Para qué un Maidán para América
Argumenty Nedeli
Traducido del ruso por Carlos Valmaseda |
La guerra que se está
desarrollando en el Donbás supone enormes amenazas para Rusia, Europa y
el mundo entero, y el no darse cuenta de estas los arrastra a su
extensión a una guerra regional y después mundial. Presentar esta
guerra en los medios de comunicación mundiales como una lucha de las
autoridades ucranianas por la integridad del país está tan lejos de su
auténtico significado como la imagen de la agresión de Polonia por la
propaganda hitleriana como una defensa de Alemania frente la agresión
polaca. Con un poco más profundidad se trata en los medios de
comunicación rusos esta guerra: como la oposición de la población del
Donbás a la junta nazi que ha tomado ilegalmente el poder en Kiev.
Mientras tanto, sin entender los motivos y las fuerzas motrices de la
escalada militar del conflicto no es posible detenerlo. De esto habla
la falta de resultados hasta ahora de las conversaciones sobre el cese
de la violencia y la solución de la crisis ucraniana. Parecería que
todas las partes deberían estar interesadas en el cese de las acciones
militares en el Donbás. Producen daños a Ucrania, a Rusia, al mismo
Donbás y amenazan a Europa. Sin embargo, ni una vez todavía el lado
occidental ha cumplido sus compromisos. El resultado invariable de
todas las conversaciones ha sido un engaño directo por parte de los
EEUU y sus protegidos de Kiev, utilizando las conversaciones para
desviar la mirada y desorientar a los socios.
Conversaciones como engaño
Al principio los funcionarios de alto rango americanos y europeos,
mientras apaciguaban a Yanukovich con promesas de no utilizar la
fuerza, empujaban a los nazis a su deposición violenta y llevaron al
poder a su gobierno marioneta. Después intentaron persuadir a Putin de
no utilizar la fuerza, mientras incitaban al mismo tiempo a la junta
bajo su control a la represión de la población rusa de Ucrania.
Inmediatamente después del logro de un acuerdo para el desarme de las
formaciones ilegales y el principio de un diálogo de toda la nación,
el vicepresidente de los EEUU Biden llega a Kiev para apoyar las
acciones de la junta, después de lo cual esta empieza una operación de
castigo del ejército ucraniano contra la oposición del Donbás.
Mientras se asegura incesantemente al presidente ruso su compromiso
con la paz y se pedía el cese de la violencia, los líderes de los EEUU
y la UE apoyaban en serie el reforzamiento del terror de los militares
ucranianos contra la población del Donbás. Mientras Rusia buscaba un
encuentro para llegar a un acuerdo para el apaciguamiento del
conflicto y la retirada de las tropas de la la frontera ucraniana, la
junta nazi aumentó abruptamente sus fuerzas armadas en la zona del
conflicto y empezó a utilizar la aviación y los tanques contra la
población del Donbás.
Los hechos nos dicen que los americanos
utilizaron las conversaciones exclusivamente para engañar a sus
socios. Mientras pretenden ser los pacificadores y los defensores de
los derechos humanos, en realidad abrieron camino a la toma violenta
del poder por los nazis, los cuales apoyaron después la legalización
de sus militantes en fuerzas militares y los animaron al uso del
ejército contra la población rusa.
Mientras tanto, los medios
de comunicación bajo control de los americanos y de sus protegidos
echan la culpa de todo a Rusia, creando de ella con diligencia una
imagen de enemiga de Ucrania y de espantapájaros para Europa. La
furiosa mendacidad y la rusofobia histérica de los canales de
televisión líderes mundiales no deja lugar a dudas de que nos
enfrentamos a una maquinaria de guerra propagandística, represora de
todos los periodistas objetivos y que impone a la población un estado
de psicosis antirusa.
