lunes, 21 de septiembre de 2020

Ya somos iguales (cuando lo seamos) hasta en el teatro. Y eso que no ha empezado todavía en plan bien el molongue histórico de la Nueva Normalidad y olé, que cuando empiece a los trabajadores nos va a entrar una igualitaria de muy padre y señor suyo. Será difícil y complejo, para muchos impensable, imposible, pero empezaremos (no a tocar el cielo ni siquiera las nubes ni los pajaritos de colores en vuelo) a ver el camino de salida del agujero cada vez más negro en el que estamos cuando empecemos a hablar con los más cercanos de lo que está pasando y como evitar que la situación siga empeorando, y esto no está en la mano de ningún partido o político por mucho moño, chistera o caballo que puedan tener

 

Gritos y abucheos en la Ópera: el Teatro Real solo respeta la distancia en las zonas más caras

El paraíso o gallinero, la zona más económica, estaba completo. La obra se ha cancelado ante las protestas.

 

Imagen del Teatro Real en Madrid. En el centro el palco Real.

Guillermo Martínez

La marea

20 septiembre 2020

 

Problemas en el paraíso. Así se podría titular lo acontecido en la Ópera de Madrid, en el Teatro Real, si no fuera por la gravedad del asunto. Mientras el público del patio de butacas y tribuna –las zonas más caras– se disponía a disfrutar del Baile de máscaras de Verdi con la correcta distancia de seguridad, el público de la zona del gallinero, llamada paraíso –la más económica y lejana al escenario–, veía cómo todas las butacas de su alrededor comenzaban a llenarse de espectadores y espectadoras, lo que hacía imposible mantener la distancia de seguridad.

¿Qué ha pasado después? Tres intentos en menos de una hora no han sido suficientes para continuar con la obra, que se ha acabado cancelando ante las protestas y abucheos de las decenas de asistentes ubicados en el paraíso. La Policía Municipal se ha desplazado incluso al teatro.

Según Elena Pérez, una de las asistentes en el gallinero, la megafonía del teatro no han dado ningún tipo de explicación a lo que estaba sucediendo. Los acomodadores aseguraban igualmente que no tenían ningún tipo de información al respecto. “Según entraba la gente a la zona del gallinero ya se estaba dando cuenta de lo que pasaba. Una vez completo el aforo, donde no había ni un espacio libre, hemos visto que abajo, en las tribunas y el patio de butacas sí tenían bandas de seguridad, así que han empezado los gritos”.

Gritos de “fuera, fuera” y “seguridad, seguridad” han llenado una Ópera no acostumbrada a comenzar sus funciones ni con un minuto de retraso. Palmadas, golpes con los pies al suelo y los flashes de los móviles han hecho que la función no pudiera pasar de los primeros acordes. Ni siquiera se ha levantado el telón. Durante el primer retraso, la megafonía ha avisado al público de que se estaban “gestionando ciertos problemas en el paraíso”, explica Pérez. 

Media hora después de la hora programada para el comienzo, desde el Teatro Real han avisado de que devolverían el coste de la entrada a quien así lo solicitase, pero lo que muchos asistentes querían era que se cancelase. “La gente no entendía por qué el teatro había vendido las entradas de unas zonas respetando la distancia y las de otra sin hacerlo. Qué casualidad que en las zonas más caras sí se cumplía”, agrega Pérez. 

Segundo intento. “Han salido los actores, han actuado diez minutos sin que se les pudiera escuchar absolutamente nada por el ruido de las protestas y se han vuelto a retirar”, sigue narrando. En ese momento ha llegado la Policía Municipal, algo que requerían algunos de los asistentes en la zona del paraíso. “Algunos agentes han subido a ver qué ocurría, pero no han hablado en ningún momento con nosotros. También han mantenido una conversación con los gestores del teatro mientras desde megafonía intentaban acallar las protestas para dar lugar al tercer intento”.

Tal y como han confirmado fuentes internas del Ayuntamiento de Madrid a La Marea, la Policía Municipal de la capital ha certificado que “el aforo es el adecuado a las restricciones vigentes”, y explican el incidente diciendo que el problema parte de que “muchos abonados al Teatro Real querían ocupar sus sitios habituales y, dadas las circunstancias, no era posible”. Una versión como mínimo incompleta al no explicar por qué, más allá del aforo permitido, la distancia se respetaba en unas partes del auditorio y en otras no.

Y ni por esas. Los gritos se han vuelto a hacer notar una hora después de la hora programada para el inicio de la obra, ya en el tercer, definitivo e infructuoso intento. Tras la cancelación oficial del evento, numerosos asistentes afectados por la situación han acudido a la ventanilla de información para pedir hojas de reclamaciones.

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