Del neoliberalismo al mercantilismo
El nuevo consenso de Washington
Rebelion
| 09/05/2023 | EE.UU.
Fuentes: El
Cohete a la Luna
Una
creciente crisis de legitimidad y la escalada bélica en Ucrania contextualizan
la convocatoria a un “nuevo Consenso» con el Estado en un rol central.
Altos funcionarios del
gobierno norteamericano admiten por estos días que el orden económico global,
surgido después de la Segunda Guerra Mundial, está en crisis. Y se apresuran a
buscar una solución. Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional, fue uno de
los que profundizó estos desarrollos: los Estados Unidos enfrentan un momento
crítico porque el “Consenso de Washington” acordado en los 80 ha llegado a su
fin, y el gobierno de Joe Biden busca ahora “integrar la política doméstica con
la internacional” en torno a una nueva estrategia que, conformando un nuevo
Consenso, haga posible un “orden global nuevo más justo y duradero”.
Según Sullivan, a lo largo de las últimas
décadas, “se dio prioridad a la desregulación, la eliminación de impuestos y
las privatizaciones por encima de la acción pública” y se proyectó “la
liberalización comercial como un fin en sí mismo, sobredimensionando la eficiencia
de los mercados (…) (impulsando) varias reformas que terminaron privilegiando a
ciertos sectores de la economía, como el financiero, mientras que otros
sectores esenciales, como los semiconductores y la infraestructura, se
atrofiaron (…) golpeando seriamente nuestra capacidad industrial”. Ahora,
el shock “de la crisis financiera y de la pandemia y la
invasión de Rusia a Ucrania (…) han desnudado los límites de estas políticas”:
persiguiendo una exagerada eficiencia de los mercados, se exportaron cadenas de
valor para la producción de bienes estratégicos con el consiguiente impacto
sobre el abastecimiento industrial, la creación de empleo y el deterioro del
nivel de vida de comunidades y de amplios sectores populares. De ahí la
necesidad de articular un “nuevo Consenso”, centrado en una estrategia que
tendrá como principal actor al Estado norteamericano y buscará desarrollar la
industria nacional bajo nuevos parámetros.
Así, un integrante de
los neocons, la elite que controló las políticas liberales implementadas
por distintos gobiernos desde los 80, reconoce que ha llegado el tiempo de
cambiarlas, pues “tuvieron efectos no pensados ni deseados”, engendrando
fenómenos que hoy atentan contra la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Un liberalismo económico que derribó fronteras financializando a la economía
real, tanto doméstica como global, derivó en el vaciamiento de la industria
norteamericana, la exportación de fuentes de trabajo y la pérdida de control
sobre cadenas de abastecimiento de importancia estratégica para la acumulación
del capital y la reproducción del propio capitalismo global monopólico.
Asimismo, estas políticas no lograron impedir la emergencia de China que, con
una economía dominada por el Estado, rompió las reglas de juego de los mercados,
adquiriendo rápidamente enorme dominio sobre la industria y la economía global
a partir de su control sobre cadenas de abastecimiento de importancia
estratégica. Hoy China enfrenta a los Estados Unidos con una competencia
económica y geopolítica que pone en riesgo la seguridad nacional y el dominio
global norteamericano.
A esto se suman otros
desafíos –como el cambio climático, la desigualdad creciente y la crisis de
valores democráticos–, derivados de un crecimiento económico (trickle down
economics) que no supo desparramarse a toda la sociedad. Frente a
esto, el gobierno norteamericano se propone aplicar una estrategia industrial
que otorgue prioridad a la inversión estatal en sectores de importancia
estratégica e integre su economía con la de sus aliados más desarrollados,
impulsando un desarrollo industrial complementario al propio. De ahí los
recientes acuerdos de cooperación económica y militar con Europa, Canadá, la
República de Corea, Taiwán y la India. Esta estrategia se complementará con la
movilización de recursos de capital en las economías emergentes y de ingresos
bajos para posibilitar “un nuevo tipo de diplomacia norteamericana”, dando
nuevas atribuciones a los organismos internacionales con el objetivo de
integrar más rápidamente a estas regiones al nuevo Consenso impulsado por los
Estados Unidos.
