Hoy se cumplen 12 años
del fallecimiento de Francisco Fernández Buey. En el pasado junio habría
cumplido 81 años. Lo recordamos repasando las últimas publicaciones aparecidas
relacionadas con su obra.
Actualidad de Fernández Buey
El Viejo Topo
25 agosto, 2024
Le seguimos
echando mucho en falta. Han pasado ya doce años del temprano fallecimiento del
autor de Marx (sin ismos) y de una docena más de libros
imprescindibles, amén de centenares de artículos, notas, intervenciones,
clases, seminarios y conferencias que han enseñado a pensar (y a vivir y hacer)
a varias generaciones de estudiantes, profesores, trabajadores y activistas.
Afortunadamente, en estos últimos meses, hemos tenido buenas noticias sobre su
legado que resumo a continuación.
Empiezo por las
tesis. El pasado 14 de junio, José Manuel López Alcaraz presentó una tesis
doctoral en la UNED, dirigida por Antonio García Santesmases, que lleva por
título “Manuel Sacristán Luzón y Francisco Fernández Buey: marxismo crítico y
ético del sur”. No he podido leerla hasta el momento. La segunda parte del
estudio tiene a Fernández Buey como protagonista. El índice del apartado es el
siguiente:
Francisco Fernández Buey. Del amar, del querer y del vivir. También.
3.1. Biografía
3.2. De
Francisco sobre Manuel. Lo que busca la razón.
3.3. La gran
perturbación. El indio metropolitano y su discurso.
3.4. Entre
barbaries. La nuestra y la de ellos. Y viceversa.
3.5. Si
Gerónimo sigue vivo y coleando hasta obtener alguna victoria, F. Fernández Buey
también lo está.
3.5.1. Sobre
izquierda alternativa y cristianismo emancipador.
3.5.1.1.
Dialéctica de la esperanza utópica.
3.5.1.2. La
importancia de Simone Weil.
3.5.1.3. Sobre
cómo leer a Marx.
3.5.2. Verde
roja y violeta. Mucho más que colores.
3.5.2.1.
Civilización en crisis.
3.5.2.2. Algo
más que liberales.
3.5.2.3. Más
que colores. Rojo y verde. Sobre las relaciones entre socialismo y ecologismo.
3.5.2.4.
Retornar a Marx.
3.5.2.5. Redes
globales altermundistas.
La tesis de
López Alcaraz es la primera tesis presentada en España (o en cualquier otro
país) que tiene al autor de Para la tercera cultura como
protagonista (coprotagonista en este caso). Esperemos, deseamos que se edite
pronto en libro.
Por su parte,
otro joven filósofo madrileño, Gonzalo Gallardo, está preparando otra tesis
doctoral que tiene también la obra de Fernández Buey y Manuel Sacristán como
nudos esenciales. En este caso, desde el punto de vista de sus reflexiones y
aportaciones ecologistas. Jorge Riechmann, uno de nuestros grandes
intelectuales concernidos, alguien que siempre se ha reconocido en el
magisterio de ambos (y en el de John Berger, un autor muy leído y elogiado por
Fernández Buey), es el director de la tesis.
Además, y salvo
error por mi parte, Sebastián Martínez también está en vías de presentar una
tesis doctoral, dirigida por el profesor y decano de la Facultad de Filosofía
de la Universidad de Granada, José Luis Moreno Pestaña, sobre las ideas y
aportaciones epistemológicas del autor de La ilusión del método y
de Albert Einstein. Ciencia y consciencia.
La segunda
(¡excelente!) noticia: la Biblioteca de la UPF, como ya hiciera con la
documentación legada a esta universidad pública barcelonesa por Josep Fontana
(1931-2018) y Xavier Rubert de Ventós (1939-2023), ha iniciado el trabajo de
catalogación de la amplia documentación depositada en el Archivo FFB:
Universitat Pompeu Fabra, Biblioteca/CRAI de la Ciutadella (más aportaciones de
mi propio archivo personal).
