Crónica de la Revolución de Octubre en España
02.10.2019
En España también tuvimos nuestras revoluciones. Fue
en 1917 cuando los conflictos sociales, económicos y militares convulsionaron
España; y en Octubre de 1934 con el objetivo de subvertir el orden, por las
contrarreformas antisociales del gobierno de turno y la amenaza del fascismo
internacional. La revolución en España tuvo nombre propio: Asturies;
donde los obreros de la industria y los mineros fueron protagonistas.
En 1933, los
socialistas perdieron las elecciones generales. El gobierno de la derecha
radical salido de las urnas, con el apoyo parlamentario de la ultraderechista y
católica Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), inició una
política de contrarreformas, sobre lo reformado por los anteriores gobiernos
republicano-socialistas. Esta política produjo un giro radical en la estrategia
del PSOE y de la UGT, que abandonan la vía parlamentaria para alcanzar el
socialismo.
La izquierda
había perdido el poder parlamentario, pero la fuerza social seguía intacta en
la lucha por mejorar sus condiciones de vida. Largo Caballero llevaba tiempo
criticando la política de colaboración de clases, la democracia burguesa y el
sistema capitalista. En enero de 1934, defendiendo la vía insurreccional, asume
la presidencia del PSOE y la secretaría general de UGT. El programa del
movimiento revolucionario, manifestaba: "Con el poder político en las
manos anularemos los privilegios capitalistas y antes que ninguno el derecho
que les da explotar a los trabajadores".
Alejandro
Lerroux formó un gobierno, incorporando a tres ministros de la CEDA. Ese mismo
día, 4 de octubre de 1934, el comité revolucionario socialista reunido en
Madrid, tras contar con el apoyo de los comunistas y de las Alianzas Obreras,
convoca la huelga general revolucionaria, que se iniciaría a las cero horas del
día siguiente. La revolución de Octubre había comenzado.
No fue solo en
1917 y 1934, cuando los mineros y obreros de la industria asturiana se
levantaron contra la opresión y la injusticia. En 1962 se produjo una huelga
silenciosa y pacífica, que puso en jaque al gobierno de Franco. Comenzó en La
Nicolasa y se extendió a La Camocha, Altos Hornos de Vizcaya, Cataluña, El
Ferrol, Sagunto y Jerez.
La belleza del
paisaje es indescriptible en Aturias. Junto al mar, altos acantilados que dejan
ver en su hondura espuma y arena clara. Continuos bosques poblados por hayas,
nogales y castañaleos oscuros. Olores permanentes que aturden el olfato
y el sonar de los cencerros. Jabalíes, corzos y el oso pardo que busca su
alimento cerca de las brañas. Monte salvaje, profundos valles, verdes prados y
la negrura de los tajos, los castilletes de las bocaminas y las naves
industriales. Y sus mineros y su gente.
Estamos en
Octubre de 1934, cuando se convocó la huelga general revolucionaria, como
instrumento para la insurrección. En Asturias, antes de que amaneciera el día 5
de Octubre, fueron atacados los cuartelillos de la guardia civil en las cuencas
mineras. Daba comienzo el movimiento huelguístico insurreccional decretado por
el Comité Revolucionario presidido por Largo Caballero. En la zona minera de
León y Palencia, el poder obrero duró cuatro días. En Asturias hasta el día 18.
El gobierno proclamó el estado de guerra y envió al ejército para establecer el
orden.
La insurrección
de Octubre no consiguió su objetivo final, al carecer de organización, medios,
armas, y planificación política y militar. Faltó la unión decidida de las
fuerzas proletarias; en Asturias la unión fue determinante. También contó con la
simpatía de los partidos republicanos pequeño-burgueses. El hecho de que la CNT
y la FAI no secundaran el llamamiento revolucionario (salvo en Asturias), fue
una razón de su fracaso. En Madrid, el día 8 fueron detenidos casi todos los
miembros del comité revolucionario. El martes 9 Azaña y Companys se entrega en
Barcelona el día 14.
En Oviedo, mil
integrantes de las columnas obreras se apoderaron de la zona sur de la ciudad,
tomando el Ayuntamiento frente a las fuerzas del ejército, guardia de asalto,
miembros de la guardia civil y del cuerpo de carabineros integrado por más de
dos mil efectivos. Se unieron a la revolución Trubia, Gijón, Mieres, Sama y La
Felguera, organizándose abastecimientos, hospitales de campaña y servicio de
ferrocarriles.
