La ideología de la guerra en
Ucrania y en Israel
DIARIO OCTUBRE / marzo 5, 2024
Las guerras de Ucrania y de Gaza se parecen más de lo que muchos creen… al menos para quienes conocen la Historia. La guerra de Ucrania no comenzó con la operación militar rusa sino con las masacres en la región de Donbass. La guerra de Gaza no comenzó con la Operación “Diluvio de Al-Aqsa” sino hace 75 años, con la Nakba. Si miramos hacia atrás, veremos como los verdaderos responsables de estas dos guerras enarbolan la misma ideología.
La delegación israelí de Benyamin Netanyahu y la delegación ucraniana de
Volodimir Zelenski. Entre ellas flota el recuerdo de la alianza fascista entre
Zeev Jabotinsky y Dimitro Dontsov.
Thierry Meyssan (Red Voltaire).— Generalmente, toda guerra define quiénes somos
“nosotros” y quiénes son “ellos”. “Nosotros” somos el Bien y “ellos” son el
Mal.
Los dirigentes
occidentales, declaran que la guerra en sí misma es mala, pero
afirman que hoy es indispensable frente a las agresiones de Rusia y del
Hamas. Según los dirigentes occidentales, Rusia, o más bien
su presidente, Vladimir Putin, sueña con apoderarse de nuestros bienes y
con destruir nuestro sistema político. Dicen que, después de haber invadido
Ucrania, invadirá también Moldavia y los países bálticos, y que luego
continuará hacia Occidente. El Hamas, por su parte, es presentado
como una secta llena de odio que comienza violando y decapitando a los
judíos por antisemitismo y que continuará invadiendo Occidente en nombre
de su religión.
Hay que observar
que tanto Israel como Estados Unidos fueron fundados por sus ejércitos: Haganá
y el Ejército Continental. Hoy en día, la gran mayoría de los dirigentes
políticos de ambos países hicieron carrera en las fuerzas armadas o en los
servicios secretos. Pero los dirigentes de Israel y de Estados Unidos
no son los únicos con esas características ya que Xi Jinping es un
ex militar y Vladimir Putin proviene de los servicios secretos soviéticos,
el KGB.
Habría que
preguntarse en qué se basan los delirios y temores del Occidente político
y cómo estos le impiden percibir la verdad. Si Francia
no invadió Ruanda, Rusia tampoco ha invadido Ucrania. Al igual que
París, que interrumpió la masacre desatada contra los tutsis ruandeses, Moscú
interrumpió la masacre desatada contra los ucranianos rusoparlantes en Donbass.
Al igual que París en Ruanda, Moscú estuvo movido, en Donbass,
por su «Responsabilidad de Proteger» [1] y por la
necesidad de poner en aplicación las resoluciones adoptadas por el Consejo
de Seguridad de la ONU.
Por su parte,
los palestinos no violan ni decapitan gente por placer
–aunque algunos sí pertenecen a una secta que lo hace. Si
los palestinos luchan contra los israelíes no es por
antisemitismo –sólo la corriente “histórica” del Hamas se basa en el odio
contra los judíos mientras que la mayoría de los palestinos lucha
contra el sistema de apartheid que el Estado hebreo les impone.
La ceguera
colectiva tiene probablemente como función primaria la de borrar los
crímenes anteriores de Occidente. En efecto, fueron precisamente las
“democracias” de Estados Unidos y de los países miembros de la Unión Europea
quienes organizaron el derrocamiento del presidente electo ucraniano, Viktor
Yanukovich, en 2014. Fueron también los representantes de las “democracias”
occidentales de Alemania y Francia quienes firmaron, sin intenciones de
aplicarlos –según confesaron después la canciller alemana Angela Merkel y
el presidente francés Francois Hollande–, los Acuerdos de Minsk, que
debían garantizar la paz a los ucranianos del Donbass. Sólo al cabo de
años, Merkel y Hollande reconocieron que su verdadero objetivo había sido
ganar tiempo para armar a Ucrania. Según los términos consagrados por el
Tribunal de Nuremberg esa flagrante violación de los compromisos internacionales
contraídos es el más grave de todos los crímenes, el crimen «contra
la paz».
Ha sido también
la «mayor democracia del Medio Oriente», Israel, quien robó, metro
a metro, mediante la ocupación militar y recurriendo a innumerables
subterfugios, la mayor parte de los Territorios Palestinos reconocidos como
tales en la resolución 181 del Consejo de Seguridad de la ONU,
en 1947.
La ceguera colectiva de Occidente probablemente tiene también como función la de permitir que las naciones occidentales cometan nuevos crímenes. Por eso, no debe asombrarnos que Occidente se empeñe en tratar de hundir la economía rusa. Tampoco deben asombrarnos los discursos que llaman a la realización de una limpieza étnica en la Palestina geográfica y que promueven, en definitiva, la expulsión de un millón de palestinos.
