¿Quiénes
deben responder por la ola migratoria?
Rebelión
11.09.2015
Siria,
situada en un lugar clave del mapa medioriental y principal aliado de Irán, era
hasta 2011 uno de los países más estables, cultos y prósperos del Medio
Oriente, foco de resistencia al imperialismo y el sionismo y de la solidaridad
con Palestina. Su ayuda material a Hezbolá había fortalecido considerablemente
la capacidad militar libanesa para enfrentar las arremetidas de Israel.
Entonces
estalló allí la guerra fomentada por Estados Unidos y sus aliados de Reino
Unido, Francia, Arabia Saudita, Quatar y Turquía, que ha ocasionado ya un
estimado de 8 millones de desplazados internos y el éxodo a países vecinos de 4
millones y medio de personas que malviven hacinadas en su mayoría.
La
CIA y sus homólogos británicos y franceses entrenaron a los miembros de Al
Quaeda (y demás grupos procedentes de Libia, Chechenia, Afganistán y otros
países, incluso europeos), financiados y armados por las monarquías saudita y
quatarí, y por Washington. Fueron los creadores de la tormenta perfecta de la
que surgió el brutal Estado Islámico, que conquistó extensas zonas densamente
pobladas de Siria e Irak, de donde ahora huyen ríos de gente.
Cuando
comparamos la cifra de 130 mil que al fin ha decidido recibir la Unión Europa
(UE) en los dos próximos años, sólo con la de millones de refugiados y
desplazados sirios, nos percatamos del cinismo de la solidaridad de
sus gobiernos y lo mezquino del pensamiento dominante en las llamadas
democracias occidentales. Tómese en cuenta que en lo que va de año lograron
llegar por mar a Grecia, Italia y Hungría 310 mil personas procedentes no sólo
de Siria, sino de numerosos países de África y Medio Oriente. Por otra parte,
se calcula que más de 600 mil sirios y afganos piden ser recibidos en Europa.
En
cambio, el ejército mediático imperial ha informado la determinación europea de
acoger aquella ridícula cantidad de refugiados como un gran acto altruista de
la señora Merkel, la misma que mata lentamente a Grecia por asfixia y desangra
a otras economías del sur de Europa en defensa de la democrática y bonachona
banca alemana.
Ya
en abril de este año François Crépeau, relator de la ONU sobre derechos humanos
de los migrantes, declaró al diario inglés The Guardian, que
los países ricos –no solo la UE– debían ponerse de acuerdo para acoger en cinco
años al menos un millón de refugiados de Siria y África para terminar con la
crisis migratoria y las tragedias en el Mediterráneo.
La
propuesta de Crépeau es más generosa que la cifra de la UE. Suponiendo que esta
la mantenga en años sucesivos, habrá acogido en 5 años a 325 mil migrantes; o
sea, aproximadamente los mismos que ya están en su territorio en estaciones
rodeadas de alambre de púas, amontonados en la isla griega de Lesbos, adonde
siguen llegando oleadas, o tratando de cruzar las vallas militarizadas de
Hungría, Bulgaria o Calais, calcos del infame muro levantado por Washington en
la frontera con México. Por eso dudo mucho que quede resuelta la tragedia del
Mediterráneo como afirma el funcionario de la ONU, aun cuando la Europa comunitaria llegara
a recibir la cantidad que propone, el triple de la cuota actual.
Eso
implicaría que la ola de migrantes hambrientos de África subsahariana se
redujera a unos pocos cientos de miles para, sumados únicamente a los sirios,
completar el millón de refugiados que propone el relator de la organización
mundial. Muy insuficiente, considerando que la desertificación debida al cambio
climático y la imposición de los dogmas del Consenso de Washington han arrasado
con las agriculturas domésticas africanas, sostén de millones de familias ahora
aglomeradas en las ciudades y casi siempre sin empleo; fenómeno con
consecuencias muy graves de desintegración social e identitaria.
Como
se aprecia, no son las guerras en Siria, Libia, Yemen y antes en
Afganistán-Pakistán e Irak, pese a su alto costo en destrucción de condiciones
para la reproducción de la vida, las únicas causantes de holocaustos como este,
que ya ha matado en 2015 a más de 2 mil 650 humanos en el Mediterráneo. Ni
únicamente involucra a la UE. Data de la colonización, del negocio esclavista,
del neocolonialismo y de la extensión del neoliberalismo en el mundo. Por ese
colosal saqueo los países ricos les deben una indemnización tan cuantiosa a sus
víctimas que aseguraría su desarrollo económico y la solución definitiva del problema
migratorio.
A
Aylan Kurdi, símbolo del saqueo y la guerra imperialista
Twitter: @aguerraguerra
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