¿YA NO SE PUEDE?
LECCIONES DE LA DERROTA DEL REFORMISMO EN GRECIA
Ricard Juan
Sociología
Crítica
27.08.2015
“Los hombres han sido siempre, en política, víctimas
necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a
descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales,
religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que
abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de
lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y
podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases
dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, sólo hay un medio:
encontrar en la misma sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden — y, por
su situación social, deben — constituir la fuerza capaz de barrer lo viejo y
crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha.” V.I. Lenin
El pasado 20 de
agosto dimitía el presidente griego Alexis Tsipras y convocaba elecciones
anticipadas para el próximo mes de septiembre. Una decisión controvertida que
se produce en plena crisis interna de Syriza tras ceder ante el chantaje de la
Troika y acordar un nuevo memorándum, que continua la política de austeridad criminal
de PSOK y ND, en contra del propio programa electoral de Syriza y además,
desoyendo la opinión mayoritaria del pueblo griego mostrada con el contundente
NO del 62% en el referéndum en contra las brutales exigencias de Bruselas. El
humillante memorándum y la polémica decisión de convocar elecciones ha
provocado un encendido debate político en la izquierda española.
Desconcierto en
la izquierda española
Igual que
Syriza, las ideas hegemónicas en la mayoría de la izquierda española (y
europea) son las que pretenden, a toda costa, una reforma progresista de la
Unión Europea. Las esperanzas en que la victoria de Syriza podía significar la
derrota de la austeridad exclusivamente a través de la negociación con las
“instituciones internacionales”, en el marco de la UE y el euro, intentando
explotar las contradicciones entre los Estados europeos y entre estos y el FMI
(dominado por los EEUU), han acabado truncadas por el resultado final del
memorándum griego, ya que, desde el inicio hasta el final, por medio del
chantaje y el sabotaje, el capitalismo financiero internacional ha cerrado
filas con el dominio alemán de la UE.
Tras el fracaso
griego, la ilusión se ha tornado en frustración y la izquierda europeísta ha
quedado descolocada políticamente y desarmada ideológicamente. La indignación y
el desconcierto ante la sensación de engaño, desde el referéndum al acuerdo
final, se han extendido por las bases sociales, los cuadros intermedios y
algunos dirigentes, en cambio, y en diferentes medidas, la mayor parte de las
direcciones partidistas han optado por la justificación explícita o navegar en
la ambigüedad con reticencias a debatir en público pero siendo comprensivas con
el papel de Tsipras.
Tras unos
primeros momentos de dudas y confusión, los sectores más reformistas han salido
a defender abiertamente su capitulación. Dirigentes de Podemos como Iñigo
Errejón hablando de la lección de “responsabilidad” y “coraje” de Tsipras al
someterse a las urnas tras el acuerdo, o las todavía más graves afirmaciones de
Pablo Iglesias que, tras justificar a Tsipras con un “es tristemente lo único
que podía hacer”, deja claras sus intenciones programáticas para presentarse
como un reformista que pretende resucitar a la socialdemocracia europea y el
mejor defensor de la unidad de la UE y la OTAN frente a posibles alianzas con
Rusia: “Si se articula una suerte de nuevos gobiernos en Europa con políticas
keynesianas, si conseguimos doblar el brazo a los socialdemócratas y que
cambien de bando habrá una posibilidad. Y, si no, vendrá Marine Le Pen y dirá:
‘Hemos ganado las elecciones en Francia, tenemos armas nucleares y nuestro
principal aliado es Rusia. Ni Unión Europea ni OTAN. Si ganamos aquí, el
enemigo son las élites locales a las que vamos a hacer llorar un poquito. Y si
no, ¿la alternativa es Marine Le Pen? Alianzas con Rusia, vísperas de la
tercera guerra mundial. La política es abyecta” (1)
Izquierda Unida
mantiene mayoritariamente una posición contradictoria al criticar el
memorándum, e incluso con la correcta posición de votar en contra del “rescate”
a Grecia en el parlamento y, a la vez, mantener una postura de cierta disculpa
hacia el Gobierno de Tsipras sin cerrar la puerta a lo que pase con el nuevo
partido izquierdista Unidad Popular. Una muestra de esta postura dominante en
IU son las distintas declaraciones de Alberto Garzón afirmando en su twitter
que “Hay que ser conscientes de que la actual Unión Europea es parte del problema.
