Diez grandes mitos sobre la
inmigración: ayudas, delincuencia y desinformación
Por Óscar F. Civieta
Rebelion / España
24/08/2024
Fuentes: La
Marea
Un estudio muestra que la ciudadanía percibe que el porcentaje de población
inmigrante desempleada es más del doble de lo que realmente es, y que los
inmigrantes que reciben una asistencia social son cuatro veces más. El 61 %
considera que la llegada de inmigración aumenta el gasto público y más de la
mitad que incrementa la delincuencia.
La desinformación y las mentiras,
tanto en redes sociales como en medios de comunicación, son capaces de generar
una opinión respecto a cualquier tema. Llevado a la inmigración,
los bulos racistas y los mensajes de odio pueden
inducir una percepción negativa de la misma, basada en creencias y cifras que
poco tienen que ver con la realidad.
En la
Fundación ISEAK, un “centro de investigación y transferencia
económica y social especializado en el diagnóstico de problemáticas sociales y
la evaluación del impacto de políticas mediante la analítica de datos”, han
elaborado un informe en el que se preguntan ¿De dónde proviene el
sentimiento antiinmigración en España?.
Para ello,
realizaron una encuesta a escala nacional en la que participaron 3.200
personas. Las principales conclusiones son que “la población nativa tiende a
sobrestimar la proporción de inmigrantes, su nivel de desempleo y la cantidad
de ayudas públicas que perciben. De manera similar, percibir la inmigración
como una amenaza en términos laborales, fiscales o culturales, se asocia con un
menor apoyo a políticas de atracción e integración”.
Y la desinformación,
agregan, es un aspecto básico en esta tendencia. Afirman en el estudio que
“recibir una información veraz sobre la inmigración aumenta el apoyo a
políticas redistributivas, que son, por otra parte, las que menor apoyo reciben
de la ciudadanía”.
Asimismo, “la
desinformación es un claro determinante de las actitudes antiinmigración que
dificulta la efectividad de las políticas integradoras”. De hecho, añaden, “los
debates y discursos públicos rara vez se fundamentan en realidades comprobadas,
sino en mitos y estereotipos”.
Estos son los 10 mitos sobre inmigración que destacan:
El número de personas inmigrantes
Basándose,
además de en su propia encuesta, en diversas fuentes, como el Censo de
Población, la Encuesta de Población Activa y la Encuesta de Condiciones de Vida,
los investigadores afirman que, “en España, la población nativa piensa que la
población inmigrante alcanza el 27,8% de la población total, lo que dista
bastante del dato real (16%)”.
Además, “la
ciudadanía percibe que el porcentaje de población inmigrante
desempleada es más del doble de lo que realmente es. Este sesgo o
percepción errónea es incluso mayor cuando se les pregunta por cuántas
personas inmigrantes creen que cobran algún tipo de ayuda de asistencia social.
En concreto, la ciudadanía española percibe que la población inmigrante que
recibe una asistencia social es cuatro veces mayor que el dato real”, detallan.
Las dimensiones de la inmigración
Los autores del
estudio (Odra Quesada, David Martínez de Lafuente y Sara de la Rica) aseveran
que “son las personas con ideología de derecha las
que más sobrestiman a la población inmigrante en aquellas características menos
deseables. Perciben que la proporción de inmigrantes desempleados/as es mayor
(41% percibido con respecto al dato real del 16 %) y que la proporción de
personas inmigrantes que reciben ayudas sociales alcanza el 55%, mientras que
sólo es del 11%”.
Precarización del empleo
Entre los
grandes mitos, algunos que tienen que ver con el empleo. En España, relata el
informe, alrededor de la mitad de la población piensa que la llegada de
inmigración precariza el empleo, un 40 % percibe que su llegada disminuye los
salarios de las personas nativas y un 27% cree que reduce las oportunidades
laborales de la población nativa en cuanto a la cantidad de empleos.
Las arcas públicas
El 61 % de la
población nativa en España, continúa la investigación, “considera que la
llegada de inmigración aumenta el gasto público. Otras percepciones muy
populares son pensar que la inmigración aumenta la economía sumergida (55%),
colapsa la sanidad (46%) y encarece la vivienda (32%)”.
Inmigración y delincuencia
Es el tema
estrella en los últimos días. Según los datos recabados por los expertos, “la
población nativa percibe como esencial que todas las personas hablen, al menos,
una lengua común –con un apoyo que alcanza el 76 %–. Por otro lado, un 33 % de
la sociedad española considera que la inmigración daña tradiciones y cultura,
lo que contrasta con la escasa proporción de población que percibe efectos
negativos de la inmigración en la religión (13 %)”.
Respecto a la
seguridad, “un 54% piensa que la inmigración aumenta la delincuencia.
Esta percepción de amenaza a la seguridad es significativamente mayor
–alcanzando el 71 %– entre aquellas personas que se identifican con una
ideología de derecha”, puntualizan.
Barreras lingüísticas
Un 78% de la
población nativa atribuye a las barreras lingüísticas las diferencias
en la situación económica entre personas nativas e inmigrantes. Otra
característica individual de las personas inmigrantes que se considera como muy
relevante es la falta de esfuerzo, citada por el 54%.
Sin embargo,
añaden, “la sociedad española no ve la responsabilidad individual de los
inmigrantes como el factor más significativo para explicar las diferencias
laborales entre nativos e inmigrantes. La discriminación es
considerada por más del 63% como muy relevante y factores estructurales como
las diferentes cualificaciones demandadas, el reconocimiento y homologación de
los estudios y las dificultades para obtener permisos de trabajo son
consideraros determinantes por hasta el 70-80% de la población nativa”.
Los antecedentes penales
Investigaciones
recientes, señalan los autores, “han documentado efectos nulos o muy pequeños
de la inmigración en los índices de delincuencia, pero efectos
positivos y significativos en las preocupaciones relacionadas con el crimen”.
En España,
“además de que un 54% de la población nativa piensa que la inmigración aumenta
las tasas de delincuencia, un 92% impondría como requisito para la entrada al
país no tener antecedentes penales o de violencia. En concreto, este requisito
de entrada es el que mayor apoyo recibe entre la ciudadanía. Esta asociación
entre inmigración y delincuencia es determinante en la formación de actitudes
antiinmigración”, manifiestan.
¿Qué inmigración es la deseada?
Una gran
mayoría de la población opina que las personas inmigrantes deberían tener un
contrato firmado antes de su llegada al país –un 74%–, así como tener unos
ingresos mínimos y un nivel educativo alto –58% y 48%, respectivamente–.
Además, “un 9 %
de los encuestados considera importante que los inmigrantes sean de
raza blanca y un 11% que sean católicos, como requisitos hipotéticos de
entrada”, subrayan.
Más inmigrantes
Más de un 60%
de los encuestados, cifran en el estudio, “apoya los niveles actuales de
inmigración e incluso los aumentarían”.
Los
investigadores interpretan que este dato “revela una disposición favorable
hacia la inmigración, que no se ve considerablemente influenciada por su
presencia. Aunque la población española tiende a sobrestimar la proporción
de personas inmigrantes en
su municipio de residencia en hasta un 9%, un 68% de la población nativa desea
que el número de personas inmigrantes en su municipio se mantenga o incluso
aumente”.
Políticas de inmigración
El último
aspecto destacado en el informe sugiere que, “para garantizar una integración
eficaz en las sociedades de acogida y su impacto positivo en la economía, la
integración de la inmigración en el mercado laboral es
clave. Esta integración puede llevarse a cabo a través de, al menos, dos
tipos de políticas: de predistribución (centradas en la formación y la
reducción de la igualdad de oportunidades) y redistributivas (que implican
transferencias monetarias directas)”.
“Aproximadamente
un 61 % de la sociedad está totalmente a favor de que el Gobierno priorice
acciones que reduzcan la desigualdad de oportunidades, como el ofrecer
formación a las personas inmigrantes, establecer medidas para combatir la
segregación escolar por origen, fortalecer los procesos de equivalencia,
homologación y convalidación de estudios y ofrecer itinerarios de empleos
personalizados”, apuntan.
Por el
contrario, “sólo una de cada tres personas (29%) apoya políticas destinadas a
integrar económicamente a los inmigrantes mediante transferencias monetarias,
como becas para participar en actividades formativas, ampliación de ayudas
sociales disponibles y otorgar incentivos fiscales a las empresas para
que contraten inmigrantes.
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