Empresas y bancos europeos
participan en la destrucción de bosques y sabanas de Brasil
Por ENCO
Rebelion
14/10/2021
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
La Amazonia y
la región del Cerrado se enfrentan a una destrucción devastadora debido a la
exportación de carne y soja a bajo precio. Un informe inédito señala la
responsabilidad que tienen empresas europeas.
La dependencia
de Brasil de la exportación de materias primas es la causa principal del nivel
sin precedentes de deforestación y explotación excesiva de la naturaleza en los
dos ecosistemas más ricos de Brasil: la Amazonia y el Cerrado (la región de
sabana). La Amazonia es clave para la salud medioambiental del mundo ya que
influye en el clima debido a su papel de receptora y almacenadora de carbono;
el Cerrado, por su parte, es la sabana más rica del mundo. Y grandes empresas y
establecimientos financieros europeos desempeñan ahí un papel importante.
Más allá de la
extrema abundancia de flora y fauna, de agua y biodiversidad que poseen, las
regiones de la Amazonia y del Cerrado son el hábitat de muchas comunidades
tradicionales (poblaciones autóctonas, pequeños agricultores, comunidades recolectoras del coco de la plamera «babassu», comunidades de afrodescendientes) que
desde hace siglos han permitido que la economía local coexista con la
pervivencia de los recursos naturales. Muchos intereses económicos amenazan
vastos territorios de estos ecosistemas: el avance de la agroindustria basada
en la ganadería, los grandes monocultivos de soja, carne y madera, y las
actividades mineras y de explotación forestal vinculadas a las industrias de
materias primas.
Incendios, conflictos debido a la apropiación de tierras, agresiones a las
comunidades autóctonas
En 2019 unos incendios generalizados, la mayoría de los cuales se produjeron a consecuencia de la práctica de abrir zonas de pasto para el ganado, devastaron gran parte de las selvas tropicales amazónicas. La cantidad de focos de incendio identificados en la región amazónica en agosto de 2019 fue la más alta desde 2010 y el doble de las cifras registradas en el mismo periodo del año anterior. En la región del Cerrado inmensas extensiones de vegetación de tierras indígenas se han convertido en zonas de pasto y de producción agrícola. Se calcula que la expansión de la agroindustria ha modificado aproximadamente el 80% de la vegetación original del Cerrado.
Figura 1: Lugar
de procedencia y países a los que se destina la soja que puede haber sido la
causa de deforestaciones ilegales. Cálculos de las medias anuales entre 2009 y
2017 (Trase, 2020).
Actualmente las
regiones de la Amazonia y del Cerrado son territorios de conflicto político,
económico y medioambiental, unos conflictos que no se deben solo a la
competencia interna entre los sectores económicos que explotan soja, maíz,
carne de vacuno, cuero, madera, caña de azúcar, algodón y recursos minerales,
sino también a los conflictos entre las empresas agrícolas grandes y medianas
(a las que el gobierno de Jair Bolsonaro apoya económicamente) y las
poblaciones forestales.
Bajo el
gobierno Bolsonaro han seguido aumentando las agresiones, expulsiones y
desplazamientos de las comunidades tradicionales. La pandemia ha supuesto un
nuevo reto puesto que los organismos del Estado encargados de vigilar que se
respetan los derechos también han estado en confinamiento, lo que ha hecho más
fácil violar los derechos de varias comunidades de las regiones del Mato
Grosso, del Pará, de la Rondônia y del Maranhão. Por ejemplo, el pueblo
indígena xavante, en el Mato Grosso, ha sufrido más agresiones durante la
pandemia. Además, en agosto de 2020 tanto las comunidades campesinas de Balsas,
en el estado del Maranhão, como la comunidad de Bom Acerto, sufrieron un
desplazamiento forzado (1).
¿Qué papel desempeñan las empresas europeas?
La lucha contra
la deforestación ilegal tiene por objetivo las empresas implicadas en la cadena
de producción de los productos de base, incluidas las instituciones financieras
y otras empresas multinacionales que forman parte del proceso de
aprovisionamiento. Por ejemplo, en 2016 el Banco Santander español fue condenado
a una multa de 15 millones de dolares por haber proporcionado apoyo financiero
a unos cultivos que se habían realizado en unas zonas deforestadas ilegalmente.
Grandes sociedades del negocio de los cereales, entre ellas Cargill y Bunge
(Estados Unidos), fueron condenadas a pagar unas multas que ascendían a 29
millones de dólares tras una investigación del IBAMA (Instituto Brasileño del
Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables) que descubrió que
aproximadamente 3.000 toneladas de cereales producidas por cinco empresas se
habían cosechado en zonas en las que la agricultura estaba prohibida.
Además del
apoyo financiero, empresas europeas operan directamente en las regiones de la
Amazonia y el Cerrado, y a algunas se les acusa de violar derechos ahí. Se ha
acusado de generar impactos negativos sobre el territorio a sociedades mineras
presentes en el estado de Pará (como la francesa Imerys y la noruega Norsk
Hydro) y a grupos del sector de las infraestructuras (privadas y estatales) que
gestionan concesiones de transporte y de distribución de energía. Según las
organizaciones de la sociedad civil, la presencia de estas sociedades
multinacionales ha contribuido a aumentar la tensión sobre el territorio contra
los derechos de las comunidades locales.
