Según un grupo de expertos de Harvard
La probabilidad de que se
produzca otra pandemia es “mayor que nunca”
Rebelión
28/08/2021
Fuentes: Mongabay [Imagen: Personal de salud en Santa Rosa de Serjali, en Sepahua, Ucayali, Perú. Foto: Microred de salud Sepahua.]
– La destrucción de bosques tropicales, la intensificación de la ganadería
y el comercio de especies silvestres, son algunos de los factores que, según
los científicos, contribuyen a la propagación de patógenos.
– Un reciente informe advierte de que las soluciones para evitar una nueva
pandemia son más baratas y efectivas que las inversiones en pruebas de
diagnóstico, vacunas y medicamentos. Representan solo el 2 % de los costos
económicos que se invierten en la respuesta al Covid-19.
Nadie quiere
más pandemias, pero la probabilidad de que aparezca otra es “mayor que
nunca”. El cambio en el uso del suelo, la destrucción de los bosques
tropicales, la expansión de las tierras agrícolas, la intensificación de la
ganadería, la caza, el comercio de animales silvestres, y la urbanización
rápida y no planificada son algunos de los factores que influyen en la
propagación de virus con potencial pandémico.
Esa es la
conclusión principal del informe del Grupo de Trabajo Científico para la Prevención de
Pandemias, un equipo creado por el Instituto de Salud Global de
Harvard y el Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de
la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard. En el
documento, que reúne la evidencia científica existente y brinda recomendaciones
para evitar una nueva pandemia, los investigadores advierten que la
agricultura está asociada a más del 50 % de las enfermedades zoonóticas que han
afectado a los humanos desde 1940. Esta cifra plantea desafíos, pues el
informe menciona que con el crecimiento de la población mundial y el incremento
de la inseguridad alimentaria, resulta urgente invertir en una agricultura
sostenible, conservar los recursos hídricos, evitar un mayor cambio en el uso
de la tierra y reducir la pérdida de biodiversidad.
“Si se reforesta, si se regulan los mercados de animales salvajes, entre otros, estamos contribuyendo a disminuir la probabilidad de que esos virus —muchos que aún no están caracterizados— lleguen a los humanos. Así disminuimos el riesgo”, asegura Marcos Espinal, director de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a Mongabay Latam. Él no tiene dudas: trabajar en la prevención reducirá costos en términos económicos, sociales y en vidas humanas.
Existe
preocupación entre los científicos por el cambio de paisaje debido a la
presencia de agricultura y ganadería. Foto: Archivo Camila González.
Bosques protectores
En el 2020 se
perdieron 12,2 millones de hectáreas de bosques tropicales en el mundo.
Esta cifra, presentada este año por Global Forest Watch, demuestra el
desafío al que la humanidad se enfrenta y al que se refieren los autores del
informe. Los científicos proponen invertir en la conservación de los
bosques tropicales —en especial los que están intactos o en buen
estado de conservación—, como una de las medidas obligatorias para evitar una
nueva pandemia.
¿La razón?
Cuando los animales son despojados de sus territorios tienen que buscar nuevos
lugares para vivir y así se crean oportunidades para que los patógenos busquen
nuevos huéspedes. “Cuando se deforesta un bosque, el animal sale de su hábitat
y trata de buscar un lugar donde pueda subsistir —comenta Marcos Espinal,
coautor de la investigación—. Ese animal, que no está completamente examinado,
puede tener virus, tener patógenos que uno no conoce”.
Al acabar con
los bosques se crea un desbalance en un ecosistema que antes estaba en
equilibrio, ocasionando que los grandes mamíferos huyan y queden las
especies que se adaptan fácilmente a los ecosistemas transformados, que se
reproducen más rápido y en menor tiempo, y que se conocen como especies
sinantrópicas. «Se ha visto que esos mamíferos que quedan son buenos
hospederos. […] Esos cambios desequilibran toda la cadena trófica y favorecen a
un grupo de organismos que tiene unas características que los hacen muy buenos hospederos
y pueden amplificar los virus rápidamente”, explica Camila González Rosas,
bióloga, doctora en Ciencias y docente del Centro de Investigaciones en
Microbiología y Parasitología Tropical de la Universidad de los Andes, a
Mongabay Latam.
El informe advierte que se ha descubierto que animales como murciélagos, roedores y primates albergan una mayor proporción de virus zoonóticos que otros grupos.
Camila González
ha estudiado la presencia de patógenos en primates. Foto: Giovanni Randazzo.
Buscar
soluciones de fondo, como la conservación de los bosques tropicales y frenar la
pérdida de biodiversidad, no solo evitará el riesgo de una nueva pandemia, sino
que ayudará a cumplir las metas urgentes en cambio climático, como limitar el
aumento de la temperatura del planeta a 1,5°C. En su más reciente
informe, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC) advirtió que
de no disminuir en al menos un 45 % las emisiones de gases de efecto
invernadero al 2030 y eliminarlas a 2050, la humanidad se enfrentará a una
catástrofe climática.
“Las acciones a
tomar para evitar una nueva pandemia son tan contundentes como las del cambio
climático. Los virus están saliendo porque estamos haciendo cosas que
no deberíamos hacer. Abusamos de la capacidad de los sistemas de ser
resilientes y estamos apuntando a un límite de no retorno. Las cosas
difícilmente cambiarán mientras el desarrollo económico siga por encima de
todas las prioridades. No es que se generen virus diferentes, simplemente lo
que estaba contenido en un equilibrio natural, lo estamos sacando”, puntualiza
González.
El límite de la frontera agropecuaria
La investigación del equipo de trabajo de la Universidad de Harvard también constató que la propagación de los virus de la fauna silvestre hacia las personas, a veces a través del ganado, es una de las causas principales del riesgo de pandemia. Esa conclusión tiene sentido para la bióloga Camila González, quien explica que entre más densidad poblacional de animales se ponga en los ecosistemas transformados, mayores oportunidades tendrán los patógenos para salir y llegar a los humanos.
El foco de
deforestación en Flor de Ucayali, Perú, se inicia en el límite de este pueblo
con el caserío Santa Sofía. Foto: Feconau.
“Si tumbas el
bosque y metes una gran cantidad de animales [vacas, por ejemplo], lo
que haces es poner una autopista para que el patógeno salga y llegue a los
humanos. Le das una cantidad de hospederos susceptibles para que infecte.
[…] Con más hospederos, aumenta la propagación del virus”, dice.
Por eso, otra
de las recomendaciones de los científicos de Harvard es mejorar la
bioseguridad para el ganado y los animales de granja, especialmente cuando
la cría se realiza cerca de asentamientos humanos. “Los bosques, la
depredación, el mercado de animales salvajes y hasta el mal uso de animales
domésticos —porque existe, por ejemplo, la rabia humana transmitida por
perros—, son factores que influyen en la probabilidad de una pandemia. Es una
confluencia de factores”, indica Espinal, resaltando que otro de los desafíos
es el control de la caza y de los mercados de animales salvajes,
donde matan a los animales silvestres y venden sus carnes sin una higiene
adecuada. Estas condiciones favorecen el salto de posibles patógenos a los
humanos y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ya ha
advertido que el 75 % de todas las enfermedades
infecciosas emergentes provienen de la vida silvestre.
Fortalecer una agricultura sostenible y evitar el desperdicio de alimentos serán medidas fundamentales, precisa el informe, para reducir la pérdida de biodiversidad, conservar los recursos hídricos y prevenir nuevos cambios en el uso de la tierra, al tiempo que se promueve la seguridad alimentaria y el bienestar económico. En conclusión: ser más productivos con los recursos que se tienen actualmente, pues si bien hoy se produce comida para más de 10 000 millones de personas, también se desperdicia casi un tercio de los alimentos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Deforestación
en los bosques de Colombia. Foto: Fundación Natura.
La prevención cuesta menos
Aún se
desconoce mucho sobre las enfermedades que se transmiten de los animales a
humanos o viceversa pero Manish Kakkar, especialista en salud pública de Nueva
Delhi (India) y coautor de la investigación, considera que esta es la
oportunidad para hacer más análisis que permitan desarrollar estrategias
específicas para cada país, que tengan como objetivo buscar soluciones de fondo
y no solo responder a un brote.
“Espero que se
analicen detenidamente las recomendaciones del equipo para tener claros los
próximos pasos y así estar mejor preparados para la próxima pandemia,
porque no se trata de si habrá otra, sino de cuándo ocurrirá”,
manifiesta Kakkar.
Si bien las inversiones en el sistema sanitario, en pruebas de diagnóstico, medicamentos y vacunas son importantes para contener los brotes de enfermedades cuando ya se han producido, el informe resalta que no solucionan el problema de la propagación ni evitan el riesgo de que ocurra una pandemia. Son medidas que, además, resultan insuficientes y no benefician a todos los países por igual pues, mientras que en los países de bajos ingresos menos del 2 % de las personas han recibido al menos una dosis de la vacuna —según Human Rights Watch—, en los países ricos ya están pensando en una tercera dosis como refuerzo. “Incluso en los países más ricos la cobertura de la vacuna está lejos de alcanzar los niveles necesarios para controlar la variante Delta”, subraya el informe.
Pruebas PCR de
COVID-19 para miembros de la nacionalidad siekopai, comunidad de Bella Vista,
Territorio Siekopai, Sucumbios, Amazonia ecuatoriana, el 29 de abril 2020. Foto
Luke Weiss / Amazon Frontlines y Alianza Ceibo.
Aaron
Bernstein, director interino del Centro para el Clima, la Salud y el Medio
Ambiente Global de Harvard T.H. Chan School of Public Health y líder del grupo
de trabajo científico, considera que tomar soluciones que traten el problema de
fondo como frenar la destrucción de los bosques tropicales y la pérdida de
biodiversidad, regular el mercado de animales salvajes, fomentar una
agricultura sostenible y evitar el desperdicio de alimentos, tienen múltiples
beneficios. Por un lado, son considerablemente más baratas; por el otro, ayudarán
a detener la propagación de enfermedades de animales a humanos, así como a
estabilizar el clima del planeta y revitalizar su biósfera. Esto será
esencial no solo para la salud sino para mantener un bienestar económico, pues,
de acuerdo con el científico, el COVID-19 provocó una pérdida mundial estimada
en unos 40 000 millones de dólares al año.
Bernstein
asegura que actualmente se han gastado más de 6 billones de dólares en “pañitos
de agua tibia”. “No importa cuánto gastemos en vacunas, nunca podrán
inmunizarnos completamente contra futuras pandemias», dice. En investigaciones
anteriores, Bernstein ha encontrado que reducir la deforestación y
regular el comercio de animales silvestres cuesta 22 000 millones de dólares al
año, lo que representa solo el 2 % de los costos económicos y de mortalidad que
el mundo invierte hoy en día en respuesta al COVID-19.
Por último, el informe recomienda aprovechar las inversiones en el fortalecimiento del sistema de salud para avanzar en la conservación. Los investigadores de Harvard resaltan que un ejemplo de éxito es Borneo, una isla asiática donde una década de trabajo permitió reducir la deforestación en un 70 %, proporcionar acceso a la atención médica a más de 28 400 personas y reducir sustancialmente la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades comunes de la infancia.
Los peces
muertos por contaminación del agua son un reflejo de mal manejo de la salud
ambiental en muchos territorios latinoamericanos. Foto: Nacionalidad siekopai.
Será clave
además —plantean los científicos— aprovechar las inversiones en los sistemas
sanitarios y apoyar las plataformas de One Health (Una sola salud), un concepto
que hace alusión a buscar el equilibrio entre la salud humana, ambiental y
animal. Solo de esta manera, dicen, se podrá avanzar conjuntamente en la
conservación, la salud y la prevención de contagios.
“En este
informe presentamos toda la evidencia, pero también hacemos recomendaciones, de
tal forma que los líderes regionales, los políticos y los jefes de Estado
pongan atención y traten de invertir, no solo en la respuesta a la pandemia,
sino también en la prevención. Queda claro que la principal inversión que debe
hacer la humanidad para llegar a la raíz de los problemas es proteger el mundo
natural, de esto depende la salud y el bienestar económico”, finaliza Marcos
Espinal.
Fuente: https://es.mongabay.com/2021/08/expertos-de-harvard-probabilidad-de-que-se-produzca-otra-pandemia/
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