Lo que puede
consultarse en este archivo de la UPF es la documentación manuscrita,
mecanografiada o impresa, los materiales de trabajo (también publicaciones) de
Francisco Fernández Buey, a lo largo de sus muchos años de estudio y trabajo
(desde 1964 hasta 2011.) Desde esquema de charlas, intervenciones o resúmenes
de principios de los sesenta hasta sus últimas conferencias y artículos,
pasando por entrevistas, trabajos académicos, reflexiones políticas, informes,
cuadernos de reflexión, materiales de trabajo de sus cursos de doctorado, de
Metodología de las ciencias sociales, de Historia de la ciencia o de Ética y
Filosofía política o sus muy pobladas e interesantes carpetas con la
correspondencia e invitaciones que fue recibiendo a lo largo de los años.
Carpetas, cajones más bien, que no contienen en general sus propias cartas, un
tema sobre el que convendría ponerse a trabajar sin tardar, con el esfuerzo de
todos y con la ayuda de amigos, compañeros y familiares (Hasta el momento, se
ha podido incorporar al Archivo UPF-FFB la correspondencia que Fernández Buey
mantuvo con su amigo de juventud, el magistrado Perfecto Andrés Ibáñez, con
Félix Novales, a quien prologó El tazón de hierro, y algunas de las
cartas de la correspondencia con su amigo y compañero Víctor Ríos, una de las
personas a las que más próximo estuvo políticamente a lo largo de los años).
Hay además
varias joyas filosóficas. Una de ellas: sus doce (no aseguro la cantidad)
cuadernos manuscritos con reflexiones filosóficas, políticas, artísticas y
personales que podrían ser objeto de trabajo (transcripción muy difícil en
ocasiones), estudio y, tal vez, edición anotada.
La tarea que ya
ha empezado a realizarse catalogará todo este interesante material, lo que
permitirá hacernos una idea cabal de todo lo que allí se conserva. Se archivará
en carpetas y subcarpetas para facilitar el trabajo de estudiosos, lectores e
investigadores de uno de nuestros grandes filósofos.
Les recuerdo
también el libro que Rafael Díaz-Salazar editó recientemente con textos
de Fernández Buey: Verde, roja y violeta. Una izquierda para construir
ecosocialismo (El Viejo Tiopo, 2023). Veintitrés trabajos del autor
de La gran perturbación divididos en cinco apartados. La
presentación del editor, “Algo más que socialdemócratas. Luces largas para
construir poscapitalismo ecologista e internacionalista”, es una magnífica guía
para introducirse en el pensamiento de uno de los grandes clásicos de la
tradición marxista española.
También ha sido
El Viejo Topo quien ha reeditado recientemente, con edición y presentación del
firmante, su primer libro publicado en 1977: Conocer Lenin y su obra.
También será de
su interés con toda seguridad: Jordi Sancho Galán, El antifranquismo en
la universidad. El protagonismo militante (1956-1977), Madrid: Los libros
de la Catarata, 2024, prólogo de Carme Molinero. El título da una pista,
confirmada tras la lectura, de la frecuente y sólida presencia de Paco
Fernández Buey en las páginas de este ensayo que toma pie en la tesis doctoral
del joven investigador presentada en la UAB en 2021.
Permítanme
añadir otra recomendación: Josep Torrell, “Paco en mientras tanto” https://espai-marx.net/?p=15849.
Torrell, como recuerdan, no solo ha sido un gran discípulo de Fernández Buey y
un leal amigo, sino que es uno de los grandes estudiosos de su obra… y de la de
Pasolini, otra coincidencia con su maestro.
Hay, por otra
parte, una tarea para 2025 que deberíamos hacer nuestra. No hay ninguna duda de
la decisiva importancia que para Paco Fernández Buey tuvo su relación con
Manuel Sacristán (y a la inversa, nudo que a veces olvidamos). Desde mi punto
de vista, fue el más decisivo de sus maestros universitarios (sin que Fernández
Buey olvidara nunca sus maestros de secundaria en el Jorge Manrique de
Palencia). Mucho escribió sobre él. Con el traductor de El Capital compartió
temáticas e intereses filosóficos y mucha militancia y compromiso político,
además de amistad, cercanía y vida. Una parte de esos escritos fueron recogidos
en un libro editado por el Viejo Topo en 2015: Sobre Manuel
Sacristán 1. Pero queda
mucho material complementario. Es de justicia editar (o reeditar) una parte de
todo ese material a lo largo de 2025, en el primer centenario del nacimiento de
Manuel Sacristán. Les copio en nota 2 un ejemplo, uno de los textos a los que
me estoy refiriendo: su presentación del mientras tanto, 63 (otoño
1995), pp. 25-28.
