La Banca española «pone firme» al gobierno de coalición: «Si tocan a
nuestros intereses, arruinamos al país»
La Banca se
revuelve y el "gobierno progresista" se repliega
kaosenlared
Publicado el Jun 26, 2020
La Banca española no está dispuesta – escribe Manuel Medina –
a que se toque ni el más ínfimo de sus cojinetes. Por esa razón, ha comenzado a
movilizar a su poderoso aparato mediático, ante la remotísima posibilidad de
que a alguien -o a algunos- se les ocurra la idea de exigirle el pago de una
misérrima dádiva, a cambio de la multimillonaria «ayuda» de 60 mil millones de
euros que el Estado español, usando el patrimonio social, le «prestó» durante
la pasada crisis.
Según la prensa económica española,
el plan concertado entre PSOE y Podemos con el que se que pretendía
implantar un «impuesto especial« a la Banca, para poder
hacer frente a su política social y económica, ha terminado quedando en pura «agua
de borrajas» .
Con este plan se intentaba recuperar
algunas de las ayudas públicas inyectadas a la Banca durante la pasada
crisis económica, que ascendieron a la nada despreciable cifra de 60.000
millones de euros.
De acuerdo con fuentes próximas al
Ministerio de Hacienda, en el proyecto de Presupuestos Generales del
que forma parte el acuerdo de Gobierno no figura ningún tipo de gravamen
especial a las entidades financieras, ni tampoco ninguna subida
del impuesto de Sociedades que esté orientado incrementar la
recaudación.
De acuerdo con lo que informa
la prensa económica española, que tiene claros vínculos y dependencias
económicas con la gran banca y otros sectores financieros, tal imposición
resultaría «discriminatoria y, posiblemente anticonstitucional»,
según alega el diario «El Economista».
En opinión de esos medios, «no
se puede castigar en demasía al sector financiero», porque según
argumentan, estas entidades «son en estos momentos una pieza clave
para la recuperación económica del país» .
El diario «El Economista» razonaba de
esta forma la improcedencia de proceder a incrementar la
tasa impositiva de esas entidades financieras:
«Cuánto más dinero se le retire, menos
crédito otorgarán, tanto a familias como empresas, para que la reactivación de
la economía sea lo más rápida y contundente posible. Y dos, el acercamiento de Sánchez
a los partidos de la derecha (especialmente Ciudadanos) para lograr el
apoyo definitivo a las Cuentas del Estado, que llevan a bloqueadas varios años
y que son necesarias para impulsar todas las medidas sociales surgidas tras la
pandemia del coronavirus».
El diario «El Economista» opinaba
en su edición del pasado lunes, que en el sector bancario se
confiaba
«en que tal gravamen finalmente
caiga en saco roto, pero temen que se produzca un giro en los acontecimientos…
Pese a ello, lo que sí está encima de la mesa del Gobierno es el aumento en la
tributación de la banca por encima del resto de empresas».
Los «argumentos» de
los banqueros son recurrentes en el fondo y en la forma. «Tocar»
a la Banca es tocar al conjunto de la sociedad. Si se toca
a la Banca, no habrá créditos ni para las familias, ni para las
empresas.
EL SILENCIO DEL EJECUTIVO
No deja de resultar llamativo
que mientras la Banca Española, gran beneficiaria de las multimillonarias
contribuciones públicas durante la crisis, no ha dudado un instante en
desplegar una intensa campaña de movilización mediática para cortocircuitar
cualquier tipo de tentativa, por muy epidérmica que esta sea, de
introducir variaciones en su tasa impositiva, el «Ejecutivo de
la coalición» no haya sido siquiera capaz de pronunciarse, ni tampoco de
informar a la sociedad sobre cuál es realmente el «estado de esta
cuestión«.
Este silencio es indicativo de
que la llamada «coalición progresista» no parece estar en
disposición siquiera de reclamarle los banqueros una miserable dádiva
en forma de imposición fiscal, por los servicios que en su día el
Estado les prestó, con los fondos patrimoniales de la sociedad
española. Ello pone de manifiesto, una vez más, que el tipo de relación
que el Estado español mantiene con las entidades financieras de
este país es drásticamente desigual y humillantemente subordinada,
inusual incluso en las normales reglas mercantiles que se mantienen
habitualmente en el mundo de los negocios. Una desigualdad que
sólo podría entenderse si se tiene en cuenta que los gobiernos
encargados de administrar el aparato del Estado, –
independientemente de cuáles sean sus propósitos – terminan siendo
siempre sus leales administradores .
Hace ya siglo y medio,
un caballero de blancas y luengas barbas descubrió algo que a estas alturas
deberia de resultarnos obvio. El gobierno no es el Poder. Es tan
solo su Consejo de Administración. Y cuando el primero no responde a los
intereses del segundo, simplemente se le destituye o se le derroca. Así
de sencillo.
Fuente: Canarias Semanal
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