La pesada carga de los refugiados ucranianos
DIARIO OCTUBRE / mayo 6, 2023
La Guerra de Ucrania es tan extraña que la mayor parte de los refugiados han escapado para arrojarse en brazos del enemigo. Rusia ha acogido más refugiados ucranianos que cualquier otro país de la Unión Europea, e incluso que todos ellos juntos.
Lo que ocurre
con la mayor parte de los ucranianos, refugiados o no, es que nadie los
considera como tales y los llaman de otra manera, como “prorrusos”, por
ejemplo.
Pero en 2014
los “prorrusos” eran “proucranianos” y así lo demostraron firmando los Acuerdos
de Minsk.
El éxodo de los
ucranianos fuera de su país no es nuevo. Uno de los países más poblados de
Europa ha ido perdiendo a una gran parte de sus habitantes en las últimas
décadas.
La guerra ha
sido la última plaga que ha sacado de Ucrania en masa a la población. Hace un
año eran noticia de portada porque no hay nada más triste que esas familias en
las paradas de los autobuses y las estaciones de tren, cargados de maletas, con
los niños en brazos y los abuelos llorando.
La tristeza
siempre busca un culpable, que en este caso era Rusia… siempre que ocultes al
espectador que la mayor parte de los refugiados huían hacia el enemigo
precisamente.
En la otra
orilla, en occidente, los refugiados ucranianos fueron acogidos al principio
con los brazos abiertos porque había cámaras de televisión para grabar tan
triste momento.
Luego nadie
volvió a acordarse de ellos. Ahora ya no hay más imágenes tristes de personas
sollozando por la tierra perdida. Lo que hay son números fríos, presupuestos y
gastos. Poco a poco los rubios ucranianos se van convirtiendo en los negros
senegaleses. Son otra de esas pesadas cargas que tenemos que soportar los
europeos para demostrar al mundo nuestro buen corazón.
Porque, además
de soportar los gastos de mantenimiento de millones de ucranianos, tenemos que
enviarles radares, cañones, obuses, blindados, municiones… un equipamiento que
no teníamos y que, además, hemos tenido que reparar, limpiar y repintar.
Le está
ocurriendo a toda Europa. Por ejemplo, Rumanía ya no entrega más fondos a los
refugiados ucranianos para pagar la vivienda. Ya se han gastado 500 millones de
euros y no les queda más dinero. Estamos en crisis.
El programa
eslovaco de subsidios al alojamiento para refugiados ucranianos era de 24 euros
al día para adultos y 12 euros por niño. Expira a finales de este mes y el
Ministerio de Economía ya ha advertido que no hay dinero para más.
Tras haber
acogido a 1,6 millones de refugiados en su territorio, Polonia ha eliminado
gradualmente las ayudas a la vivienda de unos 10 dólares en moneda local, así
como el transporte público gratuito.
La República
Checa ha gastado unos 23.000 millones de coronas checas (1.100 millones de
dólares) en los cerca de 500.000 refugiados ucranianos que ha acogido. El
Estado ya no pagará a las almas caritativas que han acogido refugiados
ucranianos en sus casas. Tendrán que buscarse una casa por su cuenta y si están
en edad de trabajar, deberán ponerse a la faena o regresar a su país.
Las cámaras de
televisión han apagado los focos porque los refugiados ucranianos ya no son
noticia y la retirada de las ayudas tampoco. Nadie llora ni se compadece por
los presupuestos públicos.
Lo mejor es que
los ucranianos vuelvan a su país. Cuando llegaron sollozamos y cuando los
expulsemos aplaudiremos. Estamos hartos de ellos. Una vez que vuelvan podrán
tomar las armas y defender sus casas, incluso los niños, los ancianos y los
inválidos.
La guerra los
necesita.
FUENTE: mpr21.info
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