Otra sugerencia
de interés para 2025: la reedición de La ilusión del método. Por un
racionalismo bien temperado, con textos complementarios de filosofía y
política de la ciencia, ámbitos en los que las aportaciones de Fernández Buey
son de indudable interés y no siempre suficientemente conocidas y valoradas.
En fin: mucho
por hacer, también por disfrutar, y con buenas noticias, mientras le recordamos
en un día como hoy, triste para todos nosotros, triste para la filosofía
española y europea, triste para todos comunistas democráticos, triste para sus
numerosos amigos brasileños, y para todos los ciudadanos trabajadores, no solo
universitarios, que se reconocen, que nos reconocemos en este gran polímata, en
su pensar, en su hacer, en su vivir, en su solidaridad, en su fraternidad y en
su nobleza.
Notas.
- Me permito sugerir la lectura o relectura de uno
de los grandes trabajos de Fernández Buey: “Manuel Sacristán en la
historia de las ideas.” Sobre Manuel Sacristán, op. cit., pp.
335-350.
- Aquí la presentación de FFB del mientras
tanto dedicado a Sacristán, diez años después de su
fallecimiento:
Han
transcurrido ya diez años desde la muerte de Manolo Sacristán. Cuando Sacristán
murió los elogios a su obra y su persona se multiplicaron. De todos los elogios
hubo uno que durante algún tiempo bulló en las cabezas de los que entonces
hacíamos mientras tanto y que ahora, en el aniversario, vuelve
con el recuerdo. Nos referimos al que escribió, «a los cinco minutos de conocer
la noticia de su muerte», el filósofo barcelonés Xavier Rubert de Ventós. En
una nota necrológica publicada por La Vanguardia el 28 de
agosto de 1985, Rubert destacó, entre las muchas cosas que Sacristán había
representado, la «condición de juez» del fallecido, aseverando, de paso, que
«su sola presencia era una apelación al rigor y a la responsabilidad».
Efectivamente, así, como un juez justo, le vimos todos los que le conocimos y
le quisimos. Pero Rubert de Ventós decía algo más. Terminaba aquella
necrológica con unas palabras que entonces podían parecer provocación
innecesaria y que luego, con el tiempo, han acabado siendo una
premonición: «Su falta -añadió- nos deja a todos un
poco más libres para seguir no haciendo lo que debemos.
He ahí la clave
para entender muchos de los silencios de estos años.
¿Cómo explicar
sino el llamativo contraste entre aquella reconocida influencia en varias
generaciones de intelectuales, que hizo la unanimidad inesperada el 28 de
agosto de 1985 [Sacristán falleció el 27 de agosto], y este otro silencio, tan
prolongado y tan extendido?
Una primera
explicación, muy superficial, de este contraste diría que el mundo ha cambiado
mucho desde entonces; que este mundo nuestro no es ya, ni de lejos, el mundo
que analizó, criticó y quiso transformar aquel comunista marxista que se
llamaba Manuel Sacristán. Algo de verdad tiene que haber en esto: en nuestros
días la persona que aún se considera a sí misma comunista y marxista pasa por
ser miembro de una especie prematuramente condenada a la extinción por los
medios de manipulación de las grandes masas.
¡Cuántas veces
habrá aparecido en la prensa desde aquel verano del 85, por ejemplo, el
retórico y reiterativo titular que reza: «murió el último marxista europeo»!
Pero, ¿no os
parece que ésa es poca explicación para tanto silencio?
Hay otra forma
posible de tratar de explicar la cosa: a contrario. Esta otra
forma consistiría en replicar que, al fin al cabo, aquella unanimidad reinante
en el elogio funerario fue sólo un acto más de la eterna noria de las
hipocresías reinantes en nuestra cultura sobre estas cosas del vivir y del
morir y que estos últimos años nos han devuelto a la situación de aislamiento y
soledad que el propio Sacristán tuvo que vivir en los sesenta y en los setenta
por donde llegaríamos a asumir precisamente la parte de verdad que había en uno
de los chistes grandes de Ops/EI Roto: «Estos son aquellos». Los tiempos
cambian, los que mandan no.
Una de las
últimas cosas políticas que Sacristán escribió se titulaba “OTAN hacia dentro”.
