El parlamento de
Reino Unido informa sobre cómo la guerra de la OTAN en Libia se basó en
mentiras
Por Ben Norton
Rebelión
23/07/2021
Fuentes: Salon Media Group
Hemos traducido este artículo del periodista
estadounidense Ben Norton por ser uno de los más exhaustivos que se han escrito
sobre un importante acontecimiento que ha pasado prácticamente desapercibido en
los grandes y principales medios de comunicación españoles y europeos.
Un comité designado por el parlamento británico para
evaluar la intervención de Reino Unido en la guerra de Libia ha concluido que
todos los argumentos en los que se basaron quienes lideraron la coalición
internacional atacante eran mentiras y exageraciones infundadas. Que fue una
enorme irresponsabilidad por parte de los parlamentarios británicos apoyar una
guerra basando sus decisiones en informaciones difundidas por medios de comunicación
y otras fuentes sesgadas con intereses ocultos, y sin prever las graves consecuencias.
Nos vemos en la obligación de ofrecer algunas
consideraciones sobre el informe ya que deja el papel fundamental de Estados
Unidos en segundo plano, porque su objetivo es evaluar la actuación de su
gobierno y no la de otros. Creemos que no concede el peso que realmente tuvo el
Departamento de Estado de EEUU, bajo las órdenes de Hillary Clinton, en el
inicio, incitación, desinformación y desarrollo de y sobre la guerra. Tras la
publicación de los emails de Hillary Clinton ha quedado en evidencia que este
papel fue de mayor peso del que el comité británico ha concedido. No olvidemos
que el país aliado, colaborador y socio incondicional de los principales financiadores
de la guerra de agresión a Libia, Qatar y Emiratos Árabes, es EEUU.
Documentos desclasificados del gobierno de EEUU
desvelaron hace tiempo que desde los años 60 la diplomacia estadounidense lleva
a cabo la estrategia -para acceder a los recursos africanos- de presionar a los
países aliados y de la OTAN para que intervengan en África e impidan a los
gobiernos nacionales controlar los recursos, quedando ellos como “observadores
preocupados” ante la opinión pública y los propios gobiernos presionados. Esta
estrategia que ha dado excelentes resultados durante los últimos 50 años se
repite una y otra vez ante las narices de todo el mundo. Aunque es obvio que la
apabullante ayuda militar y de inteligencia de EEUU, lo que se llama ahora de
“Seguridad”, es lo que verdaderamente hace posible la intervención de otros
países como Francia y Reino Unido en África. Este “observador preocupado”
contactó con Sarkozy y le contó que Gadafi tenía infinitas toneladas de oro y
plata porque quería implantar una moneda panafricana “que sustituyese al franco
francés”, algo que el Banco Central de Francia no puede permitirse.
Hay que recordar que este plan era conocido porque el
propio Gadafi lo venía proponiendo en las cumbres de la Unión Africana desde
hacía años, y Francia nunca corrió a bombardear Libia por ello, a pesar de ser
un país invitado a todas las reuniones de la UA, sino que se hacía cargo de
ello por otros medios.
Sin embargo, los emails de los asesores de Clinton y
de ella misma dejan entrever una clara intención de “malmeter” a Sarkozy y a su
equipo, haciéndole ver de paso, que en EEUU cuando la popularidad de un
presidente cae, el entrar en una guerra exterior le permite recuperar la
popularidad, le hace caer en la cuenta de que puede hacerse con los recursos que
van a quedar “sin dueño” en el Sáhara y le deja claro que no se preocupe por
sus fuerzas militares, que no le faltará respaldo. De este modo, una vez más,
EEUU queda como el “observador preocupado” y logra su objetivo principal que es
acabar con el plan de Gadafi de comerciar el petróleo y el gas de la
Organización de Países Productores de Petróleo, OPEP, en una moneda basada en
oro, que podría ser el dínar libio, pero también cualquier otra, y no en el
dólar estadounidense que no está basada en nada y su emisión por parte de la
Reserva Federal es totalmente opaca. Eso sí es un peligro para el llamado
Establishment económico mundial, encabezado por EEUU.
