Endesa troceada: un
expolio de lo público o la historia de un despropósito
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La liberalización del sector está siendo
una enorme estafa para los más débiles y un enorme despropósito empresarial y
sectorial.
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La opa de Enel sobre la entonces primera
eléctrica española fue una de las operaciones más caras de la historia
económica europea.
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La Endesa estatal contribuyó con sus
beneficios al saneamiento financiero de otros sectores industriales
Sede de
Endesa en Madrid.
Rodolfo
Rieznik —26 de octubre de 2014 20:24h
Enel, la
eléctrica estatal italiana, expolia y trocea Endesa, de la que tiene el 92%, al
repartir un dividendo de 14.600 millones de euros y llevarse todos sus activos
latinoamericanos. El dividendo es el más grande jamás pagado en la historia de
España. Los italianos hacen caja para pagar la compra del negocio
latinoamericano, unos 8.600 millones, y de paso, reducir la deuda de Enel, de
50.000 millones. Para poder transferir semejante cantidad duplicarán la deuda
de Endesa con 5.000 millones más. Enel se lleva el segmento de negocio más
rentable y dejará a Endesa como empresa de ámbito nacional1,
lo que era 20 años antes. Endesa quedará desmembrada y en términos de
capitalización será menos de la mitad de lo que llegó a ser hace 7 años, cuando
Enel la compró.
La
electricidad en España subirá más (ya es de la más cara de la Unión Europea)
cuando Endesa repercuta en la luz la nueva situación financiera de la empresa.
Y la operación es un expolio a los ciudadanos españoles que financiaron durante
70 años, con la tarifa eléctrica, las inversiones que transformaron, a fines
del siglo pasado, a Endesa en uno de los mayores grupos empresariales de
España.
Paradójicamente,
será una empresa pública la que terminará de liquidar a la que se llamó en su
momento, con cierto orgullo, Empresa Nacional de Electricidad y que a fines del
siglo XX era un líder sectorial energético eficiente. Endesa contribuyó a
universalizar el servicio eléctrico haciendo posible que la electricidad
llegara al conjunto de los ciudadanos y fortaleció técnicamente el suministro
asegurando una energía más segura y confiable. Fue la empresa insignia del
antiguo Instituto Nacional de Industria que, además, contribuyó con sus
beneficios a fortalecer al sector eléctrico español y al saneamiento financiero
de otros sectores industriales.2
Breve historia de Endesa
Endesa
nació en 1944 cuando, aislado el país económica y políticamente, tuvo dificultades
para desarrollar y consolidar un sector eléctrico en condiciones de afrontar la
reconstrucción económica. La España inmediata de la posguerra no tenía las
divisas necesarias para importar la tecnología y los combustibles para generar
energía eléctrica. No hubo otra opción que construir centrales térmicas e
hidráulicas aprovechando los recursos naturales autóctonos del carbón de
Galicia y el impulso del agua de las cuencas del norte del país. Endesa se creó
para esa tarea.
Los años
50 y 60, de desarrollismo y planes de estabilización, coincidieron con los
modelos energéticos sustentados en petróleo barato y abundante que impusieron
instalaciones de centrales de fuel-oil, técnicamente más sencillas y
económicas. El consumo creció en esos años a tasas superiores al 10%. Las
constantes necesidades de inversión por el crecimiento de la demanda energética
indujeron, sin mucho debate ecológico en aquellos primeros años de introducción
de esta tecnología, a la construcción de centrales nucleares ante el agotamiento
de los recursos hidrológicos y la necesidad de diversificar el mix de
generación.
La crisis
de los años 70 (guerra árabe-israelí) cuadruplicó el precio del petróleo y
disparó los costos energéticos. Como resultado, se formularon los primeros
planes indicativos3. Entre otras cosas, se establecieron
garantías de remuneración a la inversión en la tarifa eléctrica ante la
incertidumbre económica del final de los años dorados del capitalismo de posguerra,
en un sector, como el eléctrico, intensivo en capital.
La década
de los 80 registra la segunda gran subida de los precios del petróleo después
de la caída del Sha de Irán en el año 79. España se encontró con un parque de
generación muy dependiente del petróleo y con una gran parte de las empresas
eléctricas privadas endeudadas peligrosamente en inversiones en centrales
térmicas y nucleares4. Endesa había construido plantas de
carbón e hidroeléctricas y pudo sortear la crisis del petróleo. El primer
gobierno del PSOE, en 1982, aprovechó sus cuentas saneadas para concretar
un salvataje financiero del sector eléctrico privado a través
de un intercambio de activos. Endesa, que compró plantas y otros negocios a las
empresas en situación delicada para aliviar la deuda de las mismas, salió
convertida en 1985 en la cabecera de un grupo eléctrico público de ciclo
completo al agregtar al negocio de la generación, de la cual ya era líder, el
de la distribución. Aquel conjunto de operaciones terminó transformando al
sector en un oligopolio de Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa y Gas Natural, con
una participación más que proporcional de las primeras dos.
Las
políticas neoliberales y globales de los años 90 condujeron a la liberalizaron
y desregulación del sector energético, especialmente el eléctrico, que llevaron
a la creación de mercados abiertos a partir del desmembramiento, en algunos
países, de los monopolios naturales preexistentes, como en América Latina, o la
separación de los negocios de generación, transmisión y distribución integrados
hasta entonces en empresas únicas.
El
abandono de la planificación indicativa en España y el desarrollo del “marco
legal y estable”5 se hizo cuando Endesa estaba
capitalizada6, con tesorería para acometer una
expansión internacional dada la saturación de capacidad de producción eléctrica
en España.
A su vez,
las políticas neoliberales del “Consenso de Washington” en los años 90 vigentes
en América Latina, de privatización y venta rápida de empresas de servicios
públicos, permitió a Endesa concretar en 1992, en Argentina, la primera compra
de una empresa de distribución eléctrica en la ciudad de Buenos Aires. Así
inició la expansión como grupo empresarial en Latinoamérica. En 7 años, entre
1992 y 1997, invirtió la friolera de 15.000 millones de dólares7 y
pasó a ser la primera empresa eléctrica privada de la región.
El Partido Popular se hace con Endesa
Sin
embargo, fue la privatización progresiva de Endesa en los 80–90 el caldo de
cultivo en el que se fraguó el expolio actual. Comenzó en 1988 con los
socialistas en el poder, al vender un 25% del capital. La continuó el Partido
Popular con Aznar en 1997 colocando en bolsa, vía OPV8,
otro 35%. Ahí se pierde la mayoría de control público. En 1998 el PP termina de
privatizarla al 97%. Simultáneamente, el gobierno maniobra y blinda
estatutariamente el consejo de administración de la compañía para garantizar su
futuro control ejecutivo con directivos políticamente afines. Por eso Manuel
Pizarro pudo conservar la presidencia de Endesa después de que Rodríguez
Zapatero ganara las elecciones de 2004.
En 2001,
el grupo ya era un negocio monumental: 13.500 millones de ingresos y 4.400
millones de beneficios anuales. Era muy apetitoso para cualquier “gestor”
privado manejar esa masa ingente de dinero. 9
Rodolfo
Martín Villa, su presidente entre 1997 y 2002, con el PP en el gobierno,
intentó en 2001 la fusión con Iberdrola. Incluso propuso conformar un núcleo
duro de control con las cajas de ahorro a partir del porcentaje de
participación que tenía Caja Madrid en Endesa, para poder defenderse de una
potencial OPA10 de control por algún grupo
extranjero. El sector más liberal del PP, con Rodrigo Rato y Pizarro a la
cabeza, se opusieron con el argumento falaz de que iba contra el mercado
competitivo y el proyecto de fusión fracasó.
El
gobierno de Zapatero no pudo retomar el control de Endesa. Lo intentó en 2005 a
través de la OPA de Gas Natural. Pizarro, a la sazón presidente de Endesa,
entendió que tras la operación estaba la mano negra de los catalanes11 y
el gobierno del PSOE y, con la complicidad del PP, se revolvió para hacerla
abortar. Gastó generosamente millones de euros en asesores legales y
consultores para frenarla y terminó impulsando una contraopa de la alemana
E.ON, de la que se sentía más cercano ideológicamente. Finalmente, tras 2 años
de una batalla político económica extraordinariamente agresiva y costosa, la
constructora española Acciona y la estatal italiana Enel, con el concurso
financiero del Banco Santander, formalizaron en una mañana la compra de Endesa
por más de 40.000 millones de euros. Una de las operaciones más caras de la
historia económica europea.
En esos 2
años, el precio de la acción de Endesa se disparó de los 20 euros de septiembre
de 2005 a más de 41 en marzo de 2007, cuando concluye. Endesa tenía en torno a
1.000 millones de acciones emitidas y se canalizaron a la especulación unos
20.000 millones, dejando pingues beneficios a los actores participantes y a los
promotores. La especulación, como siempre la financian el conjunto de los
ciudadanos. La subida del valor de las acciones exige más dividendos para
remunerar el capital y como la tarifa eléctrica garantiza la rentabilidad de
las empresas, ésta crece en paralelo al aumento de cotización de las mismas.
Para que
esta fantástica operación financiera no impactara súbitamente en el precio de
la electrcidad, Rato, ministro de Economía en 1998, camufló el incremento del
precio de la luz instaurando el “déficit de tarifa”. Aunque el recibo no subía
más que en un 2% anual, porcentaje próximo a la inflación, la diferencia con el
precio del mercado eléctrico se trataba como una deuda, de todos los españoles,
a pagar en el plazo de 15 años. El saldo acumulado alcanzó a principios de este
año, 2014, los 30.000 millones de euros, importe que las eléctricas ya han
cobrado en su mayoría convirtiendo los títulos de deuda en ingresos
adelantados. En cambio, los ciudadanos los pagamos a los bancos, tenedores de
la deuda, en forma de “peaje” todos los años en el recibo de la luz.
La
liberalización progresiva del sector eléctrico en marcha desde 1997 y
completado definitivamente en 2013 con la desregulación total de la tarifa
eléctrica, no ha introducido ni eficiencia ni mejores precios de la
electricidad; al revés, ha recogido en tarifa el expolio y la especulación a la
que ha estado sometido el sector en los últimas décadas. Empresas, fondos de
inversión y grupos capitalistas del más variado origen se han embolsado grandes
ganancias mientras que una parte importante de los ciudadanos han ingresado en
un status de “pobres energéticos”, esto es, sin acceso a los beneficios de un
servicio eléctrico en condiciones
Este es el
panorama eléctrico en el que se consuma este escándalo de 14.600 millones de
euros. Los 30 años de liberalización del sector eléctrico están siendo una
enorme estafa para los más débiles y un enorme despropósito empresarial y
sectorial.
1 Le
quedarán algunas inversiones en Marruecos y Portugal.
2 Los
buenos resultados de Endesa nutrían las cuentas del INI y se utilizaban
financiar para procesos de reconversión industrial en otras empresas del INI
como la minería.
3 Las
empresas se obligaban a realizar las inversiones que satisfacían el incremento
de la demanda.
4 La
tecnología nuclear era un monopolio de americanos y franceses y los costos de
construcción se habían multiplicado de manera incontrolada.
5 A
fines de los 80, el gobierno presionado por Europa diseñó una transición para
la apertura del sector eléctrico a nuevos agentes. Las empresa que venían a
acometiendo inversiones de acuerdo los planes indicativos previos negociaron
seguir cobrando en tarifa las amortizaciones a través de los llamados costes a
la transición y que aún hoy siguen recuperando a través de los peajes.
6 En
1995 Endesa era la primera empresa española por beneficios (150 mil millones de
pesetas) y capitalización bursátil (882 mil millones de pesetas)
7 Lo
mismo que hoy se llevan los italianos en forma de dividendo
8 OPV:
Oferta pública de Venta de acciones.
9 Hay
que recordar que si bien la UE presionó a la creación de mercados eléctricos en
esos años ello no implicaba la ausencia total del estado en el control de las
principales empresas del sector. Edf de Francia y Enel de Italia, entre otras,
siguen teniendo capital público de control.
10 Oferta
Pública de Adquisición de acciones.
11 La
Caixa de Cataluña controlaba Gas Natural
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