Los Países Bajos y España son los principales destinos europeos de la soja
vinculada a la deforestación
De todos los
productos de base que presentan un riesgo medioambiental, la soja es el más
negociado en los mercados internacionales. En 2016 tres países de América del
Sur (Brasil, Argentina y Paraguay) representaban el 50% de la producción
mundial de soja, lo que corresponde a una superficie de aproximadamente 56
millones de hectáreas. Tres cultivos (soja, caña de azúcar y maíz) ocupan el
70% de la superficie agrícola y representan más del 60% del valor total de la
producción agrícola del país. En veinticinco años la producción de soja ha
aumentado un 400% en Brasil.
En un principio
los cultivos de soja se plantaron en las regiones del sur del país, que están
más adaptadas a esta producción. Después de la década de 1970 empresas como
Syngenta (Suiza) y Pioneer (Estados Unidos) invirtieron en semillas
transgénicas adaptadas al ecosistema del Cerrado con el apoyo del gobierno
brasileño. Una vez que se logró “dominar” las sabanas, la expansión de la
agroindustria se dirigió a la región de la Amazonia desde la década de 2000.
Según las
cifras de la base de datos Trase, los Países Bajos y España son los
principales destinos europeos de la soja vinculada a la deforestación, seguidos
de Francia y Alemania. Estudios recientes calculan que en los últimos años
llegaron al mercado europeo aproximadamente dos millones de toneladas soja
plantada ilegalmente cada año, de las cuales 500.000 toneladas se produjeron en
la región de la Amazonia. Cerca de la mitad de las propiedades rurales de la
Amazonia y de las tierras agrícolas de la región del Cerrado, que producen soja
y carne de vacuno para la exportación, no respetan los límites de deforestación
fijados por el código forestal.
La cadena de producción de la soja en Brasil esta dominada por cinco grandes sociedades comerciales mundiales: ADM, Bunge, Cargill, Louis Dreyfus y COFCO. Entre los diez primeros países destinatarios de la soja de la Amazonia y el Cerrado están los Países Bajos (36%), España (21%), Alemania (10%) y Francia (10%).
Figura dos:
Cálculo del riesgo de deforestación por parte de los negociantes de soja en
Brasil (2020, en hectáreas).
Los negociantes
de soja reciben el apoyo financiero directo de muchas instituciones financieras
vinculadas a ellos a través de fondos propios (sobre todo participaciones y
propiedades privadas) y de deudas (como obligaciones, préstamos y facilidades
de créditos renovables).
La Unión Europea es el segundo principal comprador de carne brasileña,
después de China
Brasil tiene
más vacas (214 millones de cabezas de ganado) que habitantes. Esta cifra sigue
aumentando, sobre todo en la Amazonia y el Cerrado. En 2019 Brasil exportó 1,84
millones de toneladas de carne bovina, lo que le convierte en el mayor
exportador del mundo, según la Asociación Brasileña de Industrias Exportadoras
de Carne (ABIEC). A diferencia de la cadena de producción de la soja, el sector
de la carne está gestionado por grandes empresas nacionales financiadas por
capitales nacionales y extranjeros. Con la compra en 2017 de más de 180.000
toneladas de carne brasileña la Unión Europea es el segundo principal comprador
de carne brasileña, después de China.
El gobierno
brasileño ha fomentado mucho la política de exportación a través de la creación
en 2008 de un programa de apoyo a los “campeones nacionales”. El Banco Nacional
para el Desarrollo Económico y Social (BNDES) desbloqueó una serie de
subvenciones para fomentar algunas empresas en sectores específicos, como la
transformación de la carne, y estimular su crecimiento. Estas subvenciones
ayudaron a desarrollarse a empresas brasileñas de transformación de la carne
como JBS y Marfrig. Esta última se ha convertido en el tercer mayor productor
de carne del mundo. JBS es el primer productor mundial de carne y figura entre
las diez mayores empresas agroalimentarias del mundo. Como exportador, JBS se
aprovisiona en 1.324 municipios, esto es, el 47% de los municipios productores
de carne bovina de Brasil en 2017. Además, BRF, empresa de transformación de aves
de corral, se ha convertido en uno de los mayores exportadores del mundo de
este producto y tiene dos fábricas de transformación en Europa (Países Bajos e
Inglaterra) y nueve en Argentina.
Sin embargo, el
precio del crecimiento de estas multinacionales ha sido alto: el aumento
generalizado de la destrucción de los biomas de la Amazonia y del Cerrado, pero
también las deplorables condiciones de trabajo a las que se somete a sus
empleados.
No es una
novedad las terribles condiciones de la cadena de producción de la carne, tanto
para el ganado como para las personas que trabajan ahí. La situación es similar
en la cadena de la soja: además de las condiciones laborales degradantes, de
los casos de trabajo forzado y del acaparamiento de tierras, Brasil puede presionar
sobre los costes de producción y exportar a bajo precio, y producir la carne
más barata del mundo en la Amazonia.
