Hackers
y periodistas, encuentro 2015
Rebelión
La Vaca
03.09.2015
La
semana pasada participamos de la cuarta edición del Hack Hackers Media Party,
un encuentro entre periodistas y programadores para compartir nuevas tendencias
en comunicación. Para muchos, el evento pasa tan desapercibido como cualquiera
de las cosas que ocurren detrás del escenario de Internet, pero su impacto en
la vida real es tan concreto como el uso que hacemos de Internet. Puede ser un
juego de preguntas de celular, un mapa de medios o una plataforma para reclamar
por obras públicas. Además, o sobre todo, sirve para entender por dónde se
mueven las ideas y los negocios periodísticos hoy.
Reseteando la comunicación
Este
año, según sus organizadores, la Media Party argentina se consagró como una de
las más concurridas del mundo: se registraron más de mil personas por día, la
base de la comunidad alcanzó 5000 miembros y se estima que participaron de los
talleres más de 1500 personas.
La
dinámica fue la misma de los tres años anteriores: las jornadas arrancaron a la
mañana con varias exposiciones al estilo TED, de 10 minutos de duración, donde
participaron profesionales de diarios internacionales como Washington Post o Los
Angeles Times, representantes regionales de Girls In Tech, Taringa!, Chicas
Poderosas, y casos argentinos de proyectos nacidos en esta misma Media Party
como Yo Quiero Saber, Cargografías o Yo Intervengo.
A
partir de las 3 de la tarde la actividad gruesa se reactiva y comienzan los
workshops. A diferencia de las charlas matutinas, estos suceden al mismo tiempo
y se debe optar por uno de ellos, lo que significa descartar otros tantos. lavaca asistió
a uno llamado Conocimiento humano en red versus Google, coordinado por la gente
de www.buscadores.net. El taller intentó demitificar la teoría de que en Google
está todo: “Sólo el 0,3% de la información disponible en Internet está indexada
en Google”.
La
idea que reforzó el taller parece anacrónica: un grupo de personas es mucho más
eficiente buscando que el buscador online. Las razones son humanas (mejora la
experiencia, pone en juego conocimientos, permite el trabajo en equipo, etc.)
pero también prácticas: según un ejemplo de investigación sobre un tema extravagante,
distintos grupos llegaron a un porcentaje preliminar superior al 40% de
efectividad en la investigación. Esa investigación puede incluir llamados
telefónicos, conversaciones personales y distintas variantes de la oxidada
actividad offline. Eso sí: requiere tiempo y voluntad.
A
las 5 de la tarde, a la par que se mantienen algunos workshops, que llegaron a
durar hasta 3 horas, se reanuda el zapping de exposiciones en la Sala B, para
dar cierre a cada jornada de jueves y viernes.
El
ultimo día, llamado Hackaton, se vuelcan estos saberes a proyectos concretos
que cualquiera puede proponer y cualquiera puede sumarse. Así, además de todo
el intercambio que supone el libre acceso a charlas y talleres, la Media Party
es una usina de proyectos de periodismo de datos, comunicación digital,
software libre y otras variantes desea ensalada.
Acá
te contamos los condimentos más fuertes y los proyectos que resultaron de la
Hackatón.
Primero la comunidad
La
edición 2015 de la Media Party abrió con un proyecto periodístico: ProPública,
una agencia norteamericana de investigación. El eje que trazó su editora,
Amanda Zamora, se seguiría abordando a lo largo de los tres días: cómo
involucrar a los lectores.
ProPública
es una agencia que cuenta con equipos de investigación periodística de tiempo
completo. Sus trabajos son ofrecidos, finalmente, a los medios de comunicación
gráficos de mayor incidencia en EEUU, como The New York Times o Washington
Post, además de subirse a la página de ProPública: www.propublica.org.
Uno de sus trabajos mereció el Premio Pullitzer de investigación, sobre la
inyección de dosis letales de analgésicos a enfermos días después del huracán
Katrina.