Esta estrategia se puede ver en diversos hechos que no
suelen analizarse en los medios, como por ejemplo lo ocurrido cuando en uno de
los primeros momentos de la intervención, la OTAN se había estancado
combatiendo a las fuerzas de Gadafi, pero inmediatamente surgió de la nada un
submarino estadounidense en el Mediterráneo, el USS Florida, y lanzó 100 misiles
crucero contra el ejército de Libia en una sola noche, con lo que abrió un
corredor para que los franceses, británicos y demás (España también intervino)
pudieran seguir con “su” intervención.
Esta narrativa: “Francia no quiere perder su
influencia”, “protestas internas suplican a la ex colonia intervención”, “quere
tener el control de los recursos”, es muy similar a la de otras guerras de
Francia en África, pero en todas hay un componente que se repite y que nunca se
analiza: en cuestión de días, un descomunal despliegue militar -suministrado
rapidamente por EEUU y aliados del Golfo- arrasa con países de escasa población
y no preparados ni interesados en ninguna guerra. Francia necesita mantener el
franco CFA, sí, pero sin el empuje, la incitación y el apoyo de EEUU no
entraría tan alegremente en guerras en África, y de paso, EEUU logra su
objetivo de impedir que los gobiernos africanos controlen sus propios recursos
naturales y financieros.
Mientras tanto, el control de la información que crea
la opinión pública sigue siendo un asunto tomado demasiado a la ligera por
todos, incluso por informes tan importantes como estos. Por ejemplo, algunas de
las fuentes de los propios investigadores británicos son tan sesgadas como las
qataríes y saudís que ellos denuncian, ya que se ocupan más que de informar, de
exonerar a EEUU por esta guerra -de la que no se depurarán responsabilidades, a
pesar de estos informes-, como el New York Times, Washington Post o las
palabras del propio Obama.
Investigación británica: Gadafi no iba a masacrar a
civiles; los bombardeos occidentales empeoraron el extremismo islámico.
Un
nuevo informe publicado por el Parlamento británico muestra que la guerra de la
OTAN sobre Libia de 2011 se basó en una serie de mentiras.
“Libya: Examination of intervention and collapse and the UK’s future
policy options” (Libia: Examen de la intervencion y colapso y las
futuras opciones políticas de Reino Unido), una investigación realizada por el
Comité de Asuntos Exteriores de la bipartita Cámara de los Comunes condena el
papel interpretado por el Reino Unido en la guerra, que derrocó el gobierno del
líder Muamar Gadafi en Libia, y sumió el país del norte de África en el caos.
“No
hemos visto pruebas de que el Reino Unido llevase a cabo un análisis apropiado
de la naturaleza de la rebelión en Libia”, afirma el informe. “La estrategia de
Reino Unido se basó en suposiciones erróneas y en una comprensión incompleta de
las pruebas”.
El
Comité de Asuntos Exteriores concluye que el gobierno británico “no fue capaz
de identificar que la amenaza a los civiles fue exagerada y que los rebeldes
incluían un elemento islamista importante”.
“La
investiación libia, que se lanzó en julio de 2015, se basó en más de un año de
investigaciones y entrevistas con políticos, académicos, periodistas y más. El
informe, que fue publicado el 14 de septiembre, revela lo siguiente:
- Gadafi no
estaba planeando masacrar civiles. Este mito fue exagerado por los
rebeldes y los gobiernos occidentales, que basaron sus intervenciones en
poca información de Inteligencia.
- La amenaza
de los extremistas islamistas, que tuviron una gran influencia en las
revueltas, fue ignorada -y los bombardeos de la OTAN hicieron esta amenaza
incluso mayor, proporcionando a ISIS una base en el norte de África.
- Francia,
que inició la intervención militar, estuvo motivada por intereses
económicos y políticos, no humanitarios.
- Las
revueltas -que fueron violentas, no pacíficas- probablemente no hubieran
tenido éxito si no hubiera sido por la intervención y la ayuda militar
extranjera. Los medios de comunicación extranjeros, particularmente Al
Jazera de Qatar y Al Arabiya de Arabia Saudí, también difundieron rumores
infundados sobre Gadafi y el gobierno libio.
- Los
bombardeos de la OTAN hundieron a Libia en un desastre humanitario,
matando a miles de personas y desplazando a otros cientos de miles,
transformando Libia de ser el país africano con el mayor nivel de vida a
un estado fallido devastado por la guerra.
Mito sobre que Gadafi iba a masacrar a civiles y falta
de información de Inteligencia
“A
pesar de su retórica, la proposición de que Muamar Gadafi había ordenado la
masacre de civiles en Bengazi no se apoyaba en ninguna prueba disponible”,
afirma claramente el Comité de Asuntos Exteriores.
“Mientras
que Muamar Gadafi ciertamente amenazó con violencia a aquellos que se
levantaron en armas contra su gobierno, esto no se traducía necesariamente en
una amenaza contra todo el mundo en Begazi”, añade el informe. “En resumen, la
escalada de amenazas a los civiles fue presentada con una certeza
injustificada”.
El
sumario del informe también señala que la guerra “no contó con información
precisa de Inteligencia”. Añade que “Al parecer, agentes de Inteligencia de
Estados Unidos describieron la intervención como una decisión tomada a la
ligera”.
Esto
dessafía y contradice lo que las figuras políticas afirmaron en aquellos
momentos previos a los bombardeos de la OTAN. Después de los violentos levantamientos que estallaron en Libia en
febrero, y de que Bengazi -la segunda ciudad más grande de Libia- fuera tomada
por los rebeldes, figuras de la oposición en el exilio como Soliman
Bouchuiguir, presidente de la Liga para los Derechos Humanos con sede en Europa, afirmaron que
si Gadafi retomaba la ciudad, “se produciría un auténtico baño de sangre, una
masacre como la que se vivió en Ruanda”.
El
informe del Parlamento británico, sin embargo, señala que el gobierno libio
había retomado ciudades de los rebeldes a primeros de febrero de 2011, antes de
que la OTAN lanzase su campaña de ataques aéreos, y las fuerzas de Gadafi no
habían atacado a los civiles.
El
17 de marzo, señala el informe, dos días antes de que la OTAN empezase a
bombardear, Gadafi dijo a los rebeldes en Bengazi: “Tirad vuestras armas,
exactamente como hicieron vuestros hermanos en Ajdabiya y otros lugares. Ellos
depusieron sus armas y están a salvo. Nunca los hemos perseguido”.
El
Comité de Asuntos Exteriores añade que, cuando las fuerzas del gobierno de
Libia retomaron la ciudad de Ajdabiya en febrero, no atacaron a los civiles.
Gadafi “también intentó apaciguar a los protestantes en Begazi con una oferta
de ayuda al desarrollo antes de desplegar finalmente las tropas”, añade el
informe.
En
otro ejemplo, el informe indica que, después de luchar en febrero y marzo en la
ciudad de Misrata, la tercera ciudad más grande de Libia, que también había
sido tomada por los rebeldes, solamente un 1% de las personas matadas por el
gobierno de Libia eran mujeres y niños.
“La
disparidad entre las muertes de hombres y mujeres sugiere que las fuerzas del
régimen de Gadafi atacaban a los combatientes en una guerra civil y no a
civiles indiscriminadamente”, asegura el Comité.
Altos
funcionarios británicos admitieron en la investigación del Parlamento que no
tuvieron en cuenta las actuaciones que de verdad estaba llevando a cabo Gadafi,
sino que pidieron la intervención militar en Libia basándose en su retórica.
En
febrero, Gadafi pronunció un acalorado discurso amenazando a los rebeldes que habían tomado el
control de las ciudades. Dijo que “solo eran unos cuantos” y “unos pocos
terroristas”, y los llamó “ratas” que “están convirtiendo Libia en los emiratos
de Zawahiri y Bin Laden”, haciendo referencia a líderes de Al Qaeda.
Al
final de su discurso, Gadafi prometió “Limpiar Libia, palmo a palmo, casa por
casa, hogar por hogar, callejón por callejón” de estos rebeldes. Muchos medios
occidentales, sin embargo, dieron por sobreentendido e informaron rotundamente
que estas palabras significaban una amenaza para todos los manifestantes. Un
periodista israelí popularizó esta línea de información convirtiéndolo en
una canción titulada “Zenga Zenga” (callejón, en árabe). El vídeo de Youtube
con el discurso remezclado circuló por todo el mundo.
El
Comité de Asuntos Exteriores apunta en su informe que, en aquel momento, los
funcionarios británicos “carecían de información de Inteligencia fiable”.
William Hague, que sirvió como Secretario de Estado británico para Asuntos
Exteriores y de la Commonwealth durante la guerra en Libia, afirmó al Comité
que “Gadafi había prometido “ir casa por casa, habitación por habitación,
exigiendo su venganza contra el pueblo de Bengazi”, citando erróneamente el
discurso de Gadafi, añadiendo que “un montón de gente iba a morir”.
“Dada
la falta de información de Inteligencia fiable, tanto Lord Hague como el doctor
Fox destacaron el impacto de la retórica de Muamar Gadafi a la hora de tomar su
decisión”, apunta el informe, también haciendo referencia al entonces
Secretario de Estado para la Defensa, Liam Fox.
George
Joffé, un académico del King’s Collegue de la Universidad de Londres, y un
experto en Oriente Medio y Norte de África, declaró al Comité de Asuntos
Exteriores para su investigación que, mientras que Gadafi algunas veces
utilizaba una retórica intimidatoria bastante de “helarte la sangre”, ejemplos
del pasado mostraban que el líder libio que tanto tiempo llevaba en el poder
era “muy cuidadoso” para evitar la muerte de civiles.
En
una ocasión, contó Joffé, “en lugar de intentar eliminar las amenazas al
régimen en el este, en Cyrenaica, Gadafi se pasó seis meses intentando
pacificar a las tribus del lugar”. Gadafi “hubiera sido muy cuidadoso con la
respuesta real” agregó Joffé en el informe. “El temor a la masacre de civiles
fue enormemente exagerado”.
Alison
Pargeter, investigadora senior del Instituto Royal United Services, y
especialista en Libia que también fue entrevistada para las investigaciones, se
mostró de acuerdo con Joffé. Pargeter dijo al Comité que en aquel momento no
había pruebas reales de que Gadafi se estuviera preparando para lanzar una
masacre contra sus propios civiles”.
“Emigrados
opositores a Muamar Gadafi explotaron la agitación en Libia exagerando la
amenaza a los civiles y alentando a las potencias occidentales a intervenir”,
señala el informe, resumiendo el análisis de Joffé.
Pargeter
añadió que los libios que se oponían al gobierno exageraron el uso de
“mercenarios” por parte de Gadafi, un término que a menudo se utiliza como
sinónimo para designar a los libios de ascendencia subsahariana. La
investigadora añade que los libios le habían dicho: “Los africanos están
viniendo. Nos van a masacrar. Gadafi está mandando africanos a las calles. Van
a matar a nuestras familias”.
“Creo
que eso se amplificó demasiado”, asegura Pargeter. Este mito amplificado llevó
a la violencia extrema. Los libios negros fueron reprimidos violentamente por
parte de los rebeldes libios. La AP (Associated Press) informó en septiembre de 2011: “Fuerzas rebeldes y
civiles armados están acorralando a miles de libios negros y migrantes del
África Subsahariana”. Señalaba: “Prácticamente todos los detenidos dicen que
son trabajadores migrantes inocentes”.
(Los
crímenes que cometieron los rebeldes contra los libios negros iban a llegar a
ser mucho peor. En 2012, hubo informes sobre que los libios negros fueron metidos en jaulas por los rebeldes y obligados a comer
banderas. Como informó previamente Salon, Human Right Watch
(HRW), también advirtió en
2013 de “graves y continuandas violaciones de los derechos humanos cometidas
contra los habitantes de la ciudad de Tawergha, que son considerados por lo
general como seguidores de Muamar Gadafi.” Los habitantes de Tawergha eran
mayoritariamente descendientes de esclavos negros y eran muy pobres. HRW
informó de que los rebeldes libios llevaron a cabo el “desplazamiento forzado
de unas 40.000 personas y que las detenciones arbitrarias, las torturas y los
asesinatos son generalizados, sistemáticos y lo suficientemente organizados
como para considerarse crímenes contra la humanidad”.)
En
julio de 2011, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner reconoció que
Gadafi es alguien dado “a utilizar una retórica exagerada”, pero en febrero,
los gobiernos occidentales convirtieron sus discursos en armas.
El
Comité de Asuntos Exteriores señala en su informe que, a pesar de la falta de
información de las agencias de Inteligencia, “el gobierno de Reino Unido se
centró exclusivamente en la intervención militar” como solución en Libia,
ignorando otras formas disponibles de compromiso político y diplomáticas.
Esto
es coherente con la información difundida por The Washington Times, que averiguó que el
hijo de Gadafi, Saif, había esperado negociar un alto el fuego con el gobierno
de Estados Unidos. Saif Gadafi abrió comunicaciones sigilosamente con la
Jefatura del Estado Mayor Conjunta, pero la entonces Secretaria de Estado
Hillary Clinton intervino y pidió al Pentágono que detuviera las conversaciones
con el gobierno de Libia. “La Secretaria Clinton no quiere negociar en absoluto”,
dijo a Saif un funcionario de Inteligencia de EEUU.
En
marzo, la Secretaria Clinton había llamado a Muamar Gadafi una “criatura” “que no tiene conciencia
y que amenazará a cualquiera que se ponga en su camino”. Clinton, que tuvo
un papel de liderazgo en presionar para que la OTAN bombardease Libia,
afirmó que Gadafi “haría cosas terribles” si no se le detenía.
Desde
marzo hasta octubre de 2011, la OTAN llevó a cabo una campaña de bombardeos
contra las fuerzas del gobierno de Libia. Afirmaba estar en una misión
humanitaria para proteger a los civiles. En octubre, Gadafi fue brutalmente
asesinado -sodomizado con una bayoneta por los rebeldes. (Al oír la noticia de
su muerte, la Secretaria Clinton anunció, en directo en televisión, “We came,
we saw, he died!” (¡vinimos, vimos y él murió!).
El
informe del Comité de Asuntos Exteriores no obstante señala que, si bien la
intervención de la OTAN fue vendida como una misión humanitaria, su objetivo
ostensible fue logrado en tan solo un día.
El
20 de marzo de 2011, las fuerzas de Gadafi retrocedieron aproximadamente 40
millas [algo mas de 64 kilómetros] de Bengazi, después de que atacaran los
aviones franceses. “Si el objetivo primordial de la intervención de la
coalición era la urgente necesidad de proteger a los civiles en Bengazi,
entonces este objetivo se logró en menos de 24 horas”, dice el informe. Sin
embargo la intervención militar continuó durante varios meses más.
El
informe explica: “la intervención limitada para proteger a los civiles se
transformó en una política oportunista de cambio de régimen”. Este punto de
vista ha sido cuestionado por Micah Zenko, un alto rango del Consejo de
Relaciones Exteriores. Zenko utilizó los propios materiales de la OTAN
para demostrar que “la intervención libia lo que pretendía
desde el principio era el cambio de régimen”.
En
su investigación, el Comité de Asuntos Exteriores cita un informe de Amnistía Internacional de junio de 2011, que
señala que “la mayoría de la cobertura de los medios occidentales ha presentado
desde el principio un punto de vista muy sesgado de la lógica de los
acontecimientos, presentando el movimiento de protesta como completamente
pacífico y sugiriendo repetidamente que las fuerzas de seguridad del régimen
estaban masacrando impunemente a manifestantes desarmados que no suponían
ninguna amenaza para la seguridad.”
Amnistía
Internacional también dijo que fue incapaz de encontrar pruebas para las
acusaciones de que el gobierno de Libia había dado viagra a sus tropas y los
había alentado a violar a mujeres en las zonas tomadas por los rebeldes. La
Secretaria de Estado Clinton, entre otros, había contribuido a esta mentira no
probada.
Extremistas islamistas y la expansión de las armas
libias
Hoy,
Libia alberga la mayor base del grupo extremista genocida ISIS fuera de Irak y
Siria. Otros grupos islamistas se apoderaron de grandes franjas de territorio
después de que fuera destruido el gobierno de Libia.
“Ahora
está claro que las milicias de militantes islamistas tuvieron un papel
importante en la rebelión de febrero de 2011 y después”, afirma claramente el
Comité de Asuntos Exteriores.
“La
información de las agencias de inteligencia sobre el alcance de la implicación
de los elementos militantes islamistas en la rebelión anti-Gadafi fue del todo
inadecuada”, añade el informe. Cita al antiguo jefe de Estado Mayor de Defensa
británico David Richards, quien “confirmó que la información de inteligencia
sobre la composición de las milicias rebeldes “no era tan buena como uno
hubiera deseado”.
La
investigación preguntó a Richards si sabía si miembros del Grupo combatiente
islamista de Libia afiliado a Al-Qaeda estaban participando en la rebelión de
marzo de 2011. Dijo que “era una zona gris”. Richards recordó que “libios
respetables estaban asegurando a la Oficina de Exteriores que “Extremistas
islamistas no se beneficiarían de las revueltas, pero admitió, con el beneficio
de la retrospectiva, que aquello no era más que un deseo en el mejor de los
casos”.
“La
posibilidad de que los grupos militantes extremistas intentaran beneficiarse de
la rebelión no debería haberse reservado para la retrospectiva”, comenta el
Comité. “Las conexiones libias con grupos extremistas militantes
transnacionales eran conocidas antes de 2011, porque muchos libios habían
participado en la insurgencia iraquí y en Afganistan con Al-qaeda.”
La
destrucción del gobierno de Libia por parte de la OTAN también causó que
algunas de sus inmensas reservas de armas y municiones “cayeran en manos de
milicias” y que fueran traficadas por todo el norte y oeste de África y Oriente
Medio”, señala el Comité de Asuntos Exteriores.
“La
incapacidad de la comunidad internacional para asegurar las armas abandonadas
por el régimen de Gadafi alimentó la inestabiliad en Libia y permitió que
aumentase el terrorismo por todo el norte y oeste de África y Oriente Medio”
Cita
un estudio de un panel de expertos de la ONU, que encontró armas del antiguo
gobierno de Libia en Argelia, Chad, Egipto, Gaza, Mali, Níger, Túnez y Siria.
El panel de la ONU señala que “armas originarias de Libia han reforzado
significativamente la capacidad militar de grupos terroristas que operan en
Argelia, Egipto, Mali y Túnez”.
Un
estudio anterior del Parlamento británico citado por el informe también
descubrió que las armas libias terminaron en las manos de Boko Haram, el grupo
extremista afiliado a ISIS que ha llevado a cabo masacres de civiles en
Nigeria.
El
Antiguo Jefe de Estado Mayor de Defensa, Richards dijo a los investigadores que
el Reino Unido esperaba impedir que las armas y munición del gobierno de Libia
fueran confiscadas, pero no pudo recordar que el gobierno británico “hiciera
nada para lograrlo”.
Motivaciones políticas y económicas de Francia
El
Comité de Asuntos Exteriores confirma que “Francia lideró a la comunidad
internacional en avanzar el caso para una intervención militar en Libia en
febrero y marzo de 2011.” El Reino Unido se unión después, seguido de Estados
Unidos.
El
informe también señala que las principales razones para que Francia presionase
en pro de la intervención militar en Libia eran los “recursos financieros casi
sin fondo” de Gadafi, el plan del líder libio de crear una divisa alternativa
al Franco francés en África. “El plan a largo plazo de Gadafi de suplantar a
Francia como poder dominante en el FrancAfrique” y el deseo de “aumentar la
influencia francesa en el norte de África”.
Inicialmente,
los Estados Unidos no estaban decididos sobre la intervención militar en Libia,
según el informe. “Había divisiones en el gobierno estadounidense”, descubrió
la investigación. Esto confirma lo que ha dicho el presidente Obama después (dijo que
la guerra de Libia había sido su “mayor error”), y lo que el New York Times
averiguó en su propia investigación detallada.
Francia
y el Reino Unido fueron los primeros en presionar a la comunidad internacional
para imponer una zona de exclusión aérea en Libia, aparentemente para proteger
a los civiles, según el informe. Sin embargo, una vez que estuvo a bordo del
plan, los Estados Unidos fueron los que más agresivamente presionaron para la
intervención militar.
“Los
Estados Unidos fueron fundamentales en ampliar los términos de la resolución
1973 [Del Consejo de Seguridad de la ONU] más allá de la imposición de la zona
de exclusión aérea para incluir la autorización de “Todas las medidas
necesarias para proteger a los civiles”, señala el informe. “En la práctica,
esto llevó a la imposición de una zona de exclusión vial y la autoasumida
autoridad para atacar a todo el comando del gobierno de Libia y su red de
comunicaciones al completo”.
Explicando
las motivaciones de Francia, el informe cita un email de abril de 2011 a la entonces secretaria de Estado
estadounidense Hillary Clinton que destacaba que “Gadafi tenía recursos financieros
casi sin fondo para continuar indefinidamente”.
“El
gobierno de Gadafi tiene 143 toneladas de oro, y una cantidad similar de
plata”, escribió el asistente de Clinton Sidney Blumenthal, citando “fuentes
con acceso a asesores de Saif al-Islam Gadafi”, el hijo de Gadafi.
Se
pretendía que este oro “fuera utilizado para establecer una moneda pan-africana
basada en el Dínar de oro líbio”, dice Blumenthal, citando “individuos con
conocimientos”. Añadió que “Este plan había sido siseñado para proporcionar a
los países del África francófona una moneda alternativa al Franco francés”.
“Oficiales
de Inteligencia franceses descubrieron este plan poco después de que comenzase
la actual rebelión, y esto fue uno de los factores que influyeron en la
decisión de Sarkozy de comprometer a Francia con el ataque a Libia”, escribió
Blumenthal, haciendo referencia al entonces presidente francés Nicolas Sarkozy,
del partido de derechas Unión por un Movimiento Popular.
Los
oficiales de Inteligencia francesa articularon 5 factores que motivaron a
Sarkozy:
“1-
Un deseo de obtener una mayor participación en la producción de petróleo de
Libia
2- Aumentar la influencia de Francia en el Norte de África
3- Mejorar su situación política a nivel interno en Francia
4- Proporcionar al ejército francés una oportunidad de reafirmar su posición en
el mundo
5- Hacerse cargo de la preocupación de sus asesores por los planes a largo
plazo de Gadafi, para suplantar a Francia como poder dominante en el África
francófona.”
El papel crucial de la intervención extranjera
El
informe del Parlamento británico señala que los bombardeos de la OTAN “movieron
la balanza militar en la guera civil de Libia en favor de los rebeldes”.
“La
combinación del potencial aéreo de la coalición con el suministro [extranjero]
de armas, Inteligencia y personal a los rebeldes garantizó la derrota militar
del régimen de Gadafi”, añade el Comité de Asuntos Exteriores.
La
resolución 1973, en marzo de 2011, del Consejo de Seguridad de la ONU que
impuso una zona de exclusión aérea en Libia, se suponía que era para garantizar
una extricta implementación del embargo de armas”, sigue señalando el informe,
pero “la comunidad internacional miró para otro lado ante el suministro de
armas a los rebeldes.”
Las
fuerzas rebeldes sobre el terreno dentro de Libia “estaban reforzadas por
personal y servicios de Inteligencia proporcionados por” Reino Unido, Francia,
Turquía, Qatar y Emiratos Arabes Unidos, según desvela la investigación.
El
entonces jefe de Defensa británico David Richards también dijo a los
investigadores que el Reino Unido “tenía unas cuantas personas empotradas” en
las fuerzas rebeldes sobre el terreno.
Richards
hizo hincapié en “el grado en que los elementos de los Emiratos Árabes y Qatar…
tuvieron un papel importantísimo en el éxito de las operaciones sobre el
terreno”.
Citando
a The Guardian, el informe señala que Qatar dio en secreto misiles antitanques de fabricación francesa
a algunos grupos rebeldes. La investigación también dice que Qatar, una
monarquía teocrática “canalizo sus armas hacia milicias favorecidas en lugar a
a todos los rebeldes en conjunto.”
Por
otra parte, Alison Pargeter, la expecialista en Libia, dijo al Comité “También
creo que los medios árabes tuvieron un papel importante aquí”.
La
especialista destacó Aljazeera, un medio de comunicación qatarí, y Al Arabiya,
un medio de comunicación saudí, por difundir historias infundadas sobre Gadafi
y el gobierno libio. Estos medios “verdaderamente estaban difundiendo
exageraciones que después resultaron no ser ciertas”, explica.
