El cuaderno de Kiev. Un diario
desde el 19 hasta el 24 de febrero
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La Vanguardia
Sociología
crítica
2014/02/27
Domingo
23- En la Laura de Kíev. El movimiento de la Plaza de la Independencia de
Kíev, el Maidán, tiene un gran apoyo popular en la capital ucraniana de cuatro
millones de habitantes. La gente de la plaza y diversos expertos dicen que el
movimiento cuenta con un apoyo de hasta el 70% en la ciudad. Lejos de la plaza
la temperatura de ese apoyo baja manifiestamente en el termómetro popular.
Frente a las opiniones del Maidán, las de la gente que circula este domingo por
la Laura de Kíev, uno de los lugares santos de la religión ortodoxa, son
mucho más matizadas. Tampoco representan al conjunto de la ciudad, de la misma
forma en que Kíev no representa al conjunto de Ucrania, pero dan una idea de
una realidad mucho más compleja, matizada y diversa de lo que se sugiere.
Declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el monasterio se adscribe
al Patriarcado de Moscú. Es muy significativo que incluso aquí se recojan
opiniones favorables al movimiento, aunque no sean mayoritarias.
Todo empezó
en este lugar, sobre este meandro del Dniepr, en el siglo IX. La Rus de Kíev
fue el primer estado ruso, patrimonio común de rusos, bielorrusos y ucranianos.
Históricamente Rusia comenzó en Ucrania. Abordamos a la gente; opinión sobre el
Maidán, responsabilidades por la sangre derramada y expectativas:
(Igor, unos
45 años. No declara profesión)
“Estoy en contra del Maidán pero (el presidente) Yanukovich ha sido el responsable de permitir que la situación llegara a estos extremos. Detrás de todo esto están los magnates. Hay que unir a todos los eslavos porque de lo contrario se derramará aún más sangre y los resultados serán nefastos. Rusos, bielorrusos y ucranianos somos pueblos hermanos y eso está muy por encima de la política. No se trata de Putin y Lukashenko, se trata del pueblo, de todo lo que nos une por los siglos.
“Me asombra la actitud de los políticos occidentales. Apoyaron a gente criminal como (el presidente georgiano) Shakashvili que bombardeó con sistemas de artillería en salvas a la población civil de Tsjinvali (Osetia del Sur) sin decir ni pío. Con Timoshenko no cambiará nada, es la peor posibilidad, los magnates de siempre vuelven a repartirse el poder. El pueblo no tendrá nada qué ver. Se cambia unos magnates por otros. Estoy por el renacimiento nacional de Ucrania y por su unidad, pero las tendencias de las regiones del Oeste son muy peligrosas, un nacionalismo de tipo fascista”.
(Larisa,
pedagoga unos 35 años)
“Apoyo el Maidán, pero lo que ha pasado ha sido muy malo. Ha muerto gente. El pueblo necesita paz y tranquilidad. ¿Quién es responsable de las muertes? Todos son culpables. Vemos el futuro con pesimismo, porque no hay unidad, todos se acusan entre sí. Ayer hubo jornada de duelo, rezamos porque Dios nos dé buenos dirigentes que se ocupen de la población. Nadie quiere una guerra”.
(Gregori y
Tatiana, madre e hijo, ella contable, él masajista)
“Estamos en contra del Maidán, por eso hemos venido hoy a rezar”, dice la madre. ¿Quién tiene la culpa?, “Occidente, especialmente América”, dice el hijo. “Y la Unión Europea”, añade la madre. El futuro: “hay un mandamiento bíblico que dice que no matarás a tu hermano”. “El país se va a dividir”.
(Valentina y
Sergei, jubilados)
“Naturalmente que estamos a favor del Maidán. Hace tiempo que había que hacer algo. El responsable por el derramamiento de sangre es aquel que tenía posibilidades e instrumentos para evitarlo: el gobierno corrupto. ¿Hacia donde va el país?, esperemos que a Europa, dice ella. “Hacia un mayor estado de derecho, por lo menos hay una gran esperanza en que se vaya hacia algo mejor”, dice él.
(Pareja
joven, Vladimir y Vika. Él profesor de educación física, ella esteticien)
“La valoración es ambigua. En Maidán hay cosas positivas y negativas. La violencia ha sido muy negativa y los responsables por el derramamiento de sangre no están claros. ¿Quién está detrás de los francotiradores? Es algo sobre lo que no hay manera de aclararse. La división del país sería un desastre, esperemos que se evite”.