La
editora Zamora contó la otra parte de la producción periodística: la que
involucra a los lectores. En su web, crearon un apartado especial como lugar de
intercambio de comentarios, correcciones y propuestas. Recibieron así, por
ejemplo, la idea de generar una campaña en contra del racismo en las escuelas.
Zamora
contó que desde el portal trabajaron junto a jóvenes negros de distintas
escuelas, dotándolos de herramientas para que puedan comunicar sus realidades:
les dieron cámaras y los invitaron a escribir. El resultado fue una galería de
fotos con pequeños textos que publicó el New York Times y un evento público en
el que reunieron a los jóvenes con las autoridades públicas. Allí los
funcionarios se comprometieron a hacer un programa de intercambio escolar. “No
cambiamos leyes ni la segregación”, dijo Zamora, “pero trabajamos a nivel
alumnos respecto de lo que estaban viviendo y generamos conversaciones dentro
de la comunidad y material para que puedan usar”.
El fin de los comentarios
Otro
de los proyectos que trabaja a partir de las propuestas de sus lectores,
presentado en el Media Party, es Wbez. La dicotomía que trazó su oradora,
Jennifer Brandel, es clave para entender los niveles de participación de la
comunidad: comentarios versus preguntas.
La
exposición enfrentó el modelo de comentarios (basado en opiniones) y ponderó el
de las peguntas (basado en la curiosidad). ¿Qué pasa si ponemos a la audiencia
en primer lugar? , preguntó. La respuesta es periodística: “Los comentarios no
son generalmente útiles, y las preguntas son la columna vertebral del
periodismo”.
Algunos
ejemplos que llegaron a la redacción en Chicago: ¿Por qué no hay estatuas de
mujeres en Chicago? ¿Cómo vivimos con un salario mínimo?
Brendel,
de Wbez, fue más allá: ¿qué pasa si, además, los lectores pueden votar sus
preguntas favoritas? Y un poquito más: ¿qué pasa si el público pudiera darle
forma a las historias?
Así
se acabaron los comentarios.
En
este modelo de participación y producción desde y por los lectores, la
inquietud es dónde queda el periodista. “Conectando las historias, sintetizando
la información, verificándola”, dijo Brendel. La idea es que trabajan con los
lectores, y no para los lectores. La moraleja de Wbez parece terapéutica, pero
es fundamental para el periodismo: “Primero hay que escuchar”.
Controlando el caos
Otra
de las charlas que abordó el tema de la participación y el problema de los
comentarios estuvo a cargo de The Coral Project, un proyecto de gestión de las
comunidades. Su presentador, Francis Tseng, dijo que lo importante es que la
gente converse entre sí y no sólo que reaccione a las historias.
Para
evitar que no se corra el eje central de la nota, The Coral Project utiliza un
sistema de premios y castigos a los usuarios: “Hay gente que solamente quiere
interrumpir y no aporta cosas positivas”, sintetizó. A los sancionados les
comunican las normas que violó y les permite un descargo: “Generalmente vuelven
con un mejor comportamiento”. Y para los que aportan positivamente, genera un
índice de reputación y estimulación a los expertos.
Otra
de las fórmulas: a los grupos que van creciendo, esta plataforma los desglosa
en grupos más pequeños, para poder controlarlos mejor.
La
preocupación por manejar a las comunidades continuó al día siguiente, el
viernes 28, con la charla a cargo de Taringa!. Sus números abruman: 5 mil posts
y 50 mil comentarios por día, 15 mil creadores de contenidos, 85 mil
participantes y 5 millones de visitas al mes. ¿Cómo gestionar tamaña comunidad?
Taringa!
Apuesta fuerte a la incidencia de sus moderadores para controlar los niveles de
violencia, racismo y exacerbación general se vean controlados. Por ejemplo,
relató Gino Cingolani, sus integrantes se capacitan con el INADI y el Concejo
Nacional de la Mujer.
“La
solución de los comentarios no es eliminarlos”, digo Cingolani, en relación a
los diarios online que cierran sus participaciones para determinadas notas.