Apoyamos a Syriza en su intento por construir otra UE” y al mismo tiempo
haciendo tímidas críticas en una reciente entrevista: “Había alternativas a lo
que ha hecho Syriza en Grecia” (2) Una postura en IU más cercana a la defensa a
ultranza de Tsipras de Iglesias y Errejón la representa el coordinador de EUiA
Joan Josep Nuet declarando: “Seguimos confiando en Tsipras, se merece una nueva
oportunidad” o que “La izquierda española es plural. No hay unanimidades, pero
mayoritariamente el compromiso es con Syriza” (3)
También ha
habido importantes tomas de posición públicas en contra del acuerdo del
Gobierno griego con el eurogrupo como el eurodiputado de IU Javier Couso que
escribió en twitter: “Siento discrepar pero para no cumplir programa,
privatizar sectores estratégicos o firmar acuerdo militar con Israel, conmigo
que no cuenten”, el ex dirigente de IU Manolo Monereo fue especialmente duro en
su clarificador y acertado artículo titulado Alexis Tsipras: el transformismo
como instrumento para derrotar al sujeto popular (4), las declaraciones de la
diputada andaluza de Podemos Teresa Rodriguez (que luego se vio obligada a
matizar) afirmando “Me da miedo que nos tiemblen las piernas como a Tsipras”
(5), y finalmente las del ex coordinador general de IU Julio Anguita “Aquí, en
España, las fuerzas políticas de la sedicente izquierda aplaudieron a Tsipras,
pero continuaron en su trayectoria de seguir pasando sobre el tema como si lo
hicieran sobre ascuas. Sigo sin entender que se plantee gobernar desde el objetivo
de un cambio necesario y radical sin explicar o aludir a la posición que se
tiene sobre tres condicionantes insoslayables, la UE, el euro y la deuda”. (6)
Elecciones
anticipadas: ¿Coraje democrático o legitimación del giro austericida de Syriza?
Al contrario de
afirmaciones y justificaciones, que más tienen que ver con reducir el impacto
negativo de la derrota política de Syriza en las elecciones españolas, el
adelanto electoral no tiene que ver con el “coraje”, la “responsabilidad” o las
concepciones democráticas de Tsipras es producto de un meditado cálculo
electoral. Tsipras ha aprovechado el periodo vacacional para coger a sus
adversarios políticos desprevenidos en una maniobra para conseguir “la
ratificación del memorándum por parte del pueblo griego y eliminar a la
oposición interna” como afirma la todavía dirigente de la izquierda de Syriza
Katerina Sergidoy (7)
Tras la
capitulación de Tsipras ante la Troika iban creciendo las diferencias con el
ala izquierdista de Syriza en el gobierno, el parlamento y en el seno de la
organización. Al margen del partido, Tsipras destituyó del gobierno a los
ministros críticos e intentó marginar a los parlamentarios opuestos al
memorándum. Ante el riesgo de ruptura, se quiso buscar una solución democrática
a la crisis interna mediante la futura convocatoria de un congreso
extraordinario para decidir orgánicamente sobre el memorándum y la posible
convocatoria de elecciones.
Tsipras ha
optado finalmente por convocar elecciones antes del congreso por temor al peso
que tienen en el partido el grupo de diputados y exministros de izquierda. De
esta manera se asegura el control de la organización huyendo del debate, la
designación de los candidatos para las elecciones y así excluir a los diputados
rebeldes, obligando a los miembros de la Plataforma de Izquierdas a elegir
entre seguir en Syriza, sin representación institucional y aceptando el giro
austericida, o escindirse y formar a contrarreloj un nuevo partido, lo que
finalmente ha pasado con la constitución de la “Unidad Popular”.
El momento es
el más indicado para que Tripras convoque elecciones, sobretodo antes de que
los sectores populares sientan en su piel y tomen consciencia de las miserables
y humillantes condiciones asumidas por el gobierno en el memorándum en cuanto a
pensiones, sanidad, educación, privatizaciones, intervención neocolonial
extranjera, etc. Además, tras el acuerdo, es probable que Tsipras reciba apoyo
de los medios y la UE para que pueda ganar, ya que puede ser la mejor opción de
gobierno para mantener la “estabilidad”, al dividir y desmovilizar a una gran
parte los trabajadores mediante la ilusión de sacrificarse ahora en pro de una
futura “recuperación” económica que no llegará.