Su tesis era ésta: el papel de corruptor de conciencias adoptado por el PSOE en
el debate sobre la OTAN tendrá a la larga peores consecuencias morales que las
ya malas consecuencias políticas de la permanencia de España en una Alianza
militar; OTAN hacia dentro es todavía peor, más corruptor, que OTAN en política
exterior.
Los que
entonces mandaban dieron en decir que Sacristán había perdido el oremus en
estas cosas de la política. Hoy sabemos que no; sabemos que acertaba en esto.
Pero es comprensible que los que ahora mandan, que son casi los mismos que
mandaban entonces no quieran ni acordarse de aquel corruptor «OTAN hacia
dentro», porque, hacia dentro, aquel intento de retorcer la conciencia de los
más nos ha traído la justificación de lo peor: del terrorismo de Estado, de los
fondos reservados para negocios sucios, del uso indebido de los fondos
públicos, de la corrupción política de la oligarquización de la política; la
justificación, en suma, de ta sociedad incivil en una democracia demediada.”
*
* *
Ahora que, con
el paso de los años, la mayoría civil tiene ya en este país motivos sobrados
para saber a dónde conduce el hacer lo que no se debe hacer es tal vez el
momento de recordar no sólo negativamente que, por desgracia, aquella palabra
de Sacristán se ha cumplido sino, también en positivo, que varias de las cosas
que él muy en minoría entonces, quiso incorporar al programa comunista, entre
1975 y 1985, han entrado ya definitivamente en la nueva política alternativa de
los roji verdes. mientras tanto prefiere congratularse de esto
último.
Y por ello, al
dedicar esta entrega de la revista al recuerdo de Manuel Sacristán, hemos
optado por primar algunos aspectos inéditos, desconocidos o poco conocidos de
la obra del filósofo.
Laureano Bonet,
quien lleva estudiando desde hace años la evolución de la generación de
intelectuales barceloneses de los 50, presenta y contextualiza aquí un par de
inéditos del Sacristán de la época de Laye, sobre Simone Weil
y sobre personalismo, que arrojan nueva luz sobre la etapa premarxista de su
filosofar; Juan Ramón Capella ha completado con los nuevos datos hoy
disponibles la bibliografía de Sacristán que escribió para el número 30-31
de mientras tanto; Francisco Fernández Buey ha escrito una
noticia de Sacristán como marxista crítico pensada para los más jóvenes de
nuestros lectores; Miguel Manzanera, autor de un apreciable trabajo de
investigación en los archivos del PCE y del PSUC, da cuenta de las
intervenciones de Sacristán contenidas en ellos y presenta uno de estos
documentos, de 1963, sobre los problemas de las organizaciones de
intelectuales, material que habría de tener importante papel en la controversia
de Fernando Claudín y Jorge Semprún con Santiago Carrillo.
Para completar
el número hemos elegido tres textos de Sacristán pertenecientes a tres momentos
de su vida. El primero es una pieza teatral de juventud titulada El pasillo muestra
de una afición suya, algunas veces aludida por Rosa Rossi pero apenas conocida
para sus lectores por las criticas teatrales que Sacristán escribió en la
revista Laye. El segundo es una selección de las notas que en
1975 puso Sacristán a su traducción de la autobiografía de Gerónimo estas
notas, que en cierto modo inauguraban una nueva fase en el pensamiento de
Sacristán, se habían hecho inencontrables al no haber sido incluidas en la
edición de los Panfletos y materiales. El tercer
texto es lo que ha quedado de una entrevista, inédita, que hicieron a Sacristán
en 1978, para El viejo topo, Jordi Guiu y Toni Munné.
Como recuerda Jordi Guiu ahora, en su momento Sacristán no quiso que la
entrevista se publicara. En la redacción de mientras tanto hemos
pensado que las razones entonces aducidas por Manolo no cuentan ya hoy y que,
en cambio, los lectores de la revista sabrían agradecer esta muestra, un poco
entrecortada, ciertamente, de la radicalidad con que el filósofo lo pensaba y
lo vivía todo.
Cierra el
número un poema de Miguel Suárez titulado “Palabras provisionales en la muerte
de Manuel Sacristán”. En la economía del lenguaje poético de Miguel Suárez se
compendian muchos de los motivos que hoy, diez años después de la muerte de
Sacristán, traen a la memoria su presencia.”
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