Cadena de la carne: BNP, Carrefour, Nestlé y mucha otras
Minerva, uno de
los tres grandes envasadores de carne de Brasil, obtiene al menos una tercera
parte de sus ingresos brutos de sus exportaciones de carne de vacuno brasileña,
vinculadas a 10.900 hectáreas que corren peligro de deforestación debido a la
expansión de los pastos para el ganado en 2017. Parte de los accionistas de Minerva
son grandes inversores mundiales que actualmente no tienen compromiso alguno en
materia de deforestación, como Morgan Stanley (4,94% del capital), Vanguard
(2,21%) y BlackRock (0,4%), así como instituciones financieras que han
reconocido públicamente el problema del riesgo de deforestación, como BNP
Paribas (2,26%).
Además, JBS,
Marfrig y Minerva recibieron más de 9.000 millones de reales (1.500 millones de
euros al cambio actual) en inversiones y préstamos de bancos europeos y no
europeos que han firmado acuerdos medioambientales, como Deutsche Bank, Banco
Santander, BNP Paribas y HSBC. Por desgracia, la ausencia de leyes en Europa
sobre el tema “significa que los bancos, los inversores, las agencias de
calificación, los importadores y los supermercados no tiene la
obligación legal derealizar un control previo sobre el riesgo de
deforestación antes de hacer negocios con las empresas del sector de
la carne de vacuno”, se lamentaba la ONG Global Witness en un informe sobre el tema de diciembre de
2020.
En 2014 varios
gobiernos, la sociedad civil y varias empresas privadas aprobaron la Declaración de
Nueva York
sobre los bosques,
cuyo objetivo era reducir la deforestación mundial de aquí a 2020. Los estados
brasileños de Pará, Amazonas y Acre figuran entre los signatarios brasileños,
mientras que Deutsche Bank y Nestlé figuran entre los signatarios europeos. Sin
embargo, según Mighty Earth, los grupos Nestlé y Carrefour
todavía no han dejado de comprar carne a JBS y Marfrig.
Implicación de fondos de inversión alemanes, neerlandeses y suecos
El precio de
las tierras agrícolas brasileñas, en particular en el Cerrado, ha aumentado de
forma exponencial debido a la explotación financiera de las tierras. Los
inversores institucionales, como los fondos de pensiones y los fondos de
capital-inversión, las sociedades inmobiliarias y la agroindustria, aplican un
modelo de empresa que da valor a las tierras adquiriendo y desbrozando para la
agricultura zonas de vegetación autóctona, en vez de basar sus ingresos en la
producción de mercancías.
En los últimos
15 años se han creado muchas sociedades inmobiliarias centradas totalmente en
la adquisición, venta, arrendamiento y gestión de tierras agrícolas en estas
regiones. En el Cerrado se han privatizando ilegalmente vastas zonas indígenas
que oficialmente pertenecen al Estado. Este proceso conlleva generalmente la
expulsión violenta de los habitantes (muchos de los cuales provienen de
comunidades tradicionales o de las poblaciones rurales pobres), así como
desbroces o deforestaciones extensivos. Últimamente se han vendido estas zonas
agrícolas a sociedades agroindustriales o sociedades inmobiliarias, que pueden
alquilar o vender las tierras.
Tres fondos de
inversión europeos contribuyen al funcionamiento de las sociedades
inmobiliarias en la región del Cerrado: el fondo de pensiones alemán
Ärzteversorgung Westfalen-Lippe, el neerlandés Algemeen Burgerlijk
Pensioenfonds (ABP) y el sueco Andra AP-fonden (AP2). Estos fondos de pensiones
invierten en fondos de inversión gestionados por la Teachers Insurance and
Annuity Association of America (TIAA), un fondo de pensiones privado sin ánimo
de lucro que actualmente está considerado el mayor inversor en tierras
agrícolas y el tercer gestor mundial de inmobiliario comercial. A la hora
actual posee en Brasil unos activos valorados en 2.000 millones de dólares.
La mayoría de
las tierras agrícolas que pertenecen a empresas extranjeras en la región del
Cerrado se financian a través de la TIAA. Este fondo también está presente en
el mercado de tierras agrícolas a través de empresas como Radar Propriedades
Agrícolas (una empresa conjunta entre una sociedad brasileña, Cosan, y Mansilla
Participações, una sociedad que pertenece totalmente a TIAA) y Tellus Brasil
Participações, una filial nacional centrada en la adquisición de tierras, en la
que TIAA tiene una participación importante (49%). TIAA ha creado una compleja
red de sociedades para comprar e invertir en tierras agrícolas al margen de las
restricciones legales impuestas por las leyes nacionales sobre la propiedad
inmobiliaria por parte de personas extranjeras. En medio de todo esto, la responsabilidad
de las empresas e instituciones financieras europeas tiende a invisibilizarse,
aunque no desaparece.
Véase el informe íntegro en inglés, publicado
por ENCO (siglas en inglés de Red Europea de los Observatorios de las
Multinacionales).
Nota:
(1) Véase la
página web de noticias de la Agencia Pública.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su
integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como
fuente de la traducción.
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