Ante las elecciones europeas
HOJAS
DE DEBATE
Por una
candidatura popular por la Paz y por la Soberanía de los pueblos.
En artículo reciente, publicado en “Hojas de Debate”, se recogen y comentan
manifestaciones del general español José Enrique de Ayala, que fueron realizadas
en El Diario.es, y en el que se abordan tres cuestiones de plena actualidad
ante las próximas elecciones al parlamento europeo. Un artículo que
desmonta el relato belicista de la Unión Europea y la OTAN , subrayando el
hecho de que “más gasto no equivale a más seguridad”, con
la conclusión de que “la paz es posible”.
En el texto se
desarrolla un aspecto esencial del momento político, que no es otro que la
campaña imperialista en curso, que anuncia un supuesto e inminente
ataque ruso a Europa, que sirve para alimentar la hoguera de la guerra y para
intentar justificar la sustitución de los presupuestos sociales por los
presupuestos de guerra que degrada la economía y la política de todos los
países de la U.E., como está ocurriendo con la política agraria a partir de la
invasión del grano ucraniano en los mercados europeos occidentales. Con
esa sutil amenaza de una hipotética agresión rusa se trata de romper la lógica
resistencia a la guerra que se expresa de formas diversas en toda Europa.
La conclusión del general Ayala, que seguramente es compartida por otros
militares españoles y de otros países de la U.E. , es la de que no queremos más
armas, que lo que “queremos definitivamente es la paz”.
Reflexiones
sobre la posible extensión de la guerra por toda Europa, incluso a nivel
mundial, contribuyen al desarrollo del movimiento por la paz como eje político
común a escala internacional.
Los organismos
internacionales, como la OTAN, dominados por el imperialismo -tal es el caso de
una UE sometida a ellos- apuestan por la amenaza de una nueva guerra mundial
que incide de manera negativa en el desarrollo de la lucha de clases y que
enfrentarían a trabajadores entre sí en los diferentes escenarios de guerra. Es
imprescindible, por tanto, una política contra la guerra imperialista y contra
el imperialismo.
Una política
decidida contra esta guerra que se prepara no puede sino ser parte de una
política firme y decidida contra el imperialismo mismo y sus planes criminales.
La lucha contra la guerra imperialista, por la paz y la soberanía de los
pueblos, no puede sino desarrollarse en la movilización social y política
frente y contra el imperialismo.
Las dos grandes
guerras que amenazan con extenderse, tanto la guerra de Ucrania como el
genocidio del pueblo palestino, ponen de manifiesto que el gendarme
imperialista mundial, que representa los EE.UU., financia y arma a los
ejércitos proimperialistas, entre otros a Ucrania y a Israel. En ambos casos
Biden, y su “diplomacia” han intervenido para impedir un alto el fuego
negociado en ambos casos, pese a que en Ucrania su ejército acusa falta de
munición, financiación y personal militar, y en el supuesto de Palestina, el
hambre y la enfermedad se cobra las vidas de los sectores más débiles de
la sociedad: un genocidio denunciado e implícitamente admitido en sus medidas
provisionales por la Corte Internacional de Justicia, a la que se han sumado
decenas de países, miles de organizaciones y muchos millones de personas.
En el caso del
genocidio palestino, agudizado por la hambruna y la enfermedad, con la práctica
totalidad de los hospitales destruidos por las fuerzas sionistas, la guerra
imperialista se va extendiendo con ataques al Líbano y abriendo un nuevo frente
en las costas del Yemen por las fuerzas navales imperialistas.
La guerra se
refleja en todos los ámbitos, de forma que en los presupuestos de los EE.UU. se
hacen constantes promesas a los sectores obreros y populares en favor de sus
necesidades más apremiantes, mientras que se estimula y permite la especulación
financiera y el aumento de intereses de la deuda federal, multiplicándose la
deuda con el aumento de las tasas de interés del dinero. Los pagos por
intereses acumulados suponen ya 4,7 billones de dólares y un gasto militar de
un billón de dólares que supera todos los límites de tiempos de paz. Los
militares norteamericanos recibirán-además- un aumento del 10% de sus sueldos,
cuando se establecen controles a los salarios y las pensiones. Por ello, hay que
señalar que la crisis del imperialismo no se puede dejar de referenciar en las
movilizaciones contra la guerra imperialista y la especulación financiera
que conlleva.
En lo relativo al armamento nuclear, los presupuestos norteamericanos
destinan 20.000 millones a la producción de más armas de este tipo. La
administración norteamericana entra además en el año electoral de las
presidenciales, y debe abordar desafíos globales urgentes. Medidas que agudizan
la crisis política y económica del imperio decadente, y es por ello que la
deriva militarista del presupuesto se justifica tratando de “fortalecer el poderío militar de los EE UU, adelantar la seguridad
nacional para superar a China, contrarrestar la agresión rusa y abordar
desafíos globales urgentes”. Sin olvidar el frente interno de la
lucha de clases, afectado por los 13.000 millones de dólares que pretenden
destinar como gasto suplementario para el Departamento de Seguridad
Nacional.
La Unión
Europea se mueve en los mismos parámetros de la crisis imperialista de guerra y
especulación financiera, cuestiones claves a tener en cuenta para impulsar una
candidatura a las elecciones europeas del próximo mes de junio. Por una
candidatura popular por la paz, por la soberanía de los pueblos de Europa y
frente a los planes de la Unión Europea y sus instituciones
oligárquicas.
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