Con tanta
maniobra cuesta creer en el Tsipras “valiente” y “democrático”. Una pregunta
sobreviene acerca de sus verdaderas intenciones con la convocatoria del
referéndum sobre las condiciones del eurogrupo, ¿fue convocado con la idea de
que saliera el Sí o un No muy ajustado y así tener la
justificación-legitimación para pactar el memorándum humillante y vencer la
resistencia popular e interna en Syriza? Tras la incontestable y digna negativa
del pueblo griego, el gobierno transformó de la noche a la mañana el NO en SÍ
para negociar un acuerdo, con un contenido mucho peor de lo votado por los
griegos, fue “dimitido” el ministro de economía contrario al memorándum Yanis
Varoufakis y empezaron las disensiones internas hasta el punto que están
actualmente.
Es de resaltar
que el Partido Comunista de Grecia (KKE), a pesar de su discutible posición en
el referéndum, ya había denunciado desde el principio el papel capitulador que
jugaba Tsipras y el reformismo europeísta de Syriza. El KKE se muestra como la
organización revolucionaria y de izquierdas que más claramente representa a los
intereses de los explotados y oprimidos de Grecia por sus estrechos vínculos
con el movimiento obrero y popular y por su firmeza ideológica.
Del
eurocomunismo a la ilusión reformista europea
El
avasallamiento de la UE alemana contra el Gobierno de Tsipras ha puesto en
crisis al reformismo europeísta. No se trata de juzgar a la persona, él creía
sinceramente en la vía negociada y reformista, en una UE capitalista pero
“racional”. Pensaba que podía convencer a los “socios” europeos de que la
austeridad era injusta y sobretodo ineficaz para el propio capitalismo europeo,
creía que era compatible pertenecer a la UE y desarrollar la soberanía popular.
Por eso no desarrolló planes alternativos al euro y la UE. Parafraseando la
cita V.I. Lenin que inicia este artículo, Tsipras ha sido víctima necia de su
propio engaño reformista. Esa es la auténtica tragedia. Pretendía que podía
vencer democráticamente por la “fuerza de la razón” y ha obtenido una
sobredosis dictatorial de “razón de la fuerza” que, de paso, también sirve para
desmoralizar y quebrar la resistencia popular de los griegos y al resto de
europeos contra la austeridad y el neocolonialismo.
Estas tesis no
vienen de ahora y como dice el dicho popular, “de aquellos polvos vienen estos
lodos”, la mayor parte de la izquierda europea sigue siendo heredera,
consciente o inconscientemente, del eurocomunismo, aquella corriente
fervientemente antisoviética, liquidadora del pensamiento y la organización
revolucionaria, abiertamente socialdemócrata e instalada en el electoralismo y
ligada a los tentáculos invisibles de las instituciones del capitalismo euro
occidental. Una corriente que confundía el carácter de clase del Estado
capitalista y el poder con el Gobierno. Todo era negar el poder obrero y
popular para entregarse a la estrategia electoralista para “cambiar las cosas”
a través de las instituciones burguesas.
Salvo honrosas
excepciones, no ha habido autocrítica ni ruptura de fondo en lo ideológico,
político y estratégico, sí algunos avances contra los aspectos más crueles e
injustos del capitalismo europeo, pero sin llegar a la raíz. Las concepciones
reformistas e ilusorias acerca de la superioridad civilizatoria de la
democracia al estilo de la Europa occidental respecto al resto del mundo no
solo no se han debilitado, sino que tras la caída del muro de Berlín y de la
URSS, se han desbocado en un sentido claramente anticomunista y eurocentrista.
