Óscar Eimil, un
simploncete intelectual cargado de miedo
1. septiembre 2015
Óscar
Eimil es jurista, lo cual no representa obstáculo alguno para que pueda mostrar
con toda libertad un encefalograma intelectual más plano que la palma de la
mano, cosa que hace en su artículo “Como
corderos al matadero” (*), al tiempo que muestra los
tembleques que le entran tan sólo con creer que la gente pueda pensar de
distinta forma a como lo hace él que, pensar, lo que se dice pensar, no parece
que piense mucho.
Como el
miedo es libre y cada cual si quiere puede asustarse de su propia sombra, Óscar
Eimil, da rienda suelta a su miedo tomándose la libertad de comparar el
hundimiento del Lusitania en 1915 al ser torpedeado por un submarino alemán en
el que murieron 1.195 personas (entre ellas 27 bebés), con la que se podría
liar en España si en las próximas elecciones generales llegara a ganar lo que
él denomina el “frentepopulismo”, el cual por su “sectarismo”, “odio” y “resentimiento”“traerá
la miseria a nuestro país, dando paso a una época turbulenta que hará saltar en
pedazos el pacto de concordia que firmamos en 1978, poniéndonos a las puertas
de un enfrentamiento civil”, con lo que demuestra la
simpleza mental y miedos que antes se dijo, o lo que vendría a ser parejo:
confunde el culo con las témporas.
No
obstante, sin cortarse un pelo mantiene que todos los disparates que dice en su
artículo (disparates que sólo tienen pies y nada de cabeza) “son verdades como puños”. La única verdad que evidencia
es que tiene más miedo que siete viejas miedosas juntas a que gane el“frentepopulismo”, porque la victoria de este supuesto “frentepopulismo” todavía no se ha producido, luego no es verdad.
Si
acaso se me hubiera ido la mano con respecto al modo de calificar a Óscar Eimil
pudiendo haber herido con ello la sensibilidad de algún lector, yo doy mi brazo
a torcer, pido disculpas, retiro lo dicho, que lo cortés no quita lo valiente,
y en lugar de lo dicho digo, que Óscar Eimil, jurista él: es un claro y diáfano
ejemplo de la esencia del fascismo: unilateralidad y simpleza mental. Y de aquí
ya no me muevo.
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(*) Diario de Sevilla. Hoja 6. 31.08.2015
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