El 28 de enero de 1853
nacía en La Habana el destacado precursor del modernismo literario
hispanoamericano y líder de la independencia de Cuba José Martí. Lo recordamos
con este artículo de 1883 en el que ya apunta el concepto de Nuestra América.
Respeto a nuestra América
El Viejo Topo
28 enero, 2022
Nótase con gozo
por cuantos estudian la prensa norte americana, el creciente respeto que, sólo
con haber empezado a revelar su intención de vivir en acuerdo con las grandezas
del tiempo, consiguen ya inspirar a este pueblo de hechos y tamaños de países
que, acaso no le servían ha poco más que para ocasión de mostrar desdenes y
burlas.
Ya no se halla
muy frecuentemente en los diarios aquella alusión impertinente, y sólo en
apariencia merecida, a nuestros cambios súbitos de gobierno y guerras, que era
antes lugar común de todo articulo sobre nuestros países; sino noticias de
contratos, entusiastas relaciones de nuestras riquezas, tributos de respeto a
nuestros hacendistas y estadistas, y un tono general y afectuoso, mezclado aún
de sorpresa y descreimiento.
No bien
desocupada apenas la América Latina de las contiendas que libran en su seno el
espíritu joven y el antiguo, ya porque aquél entienda que vale más esperar a
que el Sol nuevo funda y pulverice las venenosas ruinas, que gastar las fuerzas
neciamente en lo que al cabo ha de hacer el sol, ya que cedan los enconados
hombres de antaño, amigos de casas solariegas y privilegios patriarcales, al
noble decoro y generosa influencia que trae consigo el ejercicio reposado de la
Libertad,–se ve adelantar, como cortejo de gente joven que saliese adolorida y
sonriente de enfermedad grave, al séquito de pueblos que nacieron armados del
pomo de la espada de Bolívar.
Vense en todos
ellos señales comunes. Es una de ellas el espontáneo reconocimiento de los
méritos sólidos y silenciosos de los hombres de la paz, empresarios osados,
hacendados innovadores, creadores de ferro-carriles, ajustadores de tratados,
movedores de fuerzas, constructores, creadores. Los hombres de armas van a
menos, y los de agricultura, comercio y hacienda a más.–En tierras donde antes
no esperaban los brillantes y desocupados mozos, sino matrimonio rico o
revolución vencedora que los pusieran, como a estatua sobre pedestal, sobre la
vida,–ahora se ve a los mozos ideando empresas, sirviendo comercios, zurciendo
cambios, abogando por intereses de vías férreas, trabajando contentos y
orgullosos por campos y por minas. Los que antes pesaban sobre su país,
dormidos sobre él, ahora llevan a su país en sus hombros.
No hubiera más
que esta razón, que con júbilo notamos a una en casi todas nuestras tierras, y
ya serían dignas del creciente respeto de que hoy tomamos nota.
Y esto es
justo. Lo que acontece en la América Española no puede verse como un hecho
aislado, sino como una enérgica, madura y casi simultánea decisión de entrar de
una vez con brío en este magnifico concierto de pueblos triunfantes y
trabajadores, en que empieza a parecer menos velado el cielo–y viles los
ociosos. Se está en un alba, y como en los umbrales de una vida luminosa. Se
esparce tal claridad por sobre la Tierra, que parece que van todos los hombres
coronados de astros.
Y astros los
coronan: la estima de sí propios, el dominio de su razón, el goce de sus
derechos, el conocimiento de la tierra de que viven.–Ciencia y libertad son
llaves maestras que han abierto las puertas por donde entran los hombres a
torrentes, enamorados del mundo venidero. Diríase que al venir a tierra tantas
coronas de cabezas de reyes, las cogieron los hombres en sus manos, y se han
ceñido a las sienes sus fragmentos.
La América. Nueva York, agosto, de 1883.
Fuente: Portal José Martí.
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario