A propósito de
las definiciones del líder venezolano.
EL ANTIMARXISMO DE CHAVEZ
Por: Gustavo
Robles. El Diario Internacional /5 de agosto de 2007
’De cada quién
según su capacidad, a cada cual según su necesidad’ (Carlos Marx).
’Para la
dialéctica, no hay nada definitivo, Absoluto, ni sagrado...(F. Engels).
El comandante
Chávez, aparentemente, ha fijado posición respecto del marxismo-leninismo en su
programa ’Aló presidente’, y, para muchos que adherimos a los postulados de
Marx, Engels y Lenin, ha sido un golpe duro de digerir. Fundamentalmente por el
innegable peso del líder venezolano en la formación de la opinión de vastos
sectores de las masas latinoamericanas.
El comandante
tiene todo el derecho a decir lo que piensa, y a obrar en consecuencia. Tiene
todo el derecho a no ser marxista, y construir su proyecto político bajo otros
postulados. En todo caso, el futuro dejará en claro lo acertado o no de tal
opción, expresado en la suerte de la Revolución Bolivariana.
De lo que
estamos seguros es de que el compañero no tiene derecho a tergiversar el
significado y la esencia del marxismo.
Si lo que se
quiere es enviar un claro mensaje a los pueblos de que no se repetirán los
errores cometidos en lo que se conoció como Bloque de Países ’Socialistas’,
creemos que se ha equivocado el análisis. Porque es cierto que los errores (y
horrores) existieron, pero justamente por haberse alejado de los postulados del
marxismo-leninismo, y no al contrario.
Repasemos
entonces los dichos de Chávez..
’El Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no tomará las banderas del
marxismo-leninismo porque es una tesis dogmática que ya pasó y no está acorde
con la realidad de hoy’.
¿Es el marxismo
dogmático?
Una de las
vertientes filosóficas a las que Marx adscribió y en la cual apoyó toda su
construcción intelectual fue el materialismo. El materialismo, en una somera
descripción, es una concepción filosófica que establece que la esencia de la
realidad es la materia. Todo está compuesto por ella: el Universo, las
galaxias, los planetas, la vida, las diferentes especies, el ser humano. De la
materia surge el pensamiento, el mundo de las ideas, no al revés. De ello se
derivan las diferentes formas de organización de la sociedad. El ser humano
entonces es el que modela su propio mundo, la sociedad en la que vive.
Otro aspecto
fundamental del pensamiento marxista es la dialéctica. ¿Qué nos dice la
dialéctica? Sencillamente, que la realidad no es estática, se modifica en forma
continua, se desarrolla por la permanente contradicción entre opuestos, que
éstos pueden sintetizarse en uno que a su vez generará otra oposición. Es el
movimiento, el cambio permanente.
El marxismo
entonces nos dice básicamente que el hombre no es objeto de una idea que lo
engendró, sino que es constructor de su propio destino. Que esa construcción se
desarrolla en el ámbito social, la que a su vez genera contradicciones entre
los diferentes intereses que surgen al relacionarse los individuos a través de
los medios de producción. Que esas contradicciones son el motor de la historia.
Todo lo
contrario a lo estático, que es la característica principal de lo dogmático.
El dogma no
admite contradicción. No admite discusión.
El marxismo
indica que allí donde haya un pensamiento, puede haber otro contrario. En el
debate encuentra su confirmación.
El dogma es
conservador, estigmatiza toda posibilidad de cambio.
El marxismo se
ve reflejado en el movimiento, en el cambio permanente. En aquello que
revoluciona la realidad.
Entonces, como
dijo el comandante Chávez, ¿es dogmático el marxismo?
Podemos afirmar
rotundamente que no.
¿Ya ’pasó’?
Si nos atenemos
a lo antedicho, queda claro que el método marxista de análisis de la realidad
sigue vigente.
¿No está acorde
con la realidad?
El marxismo se
nutre de la realidad para explorar los caminos posibles de cambio. Si no
estuviera acorde con ella, no sería marxismo.
Sigamos con
Chávez: ’tesis como la de la clase obrera como el motor del socialismo y de la
revolución están obsoletas’. ’El trabajo hoy es otra cosa, es distinto, está la
informática y la telemática, y Carlos Marx ni siquiera podía soñar con estas
cosas’.
El papel de la
clase obrera
Aquí la cosa se
pone más seria, porque pone en cuestión los objetivos de la Revolución
Bolivariana, por lo menos en el pensamiento de su líder.
Porque si el
Comandante Chávez no quiere ver como vanguardia de la revolución a la clase
obrera, ¿a quién ve?
