Nissan: ¿Cómo dicen triunfo
cuando se firma el cierre?
Diario Octubre / 15.08.2020
Se acaba de firmar el acuerdo para el cierre de
Nissan. El comité de empresa y todos los sindicatos que lo forman (UGT, CCOO,
SIGEAN-USOC y CGT) lo han presentado como ejemplo y un gran triunfo de la clase
obrera. Nosotros/as creemos que, al contrario, es una derrota. Y hace aún más
daño cuando se intenta vender como victoria.
Es una
derrota porque se pacta el cierre de Nissan cuando
el eje de la lucha y de la huelga era “Nissan no se cierra” y que no se
aceptarían despidos. Se reconoce la necesidad del cierre (acuerdo punto 1) y de
los 2.525 despidos, a pesar que los sindicatos aseguraban que tenían base
suficiente para denunciar en los tribunales que el cierre no estaba
justificado. No ha habido ninguna voz sindical contra el acuerdo que se
levantara para decir que los puestos de trabajo no se venden, que las indemnizaciones
o bajas incentivadas son pan para hoy y hambre para mañana, que no se podía
abandonar a los más de 22.000 trabajadores/as indirectos. Tampoco se ha
levantado en las asambleas que había alternativa al cierre, con la
nacionalización/socialización, aunque como CGT se había presentado un proyecto.
Con esas premisas es normal que casi por unanimidad (sólo 9 votos en contra)
los trabajadores/as no vieran ninguna otra salida y votaran en asamblea la
propuesta unitaria del comité. El cierre pactado arrastra a 22.000
trabajadores/as directos o indirectos. Los sindicatos se comprometen a la paz
social y a levantar la huelga que se acerca a los 100 días en Montcada y Sant
Andreu de la Barca.
El acuerdo
deja en la estacada a los más de 22.000 trabajadores y trabajadoras de
subcontratas y proveedoras, y cada una se va a encontrar a
su suerte. De hecho, una de ellas Marelli/Calsonic ya tiene un ERE con acuerdo
sindical para el despido de 57 trabajadores/as de las plantas de Zona Franca y
Santa Margarida i els Monjos. Otra, Acciona, ya ha anunciado que rompe el
contrato con Nissan. Empieza la serie de despidos y cierres en cadena, que cada
patronal querrá aislar para imponer sus condiciones. El acuerdo de Nissan
facilita a las empresas subcontratistas los EREs por causas objetivas.
En lugar de
plantear un frente común de los y las 25000 trabajadoras, el comité de empresa
de Nissan dejó insolidariamente a un lado a los y las trabajadoras de
subcontratas y proveedoras: ni siquiera en las reuniones con administraciones o
en el monográfico del Parlament sobre el cierre de Nissan tuvieron voz. Este
hecho, que no era nuevo, había llevado a que las empresas de subcontratas, con
todos los colores sindicales, hubieran formado una Coordinadora ya hace 4 años
para hacerse visibles. Trabajadores y trabajadoras de las subcontratas han
participado en las movilizaciones convocadas por el comité de Nissan, pero no
ha habido pancartas del comité de Nissan en apoyo a Marelli para parar los
despidos, ni en Acciona en el campamento de Barna 3 para parar la salida de
camiones, ni en las convocatorias de la Coordinadora. Y ahora no sólo se
comprometen a mantener la “paz social en el seno de la Empresa Nissan. Así
mismo las partes harán los mayores esfuerzos para contribuir a la paz social respecto
de los proveedores.” (punto 5 del acuerdo)
Los despidos
“traumáticos” se harán efectivos en diciembre del 21, cuando cese la actividad industrial, también las prejubilaciones. Hasta
entonces -como dice en su comunicado de la patronal- “Hay el compromiso de
crear una comisión de seguimiento para intentar evitar que se
produzcan bajas traumáticas”, es decir y si es posible, “sólo” bajas
incentivadas. Las indemnizaciones por encima de lo que pagan muchas empresas y
en la línea del acuerdo de Continental por el cierre de su planta en Rubí. Son
el precio para la multinacional de la paz social, sin embargo un precio bajo si
tenemos en cuenta que no cubre ni el 10% de los y las trabajadoras afectadas.
Los puestos de trabajo que se pierden además, son de mejores condiciones de los
que puedan venir, arrancadas por años de lucha y trabajo, que ahora desaparecen
y se venden como si pertenecieran a cada uno, cuando en realidad son patrimonio
de toda la clase trabajadora y lo único que podemos dejar a nuestros hijos e
hijas.
El acuerdo
también habla de una reindustrialización, con la
llegada de una o varias empresas. Pero el cierre tiene fecha fija y no
está condicionado a la llegada de estas empresas. Es interminable la lista
de empresas que han cerrado con compromisos de reindustrialización que quedan
en nada. Y, a nadie se le escapa la situación económica que atravesamos: el
capitalismo aprovecha la pandemia y la brutal caída de la producción asociada
para acelerar una nueva concentración de capitales: en los países de origen de
las multinacionales (acuerdo Macron-Merkel para blindar la producción de coches
y baterías) y la deslocalización a países sin derechos laborales y salarios. El
estado español en automoción no es ni lo uno ni lo otro, por lo que está a
expensas de decisiones de terceros.
SOLO LA
LUCHA UNIDA Y COORDINADA PUEDE REVERTIR LOS CIERRES Y DESPIDOS. TAMBIÉN UNA
REINDUSTRIALIZACION
El acuerdo
alarga el plazo para el cierre a diciembre del 2021. Este es el tiempo para
reorganizar la lucha. Con la paz social, comprometida por todo el comité para
la plantilla de Nissan, el motor para evitar la sangría de puestos de trabajo
del cierre, está en las subcontratas y proveedores. Unir esas empresas, en
lugar de afrontar la situación empresa a empresa, es determinante. En este
sentido, el impulso de la Coordinadora es fundamental. Pero no puede
ser sólo con el objetivo de lograr las mismas indemnizaciones y condiciones de
Nissan, sino abrir una perspectiva por la defensa de los puestos de trabajo
ligados a un proyecto industrial que hoy sólo lo puede garantizar el sector
público. Las subcontratas son determinantes para que salga la
producción de Nissan. La huelga unida debiera estar sobre la mesa.
La única
reindustrialización efectiva sería la nacionalización sin indemnización de la
planta que mantuviera el trabajo para los y las 25000, poniendo en marcha una
producción que acompañe la llamada transición energética, bajo el control de
los y las trabajadoras. En ese sentido se presentó
un proyecto firmado por CGT, la CUP y Anticapitalistas, al que dio apoyo Lucha
Internacionalista, para avanzar en la transformación de vehículos y crear un
carsharing que pudiera complementar el transporte urbano, junto a microbuses
eléctricos. Hay que avanzar decididamente en la defensa del sector industrial
público bajo el control de los y las trabajadoras.
Mientras se
da la batalla por el futuro de Nissan y subcontratas, empiezan a producirse más
cierres: en Ripollet, Motherson Sintermetal presenta un cierre para 184, Nobel
Plàstiques Ibérica, de Sant Joan Despí, a otros 200. Y tenemos decenas de miles
de trabajadores/as en expedientes de regulación temporal de empleo. Estamos
ante una terrible amenaza sobre todo el tejido industrial y el futuro de la
clase obrera. No podemos seguir viendo cómo se firman uno tras otro los
cierres. El futuro por un plan industrial pasa por unir los sectores en lucha,
por buscar un amplio apoyo popular, por convertir la defensa de la industria y
los puestos de trabajo en un problema político y social vital, por poner en pie
de guerra la clase obrera en una huelga general. Nos jugamos el futuro.
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