LA ORAGANIZACION POLITICA EN TRANSICION
(5/8)
Traducido del inglés para Rebelión por Christine Lewis Carroll
Hilary Wainwright
Red Pepper
Rebelion.org 28.02.2013
Greater London Council
En 1981 el Partido Laborista de Londres tenía un carácter bien diferente. Fue producto del desafío poderoso a esta división moderadora del mundo del trabajo que se acercó peligrosamente (a ojos de la clase dirigente británica) a romper las barreras que protegían el Estado reaccionario del Reino Unido contra el espíritu rebelde del movimiento sindical de Europa, mucho mejor organizado entonces.
El Partido Laborista de principios de los años 70 se había radicalizado como reacción al derrumbamiento y concesiones políticas del gobierno de Harold Wilson de 1964 a 1970. El Partido laborista en ese momento, sobre todo fuera del ámbito de la dirección parlamentaria, abrió sus puertas a la influencia de los movimientos sociales, lo que incluía a la base y parte de la dirección de los sindicatos.
Se elaboró un manifiesto radical de manera relativamente abierta y participativa que no sólo hablaba de extender la propiedad pública sino también de dar poder a las organizaciones sindicales en el lugar de trabajo.
En el ámbito del gobierno, sin embargo, bajo las presiones de la City [mundo financiero] y fortalecido por los pasos dados por Estados Unidos y el FMI hacia la desregulación financiera, las puertas de la dirección parlamentaria estaban cerradas. El resultado fue una lucha sin precedentes en todo el movimiento obrero que se convirtió en un conflicto, no sobre las políticas a seguir, sino sobre la misma naturaleza de la representación. Esta lucha está bien documentada.
A mediados de los años 80 la izquierda ya había perdido la lucha para cambiar el Partido Laborista, junto con la naturaleza de la representación política de la clase obrera. Mientras tanto la misma izquierda no sólo había ganado las elecciones y había mantenido el control del partido en la capital, con el apoyo de la mayoría de los sindicatos, sino que también había ganado la autoridad estratégica en el GLC que tiene un presupuesto mayor que muchos Estados-nación. Disponía de la ocasión, la voluntad, los aliados y parte de los poderes legislativos -antes de que el gobierno de Thatcher empezara a cercenarlos- para implantar políticas radicales.
Una vez refugiados en County Hall, los concejales laboristas, alentados por las luchas y organizaciones en las que muchos de ellos estaban involucrados y que les habían aupado con el fin de proseguir la lucha, gobernaban el GLC con maneras que transformarían las relaciones entre los concejales, los altos cargos del gobierno local, las organizaciones ciudadanas autónomas, los sindicatos y la mayoría de los ciudadanos de Londres.
El Partido de los Trabajadores en Porto Alegre
Durante un tiempo el Partido Laborista local se comportó de modo parecido al Partido de los Trabajadores de Brasil, a 6.000 millas de distancia. Lo que caracterizaba al PT, al menos desde su fundación en 1980 hasta finales de los años 90 (y lo que es importante para nuestra discusión con respecto a las condiciones bajo las que la democracia representativa podría ser un recurso para la transformación social), es la práctica política basada en la creencia de que los fundamentos formales de la democracia -sufragio universal, derecho de expresión, libertad de reunión, prensa libre, pluralismo político y el Estado de derecho- debían reforzarse mediante instituciones eficaces de democracia participativa popular si se querían conseguir los objetivos de la democracia -igualdad política y control popular-.
El partido aprendió esta lección no sólo con ocasión del derrocamiento de la dictadura, sino también por las desigualdades extremas de la sociedad brasileña que se burlaban aún más que en la mayoría de los países capitalistas de las alegaciones legalistas de igualdad política. El carácter práctico de estas formas radicalmente democráticas surgió en parte de los modos participativos desarrollados en los movimientos en los que se fundó el PT, sobre todo los sindicatos militantes y el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra.
Estas maneras participativas se desarrollaron posteriormente dentro de un proceso consciente y colectivo de prueba y error de los presupuestos participativos en varias ciudades grandes además de Porto Alegre. La cultura y mentalidad del partido acerca de la participación popular fue importante también; éstas surgieron a su vez de las tradiciones de la educación popular que, en el caso de Paulo Freire, representaba una forma de concienciación política basada en el principio de permitir a las personas que desarrollaran sus capacidades.
El resultado fue un partido que se había comprometido a desarrollar instituciones de control popular con el fin de compartir el poder y fortalecer las capacidades populares transformadoras. Hay muchos ecos del PT en Syriza, un reflejo quizá de su historia común de luchas contra una dictadura. Respecto a la diferencia entre el poder transformador y el poder dominador, en ambos casos las direcciones políticas radicales intentaron utilizar los poderes estatales de dominación -en particular de las finanzas y la tierra- como recursos eficaces de la capacidad popular transformadora.
De esta manera en Porto Alegre y otras ciudades brasileñas que desarrollaron procesos de presupuestos participativos después de ganar las elecciones municipales y conseguir el control centralizado del presupuesto, el partido delegó eficazmente el poder sobre las inversiones y prioridades nuevas a la descentralización coordinada del presupuesto participativo.
Al mismo tiempo se formó un grupo de trabajo con las distintas organizaciones vecinales para facilitar el proceso descentralizado que consistía en un ciclo anual de reuniones vecinales y regionales en las que se hacían las propuestas de nuevos gastos, se evaluaban de acuerdo con el marco acordado de criterios técnicos y reales y se discutían mediante un proceso elaborado, transparente y reglamentado de toma de decisiones y negociación horizontales que resumía un comité compuesto de delegados procedentes de las distintas zonas de la ciudad, diversas asambleas temáticas y los representantes del alcalde.
En el caso del GLC hubo una combinación similar de acción municipal, donde se utilizaba el poder centralizado y los recursos para dar poder a las organizaciones ciudadanas y fortalecer la capacidad de los londinenses, como trabajadores o ciudadanos, de influir en las decisiones que afectaban a su vida.
El GLC, por ejemplo, utilizó su poder para comprar suelo e impedir que las constructoras destruyeran las comunidades del centro de la ciudad; luego encomendaría la gestión de dicho suelo a la comunidad local que, durante el proceso de resistencia a las constructoras, habría diseñado su propio plan para la zona. Creó un consejo de iniciativa pública que impidió que las empresas cerraran, con la condición de que los sindicatos de dichas empresas tuvieran ciertos poderes sobre la forma de utilizar los recursos disponibles. Se estableció una oficina central dentro del consejo municipal para controlar la implantación del mandato electoral, lo que incluía el compromiso de la participación popular.
En otras palabras el poder centralizado de recaudar impuestos, controlar la utilización del suelo, etc. se combinó con la descentralización y la delegación, de forma que el uso de los recursos estatales se asignara y gestionara junto con los grupos populares. Igual que con cualquier experimento importante, los problemas deben ser objeto de reflexión junto con los objetivos y los éxitos.
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