De este análisis se desprende que los
EEUU desde el inicio de la crisis ucraniana han seguido continuamente
una estrategia para hinchar el conflicto hasta una guerra
ucraniano-rusa, justificando todos los crimenes de la junta nazi,
financiándola y armándola, encubriéndola diplomáticamente y obligando a
sus socios europeos a hacer lo mismo. Surge una pregunta: ¿Para qué
lo hacen?
Sin duda no lo hacen por Ucrania, a la que esta
guerra empuja a la ruptura, a la catástrofe humanitaria y económica. Y
por supuesto tampoco por los principios abstractos de la defensa de
los derechos democráticos y la libertad, los cuales son descaradamente
violados por la junta nazi, perpetradora de asesinatos masivos de sus
ciudadanos.
Como se ve claramente por la retórica y las
acciones de los políticos y funcionarios norteamericanos, esta guerra
la desarrollan los EEUU contra Rusia, en la que la junta nazi no es
más que un instrumento en manos de la administración norteamericana y
el pueblo de Ucrania se utiliza como "carne de cañón" y al mismo
tiempo como víctimas de la "agresión" rusa. El objetivo inmediato de
esta guerra es la separación de Ucrania de Rusia, lo que como tarea
geopolítica fundamental de Occidente ya estableció Bismarck, y en las
condiciones actuales, Brzezinski.Su fórmula rusófoba de que sin
Ucrania Rusia no puede ser una gran potencia ha sido un leitmotiv
director de toda la política norteamericana en el espacio
postsoviético. Con este objetivo llevan ya 20 años los EEUU tras el
hundimiento de la URSS, habiéndose gastado en el cultivo de la élite
política ucraniana en Kiev, según testimonio de la ayudante del
secretario de estado de los EEUU Nuland, más de 5 mil millones de
dólares.
En opinión de los estrategas de la OTAN, la
separación de Ucrania de Rusia debe ser construida mediante la
sumisión de Ucrania a la Unión Europea bajo la forma de Asociación,
después de la cual Kiev entrega el derecho de soberanía de Ucrania en
el campo de la regulación de la actividad económica exterior, la
actuación exterior y la política de defensa a Bruselas. La renuncia de
Yanukovich a firmar el Acuerdo de Asociación fue interpretada por los
EEUU como una salida de la administración ucraniana a esta sumisión y
como una amenaza de restauración del proceso natural de recuperación
de un espacio económico único con Rusia, Bielorusia y Kazajistán y a
la vuelta de Ucrania a la vía europea de integración, en suma, y se
organizó un golpe de estado inmediatamente después del cual los
líderes de la UE se apresuraron a firmar con la junta ilegítima nazi
un Acuerdo de asociación en el campo político contrario a la
Constitución ucraniana. Después de la proclamación de Poroshenko como
presidente este informó de su disponibilidad para firmar un Acuerdo de
asociación en toda su extensión, a pesar de su incompatibilidad tanto
con la ley fundamental como con los intereses de Ucrania.
Sin embargo, como demuestran las acciones actuales de los EEUU, solo
el paso de Ucrania a la jurisdicción de la UE en el marco del Acuerdo
de asociación impuesto a Kiev no es suficiente. Ellos quieren empujar a
Ucrania a un conflicto bélico con Rusia y arrastrar a la Unión
Europea a este conflicto. Habiendo forzado a la junta nazi que les
está subordinada a llevar a cabo una guerra a gran escala en el
Donbás, los EEUU crean en el centro de Europa un caos que se extiende
como un embudo que tiene como objetivo arrastrar a un conflicto
fraticida a Rusia en un principio, y después a los países europeos
cercanos. Esto se hace no solo para debilitar a Rusia, sino también
para deteriorar la situación de la Unión Europea.