Tal vez se haga
eco de las nuevas teorías post-marxistas que aseguran que la clase trabajadora
como tal está en vías de extinción. Sin embargo, concienzudos estudios indican
que los trabajadores en el mundo rondan los ¡2800 MILLONES! Casi la mitad de la
población mundial, y la absoluta mayoría de la población activa (tengamos en
cuenta que casi un tercio de la población está compuesta por menores de edad, y
casi un 10% es mayor de 65 años).
¿Se basará
entonces en los cambios en los medios de producción desde la época de Marx
hasta la actualidad?
Eso no cambia
la contradicción fundamental del sistema burgués que señala el marxismo, que es
capital-trabajo. Y cuya expresión es la apropiación de la riqueza que producen
los trabajadores por parte de los patrones, lo que Marx denominó plusvalía.
Eso no ha
cambiado, sigue vigente más que nunca en la actualidad.
Si la burguesía
es hoy la clase dominante porque posee los medios de producción y de
servicio... ¿quién otra que la clase trabajadora está en condiciones de reemplazarla
en la dirección de la humanidad?
Sigamos con las
frases polémicas:
’El socialismo
venezolano acepta la propiedad privada. Estatizar es aferrarse a un dogma’
¿Puede haber
socialismo con propiedad privada?
Los marxistas
debemos admitir que hubo varias vertientes ’socialistas’ antes de Marx y
Engels. Visiones románticas de bucólicas sociedades donde todos los seres
humanos son hermanos por voluntad propia, más allá de los condicionamientos que
impone la realidad.
Pero lo que
deben admitir los no marxistas es que sólo el marxismo le dio basamento
científico al pensamiento socialista. Que se sumergió en los intrincados
vericuetos del desarrollo de la sociedad humana, en su historia, en su
filosofía, en su sociología, en su economía, en su política. Explicó la esencia
de la explotación del hombre por el hombre en el capitalismo, y con ello nos
dio la posibilidad de generar las herramientas para terminar con ella.
El marxismo
explica claramente que el carácter fundamental del sistema burgués es la
propiedad privada de los medios de producción. Que toda la sociedad está
estructurada para preservar ese privilegio. Que las instituciones del estado
burgués existen con esa sola finalidad. Que de esta manera, através del estado
burgués, la burguesía explota y oprime a las demás clases. Y que sólo podrá
haber socialismo si esas clases se rebelan y le arrebatan los medios de
producción a los burgueses, para luego socializarlos. El carácter fundamental
del socialismo, entonces, es la abolición de la propiedad privada de los medios
de producción.
¿Puede haber
socialismo allí donde exista la propiedad privada burguesa?
Es obvio que
no.
Lenin
Hasta ahora nos
hemos referido sólo a Marx y a Engels, pero no podemos dejar de lado a Lenin,
ya que Chávez señaló concretamente al marxismo-leninismo.
Lenin era un
marxista. Posiblemente el más brillante de todos, porque interpretó cabalmente
la esencia del marxismo: el espíritu crítico, el antidogmatismo, la necesidad
de llevar la teoría a la práctica, de intentar cambiar la realidad partiendo de
los datos de la realidad. Lenin fue un revolucionario dentro del marxismo, no
se conformó con lo escrito, vio la posibilidad de cambio donde no había sido
previsto.
Y lideró la
primera revolución proletaria triunfante de la humanidad, en un país pobre,
atrasado, en alianza con el campesinado. ¡Eso, en definitiva, es el espíritu
marxista! ¡No dar nada por acabado, revolucionar lo establecido, aunque lo
establecido lo haya escrito Marx! ¡El propio Marx lo hubiera aplaudido!
Todo lo
contrario al dogmatismo.
Dicho esto,
puede parecer entonces una contradicción citar a Marx, Engels y Lenin, pero
justamente en esa contradicción se afirma el acierto del pensamiento marxista.
Y es, justamente, porque la realidad lo legitima.
Como hemos
dicho, el comandante Chávez tiene todo el derecho a elegir sus propios caminos.
Nosotros, los marxistas, vamos a apoyar el proceso revolucionario venezolano
incluso con nuestras vidas, siempre y cuando contribuya a la liberación del
pueblo de todos sus yugos, no sólo del imperialismo. No debemos ahorrar
críticas cuando sea necesario hacerlas, como en este caso.
Y vamos a
luchar para que el verdadero socialismo triunfe en Venezuela, única manera de
lograr una sociedad justa, libre de las lacras de la explotación y la miseria.
Seguramente el
compañero Chávez esté luchando por lo mismo, y no estará entonces más que
siguiendo los postulados del marxismo-leninismo aunque lo niegue.
Hugo Chávez,
primer mandatario venezolano.
(ARGENPRESS.info)
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