La mitad de la población se
opone al aumento del gasto militar
Por Antonio Antón
Rebelion / España
| 19/04/2022 |
La sociedad española está partida por la mitad respecto del incremento del
gasto militar, con un pequeño porcentaje indefinido.
Una parte
(47,3%) es partidaria de su aumento y otra parte similar (46,6%) se opone, con
la particularidad de que un sector significativo de esta oposición (12,2%)
plantea ir más lejos y apoya su reducción.
El reciente
Estudio nº 3358, marzo de 2022, del Centro de Investigaciones Sociológicas
(CIS), hace la siguiente pregunta: ¿Cree Ud. que España debería
aumentar su gasto en defensa con el objetivo de estar preparada para futuras
amenazas? Las respuestas, de una muestra de 2420 personas, son: el
47,3% de la población española considera que ‘SÍ, debería aumentar el gasto en
defensa’; el 34,4 %, ‘NO, no debería aumentar su gasto en defensa’, y el 12,2%,
‘NO, se debería disminuir su gasto en defensa’; ‘No sabe’, el 4,6%, y ‘No
contesta’, el 1,5%.
Similar rechazo
refleja la encuesta de la consultora ‘Simple Lógica’ para elDiario.es (13/04/2022):
el 48,7% está en contra de aumentar el gasto en defensa y el 42,1% a favor.
Estos datos
sobre la actitud de la ciudadanía ante el gasto militar apenas han tenido una
repercusión mediática y de debate político. El motivo: muestran la limitada
legitimidad cívica que tiene una decisión estratégica de la OTAN, de
incrementar el presupuesto de defensa hasta el 2% del PIB. Se acordó ya en
2014, bajo la presión de EE. UU., en la primera etapa del conflicto en Ucrania,
y se ha refrendado por la UE el pasado 11 de marzo en la cumbre de Versalles
como objetivo inmediato.
El Presidente
del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, ha asumido y expresado en el
Parlamento ese incremento como compromiso concreto. Supone el doble del
porcentaje actual en España, en torno al 1% del PIB, y unos 10.000 millones de
euros adicionales. Esta propuesta del PSOE, que habrá que arbitrar en los
Presupuestos Generales de los próximos años, ha estado apoyada entusiastamente
por las tres derechas (PP, VOX y C’s), pero ha contado con la oposición de su
socio de Gobierno, Unidas Podemos, y el resto del bloque de la
investidura, nacionalista y de izquierdas.
El contexto y
su sentido está claro, incluso es evidente en la propia pregunta del CIS al
mencionar las amenazas: Se trata de una decisión estratégica de refuerzo
militar de la OTAN. Se justifica en la guerra en Ucrania, y conlleva una
prioridad que no goza de suficiente consenso en la sociedad española (y
europea), preocupada fundamentalmente en la respuesta a la propia crisis social
y económica y la cobertura presupuestaria del gasto social.
Parto de la
valoración muy mayoritaria del rechazo a la brutal e injustificable agresión
decidida por el gobierno ruso, imbuido de un nacionalismo gran ruso,
conservador y autoritario, al Estado y el pueblo ucranio que tienen el derecho
a defenderse, a la resistencia armada. No entro en las modalidades de ese apoyo
y en otros aspectos geopolíticos, estratégicos e históricos.
Me centro en
dos aspectos concretos interrelacionados: la débil legitimidad cívica de ese
incremento del gasto militar, junto con la constatación de que Europa no
necesita su rearme para garantizar su seguridad colectiva. Detrás una
reflexión: sería conveniente otra orientación por la paz, el derecho
internacional y un orden mundial más justo.
La escasa legitimidad social del incremento del gasto militar
En el gráfico adjunto muestro las posiciones y diferencias existentes entre los principales electorados. Se pueden agrupar en tres grandes corrientes de opinión, en la que, aunque son plurales respecto de las dos opciones básicas, a favor o en contra del incremento del gasto militar, ambas se combinan en distinta proporción. La clasificación es algo diferente a la convencional de formaciones de derechas, izquierdas y nacionalistas. Y también distinta a la agrupación en los dos bloques básicos de apoyo u oposición al Gobierno de coalición. La realidad es que aunque las derechas tienen una posición homogénea, entre los socios de la investidura se produce una fuerte brecha, con dos actitudes diferenciadas.
Fuente: CIS. Estudio 3358, marzo de
2022, con elaboración propia.
Así,
en este caso específico, que puede ser significativo para otras trayectorias
políticas, la posición de los distintos electorados la clasifico en tres opciones
según su predominio:
1) Más gasto
militar: Las personas que apoyan muy mayoritariamente el incremento del
gasto militar, entre el 73% y el 82%, son votantes de las tres derechas (PP,
VOX y C’s).
2) Posición
mixta: Un bloque intermedio que está dividido casi a la mitad, favorable o
desfavorable, ante ese aumento, aunque con ligera minoría de las partidarias de
su incremento, entre el 40% y el 43%, respecto del 50%/58% que se oponen; son
votantes del PSOE, PNV y MP. Coincide, aproximadamente y algo escoradas hacia
la oposición, con las medias del conjunto estatal. Reflejan un conflicto
interno en sus bases sociales y respecto a sus representantes, en particular
para la dirección socialista con una fuerte responsabilidad en esta gestión y
una división relevante en su electorado.
