Al
destacar la cuestión de Taiwán e insistir en compararla con la crisis de
Ucrania, Japón y EEUU pretenden utilizar esta cuestión como recurso para
agrandar las grietas en la relación de Europa con China. ¿Qué puede esperarse
de la Unión Europea?
Ese país del que usted me habla…
El Viejo Topo
26 mayo, 2022
El presidente
de los EEUU, Joe Biden, aborda su primera gira por Asia con un asunto principal
en la agenda que no le gusta mencionar expresamente: contrarrestar el creciente
peso económico, diplomático y militar de China en la región del Indo-Pacífico.
Dicha pretensión sugiere una clara tendencia al alza en la intensificación de
las tensiones estratégicas bilaterales, convirtiendo a los países de la región
en un influyente campo de batalla donde se debe dilucidar gran parte del futuro
del siglo XXI. Biden visitará Corea del Sur y Japón.
La
determinación de EEUU se refleja, en primer lugar, en el peso en su cartera de
la potenciación de los marcos de seguridad bilaterales y multilaterales como el
Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad), al que cabría sumar la alianza
AUKUS, con Australia y Reino Unido. Todo ello en línea con la Estrategia
Indo-Pacífica anunciada en febrero y cuyo objetivo no es otro que moldear dicho
entorno estratégico de forma que resulte más favorable a sus intereses partiendo
de una premisa principal: instituir una visión compartida acerca de la amenaza
china. Pero se abstendrán de decirlo expresamente, entre otros porque
esa mención rebajaría sus expectativas ya que son pocos los países de la
región que aceptarían formar parte de una alianza muy explícitamente antichina.
En paralelo,
Biden lanzará una nueva estrategia económica para la región llamada a rivalizar
con la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), una zona de libre
comercio en Asia oriental y Australia, establecida en noviembre de 2020 bajo el
liderazgo chino. El Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF) que promueve Biden,
muy vago en sustancia por el momento, tiene como primer reto disipar las
preocupaciones de Japón. A Fumio Kishida le gustaría revertir la decisión de
Trump de no participar en el Acuerdo Transpacífico Integral y Progresista
(CPTPP). Este es el acuerdo de comercio e inversión que originalmente pretendía
implicar a Washington en una asociación más profunda con los aliados de la
región. En Tokio existe una gran preocupación de que la nueva estrategia del
IPEF pueda socavar el CPTPP.
Triple aviso de
Beijing
En una
conversación virtual con su homólogo surcoreano Park Jin, el ministro de
Exteriores chino Wang Yi recordó a Seúl la importancia de los lazos económicos
bilaterales, ya se hable de comercio o de inversiones reciprocas, que ambas
partes deben tener muy presente en su política exterior. A su equivalente
japonés, Yoshimasa Hayashi, le espetó que la secuencia de acciones negativas de
Tokio perturban las relaciones, significándole poco menos que estaban haciendo
el trabajo sucio a otros y advirtiéndole sobre un reforzamiento de la alianza
Japón-EEUU que obvie las lecciones de la historia reciente.
Lo cierto es
que Japón actúa cada vez más como portador de la bandera de la política
estadounidense en Asia-Pacífico. Cabe recordar que la estrategia Indo-Pacífica
fue propuesta por primera vez por el ex primer ministro japonés Shinzo Abe, y
la idea de llevar a la OTAN a Asia-Pacífico también fue propuesta por primera
vez por Abe. En enero de 2007, Abe visitó la sede de la OTAN, la primera visita
de un jefe de gobierno japonés, y expresó el interés de Japón en unirse a una
asociación más fuerte con la OTAN. Por su parte, Corea del Sur se ha convertido
en la primera nación asiática en integrarse en el centro de defensa cibernética
de la OTAN.
En paralelo,
Yang Jiechi, máximo responsable de la política exterior en el PCCh, conversó
con el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan. Poniendo el parche antes de
la herida, le recordó que las palabras y acciones de EEUU no coinciden y
que, por el contrario, los chinos “haremos lo que hemos dicho”. El aviso
principal se refiere a Taiwán. China acusa a Washington de avivar las tensiones
en el estrecho con el propósito de utilizar este problema para presionarla. A
esa dinámica se sumaría Japón, que se ha convertido en uno de los aliados más
cercanos de Taipéi. En su isla habitada más occidental, Yonaguni, a 150 km de
la costa oriental de Taiwán, donde viven unos 1.700 habitantes y 200 soldados,
Tokio está planeando aumentar su presencia de tropas.
Además, Japón,
insistiendo en relacionar a Taiwán con Ucrania, pretende también una cierta
“ucranización” de las islas Senkaku (Diaoyu para los chinos), situadas en el Mar
de China oriental y reclamadas por Beijing. En caso de guerra con China, Japón
confía en poder obtener ayuda de Estados Unidos y probablemente de la OTAN.
Quizá por ello
también, el acercamiento a dicha alianza militar se acelera en los últimos
tiempos y estará presente en los debates y conclusiones de esta gira de Joe
Biden. Recientemente, el máximo responsable de las Fuerzas de Autodefensa de
Japón asistió por primera vez a una reunión de jefes de defensa militar de la
OTAN. En abril, el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken anunció
que Japón participaría en la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid a
finales de junio. La cumbre del QUAD y la reunión Biden-Kishida
promoverán la orientación de la OTAN hacia Asia-Pacífico.
Al destacar la
cuestión de Taiwán e insistir en compararla con la crisis de Ucrania, Japón y
EEUU pretenden arrastrar a los países europeos a ganar presencia militar y
estratégica en la región de Asia-Pacífico y utilizar la cuestión de Taiwán como
recurso para agrandar las grietas en la relación de Europa con China. Y de la
UE, siempre bien mandada, ya sabemos lo que se puede esperar…
Publicado en el Observatorio de la Política
China.
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