El sector financiero es un parásito
Rebelión
Nueva Tribuna
09.08.2018
"En
un mundo amenazado por la espada de Damocles de la deuda, la banca se ha
constituido como único deudor insolvente impune"
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«El sector financiero proclama que forma parte de la economía, pero no es
verdad. Es algo externo, un parásito.» Lo dice Michael Hudson,
economista a contrapelo. No es una idea peregrina, es algo que todos, expertos
y no expertos, podemos advertir a simple vista. Los expertos, sin embargo,
prefieren no verlo. Miran a otra parte, detectan brotes verdes en algún lado,
nos aseguran con énfasis que no hay alternativa. «Es ciencia-ficción, viven en
un mundo paralelo en el que todo el mundo paga sus deudas», comenta Hudson.
El resultado: la economía enflaquece, la banca engorda. Tenemos
organizaciones que vigilan un orden mundial impuesto por la banca: el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial. Vivimos en el delirio financiero;
nunca tantos habíamos debido tantas penurias a la acción de tan pocos.
Todo empezó cuando la economía productiva y la economía financiera, que se
suponía formaban parte del mismo orden “natural” de las cosas, intercambiaron
sus papeles. La economía productiva era la locomotora que tiraba del tren. A
las finanzas, que entonces tenían la connotación de públicas, se les atribuía
el papel de control, de amortiguador o de freno, para evitar las tremendas
sacudidas de los ciclos económicos. En algún momento a alguien se le encendió
la bombilla de la privatización de la banca. Se supuso que una banca privada
fuerte sería más capaz de asignar sensatamente los recursos. Que las finanzas
ilustradas serían la nueva locomotora de la economía, dirigidas por algoritmos
infalibles.
Este ha sido el resultado de la gigantesca operación. La intervención de
las entidades globales en las jóvenes economías africanas ha sembrado el mar de
pateras; su asesoramiento a las naciones europeas y americanas ha hecho
retroceder la democracia, impulsado los populismos, exacerbado las
desconfianzas y los rencores duraderos, disparado la corrupción.
«El sector financiero ha tomado el control de la economía, y la oprime
hasta asfixiarla,» afirma Hudson. La banca ha provocado ya la mayor crisis de
la época aún incipiente de la globalización. El remedio impuesto por los
expertos ha sido reflotar la propia banca mediante préstamos a fondo perdido.
En un mundo amenazado por la espada de Damocles de la Deuda, la banca se ha
constituido como único deudor insolvente impune.
Y sigue engordando sus activos. Vamos de cabeza a la siguiente crisis
global.
Paco Rodríguez de Lecea, escritor.