“Eso es deshacerse del problema, cuando hay que esforzarse para que deje de ser
así. En los comentarios hay muchísimo valor”, dijo Gino. Su consejo fue no
dejar los comentarios en manos de terceros (como Facebook), sino establecer
reglas propias. “Inviertan en comunidades. Háganlo desde el principio y va a
ser más sano y más barato”, cerró.
Más tecnología, mayor transparencia
El
otro gran eje que atravesó las distintas charlas, workshops y terminó en la
hackaton se relaciona directamente con la actualidad política: obras públicas,
elecciones y candidatos. El proyecto ganador de la Media Party 2014 fue,
precisamente, uno llamado Yo intervengo, una aplicación móvil que recibe quejas
y solicitudes sobre obras públicas.
Otro
de los proyectos presentados este año también nació de una Media Party: Cargografías,
una página de Internet que genera líneas del tiempo de los distintos
funcionarios políticos para saber quién es quién, dónde estuvo cada uno cuándo
y qué hizo.
En
este sentido se presentaron también casos internacionales como la Sunlight
Foundation, que creó una herramienta de rastreo de proyectos legislativos en
Estados Unidos: qué político votó qué proyecto, cuál no, en qué estado, etc.
Sunlight también creó un seguimiento en tiempo real de los contribuyentes a las
campañas políticas, separado por contribuyente, candidato o estado.
Parlamento
Abierto, desde Paraguay, y la fundación Directorio Legislativo fueron otros de
los proyectos que contaron cómo sus plataformas dan a conocer datos públicos de
manera sencilla y práctica.
Informarse jugando
Continuando
la línea política, otro de los proyectos relatados fue YoQuieroSaber, un juego
de preguntas que revela el nivel de conocimiento de los candidatos. Esta
aplicación tuvo su pico de fama durante las PASO, con un millón de visitas en
14 días, para la cual generaba un índice de afinidad con los candidatos según
las respuestas dadas.
La
Borra es otra de las páginas que utiliza bases de datos para generar
información. En su caso diseñan gráficos que comparan las distintas encuestas
de las elecciones con el resultado efectivo de las votaciones. De acuerdo al
nivel de credibilidad que generan las encuestadoras, y a la base histórica de
votos, La Borra saca así un porcentaje de posibilidad de victoria de los
candidatos y su predicción de quién ganara. Según Andy Tow, su creador, la
pegaron el 80% de las veces.
Otro
de los juegos que van en serio viajó desde Uruguay: se llama Señor Ministro y
es una aplicación que te pone en el lugar de un ministro para tomar decisiones
sobre fondos públicos. Señor Ministro incorpora demandas reales (qué pasa si se
aumenta al 1.5 del PBI la inversión educativa) para ver cómo se reasignan los
recursos. Según sus creadores, “van a ver qué difícil es dejar a todos
contentos”.
Una
de las últimas propuestas fue la presentación de un mapa de medios de Chile y
Colombia (que se lanzará oficialmente el 10 de septiembre), que terminó con una
pregunta que dejaba la puerta abierta: “¿Qué tal si mañana, en la hackaton,
hacemos un mapa de medios de la Argentina?”
Proyectos en marcha
En
efecto, el mapa de medios fue uno de los proyectos presentados el sábado 29
para ser abordado por periodistas, programadores, emprendedores, diseñadores y
entusiastas. La idea es que cualquier se puede sumar, lo que significa asumir
un rol en el reparto de tareas y aporte de saberes. La propuesta concreta del
mapa es ésta:
- Vamos a hacer una herramienta que permita a gente
como nosotros empezar a mapear la industria de medios
- Vamos a Mostrar cómo son los medios, cómo se regulan,
quiénes trabajan en ellos, quiénes son sus dueños y qué otros negocios
tienen esos dueños
En total, producto de la Hackatón del sábado están en curso 27 proyectos, entre ellos: - Una red social para periodistas
- Un prototipo de simulador de decisiones de vida
- Un app mobile para buscar donde comer llamada
“Hay hambre”
- El Señor Ministro versión argentina
- Una plataforma para saber si los candidatos que
votamos cumplieron sus promesas
- Un sistema de control comunitario a las empresas
de consumo masivo (telefónicas, alimentos, ropa)
- Y 20 más.
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