La cocaína inunda Europa
DIARIO OCTUBRE / junio 25, 2024
La producción y tráfico de droga aumenta en los
conflictos y sirve para financiar golpes y intervenciones en otros países.
Estados Unidos y la CIA son especialistas. Es la geoestrategia de la droga
Europa rezuma cocaína por los cuatro costados y España está enfarlopada hasta las cejas. Esta es una realidad que apenas trasciende más allá de las páginas de sucesos pero que tiene evidentes repercusiones sociopolíticas y geoestratégicas. Solo en 2023, fueron incautados 100.000 quilos de cocaína en España, más del doble que el año anterior, batiendo todos los récords históricos. Para hacernos una idea comparativa, en 2011 la cantidad requisada apenas superó las 16 toneladas. Teniendo en cuenta que la cantidad de droga aprehendida supone apenas un pequeño porcentaje de la que se mueve y consume, las conclusiones son fáciles de realizar: nunca ha habido tanta droga como en la actualidad, ni siquiera en los años dorados de los cárteles colombianos y los clanes gallegos.
Los talibanes acabaron con la
plantación de la amapola pero con la invasión de la OTAN el país lideró la
producción mundial de heroína. Tras su retirada, los talibanes han vuelto a
erradicar el 95% de la producción
El último
Informe Mundial sobre Drogas de la ONU, publicado en 2023, destacó que la
producción de cocaína había alcanzado un máximo histórico en 2021, con más de
2,3 millones de quilos de la máxima pureza, y que las cifras crecen
exponencialmente cada año. Son datos que corrobora la Fiscalía Antidroga
española, señalando que hay droga “en todas partes, de todo y para todos”. Pero
si es importante conocer las cifras, más importante aún es intentar averiguar
las causas. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
ya alertó en 2022 que el conflicto en Ucrania suponía un terreno fértil para
las drogas, dado que “las situaciones de conflicto pueden actuar como un imán
para la fabricación de drogas sintéticas». Y no solo las sintéticas. En las
últimas décadas hemos aprendido que los períodos de grandes conflictos bélicos
llevan aparejados grandes movimientos de drogas, y que sus enormes beneficios
guardan una relación directa con las guerras imperialistas y el terrorismo. Los
ejemplos son variados.
La producción
de heroína en los años 70 en el llamado Triángulo de Oro (Laos, Birmania y
Camboya) sirvió a la CIA para financiar sus operaciones anticomunistas en el
Sudeste Asiático. Algo más tarde, utilizaron la producción de amapola en
Afganistán para financiar la cruzada de los muyahidines contra
las tropas soviéticas en ese país. El problema de salud pública generado por el
consumo de heroína llevó a los talibanes a prohibir su plantación, pero la
posterior invasión de la OTAN garantizó a Afganistán recobrar el primer puesto
mundial en la producción de opio. Tras la salida por pies de la Alianza, los
talibanes han erradicado el 95% de la producción y, casualmente, Birmania ha
recuperado el liderato planetario después de que los militares ejecutaran un
sangriento golpe de Estado a principios de 2021. En la actualidad, el gobierno
militar birmano está haciendo frente a levantamientos armados en todo el país.
El hachis de Marruecos sirve para
financiar el Muro del Sahara Occidental y los 100.000 soldados marroquís que lo
vigilan
Marruecos, uno
de los mayores productores mundiales de resina de cannabis, utiliza el tráfico
de hachís para financiar el mantenimiento del Muro del Sáhara Occidental y de
los 100.000 soldados marroquíes que lo vigilan diariamente. A pesar de las
altas medidas de seguridad y los campos minados, los cargamentos de hachís son
capaces de atravesar mágicamente el muro para viajar a zonas dominadas por
organizaciones terroristas yihadistas activas en los países del Sahel.
En México, el
desaparecido cártel de Los Zetas, considerado durante años como el más poderoso
y sanguinario de México, estuvo integrado por militares de élite que habían
sido entrenados por el Mossad y la CIA para combatir al EZLN.
En la
actualidad, el partido republicano y Donald Trump amenazan con bombardear a los
cárteles mexicanos para, supuestamente, combatir la epidemia de fentanilo que
sufre su país. Recuerda la estrategia del combate al “narcoterrorismo” en época
de Ronald Reagan, y la guerra sucia del Departamento de Estado en su llamado
“patio trasero”. En 1996, el periodista de investigación Gary Webb destapó cómo
la CIA permitió inundar de “crack” (cocaína sólida barata) los barrios pobres
de Los Ángeles para financiar la Contra nicaragüense, durante la década de
1980.
Los conflictos
bélicos aumentan y los estupefacientes se multiplican. El tráfico
de drogas conlleva violencia, la violencia conlleva inseguridad y la
inseguridad abre la puerta a la extrema derecha, cerrando el círculo.
Deberíamos reflexionar sobre quién se beneficia con su consumo.
— Y digo yo…
¿aquí no haría falta una Revolución?
— Y luego, ¿por
qué me lo preguntas?
Mundo obrero
(La Retranca)
FUENTE: insurgente.org