En esta formulación
resuenan los ecos de un mercantilismo vigente hace más de doscientos años, que
ahora revive en un contexto donde la creciente digitalización de la economía y
de la vida social otorga cada vez más poder a un puñado de monopolios
tecnológicos que monetizan la vida íntima de los individuos, feudalizan el
poder [1] y disputan con otras fracciones
del gran capital un mayor control de los mercados financieros y de la emisión
de la moneda. Ahora el Estado ya no estará subordinado a la lógica de los
mercados y cumplirá un rol crucial en el desarrollo de la acumulación de
capital. Esto, sin embargo, también intensifica la disputa entre facciones de
la elite política por obtener un mayor control sobre las decisiones. Así, ecos
del proyecto de Donald Trump de restituir la grandeza norteamericana perdida
desarrollando la industria nacional (MAGA: Make America Great Again)
también resuenan en el nuevo Consenso propuesto ahora por los neocons que
nuclean al establishment de los partidos Republicano y
Demócrata; los neocons que hicieron lo imposible por impedir
el acceso de Trump al gobierno en 2016 y por destituirlo con un juicio político
durante su mandato [2]; los neocons que ahora
intentan impedir por todos los medios posibles el retorno de Trump al gobierno
en las elecciones de 2024.
Detrás del nuevo
mercantilismo también resuenan turbulencias que derivan de la dinámica propia
de la acumulación del capital y que ahora estallan a la intemperie a través de
una crisis bancaria que pone en riesgo al conjunto del sistema financiero
internacional.
Implosión
financiera
Janet Yellen,
secretaria del Tesoro de Estados Unidos, y Jerome Powell, presidente de la
Reserva Federal norteamericana (FED), consideran que la economía de su país
está sana, que tienen el sistema financiero más fuerte del mundo y que la
crisis bancaria iniciada a mediados de marzo ha sido superada [3]. Sin embargo, el lunes se produjo
el default del First Republic, el más grande desde la crisis
de 2008. El miércoles, las acciones de un banco regional de California, PacWest
Corp., perdían el 60% de su valor, mientras continuaba la fuga de depósitos de
otros bancos regionales.
Más allá de las
declaraciones de estos funcionarios, la dimensión de la actual crisis bancaria
es única: los tres bancos que colapsaron en lo que va de este año tenían en
conjunto 548.500 millones (billions) de dólares de activos, una
cifra que supera los 373.600 millones (billions) de dólares [4] del conjunto de activos de los 25
bancos que colapsaron en la crisis financiera internacional de 2008. Asimismo,
esta crisis empieza a desnudar un fenómeno que perpetúa la crisis: con el aval
de la autoridad monetaria, los bancos más grandes degluten a los más pequeños,
y transformándose en el eje de la “estabilidad” de las finanzas, aumentan el
riesgo de incendio del conjunto del sistema financiero. El rescate del First
Republic por el J.P. Morgan hace siete semanas ejemplifica este problema.
Siendo el J.P. Morgan
el banco norteamericano más grande y con mayor tenencia de deuda con derivados,
y considerado por los organismos regulatorios como un banco de alto riesgo,
obtuvo el aval de la autoridad monetaria para “rescatar” hace varias semanas al
First Republic, aportando 30.000 millones (billions) de dólares,
que se sumaron a otros 13.000 millones (billions) de dólares aportados
por otros 11 bancos que participaron del salvataje y que también cuentan con
mucha deuda con derivados. El First Republic había perdido por ese entonces más
del 50% de sus depósitos: 100.000 millones (billions) de dólares. Su
salvataje no impidió la continua pérdida de depósitos, y hacia el lunes sus
acciones habían perdido el 98% de su valor de mercado y sus bonos de largo
plazo cotizaban a 43 centavos de dólar. Este lunes se conoció el final de esta
heroica aventura: J.P. Morgan recibirá 92.000 millones (billions) de
dólares, incluyendo lo que este y otros bancos aportaron inicialmente al
salvataje. Además contará con 170.000 millones (billions) en préstamos y
30.000 millones (billions) en activos financieros. La FDIC [5] absorberá la mayoría de las
pérdidas del First Republic y proveerá al J.P. Morgan una línea de crédito
especial por 50.000 millones (billions) de dólares [6].