Benyamin Netanyahu y Volodimir Zelensk asisten juntos a una ceremonia
solemne en Babi Yar, donde 30 000 judíos fueron masacrados por los nazis… y por
los colaboradores ucranianos del III Reich.
La hipocresía reinante se pone de manifiesto en el hecho que al Memorial de
Babi Yar se llega pasando por la avenida que hoy lleva el nombre de Stepan
Bandera, el “Guía” (Providnyk) de la Organización de los Nacionalistas
[integristas] Ucranianos, colaboradores de los nazis.El objetivo de estos
conflictos no es el acaparamiento de recursos, sino la ocupación de
territorios. Los nacionalistas integristas ucranianos de Dimitro Dontsov,
siempre reclamaron, desde 1917, la posesión de la Novorossiya anarquista
de Nestor Makhno, la región de Donbass y la Crimea bolchevique. Es cierto
que el ucraniano Nikita Jrushov puso esos territorios bajo la
administración de la Ucrania soviética, pero Kiev no puede invocar la
historia reciente para reclamarlos.
Idénticamente,
los sionistas revisionistas de Zeev Jabotinsky reclaman desde 1920 todo el
territorio de Palestina, el Sinaí egipcio, Líbano, Jordania y Siria,
o sea todos los territorios que se sitúan entre «el Nilo y
el Éufrates». Si bien el antiguo reino de Jerusalén
se componía de esa ciudad y sus alrededores, eso no les permite
invocar la Historia para justificar sus conquistas contemporáneas.
Suele decirse
que la pirámide de edad de la población determina la agresividad de los
Estados. Los Estados cuya población se compone mayoritariamente de
jóvenes de entre 15 y 30 años serían por naturaleza más propensos a
la guerra. Pero Ucrania no está en ese caso, ni tampoco Israel.
Por cierto es más bien Palestina, no Israel, quien debería ser
más propensa a la guerra, según la teoría de la pirámide de edad de su
población.
La cuestión
ideológica es probablemente lo más importante. Dimitro Dontsov y su títere
criminal, Stepan Bandera, dieron una dimensión épica a los nacionalistas
integristas ucranianos, presentándolos como herederos de los vikingos suecos,
los Varegos, supuestamente destinados a masacrar a los «moscovitas» para
llegar a Valhalla. Actualmente, el «Fuhrer blanco», Andriy Biletsky,
dirigió sucesivamente las tropas de la División Azov derrotadas en Mariupol, la
3ª brigada de asalto derrotada en Bajmut/Artemiovosk y, más recientemente,
las fuerzas ucranianas derrotadas en Avdiivka. De la misma manera, Benyamin
Netanyahu, cuyo padre fue secretario particular de Zeev Jabotinsky,
no vacila en comparar a los palestinos con los antiguos amalecitas.
Con ello implica que, en cumplimiento de las órdenes de Yahvé, es
necesario exterminar a los palestinos, para impedir que esa raza resurja
en contra de los hebreos. Al mismo tiempo, el ejército de Israel
destruye sistemáticamente todas las universidades y escuelas de la franja
de Gaza y ya ha masacrado 30 000 civiles, invocando la «lucha
contra el Hamas» como pretexto.
En el pasado,
el ucraniano Dimitro Dontsov estableció una alianza con Hitler,
desde 1923, o sea antes de que este último alcanzara el poder.
Dontsov se convirtió después en uno de los administradores del
Instituto Reinhard Heydrich, que se ocupaba de la aplicación de la «Solución
Final» a las poblaciones judía y gitana. El judío ucraniano Zeev
Jabotinsky, fue aliado de Dontsov desde 1922, y en 1935 fundó la
escuela de cuadros del Betar en Civitavecchi (Italia) con ayuda del Duce
Benito Mussolini. Fallecido en 1940, Jabotinsky no llegó a desempeñar
un gran papel en la Segunda Guerra Mundial. Pero las acciones de
Jabotinsky, como las de Dontsov, no dejan lugar a dudas sobre la
adhesión de los nacionalistas integristas ucranianos al nazismo ni sobre
la adhesión de los sionistas revisionistas al fascismo.
También está
presente la lógica territorial de los regímenes fascistas y nazis en
el discurso actual del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y en la
retórica del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu. Mientras tanto
el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente palestino, Mahmud
Abbas, resaltan la defensa de sus pueblos.
• Más
información sobre el nacionalismo integrista de Dimitro Dontsov en
«¿Quiénes son los nacionalistas integristas ucranianos?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
17 de noviembre de 2022.
• Más información sobre los sionistas revisionistas de Zeev Jabotinsky en
«Cuando el velo se desgarra: las verdades ocultas,
de Jabotinsky a Netanyahu», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
23 de enero de 2024;
y «La “Conferencia por la Victoria de Israel” realizada
en Jerusalén, una amenaza para Londres y Washington», por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 13 de febrero de 2024.
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[1] Se
refiere al famoso «R2P», tantas veces invocado por Estados Unidos y
otras potencias occidentales en diversas latitudes. Nota de Red Voltaire.
FUENTE: voltairenet.org
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