Pero ¿quién vacía los pueblos
del interior?
Por Antonio Pérez Collado |
Rebelion /España
02/05/2023
Fuentes: El Salto
Desde los años
60 del siglo pasado la población de la península ibérica se viene concentrando
en las zonas costeras y en algunas capitales interiores como Zaragoza,
Valladolid y, principalmente, Madrid.
El fenómeno
empezó a denominarse como la España vacía, aunque al final se ha impuesto la
más realista expresión de la España vaciada porque la emigración a las ciudades
no es casual, sino que obedece a decisiones tomadas por las castas dirigentes
que se han venido sucediendo. En su primera fase, durante la segunda mitad de
la etapa franquista, el éxodo a la ciudad respondía a la enorme demanda de mano
de obra que originaba el acelerado desarrollo industrial de Madrid, Barcelona y
el País Vasco.
En los últimos
años, sin embargo, ya no es la búsqueda de empleo la razón principal del
abandono de las comarcas del interior. Ahora es la falta de servicios (sanidad,
educación, transporte, oficinas bancarias, centros culturales, instalaciones
deportivas, comercio local, etc.) y la guerra declarada del sistema económico
dominante contra las formas tradicionales de producción agrícola y ganadera lo
que motiva la huida de la población más joven de la mayoría de nuestros
pueblos.
Para facilitar
la invasión del campo por las macrogranjas, los monocultivos y las grandes
explotaciones eólicas y solares era preciso que los huertos familiares, donde
se cultivaban alimentos sanos y sabrosos, y los pequeños rebaños -que mantenían
limpios los montes y proporcionaban productos de calidad- dejaran de ser
rentables por la falta de subvenciones, la ausencia de una política de precios
proteccionista con los productores locales y la competencia desleal de las
grandes distribuidoras de alimentación.
Una de las más
graves agresiones al futuro de las poblaciones del interior la ha representado
el desmantelamiento de la red ferroviaria; un cierre consciente y programado
que está dejando a muchas villas y algunas pequeñas capitales de provincia sin
su tradicional modo de transporte y de vertebración del territorio. Sin la
estación de tren los habitantes de estos pueblos no solo se quedan sin la
posibilidad de comunicación con las localidades vecinas, sino que también ven
complicado su acceso a las poblaciones a las que han de desplazarse para hacer
compras, estudiar, realizar gestiones o acudir a centros sanitarios.
Dos años
después de cerrarse la línea férrea entre Valencia y Cuenca ha comenzado el
desmantelamiento de las vías y la urbanización de los valiosos terrenos que
ocupaba la estación en esta última ciudad. Da la impresión de que quieren
asegurarse que nunca más vuelva a circular un tren por el ferrocarril que desde
1947 (año en que se inauguró el viaducto de Enguídanos) unía La Serranía
conquense con su capital y ofrecía la posibilidad viajar hasta la ciudad del
Turia o detenerse en alguno de los pueblos de las comarcas de Utiel-Requena,
Hoya de Buñol o l´Horta por las que discurría la antigua línea Madrid-Valencia.
Como no se
cansaron de denunciar el SFF-CGT y las plataformas por la defensa del
ferrocarril público hubiera bastado una inversión muy inferior a la devorada
por el proyecto del AVE para mejorar la comunicación ferroviaria entre Valencia
y Madrid, reduciendo considerablemente el tiempo empleado y sin aislar a
decenas de pueblos valencianos y castellano-manchegos. Hoy, suponiendo que
podamos pagarlo, tenemos una veintena de posibilidades diarias de desplazarnos
desde Valencia a Madrid en menos de dos horas, pero entre ambas capitales el
tren únicamente se detiene, y no en todos sus viajes, en Requena y Cuenca; y ni
tan siquiera en el núcleo urbano de estas poblaciones puesto que la estación se
halla a varios kilómetros del centro, algo que no sucedía con la línea
suprimida.
Indicios tan
claros de que algo va mal como el cambio climático, los incendios forestales y
la escasez de agua (por citar los más evidentes) aconsejan un frenazo al modelo
desarrollista, pero dicho cambio no será posible mientras primen los intereses
de los bancos y las grandes fortunas.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/alkimia/quien-vacia-pueblos-del-interior
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