El rescate del First Republic implicó pérdidas para sus accionistas, sus clientes y para el propio gobierno, al tiempo que el banco norteamericano más grande, más endeudado y más riesgoso aumentó su tamaño y su control sobre el mercado financiero [7]. El salvataje del First Republic revela una supervisión regulatoria significativamente deficiente y puede tener consecuencias no deseadas y daños colaterales [8].
El rescate del First
Republic implicó que el J.P. Morgan aumentara su tamaño y su control sobre el
mercado financiero.
Guerra
en Ucrania y puja entre elites políticas
La escalada militar en
la guerra de Ucrania se intensificó la semana pasada con un ataque con drones a
la residencia de Vladimir Putin en el Kremlin [9]. Si bien fueron interceptados y no
causaron daño alguno, el ataque buscó atentar contra la vida del Presidente
ruso. Desde el inicio de la guerra, Putin se comprometió ante el ex Premier de
Israel Naftalí Bennett a respetar la vida del Presidente de Ucrania, Volódimir
Zelenski [10]. Este atentado pone un límite a ese
compromiso. Su autoría fue desmentida por Zelenski y por el gobierno
norteamericano, pero el Kremlin responsabilizó directamente a este último y
advirtió que el incidente no quedará sin respuesta.
Estos acontecimientos
se suman a otro fenómeno preocupante: el envío reciente a Ucrania de una misión
de expertos nucleares norteamericanos con el objetivo de instalar censores
especiales para detectar rápidamente la supuesta utilización por parte de Rusia
de una bomba nuclear sucia o de un arma nuclear táctica [11]. Esto ocurre a pesar de que existen
organismos internacionales cuya misión específica es detectar estos incidentes
y que tienen todos los elementos necesarios para ello. Pareciera pues que, como
en otras oportunidades, voceros no identificados preparan el terreno para una
operación de falsa bandera, que podría tener consecuencias imprevisibles.
En el plano doméstico,
las últimas encuestas muestran que Trump ha aumentado el reconocimiento popular
y el caudal de apoyo financiero frente a otros candidatos en las primarias del
Partido Republicano [12]. En paralelo, más de la mitad de los
demócratas encuestados dicen no querer votar por Biden [13]. Asimismo, nueva información interna
del FBI, presentada ante el Comité del Congreso –que investiga la corrupción en
los negocios de su hijo Hunter Biden– supuestamente expone la vinculación
directa de Biden, cuando era Vicepresidente, con los negociados de su hijo en
Ucrania [14]. Así, pareciera que la convocatoria de
los neocons a conformar un nuevo Consenso de Washington se da
en el contexto de en una escalada militar en Ucrania y de una creciente crisis
de legitimidad política e institucional.
Argentina
en la vorágine
Tras las últimas
regulaciones que buscaron parar la corrida cambiaria, las cotizaciones de los
dólares financieros parecen haber entrado en un período de relativa calma. Sin
embargo, la hemorragia de las reservas internacionales del Banco Central de la
República Argentina (BCRA) continúa imparable: en un solo día de esta semana
volaron 760 millones de dólares, absorbidos en su enorme mayoría por un pago al
FMI y por ventas en el mercado de cambios para parar la corrida. Mientras
tanto, la entrada de divisas por el dólar soja 3 está paralizada. Un equipo
económico ducho en cuestiones financieras no se percató de que la operatoria
con el mercado de futuros deja a los sojeros más dinero que los incentivos del
dólar soja 3, agravando así el problema de la falta de liquidación de divisas.
A esto se suma la reticencia de los productores a liquidar a un dólar que se
degrada a diario con la inflación y la devaluación sistemática. En este
contexto, la fiebre especulativa no ha desaparecido, la suba de los precios de
los alimentos continúa desmadrada y la promesa de contenerlas con un diálogo
entre empresarios y sindicalistas se esfuma en la estratósfera.
