Los documentos clasificados de
la CIA que implican a Juan Carlos en el genocidio saharaui.
La CIA
desclasificó 12 millones de documentos sobre el Sáhara Occidental que destapan
el infame papel de Juan Carlos I
noviembre
24, 2019
Juan Carlos
junto a su hijo/Google
Madrid, 23
Noviembre de 2019. -(ECSaharaui)
Por Lehbib
Abdelhay/ECS
DARIO
OCTUBRE
24.11.2019
El Sáhara
Occidental es un tema de descolonización que no sólo afecta a la región del
Maghreb. Hay muchos países pendientes de cuanto sucede en este conflicto por
los daños colaterales que puede suponer.
La Agencia Central de Inteligencia americana compartió
varias fotos de soldados saharauis lanzando misiles y otros marroquíes
capturados por las fuerzas saharauis.
La decisión
de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, CIA, de abrir el acceso a
más de 10 millones de páginas de más de 900.000 documentos
desclasificados permite conocer lo que sucedió exactamente a
partir de marzo de 1979.
La agencia
de inteligencia americana revela que Marruecos estaba perdiendo la guerra
contra el Frente Polisario. Según el documento, Marruecos estaba perdiendo la
batalla hasta que países europeos y Árabes intervinieron para ayudar a la
dictadura de Hassan II.
»La anexión
del Sáhara Occidental por Marruecos en 1975 fue por la fuerza y desembocó en
una guerra», según los documentos desclasificados, la guerra del Sáhara que
estuvo muy disputada entre el Frente Polisario y Marruecos, fue determinante la
ayuda que recibieron los marroquíes por parte de Estados Unidos, Francia,
España y Arabía Saudí gracias a las relaciones de Hassan II con Henry
Kissinger, entonces consejero de Seguridad Nacional de EEUU y con los Saud de
Arabía Saudí.
Pero que ha
hecho Juan Carlos con el pueblo del Sáhara Occidental?
El 21 de
agosto de 1975, el Departamento de Estado norteamericano da luz verde a un
proyecto estratégico secreto de la CIA, financiado por Arabia Saudí, para arrebatar
la antigua provincia del Sahara (270.000 Kms cuadrados) a España. Un territorio
vital desde el punto geoestratégico, rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas,
que EE.UU no está dispuesto a dejar en manos de España dada la situación en que
se encuentra el régimen de Franco.
El plan
consiste en invadir la zonamediante una marcha de unos 300.000 ciudadanos
marroquíes (Marcha Verde), que se harían pasar por antiguos habitantes de la
zona.
El 6 de
octubre de 1975, los servicios de Inteligencia del Ejército español informan a
Franco, ya muy enfermo, de los planes de EE.UU en relación con el Sáhara
Occidental y le piden que actúe en consecuencia.
El 16 de
octubre de 1975, la Marcha Verde es anunciada por Hasan II, al mismo tiempo que
el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU rechaza las pretensiones de
Maruecos sobre ese territorio. Hassan II declara sin vergüenza ninguna:
»Tenemos que iniciar una marcha verde desde el Norte de Marruecos hacia el Sur
y del Este al Oeste. Tenemos, querido pueblo, que levantarnos como un solo
hombre, con orden y organización para dirigirnos al Sahara y encontrarnos con
nuestros hermanos allí.’
El 21 de
octubre de 1975, el príncipe Juan Carlos de Borbón, heredero del dictador, se
niega a aceptar la jefatura del Estado con carácter interino. Quiere plenos
poderes para poder actuar en el Sáhara Occidental.
El 22 de
octubre de 1975, el presidente del Gobierno español, Arias Navarro, con
conocimiento de Franco, manda al ministro José Solís a Rabat para tratar de
parar el órdago marroquí prometiendo negociaciones sobre el tema en cuanto la
situación del dictador mejore.
El 26 de
octubre de 1975, da comienzo la Marcha Verde en territoriomarroquí. Toda la
planificación operativa y la organización logística del plan ha corrido a cargo
de técnicos norteamericanos.
El 31 de
octubre de 1975, Juan Carlos de Borbón se hace cargo de la jefatura del Estado
español. Mostrándose muy preocupado por la situación en el Sahara, pues tiene
muy presente el caso portugués. No quiere que la situación le desborde.
Finalmente
el monarca español asumió oficialmente la jefatura de Estado el 31 de Octubre
después de negarse a hacerlo una semana antes. Ese mismo día convocó un Consejo
de Ministros y se puso manos a la obra. Sus contactos con su homólogo marroquí
fueron constantes. Hasta entonces, según transmitió Stabler, «el Gobierno
seguía vacilante» ante la falta de liderazgo y, sobre todo, el aumento de las
presiones marroquíes.
