De movida a movimiento telúrico
El movimiento
de Núñez de Balboa es espontáneo y carece aún de fines precisos, pero no de
motivaciones
Rafael Sánchez Sanz
Diario de Selilla
21 Mayo, 2020
La gran noticia
de la semana es, sin duda alguna, la muy posible disposición de una vacuna
contra el maldito coronavirus antes de final de año. La segunda gran noticia es
que esa vacuna no es china. La tercera, que hay un español al frente de la
investigación por ahora exitosa. Sin embargo, la atención del respetable no va
por ahí. Cierta desconfianza en una ciencia que ha demostrado ser mucho menos
certera de los que los entusiastas cientificistas imaginaban -ese entusiasmo
acrítico es, por cierto, de lo menos científico- y el comprensible temor a
hacernos ilusiones indebidas nos vacuna saludablemente de las buenas nuevas
sobre la vacuna. Ya veremos.
Porque el gran
asunto de la semana ha sido la evolución y transformación de la movida de las
cacerolas de la ya célebre calle Núñez de Balboa -¡qué estupenda etiqueta para
historiadores del mañana!- en movimiento a escala nacional, con perspectiva de
terremoto de magnitud 5, el que sin ser catastrófico ocasiona daños mayores en
edificios débiles o mal construidos, tal el desastroso Gobierno que lo ha
generado. Un movimiento tan espontáneo y anarca que los primeros enviados de
las televisiones lo creyeron cosa de cachondeo para dar juego en sus
programuchos "de rojos y maricones". Virus peor que el Covid-19 para
unos, bálsamo de Fierabrás para otros, el movimiento de Resistencia Democrática,
como se ha bautizado en las redes, carece aún de fines precisos más allá del ¡Sánchez,
dimisión!, pero en absoluto de motivaciones.
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