La guerra como inversión y tema central de la disputa por la Casa Blanca
Por Aram Aharonian
Rebelion.org
29/09/2023
Fuentes: CLAE - Rebelión
El panorama político
estadounidense está condicionado por las elecciones presidenciales del año
que viene. Si bien EE.UU. es considerada como la única
potencia capaz de forzar la paz, en la lucha
electoral interna apuntan hacia una dinámica de guerra; a la
escalada en el conflicto abierto en Ucrania y la profundización del conflicto
latente en Asia oriental.
Al frente del
gran imperio está la pálida figura de un presidente senil, con el que los
medios se hubieran deleitado si gobernara en Rusia, China o Corea del Norte.
Segunda al mando de Joe Biden, Kamala Harris, demostró su
incompetencia, al igual que el trío que maneja el dossier ucraniano: el
secretario de Estado Anthony Blinken, el consejero de Seguridad
Nacional Jack Sullivan y la subsecretaria de
Estado Victoria Nuland.
Las cosas no
están mejor en el campo republicano, donde Donald Trump impone su candidatura,
a pesar de la edad y de sus problemas con la justicia: seis juicios
simultáneos y 93 cargos civiles y penales encima.
Para peor,
quienes manejan el gobierno están inmersos en la guerra interna del establishment, con
el cruce de acciones judiciales para meter en la cárcel al
candidato
adversario, criminalizándose mutuamente, convencidos de
que si pierden las elecciones serán juzgados, y por ende no pueden
perderlas. La alerta está encendida: sumada a la una recesión, esa presión
podría convertir el escenario de una guerra abierta con Rusia en el gran
recurso de supervivencia para la administración Biden.
Todo vale en la
lucha por el sillón de la Casa Blanca. El presidente Biden se
convirtió esta semana en el primer presidente estadounidense en
funciones en unirse a un piquete. En la ciudad de Wayne, Michigan, expresó su
apoyo a los trabajadores automotrices en huelga contra los tres
mayores fabricantes de automóviles: Ford, General Motors y Stellantis.
“Lo cierto es
que ustedes, el sindicato, salvaron la industria automotriz en 2008 e
incluso antes. Ustedes hicieron muchos sacrificios y debieron renunciar a
muchas cosas. Y las empresas estaban en problemas. Pero ahora les está yendo
increíblemente bien. Y, ¿saben qué? A ustedes también les debería ir
increíblemente bien. Es una propuesta sencilla. Solo se trata de ser justo.
Manténganse firmes, porque se merecen el aumento significativo que necesitan,
al igual que los otros beneficios”, dijo.
El
senador “demócrata” Bob Menendez, fervoroso conspirador contra los
gobiernos de Venezuela y Cuba -entre otros, claro-, se declaró inocente de
los cargos de aceptar sobornos de tres empresarios de Nueva Jersey,
mientras más de la mitad de los senadores demócratas –incluido Cory
Booker, el más joven, de Nueva Jersey–arreciaban los llamados a su
dimisión para que no influyera en las elecciones.
Los fiscales
federales de Manhattan acusaron la semana pasada a Menendez, de 69 años, y a su
esposa, Nadine, de corrupción, por aceptar lingotes de oro y cientos
de miles de dólares en efectivo a cambio de que el senador utilizara su
influencia para ayudar al gobierno de Egipto e interferir en investigaciones
policiales sobre empresarios. Es la tercera vez que el senador es
investigado por la fiscalía federal, pero nunca fue condenado, y eso
no es sorprendente.
Cuba está
incluida en la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora cada
año el gobierno de Estados Unidos, nómina alentada por Bob Menéndez. Si
bien la lista se impuso en el gobierno de Donald Trump, Joseph
Biden lo ha mantenido hasta hoy, a sabiendas que implica graves
obstáculos para el comercio y el acceso a finanzas, además de endurecer el ya
asfixiante régimen de sanciones que Washington impone a los cubanos (y venezolanos).
El problema
parece ser el terrorismo
endógeno. El último domingo se setiembre las cámaras
de seguridad de la embajada de Cuba en Washington captaron a un hombre vestido
de negro que se detuvo en la acera; prendió fuego a dos botellas con combustible
y las lanzó por encima de la verja de seguridad de la misión diplomática. Los
cocteles Molotov impactaron contra la ventana del
edificio. Tampoco es la primera vez que ocurre un acto semejante.
Dos semanas
antes, la joven congresista Alexandria Ocasio-Cortez, de
ascedencia puertorriqueña, apuntó contra la corrupción en su país y acusó al juez de
la Corte Suprema Samuel Alito de haber fallado en
contra de Argentina -en la causa de los fondos buitre- por intereses
personales, en favor de Paul Singer, quien le sufragó, entre otras cosas, un
viaje de pesca de unos 200 mil dólares.
Añadió que
Singer, que ganó 2.400 millones de dólares en ese juicio, “hizo negocios
con la Corte por lo menos diez veces y la prensa legal y los medios de
comunicación ocultaron su participación». Coralario: el fiscal federal del
Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara, conocido por combatir el fraude
financiero en Wall Street y que respaldó a Argentina en su lucha judicial
contra los fondos buitre, fue destituido por el gobierno de Donald Trump
tras haberse resistido a presentar su renuncia.