(Aleksandr,
paleta, unos 25 años)
“Estoy a favor del Maidán, pero no necesitamos ninguna Europa, ni tampoco a Rusia; nosotros solos. Los culpables de la violencia son quienes estaban detrás de ella. Nadie lo sabe con exactitud, pero el pueblo lo aclarará.”
-
Peregrinaje dominical a Mezhigorie, residencia del presidente huido de Ucrania en los
alrededores de Kíev. La víspera, la televisión del magnate atlantista Piotr
Paroshenko (su nombre suena como primer ministro) ha mostrado imágenes de la
casa. Se busca una narrativa a la Ceaucescu, pero no se ha encontrado ni el
retrete de oro de este dictador que ganó en 2010 unas elecciones limpias cuando
era el político más popular del país, ni el armario de los zapatos de Imelda
Marcos.
La casa no
tiene nada de particular más allá del habitual mal gusto de los nuevos ricos de
Eurasia; mucho dorado de Valencia, unas jaulas con animales en el recinto,
estanques, una botella de champagne (ni siquiera francés) en el mueble bar de
la sala de sesiones y otras banalidades. El lugar ni siquiera era propiedad de
Yanukovich. Forma parte del patrimonio del Estado y el Presidente, que es un
millonario, se lo acondicionó. Pero las imágenes de la tele son demoledoras:
esta riqueza habla de un desenfreno choricero para el que no hay pan ni en el
granero de Europa que es Ucrania. Lo poco que le podía quedar de prestigio a
Yanukovich tras las violencias de esta semana se ha ido definitivamente al
garete con estas imágenes. La noticia de que el recinto estaba abierto ha
excitado el morbo popular: la gente ha venido de excursión en masa a fisgar
desde la capital y provincias. En los accesos al lugar se forman enormes
atascos de tráfico.
La obligada
escenificación mediática de estas ambiguas revoluciones tampoco fue redonda
anteanoche en la plaza. En lugar de a un Nelson Mandela la “revolución”
ucraniana tiene a…Yulia Timoshenko en silla de ruedas (¿la necesita, o es
comedia?) y con trenzas. Timoshenko llegó en avión privado desde el
hospital penitenciario de Jarkov en el que estaba encerrada por corrupción.
Justo para el telediario. Su presencia y su discurso atraen a unas 50.000 personas,
pero en la plaza no hay ni rastro de pasión. No es aclamada. En su entorno y en
su partido, ya hay claros codazos de rivalidad. Viene de dos años de cárcel
pero ya gobernó este país. Y la gente se acuerda. Timoshenko quiere entrar en
la OTAN y se lleva bien con Putin, interesante combinación. Al día siguiente,
junto al edificio del Parlamento, se organiza un piquete de protesta con
carteles, con las fotos de Timoshenko y su adversario, el presidente huido,
unidas por el signo de igual y unas flechas que ilustran el intercambio de
figuras. “La gente no ha muerto por esto”. “Transparencia”, se pide. La
escenificación habitual de una revolución diáfana ha pinchado manifiestamente
en Ucrania.
- En
Crimea algunos
incidentes menores junto al ayuntamiento de Kerch, con colocación de la bandera
rusa en el ayuntamiento. Más de 20.000 manifestantes anti Maidán en un mitin en
Sebastopol, ciudad de todas las glorias militares rusas que forma parte de
Crimea y por extensión de Ucrania. Luto en el entierro de dos de los muchos
policías que han muerto a tiros en Kíev. Gran manifestación en Odesa (varias
decenas de miles) al grito de “Odesa, ciudad heroica” (por su resistencia
contra los nazis) y “El fascismo no pasará”.
La península
“forma parte de las regiones del país que no están de acuerdo con lo ocurrido
en la capital y que contienen un conflicto que puede llegar a ser muy
peligroso”, me dice Ievgen Kurmashov, uno de los expertos del Instituto
Gorshenin de Kiev. En la península conquistada por Catalina II al turco que Nikita
Jrushov regaló caprichosamente a Ucrania en los años sesenta, el “escenario de
Abjazia” (Georgia) es posible, dice Kurmashov: las autoridades locales piden a
Rusia que anexione el territorio. “No hace falta ni una intervención militar:
la flota rusa del Mar Negro ya está allá (en régimen de alquiler)”, señala el
experto. En el peor escenario, una escisión del ejército ucraniano sería
catastrófica, “la decisión sobre a qué bando apoyar recaería sobre los mandos
locales, lo que podría crear una situación peligrosísima”, dice Kurmashov que
está francamente alarmado.