Las guerras: la fuente del ascenso de los EEUU
La experiencia histórica testimonia que las guerras en Europa fueron
fuentes fundamentales para el ascenso económico y el poder político de
los EEUU. Estos últimos llegaron a ser una superpotencia como
resultado de la 1ª y la 2ª Guerras Mundiales, que supusieron un
gigantesco drenaje de capitales y mentes de los países europeos
enfrentados entre sí a América. La Tercera Guerra Mundial, que se
quedó en fría, terminó con el hundimiento del sistema socialista
mundial, lo que dió a los EEUU un flujo de más de un billón de
dólares, cientos de miles de especialistas, toneladas de plutonio y
otros materiales valiosos, y multitud de tecnologías únicas. Todas
estas guerras fueron provocadas con la activa participación de una
"quinta columna" norteamericana en la figura de espías, oligarcas,
diplomáticos, funcionarios, empresarios, expertos y figuras públicas
controlados, financiados y apoyados por los servicios especiales
norteamericanos. Y hoy, enfrentados a dificultades económicas, los
EEUU intentan desencadenar en Europa la siguiente guerra para
conseguir los siguientes objetivos.
En primer lugar, la
acusación a Rusia de agresión permite llevar a cabo sanciones
financieras con el objetivo de congelar (cancelar) las obligaciones
norteamericanas ante las estructuras rusas por valor de algunos
cientos de miles de millones dólares para alivio de la increíble deuda
de los EEUU.
En segundo lugar, la congelación de los activos
rusos en dólares y euros supone la imposibilidad para sus propietarios
de cumplir sus obligaciones ante los principales bancos europeos, lo
que crea a estos últimos serias dificultades, susceptibles de llevar a
la bancarrota a alguno de ellos. La desestabilización del sistema
bancario europeo estimulará el flujo de capitales a los EEUU para
sostén de la pirámide de dólares de su deuda.
En tercer
lugar, las sanciones contra Rusia provocan un daño a los países de la
UE por una suma cercana al billón de euros, lo que empeora la ya mala
situacion de la economía europea y debilita su posición en la
competencia con los EEUU.
En cuarto lugar, las sanciones contra
Rusia facilitan la exclusión del mercado europeo del gas ruso, con el
objetivo de su sustitución por gas de esquisto norteamericano. Lo
mismo sucede con los elementos combustibles del multimillonario
mercado de Europa oriental de centrales atómicas, que están orientadas
tecnológicamente para el abastecimiento desde Rusia.
En
quinto lugar, arrastrar a los países europeos a la guerra con Rusia
fortalece su dependencia política de los EEUU, lo que facilita la
última decisión de obstrucción en la zona UE del libre comercio en
condiciones ventajosas para los EEUU.
En sexto lugar, la guerra
con Europa da ocasión para la expansión de los ingresos militares al
complejo militar-industrial de los EEUU.
Los mismos EEUU en
una guerra desatada por ellos en Europa no pierden casi nada. A
diferencia de los países europeos, comercian poco con Rusia, y sus
mercados casi no dependen del suministro ruso. Como en otras guerras
europeas, serán ganadores limpios.
Por tanto, al incitar a la
junta nazi contra Rusia, los EEUU no arriesgan nada y muy
probablemente ganan. Los consejeros norteamericanos arrastran a sus
protegidos en Kiev al uso de las armas más crueles contra su
población: proyectiles de fragmentación, bombas de aviación, minas.
Pero cuantas más víctimas haya, más alto será el deseo de
interposición del ejército ruso para la defensa de la población rusa,
más alto será el riesgo de una nueva guerra europea y mayor será el
triunfo norteamericano. Este triunfo no solo se mide en dinero. El
premio principal, por el que los EEUU provocan una nueva guerra
mundial, es el mantenimiento del dominio mundial en una situación de
cambio estructural global, causado por el cambio de modos
tecnológicos.
Los estudios demuestran que en tales periodos de
desplazamientos tecnológicos globales a los países avanzados les
resulta difícil conservar el liderato, puesto que en la ola de
crecimiento de una nueva estructura tecnológica se disparan los países
en desarrollo que hayan tenido éxito en la preparación de las
condiciones de su formación. A diferencia de los países avanzados,
enfrentados a crisis de sobreinversión de capital en manufacturas que
quedan anticuadas, aquellos tienen la posibilidad de evitar una masiva
depreciación del capital y concentrarlo en las direcciones de
crecimiento innovador. Para retener el liderazgo los países avanzados
deben recurrir a métodos coercitivos en política exterior y política
económica exterior. En este periodo crece abruptamente la tensión
político-militar, los riesgos de conflictos internacionales. Son
testimonio de ello la trágica experiencia de dos crisis estructurales
previas de la economía mundial.