El día 8, los
obreros organizados, toman la fábrica de armas y dominan Oviedo. Las tropas de
López Ochoa, fueron rechazadas cerca de Trubia (parroquia a 12 Km. del concejo
de Oviedo) desde Avilés protegidos por veintiún aviones. En la madrugada del
10, el crucero Cervantes desembarca en Gijón a millares de Regulares de África,
al mando del teniente coronel Juan Yagüe que arrasa Gijón. En la tarde del
jueves 11, López Ochoa −conocido desde entones por carnicero de Asturias− entra
en Oviedo.
Ese mismo día,
los socialistas Peña, Dutor y Antuña, contra la postura de comunistas y
anarquistas, proponen una retirada organizada. Se forma el Segundo Comité
constituido por jóvenes comunistas, que la organizan militarmente. Se cuenta,
que el día 13 de octubre, dos muchachas, Aída Lafuente y Jesusa Penaos
−militantes del comunismo libertario−, armadas con una ametralladora, intentan
cerrar el avance de los legionarios en la cota de San Pedro de los Arcos, pero
no lo consiguieron. Las tropas mandados por el teniente ruso-blanco Iván
Ivanov, las remataron con la punta de sus bayonetas.
Los mineros, en
su retirada, constituyen el Tercer Comité Provincial, formado por socialistas y
comunistas, con participación de la CNT, presidido por Belarmino Tomás, deciden
instalarse en Sama. Los mineros de Oviedo resisten 48 horas más. El día 18,
todo perdido, se negocia la capitulación: el Comité depondrá las. Los
mercenarios africanos entraron en cabeza y de que manera. El último llamamiento
del Comité Provincial de Asturias, firmado en Sama día 18 terminaba:
"Nosotros, camaradas, os recordamos esta frase histórica: Al proletario se
le puede derrotar, pero jamás vencer".
El gobierno
entregó el mando represivo a Franco, entonces gobernador militar de Baleares,
quien moviliza al Tercio de Regulares. La represión se saldó con más de mil
muertos y torturas de los detenidos en manos de la guardia civil; miles de
despidos por su participación en la huelga y más de treinta mil presos; la
mayoría de los dirigentes implicados apresados y veinte penas de muerte, dos de
ellas ejecutadas. Los procesos duraron hasta los primeros meses de 1936. La
minoría socialista en las Cortes suspendió su actividad parlamentaria. Las
presiones de la opinión pública liberal española y europea forzaron el
levantamiento del estado de guerra. Con el tiempo, la respuesta política y
social, fue el triunfo del Frente Popular en 1936.
El gobierno
suspendió las garantías constitucionales; numerosas corporaciones municipales
disueltas, locales de sindicatos y partidos cerrados y periódicos clausurados.
Los jurados mixtos, recién instaurados durante el bienio reformista,
suspendidos. La contrarreforma se hizo más contundente. De las 23 penas de
muerte sentenciadas, dos fueron ejecutados: el sargento Vázquez (que había
volado un camión con treinta y dos guardias civiles) y Jesús Argüelles
Fernández, Pichalatu.
Las represalias
duraron en el tiempo. La Ley de Responsabilidades Políticas promulgada por
Franco en 1939, tipificaba como punibles los actos y omisiones de quienes
hubieran colaborado con la República Española y participado en la revolución de
Asturias. Se legitimaban las multas, los embargos de bienes, los destierros y
la purga generalizada en el mundo laboral en la posguerra. Esta ley estuvo
vigente hasta 1969, fecha en la que prescribieron los delitos cometidos antes
del 1de abril de 1939.
Finalizada la
Revolución, daba comienzo la feroz represión; pero la lucha contra el capital
no había terminado. Organizar la paz con los enemigos no quería decir que se
renegara de la lucha de clases. Decía Belarmino Tomás: "lo que hoy hacemos
es un alto en el camino, en el cual subsanaremos nuestros errores para no
volver a caer en los mismos". Desde entonces, los partidos y sindicatos de
clase, siguen en aquel alto.
Después de
tanto padecer y sufrimiento, déjenme recordar la indecencia del presidente en
funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, cuando dice que los
valores de la Segunda República, están representados en la actual monarquía
parlamentaria; cuando es heredera del franquismo y de su represión. Vergonzoso.
@caval100
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