«Tenemos una corrupción extraordinaria y una compra al por mayor de
miembros de la Corte Suprema. También me da risa lo que recién escuchamos del
lado republicano: ‘¿Por qué queremos hablar de esto?’ Porque las mujeres
perdieron el derecho a decidir, porque comunidades indígenas perdieron
derechos, porque las minorías perdieron derechos, porque los trabajadores en
todo el país perdieron derechos por este nivel de corrupción».
Matar la memoria
El poder en
Estados Unidos apuesta a la ceguera colectiva y por lo tanto intentos para
abrir los ojos de la memoria son peligrosos. Los temas más debatidos son
la recuperación imperial fallida de EEUU -el fracaso de las varias estrategias
impulsadas por Trump y Joe Biden-, aumentan las fracturas internas, y sigue la
discusión entre ocaso, supremacía o trasnacionalización y la indefinición
imperial contemporánea.
No hay caminos
prefijados y las resoluciones de las contradicciones dialécticas tienen que ver
con cambiantes correlaciones de fuerzas, dejando en el camino las teorías de la
sucesión hegemónica (China reemplazaría a EEUU, como antes éste desplazó al
Reino Unido) y los casos del alterimperialismo del Reino Unido y Francia, así
como las variantes de coimperialismo que encarnan Australia, Canadá o Israel.
Dejemos que el
periodista trumpista Tucker Carlson, sea quien resuma la situación:
“Ya hemos perdido el control del mundo, ahora vamos a perder el control y el
dominio mundial del dólar, y cuando eso ocurra tendremos pobreza a nivel de la
Gran Depresión. Ya estamos en guerra con Rusia, financiamos y armamos a sus
enemigos, pero podemos ir a una guerra directa, podríamos hacer un ‘Golfo de
Tonkin’ en Polonia (el falso incidente fabricado para justificar la
intervención en Vietnam) y decir ‘lo hicieron los rusos’”.
Sin empleo, ¿sin esperanza?
El gasto en
Estados Unidos se está reduciendo a medida que la economía se desacelera, según
los datos del último informe del Departamento de Comercio. Por otro lado,
funcionarios de la Reserva Federal (en baco central) estiman que
hasta 2025 no se logrará el objetivo de que la inflación caiga a 2%.
Los banqueros
de Wall Street, los inversores y los economistas llevan meses debatiendo si se
avecina una recesión, pero para la mayoría de los estadounidenses, el
implacable dolor económico típico de la recesión ya tocó a su puerta.
La Reserva
Federal subió las tasas de interés para controlar la inflación. Esto hizo que
las empresas se centraran más en la rentabilidad que en el crecimiento, lo que
se tradujo en recortes del gasto y reducciones de plantilla. Desde
entonces se han producido decenas de miles de despidos.
El impacto de
los despidos, que actualmente se concentran en los trabajadores
administrativos, repercutirá en toda la economía a través de un gran retroceso
del gasto global. El gasto de los consumidores representa aproximadamente dos
tercios de la producción económica.
Para muchos
estadounidenses, no es la primera vez que son despedidos y quedan sin
salario ni seguro médico. Las empresas recortaron sus plantillas tras el inicio
de la pandemia de covid en 2020, cuando las empresas cerraron y los
estadounidenses se quedaron en casa. Pero la culpa no parece ser de la
pandemia: casi 50 millones de personas también dejaron su trabajo durante
los dos años siguientes al inicio de la pandemia. Y ahora no existe un
mercado laboral caliente.
Richard Blumenthal,
senador demócrata, lanzó un discurso explicando a los ciudadanos que,
«en Ucrania, su dinero vale la pena». “El Ejército ruso se ha reducido a la
mitad. Su fuerza se ha reducido en un 50% sin la pérdida de un solo soldado
estadounidense y con menos del 3% de nuestro presupuesto militar. Es
toda una ganga en términos militares», aseveró.
«Ucrania no
podría haber sobrevivido sin Estados Unidos y nuestros aliados», puso el
senador en su boca las palabras que le dijo el aún presidente ucraniano
Vlodomir Zelenski. Pero en la carrera de las elecciones
presidenciales de 2024, cortar las ayudas militares puede ser letal para
Ucrania y puede hacer peligrar el entramado bélico de tanques,
munición, aviones y artillería que llega al frente.
Para
Blumenthal no hay duda de que es rentable para EEUU ayudar a Ucrania:
«Incluso los estadounidenses que no tienen ningún interés particular en la
libertad y la independencia de las democracias en todo el mundo deberían estar
satisfechos de que estamos obteniendo el valor de nuestro dinero en
nuestra inversión en Ucrania»,
Desde el inicio
de la guerra en Ucrania, Estados Unidos ha destinado 1.300 millones de
dólares a Ucrania, incluyendo asistencia civil y militar (ésta
en buena parte destinados a su propia industria militar), sin preocuparse
-demócratas o republicanos- de sus ciudadanos sin empleo, sin casa, casi sin
futuro. ¿La guerra es una inversión?
Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en
Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la
Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE)
Fuente: https://estrategia.la/2023/09/28/la-guerra-como-inversion-y-tema-de-la-disputa-por-la-casa-blanca/
No hay comentarios:
Publicar un comentario