Así, la Gran Depresión de
los años 30, condicionadora del progreso de los límites del
crecimiento dominante a principios de siglo del modo tecnológico de
"carbón y acero" fue sobrepasada por la militarización de la economía,
que acabó dando como resultado la Segunda Guerra Mundial. Esta última
no solo estimuló la transformación estructural de la economía con una
amplia utilización del motor de combustión interna y la química
orgánica, sino que implicaba un cambio cardinal de todo el órden
mundial: destrucción del núcleo del sistema económico mundial de aquel
tiempo (los imperios coloniales europeos) y la formación de dos
sistemas político-económicos mundiales opuestos. El liderazgo del
capitalismo norteamericano en la salida a una nueva larga ola de
crecimiento económico estaba garantizado por un crecimiento
extraordinario de pedidos de defensa en la asimilación de nuevas
tecnologías y con el flujo de los capitales mundiales en los EEUU por
la destrucción del potencial productivo y la depreciación de capitales
de los principales competidores.
La depresión de mediados de
los 70 principios de los 80 supuso una carrera de armamentos en el
campo de la cohetería espacial con una amplia utilización de la
tecnología de la información y la comunicación, creadora en aquel
momento de un nuevo modo tecnológico. El colapso del sistema
socialista mundial, que no fue capaz en su momento de transformar la
economía al nuevo modo tecnológico, permitió a los países capitalistas
líderes utilizar los recursos de los antiguos países socialistas para
una "transferencia suave" a la nueva larga ola de crecimiento
económico. La salida de capital y la fuga de cerebros de los antiguos
países socialistas, la colonización de sus economías facilitaron una
reconvesrión estructural de la economía de los países del núcleo del
sistema capitalista mundial, hasta entonces estimulado por la
formación de un nuevo modo tecnológico mediante el desarrollo de la
carrera de armamentos en el espacio. A esta ola de crecimiento del
nuevo modo tecnológico ascendieron nuevos países industralizados,
capaces de organizar con anticipación sus producciones clave y de
crear las premisas de su rápido crecimiento a escala global. El
resultado político fue una globalización liberal con el dominio de los
EEUU en calidad de emisores de la principal reserva de divisas.
Divide y vencerás
El agotamiento del potencial de crecimiento del modo tecnológico
dominante fue el motivo de la crisis y la depresión globales que han
atrapado a los países líderes del mundo en los últimos años. La salida
de esto tendrá lugar con una ola de crecimiento de un nuevo modo
tecnológico, en cuyo base se encuentra el complejo nano y
biotecnológico. Y aunque el campo principal de aplicación de estas
tecnologías no está relacionado con la producción de técnica militar,
la carrera de armamentos y el aumento de los gastos militares de forma
habitual se convierten en el método director del estímulo estatal para
el establecimiento de un nuevo modo tecnológico.
El caso es
que la ideología liberal, que domina en los círculos dirigentes de los
EEUU y sus socios en la OTAN, no deja a los estados otra ocasión para
la expansión de la intervención en la economía que las necesidades de
defensa. Por eso, al enfrentarse con la necesidad de utilizar la
demanda pública para el estímulo del crecimento del nuevo modo
tecnológico, los círculos líderes de negocios recurren a la escalada
de la tensión político-militar como método principal de aumento de las
compras estatales de técnicas de vanguardia. Precisamente desde este
ángulo hay que ver los motivos de la promoción en Washington de una
guerra volante en Ucrania, que parece ser no el objetivo sino el
instrumento para llevar a cabo su tarea global de mantenimiento de la
influencia dominante de los EEUU en el mundo.
Junto con la
crisis estructural de la economía mundial, condicionante del cambio de
modos tecnológicos dominantes, en la actualidad se produce una
transición a un nuevo ciclo secular de acumulación de capital que
intensifica los riesgos de desatar una guerra mundial. La transición
previa de imperios coloniales de los países europeos a corporaciones
globales como forma principal de organización de la economía mundial
se produjo tras haberse desatado tres guerras mundiales, cuyo
resultado fue acompañado por cambios cardinales en la construcción
política mundial. Como resultado de la Primera Guerra Mundial se
derrumbaron los régimenes monárquicos, limitadores de la expansión del
capital nacional. Como resultado de la Segunda colapsaron los
imperios coloniales, limitadores del movimiento del capital
internacional. Con el hundimiento de la URSS como consecuencia de la
Tercera Guerra Mundial -fría-, el libre movimiento del capital se
extendió al mundo entero, y las corporaciones transnacionales tuvieron
a su disposición toda la economía mundial.
Pero esta
historia no ha terminado. El desarrollo de la humanidad exige nuevas
formas de organización de la economía global, que garanticen un
desarrollo constante y el rechazo de las amenazas planetarias,
incluídas las ecológicas y espaciales. En las condiciones de
globalización liberal, alineadas con los intereses de las
corporaciones transnacionales, fundamentalmente las angloamericanas,
estos retos para la existencia de la humanidad quedan sin respuesta.
La necesidad objetivamente surgida de refrenar a la oligarquía mundial
y de regulación del movimiento del capital mundial se alcanza en el
modelo asiático oriental de organización contemporánea de la economía.
Con el ascenso de China, India y Vietnam tras Japón y Corea los
investigadores más reflexivos hablaron de la transición de un ciclo
secular de acumulación de capital angloamericano a uno asiático. A la
luz de los cambios globales antes caracterizados se entiende que la
lucha por el liderazgo mundial se desarrolla entre los EEUU y China,
en la que los EEUU para el mantenimiento de su dominio interpretan su
escenario habitual de desencadenamiento de una guerra mundial en
Europa, intentando una vez más a costa del Viejo Mundo reforzar su
posición en el mundo. Para ello utilizan el viejo principio
geopolítico inglés de "Divide y vencerás", resucitando la rusofobia
subconsciente de las élites políticas de los países europeos y
apostando por una transición para su "Drang nach Osten". Al mismo
tiempo, siguiendo el legado de Bismarck y los consejos de Brzezinski,
utilizan como línea principal de fractura a Ucrania, contando, por una
parte, con el debilitamiento y reacción agresiva de Rusia y por otra
con la unión en torno suyo de los estados europeos en sus aspiraciones
tradicionales de la colonización de la tierra ucraniana.
El
cálculo de los geopolíticos norteamericanos parece preciso, y las
acciones, inflalibles. En medio año llevaron a cabo una guerra
relámpago ocupando de hecho Ucrania y arrastrando a la UE a la
histeria antirusa. Ya está pagado con la asignación de parte de los
activos ucranianos y cincuenta mil millones de dólares, empleados en
la organización del golpe de estado y la llegada al poder de su
gobierno marioneta con la legitimidad relatvia de su agente como
presidente de Ucrania. Rusia consiguió salvar de la ocupación del
régimen americano-nazi solo a Crimea, y el Donbás que vierte su sangre
queda como una zona crónica de conflicto armado entre Ucrania y Rusia.
Finalmente, según les parece a los marionetistas norteamericanos,
tentaron con un cebo político. El uso del ejército ruso para la
liberación del Donbás garantiza arrastrar a la guerra contra Rusia a
la UE y la OTAN. No utilizar la fuerza para forzar a la junta nazi a
la paz implica crear un embudo de caos creciente en el centro de
Europa que se internacionaliza, convirtiéndose en terreno para la
desestabilización de Rusia.