Desastre humanitario y ecos de la guerra de Irak
El
informe del Comité de Asuntos Exteriores reprocha a Rerino Unido, Estados
Unidos y Francia por no haber articulado “una estrategia para apoyar y dar
forma a la Libia post Gadafi”.
El
resultado de esto, señala el informe en el sumario, “fue el colapso político y
económico, la guerra entre milicias y entre tribus, crisis humanitaria y
migratoria, violaciones generalizadas de los derechos humanos, la propagación
de las armas del régimen de Gadafi por toda la región y el crecimiento de ISIS
en el norte de África”.
El
Comité cita en informe de Human Right Wotch de 2016, que indica:
“[Libia]
se dirige hacia una crisis humanitaria, con casi 400.000 personas desplazadas
internamente y el aumento de la interrupción de los servicios básicos, como el
suministro de electricidad y combustible. Fuerzas implicadas en el conflicto
continuan llevando a cabo con total impunidad detenciones arbitrarias,
torturas, asesinatos ilegales, ataques indiscriminados, secuestros y
desapariciones forzadas de gente de sus casas. El sistema nacional de justicia
criminal se ha derrumbado en la mayoría de las partes del país, empeorando la
crisis humanitaria”.
Antes
de los bombardeos de la OTAN de 2011, por otro lado, Libia había sido la nación
más rica de África, con la esperanza de vida más alta y el Producto Interior
Bruto per cápita más alto. En su libro “Perilous Interventions” (intervneciones
peligrosas) el antiguo representante de la India en la ONU, Hardeep Singh
Puri, señala que antes de la guerra, Libia tenía menos pobres
en su población que los Países Bajos. Los libios tenían acceso gratuito a una
sanidad y edicación pública, acceso gratuito a la electricidad y a préstamos
sin intereses, y la mujer gozaba de una gran libertad que había sido aplaudida
por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en enero de 2011, en vísperas de
la guerra que destruyó su gobierno.
Hoy
Libia sigue siendo un país tan peligroso que de hecho el Comité de Asuntos
Exteriores de la Cámara de los Comunes no pudo viajar al país durante sus
investigaciones. Señala en el informe que una delegación visitó el norte de África
en marzo de 2016. Se reunieron con políticos libios en Túnez, pero “no pudieron
visitar Tripoli, Bengazi, Tobruk o ningún otro lugar en Libia debido al colapso
de la seguridad interna y el estado de derecho”.
El
informe sobre Libia del Parlamento británico llega justo dos meses después del
informe Chilcot, la investigación del gobierno británico sobre la guerra de Irak,
que también admite que la invasión de Irak liderada por Estados Unidos estuvo
basada en numerosas mentiras, y de igual modo desvela que la guerra no ha hecho
sino reforzar a Al-Qaeda y otros extremistas.
Citando
la investigación de la guerra de Irak, el informe de Libia hace comparaciones
entre las acciones de la administración del ex Primer Ministro Tony Blair y la
de David Cameron. En 2010, Cameron creó el Consejo de Seguridad Nacional,
ostensiblemente para proporcionar un modo de supervisión que no había antes de
la invasión de Irak en 2003.
El
informe de Libia, sin embargo, pide al gobierno británico que encargue una
revisión independiente del Consejo de Seguridad Nacional. Esta revisión
“debería estar informada de las conclusiones de la investigación sobre Irak y
examinar si las debilidades en la toma de decisiones deo gobierno en relación
con la intervención en 2003 han sido abordadas con la llegada del Consejo de
Seguridad Nacional”, dice el informe.
En
el único momento de humor en el -por otro lado macabro- informe, el Comité
resume la situación humanitaria en Libia hot escribiendo, “En abril de 2016, el
presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, describió la Libia de después
de la intervención como un “Espectáculo de mierda”. Es difícil estar en
desacuerdo con esta sucinta valoración”.
Por Ben
Norton – @BenjaminNorton. Ben Norton es un reportero especializado en
asuntos políticos que escribe en Salon.
Fuente: Salon – U.K. Parliament report details how
NATO’s 2011 war in Libya was based on lies.
Traducido
y editado por el equipo de redacción de UMOYA.
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