Vacunas, riesgos y negocios
El Viejo Topo
25.11.2020
El
desarrollo de vacunas contra el Covid-19 es un golpe histórico de
ganancias para la gran industria farmacéutica. No sólo si logran efectividad y
la venden, también desde antes por la especulación financiera con sus acciones
y, sobre todo, gracias a los enormes subsidios gubernamentales que están
recibiendo. Según el Financial Times, vender la vacuna puede ser
pura ganancia, porque los costos ya han sido cubiertos por anticipado con
dinero público. (Anna Gross, FT, 12/11/2020).
Otro aspecto
muy preocupante: las empresas que han anunciado una efectividad de más de 90
por ciento en sus vacunas contra el Covid-19, Pfizer/BioNtech y Moderna, usan
una nueva técnica de ingeniería genética (mRNA) nunca antes probada en seres
humanos. La vacuna es experimental, pero también lo es la propia técnica y sus
efectos imprevistos en general. Sus afirmaciones de que son seguras son más
bien bravatas comerciales: no existe forma de asegurar que no tienen riesgos a
mediano o largo plazos. Incluso a corto plazo, porque no se sabe qué efectos son
detectados o no son reportados. Al respecto, la Unión de Científicos
Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza en América Latina (UCCSNAL)
emitió un pronunciamiento donde explica los riesgos potenciales y llama a
aplicar extrema precaución y evaluación independiente antes de autorizar estas
vacunas transgénicas (https://tinyurl.com/y6cb3w4k).
Las empresas
saben de esa falta de certeza. El director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla,
tenía fríamente calculado vender gran cantidad de sus acciones el día del
anuncio de la nueva vacuna, día en el que experimentaron un aumento súbito de
valor, por lo que obtuvo 5 millones 600 mil dólares. También la vicepresidente
de la misma empresa, Sally Susman, vendió ese día acciones por valor de un
millón 800 mil dólares. Además de la infidencia (permitida), refleja que ambos
estimaron que luego las acciones podrían bajar. Las acciones de Pfizer subieron
7.7 por ciento y las de BioNtech 13.9 por ciento. Las de Moderna subieron una
semana después 13 por ciento.
Por si les
quedaban dudas, recordemos que el interés principal de las grandes
trasnacionales farmacéuticas no es la salud, sino la ganancia. De hecho, su
cliente ideal son las personas enfermas, porque sanas o fallecidas dejan de
consumir. Esta industria ha hecho tales porcentajes de ganancia, que han sido
objeto de análisis de varias comisiones de competencia, incluso en Estados
Unidos, que confirmaron que tenían porcentajes de retorno de ganancia mayores que
muchos otros rubros industriales. Además, tienen un amplio y pésimo historial
en reconocer sus errores y los graves efectos secundarios que han provocado a
diversas personas, así como en asumir los costos de éstas e indemnizarlas.
Según la encuestadora Gallup, en 2019 las empresas farmacéuticas pasaron a ser
las peores consideradas por el público de Estados Unidos, aun más abajo que las
industria de petróleo y gas o las de propaganda por sus abusos.(https://tinyurl.com/y37d955r)
A principios
de la pandemia, varias grandes farmacéuticas dudaban en invertir en vacunas,
porque con las epidemias anteriores, los virus mutaron y no lo veían como una
buena inversión. Anna Gross reporta en Financial Times que las
empresas cambiaron de opinión cuando vieron que los contagios se trasmitían
entre personas y que eso aseguraba un área y un periodo mucho mayor de
permanencia de la pandemia. Pero el factor principal, agrega, fueron los
cuantiosos subsidios públicos sin precendente, especialmente en Estados
Unidos. La Operation Warp Speed de la administración
estadunidense otorgó mil 200 millones de dólares a AstraZeneca; mil 500
millones a Johnson y Johnson; mil 600 millones a Novavax; mil 950 millones a
Pfizer; 2 mil millones a Sanofi/GSK y 2 mil millones a Moderna, entre
inversiones y acuerdos de compra. David Mitchell, de la asociación civil
Pacientes por Medicamentos Accesibles, señaló que en el caso de Moderna, el
gobierno parece haber pagado todos los costos de investigación y desarrollo,
por lo que el alto precio de venta que anunció ( 60 dólares por vacuna, 3-6
veces mayor que otras en curso) es todo ganancia (https://tinyurl.com/FT121120).
La colaboración de Moderna en el desarrollo de la vacuna con el Instituto
Nacional de Salud, que dirige Anthony Fauci, le provee aún más recursos
públicos, como reclutar y supervisar voluntarios, etcétera.
Moderna
espera lucros adicionales con otras vacunas que tiene en camino, con la misma
tecnología de mARN que nunca ha sido probada. Gracias al estado de aprobación
urgente por la pandemia que están solicitando las empresas, esperan poder
pronto comercializar las otras vacunas también.
No podemos
permitir que esta industria de la ganancia proceda sin rigurosas evaluaciones
independientes, en el mayor experimento humano transgénico hasta la fecha.
Tampoco que se las apoye con dinero del erario y personas voluntarias a las que
no se informa del espectro real de riesgos e incertidumbres que hay en juego.
La vacuna es el más estrecho de los enfoques en la pandemia, y no la va a
solucionar, de hecho se espera que el mercado subsista por años.
Lo que se necesita es cuestionar las causas y prevenir. Aún así, hay otras vacunas en desarrollo que no agregan la nueva capa de riesgos de estas de Pfizer, Moderna y otras de ARN y ADN.
Artículo
publicado originalmente en La Jornada.
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