En vez de
rearmarse analizar las causas del hundimiento del socialismo, se asumió la
historiografía y propaganda burguesa y se abrazó el reformismo europeísta como
única salida inevitable, bajo la consigna de luchar por una Europa más social y
democrática. Como bien afirma Monereo se asumió que “la UE era la única
construcción posible de Europa; que la UE es un bien en sí, independientemente
del conflicto social y de la distribución del poder entre Estados y clases; y
que el Estado-nación se había convertido en una antigualla que necesariamente
había que superar en el proceso de integración europea.” (8)
El reformismo europeísta
es la corriente de pensamiento dominante en la izquierda española y europea. La
defensa de Tsipras, sea tímida o más explícita, o las “dudas” y “equilibrios”
acerca de lo sucedido en Grecia, reflejan la crisis entre el creciente
descontento de la militancia de base o intermedia, deseosa de un proyecto
emancipatorio y socialista, y la fidelidad casi dogmática de gran parte de los
dirigentes de izquierdas hacia la permanencia en el euro y la UE que representa
el Partido de la Izquierda Europea.
Deuda, euro, UE
y OTAN: Un debate ineludible para el futuro de la izquierda europea y española
La crisis de la
izquierda griega hace prioritaria la necesidad de una alternativa que tome una
posición clara respecto a la deuda, al euro, la UE y la OTAN. Lo ocurrido en
Grecia abre los ojos de importantes sectores populares sobre el carácter
opresor y explotador de la Unión Europea y del papel arrogante de la potencia
dominante alemana.
Hay muchas
cuestiones urgentes a responder ¿Hay que pagar la deuda? ¿Se puede construir
una alternativa popular y soberana dentro de la UE? ¿Es posible reformar la UE
en un sentido social y democrático? ¿Otra Europa es posible? ¿Hay vida fuera
del euro y la UE? ¿La izquierda puede avanzar como alternativa seria con
discursos de oposición a la austeridad pero de justificación “porque la nos la
imponen desde Alemania, Bruselas o los mercados” cuando gobierna? ¿Cuál debe
ser el programa, las alianzas y la estrategia de la izquierda?
Las respuestas
serán una de las claves para salir del callejón sin salida del reformismo
europeísta y construir una alternativa democrática, desde la soberanía popular,
para hacer frente con éxito a las grandes elites económicas y financieras que
representan tanto el euro, como las instituciones y los tratados de la UE. La
izquierda europea debe entender que la UE está construida para defender el
dominio y los intereses de las grandes empresas y fortunas europeas,
preferentemente alemanas, sobre los pueblos y la clase obrera europea.
Es necesario
explicar que el tan cacareado “Estado del bienestar” no es un producto de las
bondades y concepciones “democráticas” de banqueros e industriales europeos, ni
de la concertación social, ni por el carácter “superior” de la “democracia”
europea. Las conquistas democráticas y sociales son las concesiones del
capitalismo en momentos de agitación de las luchas obreras y populares, por el
pánico de la burguesía al socialismo desde 1917, por el terror al contagio de
las ideas revolucionarias entre los obreros y sobre todo, tras la victoria de
la URSS sobre el nazismo.
La izquierda
europea debe levantar de nuevo la bandera del internacionalismo, desprenderse
de su estrecho eurocentrismo y construirse, no para “mejorar” la UE del capital
y la guerra, si no frente a la dominación alemana, de EEUU y la OTAN. Es cierto
que no será fácil iniciar procesos de cambio en países dependientes frente al
potente mercado integrado europeo y la alianza regional imperialista de la
UE-OTAN. Para poder resistir se pueden y deben utilizar las contradicciones
entre potencias mundiales o abrirse a otras alianzas regionales como los BRICS,
Mercosur o el ALBA. Sería ideal esperar a que se diera una ruptura en todos los
países a la vez, pero lo habitual es que la cadena se rompa por el eslabón más
débil y que pueda provocar un efecto dominó, en los países que reúnan las
condiciones objetivas y subjetivas.
¿Un “ALBA” de
la periferia de Europa?
Podría ser una
alternativa, pero hay mucho por desarrollar. Hay quien hace paralelismos con
los procesos democráticos y populares latinoamericanos. Los procesos de cambio
en Latinoamérica se construyeron influidos por el ejemplo de resistencia del
socialismo cubano frente al imperialismo estadounidense, por la profunda
tradición antiimperialista de sus pueblos, la potencia de los movimientos
populares, sindicales y sus contundentes luchas contra los tratados de
“integración económica”, de “libre comercio”, frente al dominio sanguinario y
las inhumanas condiciones de vida que impone EEUU sobre el continente.