3) No al
incremento del gasto militar: Los electorados que, ampliamente, se
manifiestan en contra de ese aumento, con más del 80% de oposición, y algunas
variaciones secundarias. Son votantes de izquierda, de UP/ECP (junto con Compromís que
se distancia en esto de MP) y del resto de los nacionalistas vascos (EH-Bildu)
y catalanes (ERC y JxCat). Entre ellos no llega al 17% favorable a su
incremento, con un porcentaje significativo (en torno a la cuarta parte) que
abogan por su reducción, especialmente en los catalanes.
Europa no necesita su rearme para garantizar su
seguridad
Con
datos del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de
Estocolmo, el total del gasto militar en el mundo (año 2020, en dólares) es de
casi dos billones (1,981), de los cuales la OTAN gastó más de la mitad (56%)
(1,103 billones). La distribución del total de millones de dólares y el
porcentaje respecto del total, por los principales países, junto con España, figura
en la tabla adjunta.
Nº |
PAÍS |
Millones de dólares |
% del total |
1 |
Estados Unidos |
778.000 |
39,0 |
2 |
China |
272.000 |
13,0 |
3 |
India |
72.900 |
3,7 |
4 |
Rusia |
61.700 |
3,1 |
5 |
Reino Unido |
59,200 |
3,0 |
6 |
Arabia Saudí |
57.500 |
2,9 |
7 |
Alemania |
52.800 |
2,7 |
8 |
Francia |
52.700 |
2,7 |
17 |
España |
17.400 |
0,9 |
TOTAL OTAN |
1.103.000 |
56,0 |
|
TOTAL MUNDIAL |
1.981.000 |
100,0 |
Fuente: Instituto
Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo
Respecto
de la comparación de los gastos de Rusia con los de los países europeos por
separado tenemos que los de Reino Unido, casi similar, y Francia y Alemania,
algo inferiores, casi llegan al nivel del gasto militar de Rusia. Los dos
primeros son también nucleares como Rusia, por tanto con capacidad destructiva
disuasoria. Si juntamos los de esos tres países y se suma el de otros países
europeos (Italia, España, Países Bajos, Polonia…), la inversión rusa sería la
cuarta parte que la europea.
Es
decir, la capacidad defensiva autónoma de Europa (sin la contribución
estadounidense) es cuatro veces mayor que la rusa, haciendo abstracción de
otras características tecnológicas y organizacionales. Además, el gasto militar
ruso es menos de la décima parte que el de EE. UU. Y menos del 6% en relación
con el del conjunto de la OTAN. Defender a Ucrania y frenar el expansionismo
ruso, desde luego, no es razón suficiente para ese incremento militar. En todo
caso es un pretexto. Su decisión de no entrar directamente en guerra contra el
Ejército ruso con tropas propias o facilitarle el armamento más ofensivo y
sofisticado (exclusión aérea, aviones, artillería pesada y tanques, todo de
última generación) obedece a otras consideraciones geopolíticas y estratégicas,
pero no a la inferioridad militar o su insuficiencia presupuestaria. ¿Qué
sentido tiene el incremento del gasto militar de la OTAN?.
Está
claro que el poderío militar de EE. UU. le permite una clara hegemonía mundial
en este plano político-militar, con sus ventajas comparativas en relación con
otros poderes emergentes (China/Rusia/India…), muy superior a su influencia
económico-comercial y su peso demográfico, e incluso a su peso en el plano
político y financiero. Su adversario global es China (y cierto desorden
multipolar internacional) con la que mantiene todavía una gran distancia,
aunque con temor por su avance a medio plazo. De ahí su interés por el
debilitamiento de Rusia y la alianza de ambos.
Lo
que se ventila a medio plazo es su capacidad de control mundial. Ante su
relativo declive económico-político, aunque sea lento, parece que lo quiere
contrapesar con su punto todavía más fuerte: su fuerza militar. Y subordinar a
ese objetivo a sus alianzas europeas. Pero esa estrategia de imposición de la
primacía militar se contradice con el discurso universalista de afrontarlo en
términos pacíficos y de cooperación (y competencia) mundial.
El
refuerzo militar de los países europeos no está justificado por la
potencialidad agresiva de Rusia hacia el conjunto de la Unión Europea, nada
verosímil, aun contando con la pulsión imperialista y reaccionaria del actual
régimen ruso, en el ámbito de su periferia territorial y las atrocidades
cometidas, que hay que condenar. Está motivado por el interés estratégico de
EE. UU. de contar con la subordinación europea en su pugna por mantener su
preponderancia mundial.
Sería
el tema de debate europeo para definir el concepto de autonomía estratégica,
con sus específicos intereses en el ámbito internacional y sus propios valores
democráticos para frenar la involución ultraderechista y la prepotencia
imperialista o neocolonialista, arropados en los nacionalismos regresivos y
excluyentes que comparten, junto con las élites rusas, tendencias poderosas
como el trumpismo y la ultraderecha europea (y de otros
países).
Especialmente,
en la arena internacional, hay que ser realista respecto de los fines y los
medios para evitar la guerra y asegurar la paz, en un orden más justo. Ni
simple adaptación a los que más mandan, ni ingenuidad principista. La sociedad
española, en su pluralidad, nos ofrece una pauta: prácticamente la mayoría
rechaza el incremento del gasto militar, exige otra alternativa. Es un buen
paso.
Antonio Antón. Profesor de Sociología de la
Universidad Autónoma de Madrid.
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario