LA ORGANIZACION POLLITICA EN TRANSICION
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Traducido del inglés para Rebelión por Christine Lewis Carroll
Hilary Wainwright
Red Pepper
Rebelion.org 28.02.2013
El compromiso de construir movimientos tanto como el partido
Desde sus orígenes en 2004, en el momento más álgido del movimiento por la justicia global (especialmente fuerte en Grecia), Syriza se ocupó tanto de construir los movimientos de cambio de la sociedad como del éxito electoral. Hubo también un proceso de aprendizaje mediante el Foro Social Europeo y el Foro Social griego.
Esto contribuyó no sólo a la claridad de la visión estratégica de los límites del poder estatal para la transformación social, sino también a la insistencia consciente en las normas de pluralismo, el apoyo mutuo y la apertura a los nuevos modos en que las personas expresaban su descontento y alternativas.
El KKE, uno de los últimos partidos comunistas ortodoxos de Europa y un recuerdo constante de la metodología política que Syriza trataba de evitar, se mostraba confiado en su aislamiento autoimpuesto y cauteloso de la contaminación de lo ‘no ortodoxo’. Los activistas de Syriza, al contrario, participaron de la cultura curiosa, plural y abierta de aprendizaje mutuo promovido por el Foro Social Europeo y ésta se convirtió en uno de los objetivos explícitos de su nueva coalición política. Esto se vio claramente cuando Syriza se unió a la revuelta juvenil con ocasión de la muerte a manos de la policía de Alexandros Grigoropoulos en 2008 sin hacer valer su opinión ni tomar protagonismo. Y actuó de la misma manera cuando se protestó en la plaza Syntagma y a lo largo de 2011.
Los activistas de Syriza aportaron sus propios principios -por ejemplo, no permitir lemas contra los inmigrantes- y los aplicaron junto con otros colectivos -por ejemplo, los anarquistas- para encontrar las soluciones prácticas mediante el debate. El ala juvenil de Synaspismos colocaba un taller durante las protestas de Syntagma para explicar y discutir este enfoque de principios y la necesidad de no instrumentalizar la lucha.
La cultura convergente de las diferentes generaciones y tradiciones de la coalición ha modelado también a Syriza. La generación más joven, que tiene ahora 20 o 30 años, se acercó a la izquierda independientemente de la alternativa que pudiera existir. Los veteranos habían formado parte de la resistencia a la dictadura a finales de los años 60 y 70 y muchos de ellos se convirtieron en eurocomunistas en los años 80.
Ambas generaciones fueron activas en el movimiento por la justicia global y el foro social. Esto significó que los procesos colectivos de conocimiento y producción cultural en los movimientos que se resistían a la globalización neoliberal, tanto dentro de Grecia como internacionalmente en los años 90, fueron más importantes para el desarrollo político personal de los activistas de Syriza que el hecho de ser un campo donde ‘intervinieran’ con el fin de promocionar una alternativa que ya había funcionado en otro lugar.
Todos los activistas de Syriza son enérgicos acerca de la cuestión de ir más allá de la protesta y tener alternativas convincentes para la gente descontenta con el corrupto Estado griego y la troika de la CE, el FMI y el BCE. Esto ha llevado a un mayor apoyo de iniciativas que tengan impacto ahora en vez de esperar a que Syriza llegue al gobierno. Por ejemplo mientras los recortes destruyen el sistema público de salud, los médicos y enfermeros de Syriza se organizan para crear centros médicos que solucionen las necesidades urgentes sin dejar de exigir tratamiento gratuito en los hospitales públicos y la defensa de los servicios sanitarios.
Syriza une también a funcionarios vanguardistas con profesores expertos y representantes de padres para preparar cambios en la organización del Ministerio de Educación con el fin de que éste sea sensible a las necesidades del pueblo y para liberar las habilidades reprimidas de los empleados públicos que quieren realmente servir al público.
Syriza está realizando también un mapa de la economía cooperativa y social del país para identificar cómo se le puede ayudar políticamente ahora y cuando el partido llegue al poder; el objetivo de Syriza es conseguir una economía orientada a las necesidades sociales. La sensibilidad del partido al auge gradual de la autogestión de la economía solidaria en medio de la crisis -al reconocer su potencial en términos de la construcción de una orientación alternativa de la sociedad- recuerda lo que dijo Andre Gorz cuando al hablar del concepto estratégico de las reformas no reformistas en su Strategy for Labor subrayó la importancia de ‘permitir a los trabajadores ver el socialismo no como el más allá trascendental sino como una meta visible de la praxis en el momento presente’.
Cuando Alexis Tsipras declaró que el partido estaba preparado para gobernar, basándose en el rechazo inequívoco de la política económica, consiguió que los activistas de Syriza se concentraran y se organizaran con disciplina. El estilo y la cultura de movimiento de la organización dieron lugar a una campaña de gran determinación en la que las lealtades particulares de grupo o tendencia dentro de la coalición se debilitaran para permitir que surgiera una nueva unidad.
Pero surgieron también quejas de una cierta opacidad sobre cuándo, dónde y cómo se tomaron las decisiones y temores de que esto se reforzara en el caso de que un gran grupo parlamentario llegase a ser una celebridad de la que dependiera el futuro del partido, lo que debilitaría la democracia y el debate interno del partido, recordando los casos de Lula y Andreas Papandreu en 1981. Aunque la coalición está unida sobre la importancia de gobernar, se debate cómo compartir el liderazgo, cómo rendir cuentas a los activistas del partido y del movimiento, cómo mantener una cultura politizada y crítica de debate, desafío y militancia estratégica; en otras palabras, cómo evitar convertirse en ‘otro Pasok’.
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