El desencadenamiento de una guerra
regional y quizá mundial en condiciones favorables para los EEUU
parece inevitable. Rusia está condenada a una dura derrota tras la
pérdida ya producida de Ucrania, en primer lugar, y la unión de todos
los países desarrollados del mundo, incluidos igualmente los socios de
la OTAN Japón y Corea, en segundo lugar. Según la idea de los
geopolíticos norteamericanos la derrota de Rusia debe suponer que
vuelva a estar bajo control norteamericano, como sucedía con Yeltsin, y
el debilitamiento de Europa: su sumisión económica tras la formación
de una zona transatlántica de libre comercio bajo las condiciones
norteamericanas. Así Washington espera reforzar su posición y mantener
la supremacía mundial en competencia con la China ascendente.
En esta lógica cínica y de "acero" hay, sin embargo, un error.
Actuando sobre la base de arquetipos de geopolítica europea de hace
dos siglos, los americanos han resucitado el cadáver del eurofascismo y
construido en Kiev un Frankenstein político, que ha empezado a
devorar a sus padres. La primera víctima planificada era Yanukovich y
sus próximos, criados por los nazis ucranianos como sparrings. Las
siguientes víctimas fueron los políticos europeos que perdieron en las
elecciones al Parlamento europeo, partidarios del cambio de gobierno.
El Frankenstein de Kiev se agarró con fuerza a su madre -Ashton- y,
posiblemente, pronto alcanzará a su padre -Obama-. Solo le hace falta
ayuda para encontrar el camino.
Para detener la guerra es
necesario interrumpir las acciones que le dan fuerza. En la etapa
actual la guerra se desarrolla predominantemente en los planos
económico, informativo y político. El dominio económico de los EEUU se
basa en una pirámide financiera del obligaciones de deuda que hace
mucho que se salió de los límites de tolerancia. Para su colapso por
parte de sus principales creditores basta lanzar al mercado dólares
americanos acumulados y obligaciones del estado. Naturalmente, el
crack del sistema financiero de los EEUU implicaría una seria pérdida
para todos los poseedores de divisas y acciones norteamericanas. Pero,
en primer lugar, estas pérdidas para Rusia, Europa y China serían
menores que los daños de una guerra mundial desatada por los
geopolíticos norteamericanos. En segundo lugar, cuanto antes se salga
de la pirámide financiera de obligaciones norteamericanas, menos
pérdidas habrá. En tercer lugar, el crack de la pirámide financiera en
dólares dará finalmente la posibilidad de llevar a cabo una reforma
del sistema financiero mundial sobre la base de la igualdad y los
beneficios mutuos.
El dominio de los EEUU en el campo de la
información es un factor clave del estado zombi de los europeos, que
subordina de esta forma a la supremacía de su influencia política a
los países europeos. Pero, como dijo Aleksandr Nevski, Dios no está en
la fuerza sino en la verdad. Al flujo de mentiras y falsificaciones
transmitido por los medios de comunicación mundial controlados por los
EEUU, es necesario oponer un flujo de información objetiva a través
de redes sociales y canales de televisión regionales y nacionales.
Esto, naturalmente, supone un gran esfuerzo. Pero con un poco de
creatividad la verdad encontrará su camino, porque la amenaza de una
nueva guerra mundial atemoriza a todo el mundo y, en última instancia,
estimula la búsqueda de sus razones. El subconsciente colectivo de
los pueblos de Europa, especialmente el pueblo de Ucrania, recordará
rápidamente los horrores de la pasada guerra con la formación de una
asociación correcta de un conjunto de actuales y auténticos fascistas y
sus cómplices. El Frankenstein creado por los EEUU no tiene mejor
aspecto que los stormtroopers nazis, y la presentación objetiva de la
información sobre los nazis ucranianos provocará rápidamente un
sentimiento de disgusto y miedo a los ciudadanos europeos.