Las recientes
negociaciones del ministro de Economía dejan al desnudo la levedad de una
estrategia incoherente, que cambia según sea el interlocutor de turno. Mientras
entabla negociaciones contrapuestas y al mismo tiempo con el FMI, con China y
con Brasil para solucionar el problema de la falta de dólares del BCRA
sustituyéndolos por yuanes, reales o más dólares del Fondo, desconoce la
posibilidad de emitir una nueva moneda anclada en nuestros recursos naturales y
de aprovechar esta instancia para dividir a los “factores de poder” y aumentar
la capacidad de negociación del gobierno. Está atrapado en la rueda interminable
de pedir adelantos al FMI de la deuda nueva para contener momentáneamente la
caída de las reservas. Esto lo hace vulnerable a los aprietes de toda índole y,
mientras los adelantos se demoran en llegar, las reservas se agotan y la
corrida cambiaria acecha agazapada. Esta danza diabólica se articula con otra
no menos perversa: la formación monopólica de precios, donde unos pocos pujan
entre sí por apropiarse de una mayor tajada de los ingresos y de las rentas
para enseguida dolarizarlos y fugarlos.
Algunos expertos
quieren creer que las demandas salariales empujan a la lucha distributiva .Esto
choca con una realidad inocultable: la miseria, la informalidad y el trabajo
precario colocan un techo inamovible a los salarios y condenan al 40% de la
población a una miseria permanente. Frente a esto, el gobierno carece de
políticas.
En este presente
tenebroso, la movilización de la UTEP y otros grupos políticos y sindicales
afines para celebrar el Día de los Trabajadores, convocando contra la
injerencia del FMI y el ajuste presente y futuro y por la unidad amplia de la
clase trabajadora, reclamando por sus derechos desde la calle, en forma
pacífica y organizada, genera una luz de esperanza y muestra el camino a
seguir: construyendo fuerza, poniendo fin a la fragmentación política, sindical
e ideológica; planteando demandas concretas, que pueden ser solucionadas a
corto plazo, y preparándose para un futuro incierto. Es el abismo que existe
entre la rosca palaciega efímera y la construcción de organización y conciencia.
A esto último también
contribuye la reciente presentación de un proyecto de ley para declarar de
interés público a las reservas, la exploración, la explotación, la concesión de
explotación y la industrialización del litio y todos sus derivados. Este proyecto
empieza a delimitar una propuesta de desarrollo que es la antítesis del actual
modelo agroindustrial extractivista que, perpetuando el endeudamiento ilimitado
y la dolarización, nos ata de pies y manos al “nuevo Consenso de Washington”.
No por casualidad, el Embajador norteamericano se desgañita por estos días para
que pongamos fin a la “penetración china” en el país y desarrollemos
conjuntamente los recursos naturales que la Argentina tiene y el mundo demanda.
Notas:
[1] Fenómenos que fueron analizados en
otras notas.
[2] También analizado en otras notas.
[3] Janet Yellen, treasury.gov,
20/04/2023; Jerome Powell, zerohedge.com, 03/05/2023.
[4] “Deflactados”, zerohedge.com,
03/05/2023.
[5] Federal Deposit Insurance
Commision, organismo del gobierno a cargo de asegurar hasta 200.000
dólares de depósitos bancarios.
[6] Wallstreetonparade, 27/04, 01 y
02/05/2023; zerohedge.com, 01, 02, 03 y 04/05/2023; theguardian.com,
24/04/2023.
[7] Para el CEO de J.P. Morgan, el
lunes “se puso punto final” a una crisis que sólo ha afectado a unos pocos
bancos. Robert Kaplan, ex Presidente de la FED, cree en cambio que “la situación
bancaria puede ser mucho más seria de lo que parece”, zerohedge.com,
03/05/2023.
[8] Mohamed A. El-Erian,
bloomberg.com, 01/05/2023.
[9] Para el análisis del incidente de
un ex oficial de la CIA: https://www.youtube.com/watch?v=jc8Jfv0NO_Y&t=6s.
[10] Naftalí Bennett en
timesofIsrael.com, 05/03/2023.
[11] Nytimes, 28/04/2023;
zerohedge.com, 01/05/2023.
[12] zerohedge.com, 04/05/2023.
[13] zerohedge.com, 03/05/2023.
[14] zerohedge.com, 23/05/2023.
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