jueves, 24 de noviembre de 2016

PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN


Descabezando títeres: Herrera, Carlos

               

La pensión es el júbilo de dejar de trabajar”, tal es la noción que del trabajador tiene Herrera Carlos, de la cadena confesional (o sea, que hace proselitismo de sus presupuestos ideológicos) COPE. Herrera Carlos piensa que el trabajador es un sujeto que, llegada la edad de la jubilación, y por tanto, habiendo pasado ya el cáliz de su trabajo, empieza jubilosamente a dar palmetadas con las orejas y volteretas triples en el vacío, porque por fin, ya dejó de trabajar. Así lo sentencia.

Faltaría saber si esta sentencia herreriana no populista, es decir, populín-populona (PP, por sus siglas en inglés), que es lo contrario de “populista”, tiene la consideración de verdad absoluta (o sea, que no es una chirimollada de un podemita con el moño al aire y ganas de jarana), o sencillamente, es un dogma de fe herreril que no puede ser cuestionado, salvo pena de recibir unos fogonazos inoportunos en el infierno, por hereje, metepatas o no partidario de Herrera Carlos. Infierno que, por cierto, parece ser que no existe, según el propio jefe de Estado de El Vaticano, Santo Padre Papa Francisco.

Dejar de trabajar supone haber trabajado. Si se ha trabajado, Herrera Carlos, si se ha trabajado (que meterse un canasto de garbanzos entre pecho y espaldas en el lujoso restaurante Pepote el español de New York, con la escusa de darse un garbeo para hacer un reportaje sobre Trump, no es trabajo, sino un propagandeo del garbanceo, que fue lo que yo le oí, y nada de particular sobre Trump), no sólo no se es un vago, sino que se ha estado aportando bienes a la sociedad, como producto del trabajo propio para el disfrute de todos (claro que, no en la misma medida, paradójicamente, en razón inversa al trabajo realizado), incluidos los que nunca han trabajado ni piensan hacerlo a pesar de estar en condiciones de poder hacerlo.

Si además de haber estado trabajando, se ha estado haciendo durante cuarenta años, al cabo de los cuales, no se está en condiciones del cachondeíto del jubileo-jubilar de dejar de trabajar, sino con el derecho bien ganado (a pesar de que existan malnacidos que sin haber trabajado nunca, exijan que el que ha estado toda su vida trabajando, siga trabajando hasta que se muera) y la esperanza de disponer el resto que le queda de vida de unos ingresos mínimos que le garanticen una existencia digna.

Los que entran al mercado de trabajo no ganan lo que van a cobrar los que entran ahora en el sistema de pensiones” dice Herrera Carlos con más razón que el ángel Marcelo, guardián del exministro Jorge Fernández, que Dios guarde en su gloria y mantenga tan lejos de la política como pueda nuestro Señor Jesucristo.

A estos trabajadores aludidos por Herrera Carlos no les haría falta el infierno (si existiera) para purgar el grave pecado capital de ser trabajadores (porque es el capital el que los condena). Estos trabajadores, que ya se cuentan por millones en España gracias a las políticas neoliberales aplicadas por el PSOE desde 1982 y continuadas por el PP (que son las que nos han llevado a la “creación” de puestos de trabajo, eso sí, con salarios objetivos de miseria, condenándolos a la pobreza de por vida, y a la “salida” de la crisis, y mis cojones, 33), para estar en la pobreza no les hará falta llegar al jubileo-jubilar de la jubilación, porque ya la tienen estando trabajando.

¿Qué reformas se imponen ante esta situación? ¿Bajar salarios, que es lo que proponen algunos empresarios de rimbombancia y sostienen los políticos que tienen menos sesos que un mosquito? ¿Seguir robando los fondos de la seguridad social para entregárselos a los bancos y grandes empresas a través de los fondos de inversión?

El Estado en 2016 gasta en pensiones 40.000 millones más que en 2007, en nueve años hay que pagarle a un millón y medio de personas más la pensión”, afirma Herrera Carlos, que para amedrentar no está nada mal.

Pero no es lo mismo joder que estar jodiendo, lo dijo el premio Nobel Camilo José Cela, y no es lo mismo que solamente una institución española, como es el ejército, deba alrededor de 30.000 millones de euros (de los que unos 4.000 corresponden a gobierno del PSOE y 26.000 a gobiernos del PP), que eso sí son verdaderos gastos, por añadidura improductivos, que el ejército como tal no podrá devolver, puesto que no tiene ninguna actividad productiva, y que por tanto, correrán a cargo del costillar de los trabajadores, empeorando sus condiciones de vida (de los trabajadores que trabajando no tiene ni para vivir, también). No es lo mismo como digo, que el ejército haya entrampado a todos los españoles, presentes y futuros, en unos 30.000 millones de euros por “guerrear” por encima de sus posibilidades, que el que los jubilados reciban los 40.000 millones que antes le dejaron al gobierno para que se los devolviera a la hora de la jubilación.

Cierto que tiene el nombre de “gasto”, pero los 40.000 millones es la recuperación del propio dinero que antes dejaron los trabajadores al Estado, y que éste estuvo utilizando para financiar su propio funcionamiento.

¿Hay que reformar el sistema de pensiones? Por supuesto. Hay que hacer que la riqueza creada por el trabajador quede en el trabajador y no en una cuadrilla de mangarranes, que es lo que ahora está pasando, y que PP, subPP (o sea, Ciudadanos), y el PSOE (opositor del Pinto, Pinto, Gorgorito que ya sé de qué pie cojeas por abstencionismo del no es lo que sea, según vengan dadas, pero nunca no), van a intentar que siga pasando en el pacto de Toledo.

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