Este texto es un grito
destinado a no ser escuchado por quienes deberían hacerlo. Un grito angustiado
dirigido a quienes no quieren oírlo. Un grito dirigido a los cómplices de tanto
asesinato, que ufanamente se reparten cargos y prebendas, indiferentes ante el
genocidio.
TOPOEXPRESS
Carta a los políticos de Occidente
El Viejo Topo
3 julio,
2024
Escribo estas
líneas en una tarde soleada, mientras la gente acude en tropel a un centro
comercial próximo aprovechando las rebajas. En la radio hablan de fútbol, de
los estrenos de la semana, y con un poco de paciencia, si hay suerte, incluso
se puede escuchar a Coltrane o Thelonius Monk por encima de la machacona
bachata de todos los días. Un día como cualquier otro.
También un día
más de crímenes en Gaza, tan lejos de aquí que nuestros dirigentes políticos –digamos
que con “nuestros” señalamos a los del Occidente colectivo– aparentan seguir
dirigiendo el mundo casi ajenos a lo que allí sucede. A lo sumo, en el mejor de
los casos, declarando que habrá que hacer algo, aunque no parecen tener prisa
para ello.
Y veo en la
tele, en la prensa o en las redes las imágenes de personajes como la siniestra
Ursula von der Leyen, el cínico Macron, la ahora atlantista Meloni, el amorfo
Scholz, el momificado Biden, y tantos otros (adviértase que no cito a ninguno
de los nuestros, no por falta de ganas, sino porque la lista sería muy larga) y
siento náuseas. Me dan asco.
Políticos
occidentales, que lo sepáis: me dais asco.
Ya sé que esto
suena a pataleta infantil, que podría decirlo de manera más elegante, por
ejemplo hablando de vergüenza ajena, incluso podría buscar alguna metáfora
ingeniosa que mostrara mis habilidades lingüísticas. Pero a mi edad ya no estoy
para zarandajas hiperbólicas y lo repito así de claro para que quede
constancia: me dais asco.
Y sois
cómplices. Que lo sepáis. Sois cómplices de tanto asesinato, de tanta
destrucción. La mayoría activamente; los menos por inacción.
Alguno de
vosotros finge preocuparse por la masacre y propone gestos –eso sí, para más
adelante– que no impiden que un día sí y otro también prosiga el genocidio.
Otros fingen apoyar una tregua que no exigen. Los más seguís proporcionando
armas y ayuda al genocida. Unos por interés directo; otros por simple
sometimiento.
Como controláis
los medios, conseguiréis salir de esta como apóstoles de la libertad. Con el
tiempo, lejos de Gaza los muertos se olvidarán, como se han olvidado los de
Sabra y Chatila, y esta guerra colonial pasará a ser un incidente geopolítico
más en un mundo que va de mal en peor y que apunta a acumular muertos sobre
muertos. Y para vosotros, líderes del mundo occidental, este genocidio será un
simple borrón en vuestra hoja de servicios. Aunque algunos, los menos, no lo
olvidaremos.
No tengo mucho
más que deciros. Tampoco espero que sirva de mucho este desahogo. Pero que
sepáis que me dais asco. Y que sois cómplices. Yo lo sé. Vosotros también.
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