- Revancha
contra la lengua rusa. El parlamento ucraniano anula la ley que regula la cooficialidad de
la lengua rusa, vigente desde hace dos años en la mitad oriental del país y que
fue clave en la victoria electoral del huido y depuesto presidente saliente,
Viktor Yanukovich, en las elecciones de 2010. La decisión, sumamente
desestabilizadora, afecta a los derechos básicos de millones de ucranianos de
habla rusa, y contribuirá a los preocupantes procesos de cisma y división que
los cambios políticos han abierto en el país.
El 26,6% de
los más de 45 millones de ucranianos declaran el ruso como lengua materna en el
último censo disponible. En zonas históricamente rusas y de gran población rusa
ese porcentaje es mayoritario, por encima del 60% en Crimea. Ucrania contiene
además minorías que hablan otras 17 lenguas, entre ellas las más importantes el
rumano y el húngaro.
La ley que
se ha derogado permitió a los gobiernos locales y regionales dar estatuto
de cooficialidad a todas esas lenguas allí donde fueran usadas por más del 10%
de la población. Había entrado en vigor en agosto de 2012 y desde entonces ha
sido aplicada con gran éxito a favor de la lengua rusa en cinco regiones y
nueve grandes ciudades del país, y en otras ciudades y localidades en beneficio
del rumano (moldavo) y el magiar. Ha sido anulada por 232 votos sobre los 334
diputados registrados en la sesión, es decir por un margen mucho menos
mayoritario que las otras decisiones votadas en la cámara al amparo del cambio
político que ha desarbolado al Partido de las Regiones, que era el más numeroso
de la cámara y representaba mayoritariamente a la mayoría ucraniana más
vinculada a Rusia. La Casa Blanca aplaudió ayer el “trabajo constructivo”
del nuevo parlamento de Kíev.
La cámara,
que ha cambiado de constitución y anteayer destituyó al Presidente Yanukovich,
ha elegido como “presidente en funciones” al nuevo jefe del parlamento, Aleksandr
Túrchikov, brazo derecho de la rival de Yanukovich, Yulia Timoshenko.
En su
primera declaración Túrchikov describió como “catastrófica” la situación
económica de Ucrania, cuyo PIB (113 millardos de dólares) está por debajo del
nivel de 1992 y su reparto per cápita muy por debajo del de 1989 y con un extremo
nivel de desigualdad.
En ese
contexto, desde Bruselas, el FMI, Estados Unidos y diversos gobiernos europeos,
se habló ayer de “ayudas económicas” para Ucrania. Tanto el comisario europeo
Olli Rehn, como el secretario del tesoro estadounidense, Jack Lew mencionaron
“condiciones” y “reformas necesarias” que el país debería emprender a cambio de
tales ayudas, que no tienen cifra. La última vez que se barajó una cifra para
Ucrania fue en boca de la canciller Angela Merkel, el martes pasado en Berlín.
Merkel mencionó “600 millones de euros”. Ucrania destinará este año 7.900
millones de dólares al pago de su deuda.
Una masiva
ayuda económica europea estabilizaría muchos problemas de Ucrania, pero la
Unión Europea, que no ha sido capaz de movilizar un Plan Marshall para los
miembros de su zona euro en el sur de Europa, aún lo hará menos con Ucrania.
Moscú, que aprobó un paquete de 15.000 millones de dólares, además de una
rebaja en el precio del gas equivalente a 2.000 millones anuales, ha puesto la
medida en suspenso hasta que se aclare la situación. El país se enfrenta un
delicado e imprevisible periodo de turbulencias.
Mientras en
diversas regiones y ciudades del Este de Ucrania se registraron incidentes y
enfrentamientos de poca envergadura, en Kíev la jornada dominical ha sido
tranquila. Decenas de miles de ciudadanos circularon por la Plaza de la
Independencia, el Maidán, poniendo flores en memoria de las más de 80 personas
muertas en la semana. La policía sigue ausente del centro de la ciudad. Las
sedes del gobierno, el parlamento y la presidencia están vigiladas por las
fuerzas paramilitares de la oposición triunfante. En lo que en esta parte del
mundo se conoce como “narodnoye gulianie” (paseo popular), centenares de
familias, parejas y grupos informales se fotografiaban en los escenarios de las
batallas campales de los últimos días. El singular centro de esta bella y
amable ciudad, está lleno de edificios calcinados, barricadas, adoquines
extraídos de la calzada y de montañas de basura y neumáticos para alimentar los
incendios que han hecho posible esta mezcla de revuelta popular y golpe de
estado apadrinado por Occidente.
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