Más se perdió en la guerra
DIARIO OCTUBRE / diciembre 8, 2022
Kike Parra.— Es difícil saber con exactitud las consecuencias directas del conflicto bélico de Ucrania y Rusia porque muchos de los efectos que se le atribuyen son en realidad fruto del desajuste del capitalismo. Las primeras consecuencias para los pueblos de Europa y España son la desinformación y/o el sometimiento a la propaganda de guerra que aplican gobiernos y “mass media”.
De hecho, la
gran subida internacional de precios de las materias primas se produjo antes de
la operación especial de Rusia en Ucrania. Por ejemplo, el acero subió un 115%
entre abril de 2020 y noviembre de 2021, la madera un 173%, el aluminio un 80%
y el cobre un 80%. La cotización del petróleo Brent un 173% y los precios de la
energía un 82%.
Los graves
problemas que enfrenta el capital se significaron tras la apertura económica
post-pandémica, pero su origen fue anterior. Comenzaron a ponerse de manifiesto
en 2019. Son consecuencia directa de la incapacidad estructural del capitalismo
de remontar la caída tendencial de la rentabilidad, a niveles ahora muy bajos.
La imposición creciente de sanciones y la consiguiente rotura de relaciones
comerciales de Europa con Rusia, actúa como elemento amplificador de todos los
problemas.
Según Eurostat,
Rusia era el quinto socio comercial de la Unión Europea, con unas importaciones
de 177.900 millones de dólares y unas exportaciones de 104.100 millones. La
dependencia del gas natural ruso ha sido muy alta, sobre todo en países como
Alemania y la República Checa.
Será imposible
compensar el flujo de gas ruso con gas natural licuado traído en camiones o
barcos, también conseguir los insumos necesarios para la producción. Y los que
lleguen serán a precios prohibitivos.
Como
consecuencia, Alemania entrará en recesión económica en 2023, según su propio
gobierno. La Comisión Europea adelanta la previsión de recesión para Europa a
este invierno y augura un desplome del crecimiento de su PIB. La realidad será
peor a la prevista.
En paralelo,
EEUU ha venido presionado desde antes de la era
Biden a sus subyugados aliados para que incrementen el gasto armamentístico.
España ha
aumentado el presupuesto de defensa en un 26,3%, de 10.152 millones de
presupuesto inicial en este ejercicio a los 12.825 millones de 2023,
convirtiéndose así en la partida que más crece. Este gobierno ha aumentado un
42,5% el presupuesto de Defensa desde que llegó a La Moncloa. El resto de
Europa ha iniciado caminos similares. Por ejemplo, Alemania anunció un
incremento del 2% en la inversión de guerra sobre su PIB.
Esto significa
que recursos que debieran ir a cubrir necesidades básicas se pierden para la
mayoría social. Y la deuda crece, y crece…
Las empresas
armamentísticas, por contra, subieron en marzo de este año su cotización en
bolsa de forma espectacular. Rheinmetall un 29%, BAE Systems un 10,2%, Lockheed
Martin más del 30%, etc.
No es
comprensible la posición de la UE. La normalización de las relaciones
comerciales con Rusia se hubiera entendido como lo natural y lo provechoso, lo
que los modernos llaman “win to win”.
Estados Unidos
ha tenido un gran poder de convicción. Quizá los más de 80.000 soldados
desplegados en territorio europeo hayan ayudado a la toma de decisiones. O tal
vez, las más de 150 bombas de gravedad nuclear B-61 estadounidenses repartidas
en sus bases europeas.
En cualquier
caso, EEUU de un plumazo, ataca a Rusia a través de sus lacayos europeos y
además elimina un competidor, lo aísla de su entorno comercial natural y le
crea total dependencia. Y los gaseoductos Nord Strem y Nord Strem 2 volaron,
¡vaya! Y España estropeó sus relaciones con Argelia, con la cuestión del
Sáhara, justo cuando se barajó la posibilidad de utilizar las buenas relaciones
entre ambos e infraestructuras, para hacer fluir gas a Europa. La decisión es
cuanto menos rara e inoportuna.
Argelia hasta
2021 fue el principal proveedor de gas de España (42,7 % del total). En los
últimos meses se han disparado las descargas de barcos americanos y Estados
Unidos se ha convertido en el máximo suministrador para España. Eso sí, a un
coste muchísimo mayor.
Además, en
materia comercial, España perdió más de 4.400.000 euros al día en ventas al
país norteafricano, según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio,
entre junio y julio y las consecuencias siguen y siguen…
Pero como diría
aquel, más se perdió en la guerra.
FUENTE: unidadylucha.es
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