés»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 29 de junio de 2005.
[3] Ver
el cuadro sobre las medidas coercitivas de Estados Unidos y la Unión Europea en
el artículo «El fin de la dominación occidental», por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de abril de 2022.
[4] «Cuando
el velo se desgarra: las verdades ocultas, de Jabotinsky a Netanyahu»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 23 de enero de 2024.
[5] Elliott
Abrams fue condenado a 2 años de cárcel por mentir al Congreso de Estados
Unidos sobre el escándalo Irángate, pero el presidente George Bush padre
le otorgó una medida de gracia presidencial.
[6] «El
golpe de Estado de los straussianos en Israel», por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 7 de marzo de 2023.
Fuente: voltairenet.org
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