La izquierda europea
de la periferia, sobre todo del sur y el este, puede inspirarse en esos
procesos revolucionarios, ya que, en la Unión Europea los países periféricos
empezamos a ser el “patio trasero” de la gran Alemania y en menor medida de
Francia. Es cierto que hay muchas diferencias todavía con la realidad
latinoamericana, tanto a nivel objetivo como subjetivo. Las grandes burguesías
nacionales forman parte de la oligarquía imperialista, de forma predominante o
subalterna dependiendo de si están en el centro o la periferia, y las entre las
clases populares, aunque se encuentran en proceso de proletarización y
pauperización de sus condiciones de vida, todavía son fuertes las influencias
del eurocentrismo sociológico y el reformismo imperante.
Otra lección
esencial a aprender de estos procesos es que el protagonismo debe ser el del
pueblo organizado. Solo el pueblo salva al pueblo. Es fundamental la
importancia de incorporar y reforzar a movimientos populares, campesinos,
pequeños productores, intelectuales y con un papel destacado, al sindicalismo
de clase, atendiendo las reivindicaciones democráticas de las diferentes
lenguas, culturas y realidades nacionales, reforzando también la necesaria
solidaridad y el estrechamiento de los vínculos internacionalistas con la clase
obrera y los pueblos de las potencias del centro de Europa.
La razón y la
fuerza: Hacia la unidad obrera y popular
Nos encontramos
en una fase de toma de conciencia “en sí” para muchos sectores populares.
Aunque el capitalismo esté en crisis y haya mucha indignación social, se
critican sus aspectos más extremos y escandalosos pero el sistema como tal no
está cuestionado. La crisis del capitalismo va de la mano con la crisis de la
izquierda y el socialismo. Es demasiado reciente la caída del muro y la época
del aburguesamiento masivo y del “capitalismo popular”. Todavía hay nostalgia
de que vuelvan los tiempos de sentirse “clase media” recuperando la senda del
consumismo desenfrenado, el endeudamiento y la especulación.
No hay una conciencia
de clase “en sí” extendida, ni se difunde lo suficiente, esa cultura socialista
fundamental para poder constituirse en clase “para sí”, basada en la lucha por
liberarse de los amos capitalistas. Por el contrario, se divulga la figura del
“emprendedor”, una suerte de “elegido” para crear prosperidad y trabajo. Según
esta leyenda burguesa, ya no son los trabajadores los que crean la riqueza, el
capitalismo funciona y la culpa de la crisis es de los aprovechados y corruptos
que han arruinado la economía y “vivido por encima de sus posibilidades”. En lo
que respecta al futuro, después de apretarse el cinturón, a lo que hay que
aspirar tener un amo “decente” y que invierta, no por rentabilidad si no por
amor al prójimo y responsabilidad social, en definitiva, el mito
socialdemócrata acerca del capitalismo regulado y de “rostro humano”.
En medio de la
hegemonía burguesa una suerte de “nueva política” se desarrolla, e igual que en
la economía, también aparecen los “emprendedores” en lo político, un neo despotismo
ilustrado con mucha dosis de tecnocracia y elitismo desenfrenado que se
presenta como la salvadora del pueblo (sin el pueblo) contra los excesos de
algunas élites económicas “malvadas”, no desde la organización y el
empoderamiento popular, sino siempre desde las elecciones y las
institucionalismo. Un utopismo ilusorio que pretende convencer a grandes
empresarios y entidades financieras internacionales de que sean “decentes” y
comprendan que deben ser “responsables” y pagar impuestos para sostener algunas
parcelas del Estado del bienestar. Esta corriente ideológica desarma y
desmoviliza a los pueblos y trabajadores para que no se alcen contra su feroz
dictadura plagada de miseria, represión y militarismo.
Como decía en
la cita inicial V.I. Lenin, para vencer la resistencia de las clases dominantes
“sólo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, las fuerzas
que pueden — y, por su situación social, deben — constituir la fuerza capaz de
barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la
lucha.” El pueblo griego ha dado unas muestras de combatividad épicas que
muchas veces se olvidan. A las innumerables huelgas y movilizaciones de estos
años se suma la victoria ejemplar del “OXI” en el referéndum, superando una campaña
de terror mediático, todo tipo de amenazas, sabotaje económico y el “corralito”
bancario, lanzados desde las instituciones europeas. Esa es la base de nuestra
fuerza: el pueblo trabajador, organizado y consciente. La lucha de clases y la
confrontación social son la principal escuela de las masas trabajadoras contra
sus explotadores y opresores, donde se aprende la solidaridad popular, a
organizarse colectivamente, se socializan los problemas y conflictos sociales y
se forma la conciencia de clase.