Finalmente, el dominio de los EEUU de la política mundial se funda más
en la costumbre de sus socios a someterse al "Comité regional de
Washington" que a una dependencia real de los políticos europeos y
japoneses a los espías residentes norteamericanos. Tan pronto como
empiece a derrumbarse la pirámide financiera del dólar los americanos
no podrán pagar por el mantenimiento de sus bases militares y medios
de comunicación globales. Alemania y Japón pueden liberarse de la
sensación deprimente de ser territorios ocupados.
Naturalmente,
no se puede presentar a los EEUU como un "coloso con pies de barro".
En las manos de los geopolíticos norteamericanos hay armas de
destrucción masiva, capaces de destruir a toda la humanidad. Y cuando
la dama de la Casa Blanca felicita a los nazis ucranianos por el uso
"contenido" de la fuerza, el mundo se cubre de horror por las
irresponsables tonterías y bravuconerías de los amos de la Casa
Blanca, capaces por su propia imagen de destruir a media humanidad.
Este estado de mente de los EEUU ya se demostró con los presidentes
Eisenhower, Truman, quienes querían lanzar bombas atómicas sobre
Corea, con Kennedy, que casi empieza una guerra nuclear con la URSS,
con Reagan, que amenazó con la guerra de las galaxias.
La
situación actual, sin embargo, se diferencia de la época de la guerra
fría en que la administración norteamericana no ve a Rusia como un
adversario en igualdad de condiciones, e intenta devolvernos a la
situación derrotista de tiempos de Yeltsin. Los consejeros
norteamericanos tanto ahora como antes persuadieron a los líderes
ucranianos de su total superioridad sobre Rusia, que presentaban como
dominio norteamericano. Emborrachados por la caída de la URSS, los
geopolíticos norteamericanos consideran a Rusia su colonia amotinada a
la que es necesario pacificar para siempre como parte integral de su
imperio. Se basan en la impotencia de Rusia en condiciones de
aislamiento global, obviamente sobrevalorando su grado de influencia.
Esta sobrevaloración de sus capacidades que guía a los geopolíticos
norteamericanos, por un lado, provoca una sensación de impunidad y de
que todo les está permitido, lo que crea el riesgo de una catástrofe
global. Pero, por otra parte, es fuente de su debilidad ante el choque
con la oposición real, para la que moral y políticamente no están
preparados.
Así, las acciones resolutivas del liderazgo
soviético para contrarestar la agresión norteamericano-georgiana en el
Sur de Osetia, así como el salvamento de la población de Crimea del
genocidio por parte de los nazis creados por los EEUU los ha dejado
sin opciones de triunfo. Enfrentados a la decidida oposición de Asad,
los EEUU y sus socios europeos no han podido ocupar Siria. Solo
vencieron allí donde las víctimas no podían presentar una resistencia
real en virtud de la desmoralización y la traición de la élite
detentadora del poder, como en Irak o Yugoslavia, o por una fuerza
totalmente superior por parte del agresor, como sucedió en Libia.
El instinto nacional de autopreservación presenta límites duros a
cualquier interferencia extranjera en la puesta en práctica de la
política rusa. Los intentos de intimidarla con sanciones, aislamiento
internacional o apoyo a la oposición no tendrán éxito. Lo mismo que
las sanciones o el aislamiento por parte de Occidente en virtud del
significado global de Rusia y los numerosos vectores de su política
exterior. Por desgracia, el premio Nobel de la paz Obama no entiende
esto. Él sigue a las fuerzas reaccionarias que buscan una fácil
neocolonización de Rusia e inocentemente están convencidos del dominio
eterno de América. Basándose en que el conflicto armado en Ucrania es
el prólogo de una próxima guerra mundial, desatada por los EEUU contra
Rusia con el objetivo de mantener el dominio mundial, para detenerlo y
conseguir la victoria es necesario crear un sistema de coordenadas
acertado y determinar adecuadamente las acciones de todos los
participantes. El campo de acciones militares tiene la siguiente
configuración:
-Los EEUU son el país agresor, provocadores de una guerra mundial con el objetivo de mantener su dominio mundial;
-La
provocación de una guerra mundial se dirige contra Rusia, a la que
los EEUU intentan presentar como agresora con el objetivo de reunir al
mundo occidental en torno suyo para el mantenimiento de los intereses
norteamericanos;
-Los geopolíticos norteamericanos apostaron por
alimentar el nazismo rusófobo ucraniano siguiendo la tradición alemana
e inglesa de debilitamiento de Rusia; -Ucrania está de hecho
ocupada por los EEUU como consecuencia del golpe de estado organizado
por ellos y el establecimiento de una dictadura nazi bajo su control;
-los países europeos se ven forzados a participar en la guerra contra Rusia en contra de sus intereses nacionales.