Rabat envió
el primer grupo de «marchadores verdes» al Sáhara el 30 de octubre, y no el 6
de noviembre, fecha oficial del inicio de la Marcha Verde, para bloquear una
posible intervención de Argelia contra la invasión.
El 31 de
octubre de 1975, el príncipe preside un Consejo de Ministros en La Zarzuela.
Cuestión prioritaria: el Sahara. Juan Carlos manifiesta su férrea determinación
de ponerse al frente de la situación. Sin embargo, no les dice a los reunidos
que él ya ha enviado a su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de
Carvajal, a Washington, para solicitar la ayuda de Henry Kissinger. Es
consciente de que una guerra colonial con Marruecos en aquellos momentos podría
precipitar los acontecimientos al estilo de lo acaecido en Portugal y que
podría perder su corona antes de ceñirla.
El
Secretario de Estado norteamericano acepta la mediación solicitada por el nuevo
jefe del Estado español, intercede ante Hassan II y en las siguientes horas se
firma un pacto secreto por el que Juan Carlos se compromete a entregar el
Sahara español a Marruecos a cambio del total apoyo político americano en su
próxima andadura como rey de España.
El 2 de
noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón visita las tropas españolas en El
Aaiún en un viaje sorpresa. Está en tratos secretos con los americanos para la
entrega del territorio, pero no tiene ningún reparo en aparentar con los
militares (a los que traicionará en las siguientes horas igual que al pueblo
español, a los saharauis y a la propia ONU) En este centro, en el curso de una
bien regada amistad con los militares, hasta se permite decirlesa los oficiales
de las tropas allí destacadas: “España no dará un paso atrás, cumplirá todos
sus compromisos, respetará elderecho de los saharauis a ser libres” y también,
dice “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros,
en cuanto suene el primer disparo”.
El 6 de
noviembre de 1975, la Marcha Verde invade la antigua provincia africana
española. En virtud del pacto secreto (alta traición) entre Kissinger, Hassan
II y el traidor nuevo jefe del Estado español. Los campos de minas de la
frontera han sido levantados y los legionarios españoles prudentemente
retirados. España hasta se permite la desvergüenza de enviar al ministro de la
Presidencia para que gire una visita de cortesía a los campamentos marroquíes
de la Marcha Verde. La ONU, incómoda y sin saber qué sucede, urge a Hassan II a
retirarse y a respetar la legalidad internacional. Mientras España mira hacia
otro lado porque bastante tiene el principe con asegurar su corona y el monarca
alauí no hace el menor caso.
El 9 de
noviembre de 1975, Hassan II da por alcanzados todos sus objetivos en el Sahara
y en espera de las conversaciones de Madrid, retira los campamentos de la
Marcha Verde a Tarfaya. Argelia protesta y retira su embajador en Rabat. Los
saharauis, traicionados por España, se aferran a la lucha armada.
El 12 de
noviembre de 1975, comienza la Conferencia de Madrid entre España, Marruecos y
Mauritania, dirigida y controlada por EE.UU en la sombra.
El 14 de
noviembre de 1975 se produce la famosa Declaración de Madrid sobre el Sahara
(acuerdos tripartito de Madrid). Por ella se entrega a Marruecos toda la parte
norte de la antigua provincia española:
200.000 Kms
cuadrados de gran importancia geoestratégica, muy ricos en toda clase de
minerales, gas y petróleo (descubierto por petrolíferas norteamericanas y en
reserva estratégica). A Mauritania (que los abandonará enseguida en beneficio
de su poderoso vecino del norte) se le transfieren 70.000 Kms cuadrados del
sur, los más pobres e improductivos.
Las Cortes y
el pueblo español no saben nada del asunto. Todo se ha tejido entre bastidores,
con la CIA, el departamento de Estado norteamericano y los servicios secretos
marroquíes como maestros de una ceremonia bochornosa en la que el príncipe Juan
Carlos ha movido sus hilos a través de sus hombres de confianza: Armada,
Mondéjar y Torcuato Fernández Miranda.
Mientras el
Gobierno del anonadado Arias Navarro, con Franco moribundo y su porvenir
político acechando, se limitó a ejercer de convidado en la mayor vergüenza
política y militar de España en toda su historia. Porque, efectivamente, este
país nunca jamás había traicionado de una forma tan perversa a sus propios
ciudadanos (los saharauis lo eran en 1975), se había humillado de tal manera
ante un pueblo más débil que él pactando en secreto su rendición, y abandonado
cobardemente el campo de batalla sin pegar un solo tiro y después entregando a
su enemigo acuartelamientos y armas.
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