Tal día como hoy de 1960 moría el eminente astrónomo y teórico comunista neerlandés Anton Pannekoek. Destacado portavoz del movimiento de la izquierda consejista, lo recordamos hoy con este sugerente texto escrito en 1908.
Hay reformas y reformas
El Viejo Topo
28 abril, 2021
La cuestión de
la relación entre reforma y revolución ha jugado un papel preponderante en
todos los debates de estos últimos años. Lo vimos en los congresos de Nuremberg
y de Toulouse.
La gente busca
oponer reforma y revolución. Camaradas intransigentes, siempre preocupados con
la revolución, son acusados de menospreciar la reforma. Como opuesto a ellos
está la concepción que dice que las reformas realizadas sistemática y
metódicamente en la sociedad actual llevan al socialismo sin que sea necesaria
una ruptura violenta.
El rechazo por
la reforma es más anarquista que socialista. Está tan poco justificado como la
concepción reformista. Pero la revolución no puede ser opuesta a la reforma
porque está compuesta, en última instancia, de reformas, pero de reformas
socialistas.
¿Para qué
buscamos conquistar el poder sino es para llevar adelante decisivas reformas
sociales en dirección al socialismo? Es posible que algún cerebro anarquista o
burgués haya concebido la idea de la destrucción de la vieja sociedad y la
introducción de un nuevo modo de producción mediante un decreto. Pero los
socialistas sabemos que un nuevo modo de producción no puede ser improvisado
mágicamente; sólo puede provenir de lo viejo mediante una serie de reformas.
Pero nuestras reformas serán de una clase completamente diferente,
incluso de aquellas de la burguesía más radicalizada. La declaración de estas
reformas pondrá a temblar a los reformistas burgueses que nunca paran de hablar
en los congresos acerca de las reformas sociales, quejándose de su dificultad.
Por el otro lado, los corazones de los proletarios saltarán de alegría.
Sólo cuando
conquistemos el poder podremos llevar a cabo completamente nuestra tarea. Una
vez adueñados de este poder, sin tener que tomar en cuenta los intereses
capitalistas, el proletariado tendrá que destruir todas las miserias de nuestro
régimen desde la raíz. Entonces avanzaremos rápidamente, mientras hoy cada paso
debe ser dolorosamente conquistado y defendido, y a veces las posiciones
conquistadas son vueltas a perder. Esa será la era de la verdadera reforma, en
comparación con la cual las más grandes reformas de la burguesía no serán más
que trabajo muy mal hecho.
Después de
haber conquistado el poder, el proletariado sólo puede tener una meta: la
abolición de su pobreza mediante la abolición de las causas que la originan.
Abolirá la explotación de las masas populares mediante la socialización de los
monopolios y los trusts. Pondrá fin a la explotación de los niños, y consagrará
grandes masas de recursos a la educación física e intelectual de los hijos del
pueblo. Suprimirá el desempleo mediante la provisión de trabajo productivo para
todos los desempleados. Encontrará los recursos para llevar a cabo este trabajo
de reforma en las colosales riquezas acumuladas. Asegurará y desarrollará la finalmente
conquistada libertad mediante la realización completa de la democracia y la
autonomía.
La revolución
social no es más que esta reforma social. En la realización de este programa el
proletariado revoluciona el modo de producción, porque el capitalismo sólo
puede subsistir mediante la miseria del proletariado. Una vez que el poder
político haya sido conquistado por el proletariado y el desempleo haya sido
suprimido, será fácil para las organizaciones sindicales subir
considerablemente los salarios y mejorar gradualmente las condiciones de
trabajo, hasta la desaparición del beneficio. La explotación se volverá tan
dificultosa que los capitalistas se verán obligados a abandonarla. Los obreros
tomarán su lugar y organizarán la producción eliminando el parasitismo. El
trabajo positivo de la revolución tendrá comienzo. La reforma social proletaria
lleva directamente a la realización completa del socialismo.
¿Qué distingue
a la revolución de lo que hoy en día se llama reforma social? Su profundidad.
La revolución es una serie de reformas profundas y decisivas. ¿De dónde viene
este carácter decisivo? Viene de la clase que las lleva a cabo. Hoy es la
burguesía, o aun la nobleza, la que tiene el poder. Todas estas clases
naturalmente hacen lo que hacen por sus propios intereses. Es en su interés que
acuerdan con los obreros algunas pocas mejoras. Tan pronto como ven que las
reformas no tienen éxito en calmar al pueblo empiezan a promulgar nuevas leyes
de carácter opresivo. En Alemania estas leyes son contra la libertad de
reunión, contra las cooperativas, contra los fondos de enfermos, etc. Después
de la revolución el proletariado actuará en su propio interés haciendo que la
máquina estatal trabaje para él. La diferencia entre revolución y reforma
social reside consecuentemente en la clase que tiene el poder.
Aquellos que
creen que vamos a lograr realizar el socialismo gradualmente mediante reformas
sociales dentro del régimen actual no entienden los antagonismos de clase que
determinan estas reformas. La actual reforma social, teniendo como meta la
preservación del sistema capitalista, se encuentra ella misma en oposición a la
reforma proletaria del mañana, que tendrá como meta lo contrario: la abolición
del sistema.
La conexión
orgánica que existe hoy entre reforma y revolución es completamente diferente.
En la lucha por reformas la clase se desarrolla y se fortalece. Termina
conquistando el poder político. Esta es la unidad de reforma y revolución. Es
sólo en este sentido especial que puede decirse que de hoy en adelante
trabajamos cada día por la revolución.
Fuente: Le
Socialisme, 7 de Noviembre de 1908; Traducido por Ricardo Fuego del original en
inglés de la página marxists.org.
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