Fracaso
de la ONU y desorden mundial
KAOSENLARED
12 de diciembre de 2023
En estas fechas
aciagas, estamos lejos de poder celebrar los pocos derechos humanos
conseguidos, porque se están derrumbando todos ante nuestra mirada
atónita. Hechos dramáticos y criminales sin parangón en este siglo
como el imparable genocidio en Gaza nos conmueve hasta los cimientos del
alma. Y el éxito del veto de los EEUU para detenerlo, pese a tener al resto del
mundo en contra, excepto su cómplice protegido Israel, nos llena de asco,
de indignación y de impotencia, porque muestra también el fracaso de las
Naciones Unidas, su descrédito y el fin del orden internacional
“reglado”, que ha dado paso a que los destinos del mundo dependan de
estrategias de juego entre el poder neoliberal y del poder
militar, que son la causa del ascenso del autoritarismo internacional del
que se quejaba estos días el secretario general de la ONU, impotente ante este
genocidio que ha producido más asesinatos a civiles ( cerca ya de
dieciocho mil, dos de cada tres son niños y mujeres) en dos meses,
que Rusia en Ucrania en dos años, que anda por diez
mil. Y estos dos fracasos de la ONU por conseguir la paz han sido tan
seguidos y clamorosos que si sobrevive arrastrará con ella la sensación de
inutilidad, descredito y debilidad, caldo de cultivo para su definitivo
colapso.
En su Carta fundacional en
1945, esta Organización se creó con un doble propósito: mantener la paz y la
seguridad internacional y la defensa de los derechos humanos. Sin embargo,
desde esa fecha cada país hizo de su capa un sayo, y han ocurrido tantas
guerras y violaciones de derechos humanos que parece un chiste macabro el
simple recuerdo de aquellas buenas intenciones. O sea que el proceso del
deterioro comenzó el día 1 de su puesta en escena. Y faltaba el veto yanqui a
una simple pausa en el exterminio de Palestina, justo del que más guerras y
desprecios a los derechos humanos – el primero, el derecho a la vida-
viene perpetrando desde entonces en todo el mundo y con la misma impunidad que
los sionistas de Israel. Y nadie puede impedirlo. La ONU muestra así su
impotencia para detener no solo un genocidio más, sino un genocidio que
amenaza gravemente la paz mundial.
Y como los males
acostumbran a tener compañía, el fracaso de la ONU es el fracaso
del orden legal internacional acordado por todos, lo que pone al mundo
ante un peligroso sálvese quien pueda, ante un nuevo orden feudal
donde cada país poderoso busca aliados para formar bloques de su misma
cuerda y ganar el juego por el predominio militar y económico mundial.
Al irreversible
deterioro climático, como telón de fondo amenazante para nuestra especie
y cualquier otra, se añade entonces la amenaza nuclear, porque entre los
bloques opuestos existen potencias nucleares que pueden apretar su botón rojo
si ven amenazada su existencia, y mejor no pensar en lo que ocurriría.
En este nuevo
feudalismo cada gobierno compite por controlar más y más fuentes de
energía, nuevas tecnologías, agua, territorio, alimentos, red comercial,
información y más cosas, mientras hablan de crecimiento y más crecimiento
compitiendo por los recursos que se agotan a pasos de gigante por
el cambio climático y por su sobreexplotación. Con tal determinación, todos los
grandes buscan aliados entre los países más débiles a los que consiguen influenciar
de muy diversas maneras, como concederles ventajas comerciales, apoyo
militar contra enemigos comunes o simplemente enviando ejércitos de ocupación y
colocando allí gobiernos títeres y bases militares.
Invariablemente, los países
influenciados o simplemente colonizados por los grandes, en especial por
los EEUU, disponen de importantes riquezas naturales que beneficiarán al
“amigo protector”, o son enclaves estratégicos a su favor. También
en esto, los EEUU destacan con mucha diferencia, por lo que resultan los
señores feudales más poderosos. Si faltaba una prueba para demostrarlo, solo
hay que ver ese veto en el Consejo de Seguridad.
Tiempo ha que venimos
asistiendo, según los datos del PRI, a una escalada armamentista a gran escala,
lo que aumenta el temor a una nueva guerra mundial, en cuyos prolegómenos
parecemos encontrarnos y con el fracaso de la ONU como garante de
paz. Y uno se pregunta: dónde está la capacidad de respuesta de las poblaciones
ante esta barbarie?
Viendo la Plaza de Mayo
en Buenos Aires repleta gentes atontadas que aclaman a un
fascista, y cómo en la “civilizada “Europa como en los fascistoides
EEUU, aumenta el poder de las mismas gentes de la “familia Milei”, las
luces de Navidad tendrían mejor utilidad si sirvieran para alumbrar mentes y
conciencias en lugar de calles y belenes de juguete.
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