Básándose en esto debemos valorar la Oposición del Donbás como un
movimiento de defensa no solo de la población local ante la junta
nazi, sino de defensa de Rusia ante la agresión norteamericana y
también del mundo entero ante una cuarta guerra mundial. Los
luchadores de las milicias populares del Donbás son defensores de
Mundo Ruso, encontrándose a pesar suyo en la línea de frente de una
nueva guerra mundial. La ciudad con el simbólico nombre de Slaviansk
ya es un símbolo de esta defensa heróica. Como la fortaleza de Brest,
esta pequeña ciudad se opone a fuerzas superiores en mucho del
eurofascismo con el precio de las vidas de sus habitantes. Mueren no
solo por el Donbás, mueren por toda el pueblo del mundo ruso y toda la
humanidad, salvándonos de una nueva guerra mundial. Al mismo tiempo
perdonan la vida de los reclutas ucranianos, dejan libres a los
prisioneros enviados a la matanza por la Junta nazi.
Aun con
todo el heroismo de los luchadores del ejército popular del Donbás
ellos no pueden detener la guerra mundial. La intervención militar de
Rusia podría cambiar bruscamente la situación y detener la agresión de
la junta nazi. Pero el resultado al mismo tiempo sería arrastrar al
conflicto a la OTAN, lo que supone su internacionalización y un paso
más hacia el estallido de una guerra mundial. Para detenerla, es
necesario crear una amplia coalición internacional de países capaces
de detener la agresión norteamericana con acciones concertadas. Estas
acciones deben ser dirigidas contra el poder político-militar
norteamericano, fundamentalmente en la emisión de dólares como divisa
mundial. Sobre todo deben incluir el rechazo al uso del dólar en el
comercio mútuo y la nominalización en dólares de las acciones para la
asignación de las reservas de divisas. Los instrumentos dolarizados
deben valorarse como extremadamente arriesgados y exigir la máxima
reserva para su uso.
Junto a medidas para debilitar la
capacidad de financiar el crecimiento de los presupuestos militares
son necesarios esfuerzos políticos para la formación de una amplia
coalición antiguerra con el objetivo de condenar la agresión
norteamericana y desenmascarar a sus organizadores en Washington y
Bruselas. Tiene un significado especial la participación política
activa de los empresarios europeos, a los que no les augura nada bueno
una nueva guerra en Europa. Y, naturalmente, la tarea más importante
es la defensa de Ucrania del establecimiento de una régimen nazi de
los EEUU. La formación de Novorosía [Nueva Rusia] para la liberación
del territorio de la ocupación americano-nazi es solo parte de este
trabajo. Puede considerarse cumplido solo tras la liberación de Kiev
por las fuerzas del mismo pueblo de Ucrania, al que es necesario
despertar de la pesadilla nazi y apoyar en la lucha por el regreso al
seno materno del Mundo ruso. Esto requiere un extenso trabajo para
la clarificación de los verdaderos objetivos de la Junta nazi
proamericana, que usa a ciudadanos ucranianos engañados por la
propaganda nazi como sacrificios al dios de la guerra mundial.
Sergey Glaziev, miembro de la Academia Rusa de Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania
Fuente:
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