Para
los 84 mil habitantes de la isla de La Palma la erupción volcánica es lo más
parecido al colapso de sus vidas. Dura ya varias semanas y puede extenderse por
meses. ¿Cuál ha sido la reacción de las diversas clases sociales y del Estado?
Imágenes del colapso: el volcán de La Palma
El Viejo Topo
20 octubre, 2021
Para la
pequeña población de la isla La Palma (84 mil habitantes), la erupción
volcánica es lo más parecido al colapso de sus vidas, que dura ya varias
semanas y al parecer se extenderá por meses. La reacción de las diversas clases
sociales y del Estado español pueden sernos de utilidad para anticipar lo que
sucederá en los colapsos que, inevitablemente, nos van a afectar.
Por arriba, la
monarquía dijo algo así como rezaremos por ustedes, a una población que ha
perdido sus viviendas y sus medios de vida, en general pequeñas plantaciones de
plátano de media hectárea.
El gobierno de
Madrid se apresuró a pedir ayudas europeas que se devolverán con más impuestos,
mientras aseguró que todo está bajo control. Desde la primera intervención
pública, los gobernantes dijeron que la erupción podría ser un incentivo para
atraer turistas, profundizando un modelo altamente depredador.
Por abajo, las
impresiones que pude recoger en la isla vecina (Tenerife), provienen de
miembros de La Casa, un colectivo territorial en La Orotava, con quienes
tenemos estos días talleres presenciales de formación en educación popular.
Jessica Pérez y José Miguel Martín, quienes han tenido conflictos y juicios con
los poderes locales, dibujaron un panorama desolador.
Lo más
indignante, explica Jessica, “fue ver cómo los turistas que estos días vuelan a
la isla, se hacen selfies sonriendo con el volcán detrás,
mientras la lava arrasa las viviendas campesinas”. Una frase que sintetiza el
dolor y la estupidez humana, que se traduce en aferrase a un modelo que los
activistas consideran parte del extractivismo en las islas.
Con 2 millones
de habitantes, Canarias recibe cada año 16 millones de turistas, agrega José
Miguel. Ambos participan en La Casa y en la Asamblea Canaria por el Reparto de la
Riqueza y Jessica también en grupos feministas anticoloniales, desde hace unos
17 años. Comenzaron su vida militante desde el movimiento independentista que
fue muy potente en la década de 1970.
Las personas de
abajo y a la izquierda en Canarias consideran que viven una situación colonial,
cuya mayor expresión es el modelo de acumulación por despojo o extractivismo.
La economía está dominada por las exportaciones agrícolas desde la Conquista,
en tanto los terratenientes se hicieron con las mejores tierras expulsando a la
población originaria (guanches de origen amazigh), que sobrevive en tierras
altas o debió emigrar a las ciudades.
Primero fue el
monocultivo de caña de azúcar y ahora el turismo que, masivo, agudiza el
despojo. La clase social formada por godos o españoles monopoliza
también el agua, el bien más escaso junto a la justicia social. Canarias
fue el laboratorio para la conquista de América, insisten las organizaciones.
El movimiento
ecologista es el vertebrador de las grandes protestas, explica José Miguel,
contra las grandes obras portuarias y hoteleras, que no sólo depredan las
costas sino que agudizan la escasez de agua.
Entre los
movimientos, debe destacarse también el antimilitarista, en una isla donde las
fuerzas armadas españolas y la Organización del Tratado del Atlántico Norte
mantienen una ostensible presencia. La solidaridad con los pueblos de África se
concreta en el apoyo al pueblo saharaui y a los miles de migrantes que llegan a
las costas en precarias pateras.
Mientras arriba
predomina la frivolidad, las redes informales de solidaridad se encargaron de
hacer llegar a La Palma toneladas de alimentos y de ropa, directamente, de
comunidad a comunidad. Fueron tantos los alimentos que llegaron a la isla
afectada, que se pidió que dejaran de enviar comestibles porque los depósitos
estaban abarrotados.
La solidaridad
es habitual en las islas, sobre todo ante catástrofes como los grandes
incendios. En esta ocasión hubo un auténtico desborde de solidaridad, desde la
base de la sociedad, que no quiso ingresar dinero en los bancos como pidieron
empresarios y gobernantes, sino hacerla llegar directamente, explica José
Miguel.
Siglos de
expropiaciones y de corrupción han llevado a una parte de la población a
desconfiar de las instituciones y del arriba. El turismo consiguió copar
las mejores viviendas y los mejores espacios naturales, además de sobreutilizar
recursos escasos como el agua, agrega Jessica.
El resultado
del modelo puede traducirse en números: .3 por ciento de los canarios acumula
una riqueza equivalente a la mitad del PIB; Cáritas informa que 55 por ciento
de la población vive en la precariedad, ya que ingresa menos de un salario
mínimo; un tercio de la población activa está desempleada, en particular los
jóvenes.
Comprendemos
que la soberbia, arriba, y la resistencia, abajo, no reconocen fronteras ni
colores de piel.
Los colectivos
de Canarias recibirán en semanas a integrantes de la gira zapatista que ya se
está desplegando por tierras europeas. En Canarias les espera un encuentro entre
pueblos que han sufrido la colonización y siguen resistiendo el despojo, cada
quien con sus propios ritmos y modos de andar.
Artículo publicado originalmente en La Jornada.
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