La travesía zapatista desborda
al movimiento antiglobalización
Por Raúl Zibechi
Rebelión
31/07/2021
Fuentes: La
Jornada
Propongo pensar
la Travesía por la Vida que organiza el EZLN como la superación del movimiento
antiglobalización que despegó en la década de 1990, recuperando las tradiciones
de movilización internacionalista, pero, a su vez, superando algunas de las
limitaciones que permitieron que fuera neutralizado.
A finales de la
década de 1980 comenzaron a realizarse encuentros y concentraciones de los
movimientos contra la globalización, en cada ocasión en que se producían
cumbres del Banco Mundial, del FMI y otros organismos internacionales. En la
década de 1990, nacieron coordinaciones internacionales, como Vía Campesina
(1992) y la Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras (ATTAC,
en 1998). Ese año nacieron la Acción Global de los Pueblos contra el Libre
Comercio y la Organización Mundial de Comercio (OMC).
En 1999 se
organizaron grandes manifestaciones en Seattle, donde más de 50 mil
manifestantes consiguieron abortar la reunión de la OMC. En adelante, cada
reunión del G-7 o de los diversos organismos internacionales se topó con una
contracumbre, cuya máxima expresión se dio en Génova en 2001, donde el
movimiento sufrió una brutal represión.
En 2001 se
realizó el Primer Foro Social Mundial en Porto Alegre, que fue replicado
durante años en diversas ciudades del mundo. Fueron encuentros de movimientos,
ONG y partidos donde predominaron la heterogeneidad y la diversidad por abajo y
una tendencia homogeneizadora en las instancias de coordinación.
Como señala un
excelente trabajo de tres miembros de Ecologistas en Acción (Luis González
Reyes, Tom Kucharz y Beatriz Sevilla), estos encuentros estuvieron en la
génesis del siguiente ciclo de luchas, que fue cualitativamente y
cuantitativamente más importante: el movimiento indignado y de ocupación de
plazas que eclosionó entre 2008 y 2011 en diferentes países (https://bit.ly/2VaElvk).
El movimiento
contra la globalización, nombre que prefieren al de alterglobalizador o
altermundialista, porque la globalización capitalista es la única existente, no
consiguió sostenerse en el tiempo, en gran medida porque buena parte de sus
referentes, en particular después de la crisis de 2008, optaron por incrustarse
en las instituciones, como sucedió con Syriza en Grecia, con Podemos en España
y en los países latinoamericanos donde hubo gobiernos progresistas.
Así, las
potentes luchas en América Latina, así como el 15-M en la península ibérica y
la primavera árabe, se diluyeron entre las contraofensivas de las
derechas y la esterilidad del juego parlamentario. Lo cierto es que aquellas
coordinaciones y contracumbres, con que se respondía a las cumbres del sistema,
desaparecieron del mapa político.
Por el
contrario, los zapatistas que convocaron el Primer Encuentro Intercontinental
por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, en 1996 en La Realidad, nunca
dejaron de organizar reuniones internacionales en estos 25 años, incluyendo
la Escuelita que fue mucho más que un encuentro: una
convivencia para el aprendizaje entre los de abajo en las comunidades,
municipios autónomos y caracoles.
Creo que la
Travesía por la Vida es la superación de las experiencias que acabo de reseñar
de forma brevísima e incompleta. Lo es por varias razones.
La primera,
porque supera el concepto de ciclo de movilización o ciclo de protesta,
concepto acuñado por el sociólogo Sidney Tarrow para explicar la acumulación de
acciones en breve tiempo. Cuando finaliza un ciclo sobreviene la
desorganización, la crisis del movimiento, su cooptación por el Estado o los
partidos y las luchas decaen hasta casi desaparecer. Superar el ciclo implica
la organización permanente, sin descanso, aunque la movilización no lo sea.
La segunda,
consiste en ir más allá de la movilización reactiva contra gobiernos e
instituciones, para presentarles demandas o impedir ciertas iniciativas. Se
reacciona a la agenda del poder que, siendo necesaria e imprescindible para
ponernos en movimiento, al no conseguir crear una agenda propia, nos deja como
prisioneros de las iniciativas de arriba.
A mi modo de
ver, esta es una de las mayores debilidades de los movimientos porque de ese
modo no consiguen construir lo propio, lo que nos termina volviendo funcionales
al sistema de dominación. El FMI y el Banco Mundial tienen su agenda, la van
manejando a su modo y con sus tiempos, pero nosotros necesitamos nuestros
tiempos y agendas para ser verdaderamente autónomos.
Por último, la
Travesía por la Vida profundiza los modos anticapitalistas, contra el patriarcado
y el colonialismo porque son encuentros entre los abajos, en los espacios
cotidianos de quienes resisten, pagados por quienes luchan y no por ONG y
gobiernos, para hablar de nuestras limitaciones y el modo de superarlas.
Quiero entender
la travesía como un inmenso abrazo colectivo, para hacernos comunidades más
fuertes, enfrentando juntas la tormenta.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/07/30/opinion/017a1pol
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