Evo apuntó bien
30.11.2019
No cabe la menor duda.
Cada vez es más necesario y difícil cambiar el mundo: abolir el
capitalismo y las formas de poder asociadas a él. Pero podemos comenzar
reconociendo que hemos apuntado mal. Enfrentamos la tarea de entender
por qué las revoluciones son abortadas, en su loable empeño por acabar
con las sociedades clasistas, racistas y heteropatriarcales. Una de las
direcciones hacia la que posiblemente hayamos apuntado mal, ha sido
priorizar y centrar toda la acción revolucionaria en la “conquista del
estado”, sea por la vía militar (es decir armada), política (es decir
electoral dentro del corsé de la democracia liberal) o por la
movilización de las masas (es decir social y sindical con
reivindicaciones reformistas).
En esta obsesión postpolítica por
“conquistar el estado” no hemos puesto en cuestión al estado mismo que
siempre ha sido capitalista en el contexto de las relaciones
supraestatales, siendo, los “estados de socialismo real” y “los estados
social-demócratas del bienestar” formas anómalas y transitorias de
estado, fruto de procesos revolucionarios fallidos. Ambos en mayor o
menor medida han sido subsumidos por los poderes económicos, políticos e
identitarios transestatales y, ahora, convierten a las izquierdas en
fuerzas conservadoras ocupadas en “mantener los logros obtenidos” ante
la potente ofensiva ultra derechista que pone a los estados en su sitio,
es decir, para lo que nacieron, al servicio del capital.
Por
tanto, y para afinar nuestra puntería, uno de los retos para continuar
con la tarea de cambiar el mundo, sería hacerlo sin perder la energía
jugando con las reglas del enemigo para la conquista del Estado, a
sabiendas incluso, de que cuando participamos en su entramado político,
el punto de mira ha de ser abolir el poder, carcomerlo, operar como un
anti-poder para construir de facto la autodeterminación de los pueblos y
la socialización al menos de los recursos naturales y las fuentes de
energía. Aquí está la explicación del golpe de estado del poder contra
Evo Morales cuya política apuntaba en la buena dirección.
César Manzanos Bilbao. Doctor en Sociología y profesor en la Universidad del País Vasco.
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