Eso no se
aprende pasivamente frente a la TV, escuchando grandes discursos o esperando
que unos simpáticos y muy preparados gestores nos saquen de la miseria. Desde
los medios nos conducen los poderes económincos, desde la calle nos conducimos
nosotros. Hay que organizarse y luchar, es difícil, complejo y sacrificado,
pero los atajos mágicos no existen porque son espejismos paralizantes.
Reforma o
ruptura ¡Sí se puede!
Es necesario
avanzar más. Hay que sacar las lecciones pertinentes para rearmarnos y preparar
las futuras batallas. Se acercan los nubarrones de una nueva recesión
económica, que tarde o temprano llegará y dará al traste con la falsa imagen de
“recuperación” que intenta extender la UE y el gobierno del régimen. Subirá el
descontento social y el capitalismo europeo intentará explotar la debilidad y
la falta de alternativas de la izquierda para popularizar su propia opción
reaccionaria.
El capitalismo
en crisis recurre de nuevo al fascismo, como ahora lo vemos en Ucrania, Grecia,
Alemania, etc. Exacerban el chovinismo, difunden del racismo y el discurso de
odio contra la inmigración que huye de la miseria y la guerra en África, Asia y
medio oriente, ocultando la responsabilidad criminal de las grandes potencias
de la UE y EEUU, al armar y financiar a todo tipo de fanáticos asesinos para
que sus corporaciones rapiñen y acumulen beneficios.
Para hacer
frente a un capitalismo desenfrenado hay que terminar con las falsas ilusiones
reformistas, es necesario acumular fuerzas y organizarse en base a un programa
de ruptura por el impago de la deuda, la nacionalización de la banca y los
sectores estratégicos de la economía, la soberanía y el poder popular, la
república, la democracia, las conquistas sociales y la defensa del nivel de
vida de los trabajadores, en base al internacionalismo y al antifascismo. Y
ello no se podrá desarrollar bajo la bota alemana de la UE, el euro y la OTAN.
Este año se
celebrarán importantes procesos electorales en la periferia europea. A las
elecciones griegas, se suman las catalanas, portuguesas y finalmente las
españolas. ¿Será posible la constitución de la unidad o frentes populares? Hay
que dar continuidad y llenar de contenido de clase, internacionalista y
revolucionario al ciclo de movilización popular del 15M al 22M, a las mareas
por la sanidad o la educación pública, a la pelea contra los desahucios de la
PAH, a las luchas obreras como las huelgas generales, Coca Cola, Barrenderos,
Mineros, las de barrios populares como Gamonal o Can Vies, contra el
patriarcado y la violencia machista, por la solución democrática de la cuestión
nacional de Catalunya, Euskal Herria, Galicia, etc.
Esas ansias de
libertad no pueden quedar truncadas, hay que construir unidad popular desde la
luchas y con aquellos que defienden un programa de ruptura con la UE y la OTAN.
Sin hegemonismos ni prepotencias, desde la lealtad, compañerismo y respeto
entre las diferentes opciones ideológicas (comunistas, anarquistas,
socialistas, republicanos, nacionalistas de izquierdas, etc.), y así crear las
condiciones para la constitución de un amplio frente político superador del
actual régimen opresor, bipartidista y monárquico. ¡Si se puede!
http://www.eldiario.es/politica/Podemos-respalda-Tsipras-Apoyamos-Parlamento_0_409809150.html
http://larepublica.es/2015/08/22/alberto-garzon-habia-alternativas-a-lo-que-ha-hecho-syriza-en-grecia/
http://larepublica.es/2015/08/22/podemos-e-iu-salen-al-rescate-de-tsipras/
http://www.cuartopoder.es/cartaalamauta/2015/08/23/alexis-tsipras-el-transformismo-como-instrumento-para-derrotar-al-sujeto-popular/104
http://www.eldiario.es/politica/Teresa-Rodriguez-tiemblen-piernas-Tsipras_0_422058598.html
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