La
sanidad pública, nosotras que la queremos tanto…
TERCERAINFORMACION
/ 14.02.2023
El 12 de febrero las calles de Madrid, Santiago
y Burgos, se llenaron de vecinas y vecinos, de clase trabajadora, de la que
forman parte -o deberían identificarse así- las sanitarias de cualquier
categoría: doctoras de todas las especialidades, enfermeras, auxiliares,
técnicas de laboratorio, microbiólogas, limpiadoras, cocineras,
administrativas, informáticas, electricistas, informadoras, celadores,
psicólogas, trabajadoras sociales, farmacéuticos, fisioterapeutas, protésicos,
MIR, FIR,…
Planeando todos estos años la distorsionadora
estructura sindical de este sector, 99% corporativa y gremial, hemos estado
asistiendo al clamoroso silencio con el que muchos sindicatos de clase han
reaccionado ante las movilizaciones y huelgas de sindicatos corporativos, pero
que esta vez, en algunos casos, se lanzaban con reivindicaciones de servicio.
Parece que queremos ser muy severas con los
colectivos médicos gremiales que nada más pestañear, en su protesta plantean
reivindicaciones contrarias a la mejora del servicio público e insolidarias con
el resto de las sanitarias, como son las del SM de Navarra. Es cierto que este
sindicato quiere aprovecharse de la coyuntura reclamando -hace unos días- un
complemento de productividad de mil euros mensuales para suspender la huelga,
una mejora de pluses por guardias y tutorías, un número máximo de pacientes que
ellos controlen, junto con la eliminación de la exclusividad, sin pérdida
retributiva, pues todo esto unido, acelera la privatización y empeora el
sistema público. En CNT defendemos la incompatibilidad entre ejercicio público
y privado. Ya el gobierno de Navarra ha aceptado subidas, máximo de 32
pacientes por día en Atención Primaria y 12 minutos de consulta presencial, con
un tope de 300 minutos asistenciales para dejar espacio a la formación y la
investigación. Veremos lo que ocurre en la mesa con LAB, SAE, UGT, ELA y CCOO y
las condiciones del colectivo médico, porque el resto de colectivos sanitarios
requieren mejoras desde hace mucho tiempo.
Pero eso no es, en absoluto, lo que está
inspirando las movilizaciones en esa comunidad de otros facultativos y sobre
todo en Madrid, Galicia o Castilla y León. Por ello, no se entiende el silencio
de sindicatos de clase o corporativos ante largas huelgas que reivindican
dignidad en el servicio.
En Madrid se polariza contra Ayuso y la política
de desmantelamiento del Sistema Público para poner en brazos de las
aseguradoras privadas a las atribuladas ciudadanas que se lo pueden permitir.
Con un aniquilamiento progresivo, eligiendo primero las áreas más rentables y
como las madrileñas eran muy necias y
seguían prefiriendo la sanidad pública, han pasado a disolver la Atención
Primaria.
Claro que no es sólo Madrid, comunidad rica que
está a la cola de inversión en sanidad, gobernada desde hace décadas por el PP,
sino otras muchas más, de variados signos políticos. Pero no por eso podemos
pasar por alto el sufrimiento de la clase trabajadora en Madrid, burlada y
abandonada ante la enfermedad o la prevención de la misma, donde se abren
centros sanitarios sin médicos y a la que no escapan las criaturas, pues
centenares de miles no tienen ni asignado pediatra. A la que no escapan las
mayores que, tras dar su esfuerzo y sus impuestos durante toda su vida, fueron condenadas
a muerte, sin juicio, negándoseles una oportunidad de salvarse: 7000 mayores
aniquiladas y sus responsables se ríen en la cara de las familias. Siempre nos
preguntamos qué reacción tendríamos si esta población vulnerable fuera
infantil.
La Atención Primaria evitaría la cuarta parte de
las hospitalizaciones, pero eso no interesa.
La Atención Primaria es básica para poder
desarrollar un sistema integral orientado a la salud de la población, pero eso
no interesa.
¿Y qué es lo que interesa?
– Interesa cumplir los planes de los organismos
internacionales, poner en manos de los fondos como Black Rock todo lo que había
público en los escasos países con sistemas articulados.
– Interesa echar la culpa a otra administración
o bien a otro partido.
El capitalismo no es un sistema viable, por eso
tiene que piratear y robar lo que ahorramos colectivamente. Y puede hacerlo
porque tiene unos aliados que con diferentes marcas colaboran en este plan: las
leyes y las urnas. Ambas pasan por los partidos políticos.
Leyes: Las
que partieron de integrantes del actual gobierno más progresista de la historia
y que se olvida derogar cuando llega a la Moncloa. Es el caso del PSOE,
impulsor de la Ley 15/97 (la que bendice el marco privatizador) y las derivadas
de la Ley General de Sanidad 14/86. O la coalición Unidas Podemos, cuya titular
del ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, precedida por
Pablo Iglesias, no ha considerado prioritario impulsar una Ley Estatal de
Residencias, tras el genocidio habido. Entre otras cosas, esta ley es necesaria
para que la atención sanitaria de las mayores que viven en residencias esté a
cargo del sistema público de salud o de unos mínimos de marco, igual que
existen para educación.
Urnas: El
problema no es sólo Ayuso, sino aquellos partidos que no incluyen en su
programa la derogación de estas licencias para privatizar y cuando lo hacen, no
lo cumplen.
Muchos carteles en la gran manifestación del 12F
decían: Recuerda que hay elecciones
en mayo, no te equivoques.
Nosotras decimos: Leyes, urnas, partidos,
sindicatos del poder,…Recuerda qué trayectoria tiene quien te pide el voto . Si
lo lleva en el programa lo puede incumplir, pero si no lo lleva, además…..
Gobierno: Si la sanidad no se vende, derogad las leyes de la privatización que amparan a Ayuso. Es fácil. Así es como se defiende el Sistema Público de Salud, no yendo un domingo a la pancarta para hacer campaña.
Fuente: https://www.cnt.es/noticias/la-sanidad-publica-nosotras-que-la-queremos-tanto/
No hay comentarios:
Publicar un comentario