Escrito
a propósito de la prohibición a El Viejo Topo de participar en la Feria del
libro Literal, este artículo, además de denunciar la censura, reclama a las
distintas opciones ideológicas de la izquierda un poco de sensatez y diálogo,
en vez de cancelar y descalificar.
No vamos bien
El Viejo Topo
17 mayo, 2023
¿Qué nos está pasando a la izquierda de este país? La polarización, la falta de diálogo, la descalificación, la censura… se están infiltrando dentro del amplio espectro de lo que llamamos izquierda. Y esto es terrible porque imposibilita el debate, totalmente necesario en tiempos inciertos, y fragmenta el espacio, ya de por sí demasiado reducido. Pero también porque estas actitudes son totalmente contradictorias con los ideales y los valores que se suponen a las ideologías progresistas, y siempre se han adjudicado a los sectores más reaccionarios.
Se hizo todo
ello muy evidente en Cataluña, en la época del Procès. Personas que siempre
habían sido activistas y/o militantes de la izquierda, eran tildadas, por parte
de compañeros y compañeras de izquierda, de españolistas y fachas por no
participar de la ideología independentista. El diálogo se hizo imposible.
Se ha hecho
evidente, también, con la discusión y aprobación de la Ley Trans, sobre todo
por lo que se refiere a la “autodeterminación de género” en menores. La ley ha
dividido a la izquierda y, sobre todo, al movimiento feminista. El diálogo y el
debate en un tema de tanta trascendencia han sido también inexistentes y la
censura y la descalificación se instalaron. Cualquiera que no está a favor de
la teoría Queer o de la autonomía de género, no puede ser de izquierdas ni
feminista, sino que se ha convertido en una persona transfóbica o una TERF,
digna de ser agredida verbal e incluso físicamente. Se han tenido que suspender
presentaciones de libros de renombradas activistas feministas que no comulgan
con las ideas de Ley.
Podría
continuar con otros temas, pero lo que me ha urgido a escribir estas
reflexiones ha sido la indignación y la tristeza que me ha producido el VETO A
LA PRESENCIA DE LA EDITORIAL EL VIEJO TOPO A LA FERIA DEL LIBRO “LITERAL”. Una
Feria donde, se supone, participa “lo bueno y mejor” de nuestra izquierda
editorial. El argumento: ¡diferencias ideológicas! A esto, yo le llamo censura.
La editorial El
Viejo Topo, y su revista emblemática del mismo nombre, ha sido, desde antes de
la transición hasta nuestros días, uno de los mejores espacios de difusión de
ideas y de debate dentro del amplio espectro de las izquierdas teóricas,
políticas y sociales. Una editorial que ha publicado autores como Manuel Sacristán,
Bakunin, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Francisco Fernández Buey, Manolo
Monereo, Lula Da Silva… y una revista donde escriben tanto renombrados
intelectuales como activistas sociales. Pero, a pesar de todo ello a los
organizadores de la Feria de libros Literal les parece que El Viejo Topo no
cumple con los requisitos necesarios para ser declarado antifascista. O sea, en
nombre del antifascismo, como se declaran estos organizadores, se toman
decisiones autoritarias y arbitrarias.
La Feria se
presenta como “el punto de encuentro de la cultura y el pensamiento crítico.
Una cita indispensable para los movimientos sociales, el sector del libro y el
público en general” y en ella participan editoriales como Akal, Txalaparta,
Tigre de Papel, Virus, Traficantes de sueños y un centenar más. Y recibe el
apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Cataluña y el Ministerio
de Cultura, entre otros. Y yo me pregunto: ¿nadie de todos estos participantes,
editoriales, intelectuales, izquierdistas, instituciones, va a decir nada
contra este acto de censura totalmente contrario al espíritu de la misma Feria?
No sé quién
manda en todo ello, quien toma las decisiones, ni tampoco llego a comprender la
razón última de esta exclusión, pero lo que sí creo que está claro es que es un
gran error y un flaco favor a las izquierdas de este país. Y es, también, una
gran injusticia excluir un medio de comunicación que, gracias a la tenacidad y
generosidad de su director, Miguel Riera, ha conseguido ser un referente de la
izquierda durante más de 50 años. Quien tomó la decisión de esta censura
debería rectificar.
Una izquierda
sectaria y censuradora no es la izquierda que queremos.
ASÍ NO VAMOS
BIEN!!!
Fuente: elComún.es
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