martes, 19 de marzo de 2013

PUBLICADO EN CRONICA DE ARAGON



Critica a la crítica con las pensiones de por medio

(I)

19. marzo 2013 

Una razón más para sustituir el modo de producción capitalista por el nuevo modo de producción socialista, del que hay que descartar radicalmente al PSOE que nació con Felipe González

Vicenç Navarro, a los efectos del presente trabajo, ha escrito dos artículos relacionados con el sistema público de la Seguridad Social considerando de forma fundamental las Pensiones públicas. Estos artículos son “Pensiones y deuda pública” (Público.es, 31–01–2013) y “Las pensiones no están en peligro” (El País.com 06–02–2013).

En el primero de ellos, Vicenç Navarro critica en primer lugar y sin rodeos lo tendencioso a favor de la privatización del sistema público de las Pensiones de algunos estudios que se vienen realizando para demostrar la inviabilidad del sistema público de Pensiones, especialmente los que proceden del FEDEA por su conexión con el capital financiero.

Cuestiona de forma absoluta los datos que son tenidos en cuenta por esos estudios tendenciosos para demostrar la inviabilidad del sistema público de pensiones a fin de justificar su privatización, a los que literalmente califica de “mentira enorme”.

Niega por otra parte “que el crecimiento de las pensiones públicas es una de las mayores causas del crecimiento del déficit y de la deuda pública”, y por último mantiene la tesis de la viabilidad del sistema público de Pensiones incluso dentro del sistema euro.

En el segundo artículo Vicenç Navarro de forma razonada, y por tanto argumentando, desmonta los elementos principales en los que se apoyan los partidarios de la privatización del sistema público de Pensiones para terminar negándolos, tales como la presión demográfica que determinaría el que cada vez haya más pensionistas y menos trabajadores, a lo que contrapone como argumento para basar su tesis de la viabilidad del sistema público de Pensiones el incremento de la productividad que se producirá, lo que podría sustituir el menor numero absoluto de trabajadores con el incremento de productividad que se producirá, entre otras razones.

Estos dos artículos de Vicenç Navarro son criticados por Abel Fernández y Javier García en un artículo que firman ambos: “Las pensiones, Vicenç Navarro y las intenciones ocultas” publicado en El Confidencial.com el 14–02–2013.

Con respecto de primer articulo de Vicenç Navarro, Abel Fernández y Javier García, afirman en su artículo: “Nos gustaría responder a este artículo por dos motivos: uno, porque nos sentimos indirectamente aludidos al ser autores de un reciente análisis bastante pesimista sobre la sostenibilidad de las pensiones y, dos, porque Vicenç Navarro es un referente ideológico (de la izquierda clásica, afirman) para una buena parte de la población, la cual creemos que merece un debate honesto sobre el futuro de las pensiones”.

La honestidad en el debate a mi juicio, y no sólo en el de las Pensiones, sino como fórmula generalizada en cualquier aspecto de la vida, y de una forma especial cuando se trata de cuestiones que tienen que ver con la ciencia, de la que la economía forma parte, se tiene que producir siempre, y por lo tanto, se tiene que aplicar con independencia de que el debate en cuestión provenga de la izquierda, de la derecha o del centro que es la forma de manifestar que se es de derechas sin mencionarlo.

“Ser” de izquierdas o de derechas no depende del distintivo que uno se cuelgue en la solapa de la chaqueta, sino de la actitud que muestre en la práctica en defensa de los intereses de la inmensa mayoría de la sociedad que está compuesta por trabajadores, por autónomos y pequeños y medianos empresarios (posición de izquierdas), o por contra, de la actitud que muestre en la práctica en defensa de los intereses de una exigua minoría que está compuesta por los grandes capitalistas (posición de derechas), y que en España en concreto son unas 1.400 personas que representan el 0,0035% de la población controlando el 80,5% de la riqueza española, que son a su vez los que pretenden privatizar el sistema publico de Pensiones, lo mismo que ya hicieron con ENDESA, IBERIA o TELEFÓNICA entre otras empresas rentables.

Felipe González y Zapatero, por ejemplo, tienen el color distintivo de Socialistas, sin embargo en sus respectivas prácticas políticas coincidieron con José María Aznar y Mariano Rajoy que no son ni siquiera de derechas, sino de “centro” derecha. Rosa Díez, según ella no es no de izquierdas ni de derechas (Mussolini, Hitler o Franco, tampoco eran de derechas, sino amantes natos de la Patria), pero su práctica política es de derechas.

La conclusión a la que llega Vicenç Navarro en su segundo artículo es: “Estos deberían ser los temas que centraran el debate actual sobre las pensiones: la creación de empleo y sobre todo, buen empleo, y la corrección de las desigualdades en la financiación de las pensiones”.

Y a la que llegan Abel Fernández y Javier García en el estudio realizado por ellos acerca de la inviabilidad del sistema público español de Pensiones: “El análisis de Sintetia. La “franja naranja” que hace insostenible el sistema de Pensiones en España” (El Confidencial. Com., 29–11–2012) “¿Existe una solución al problema?”, y se responden: “…se trata de un problema demográfico excepcional que la población ha de comprender para aceptar el ajuste y sus consecuencias”, a lo que añaden como soluciones al problema: “Congelación sistemática de las prestaciones, con la posible excepción de las pensiones mínimas, cada vez menos importantes sobre el total. Una congelación plurianual, por impopular que sea, será socialmente mucho más aceptada que una rebaja directa de las pensiones; aceleración del calendario de entrada del retraso en la edad de jubilación; retrasos adicionales en la edad de jubilación; desincentivación adicional de las prejubilaciones”, entre otras, que acaban resumiendo así:

“Todos estos resortes se resumen en cuatro categorías: habrá que trabajar más, ahorrar más, pagar más impuestos y disfrutar de menores pensiones. Además, ninguno de dichos resortes puede solucionar por sí solo el problema, y ninguno de ellos admitiría hoy grandes cambios. La única solución estructural pasa, por lo tanto, por ir realizando todos los pequeños ajustes que la sociedad pueda soportar.”

Con esta comparación no se trata de ver quien es “más bueno” o “menos bueno”, si uno de izquierdas o uno de derechas, sino de la intencionalidad de uno u otro a partir de los mismos datos que intentaremos exponer y aclarar en artículos posteriores.

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