viernes, 8 de febrero de 2013

OIGO PATRIA TU AFLICCIÓN...


Oigo patria tu aflicción… 

«Oda al dos de mayo» de Bernardo López



Sociología Crítica 
Publicado en 2013/02/07 


Esta Oda al dos de mayo (1866) fue escrita por un republicano; una de las mejores muestras de poesía patriótica española se debe al jienense Bernardo López García (1838-1870). Republicano de corazón, entregó su vida a la causa de la libertad y al sentir de su patria. Murió joven tras una vida desdichada. 

Oigo, patria, tu aflicción, 
y escucho el triste concierto 
que forman tocando a muerto, 
la campana y el cañón; 
sobre tu invicto pendón 
miro flotantes crespones, 
y oigo alzarse a otras regiones 
en estrofas funerarias, 
de la iglesia las plegarias, 
y del arte las canciones. 

Lloras, porque te insultaron 
los que su amor te ofrecieron… 
¡a ti, a quien siempre temieron 
porque tu gloria admiraron: 
a ti, por quien se inclinaron 
los mundos de zona a zona; 
a ti, soberbia matrona 
que libre de extraño yugo, 
no has tenido más verdugo 
que el peso de tu corona…! 

Do quiera la mente mía 
sus alas rápidas lleva, 
allí un sepulcro se eleva 
cantando tu valentía; 
desde la cumbre bravía 
que el sol indio tornasola, 
hasta el África , que inmola 
sus hijos en torpe guerra, 
¡no hay un puñado de tierra 
sin una tumba española!…

Tembló el orbe a tus legiones, 
y de la espantosa esfera 
sujetaron la carrera 
las garras de tus leones; 
nadie humilló tus pendones 
ni te arrancó la victoria;
 pues de tu gigante gloria 
no cabe el rayo fecundo, 
ni en los ámbitos del mundo, 
ni en el libro de la historia. 

Siempre en lucha desigual 
cantan tu invicta arrogancia, 
Sagunto, Cádiz, Numancia, 
Zaragoza y San Marcial; 
en tu suelo virginal 
no arraigan extraños fueros; 
porque indómitos y fieros, 
saben hacer tus vasallo,
 frenos para sus caballos 
con los cetros extranjeros… 

Y aun hubo en la tierra un hombre, 
que osó profanar tu manto… 
¡Espacio falta a mi canto 
para maldecir su nombre!… 
Sin que el recuerdo me asombre 
con ansia abriré la historia; 
presta luz a mi memoria, 
y el mundo y la patria a coro, 
oirán el himno sonoro 
de tus recuerdos de gloria.

Aquel genio de ambición 
que en su delirio profundo 
captando guerra, hizo al mundo 
sepulcro de su nación, 
hirió al ibero león 
ansiando a España regir; 
y no llegó a percibir, 
ebrio de orgullo y poder, 
que no puede esclavo ser, 
pueblo que sabe morir. 

¡Guerra! clamó ante el altar 
el sacerdote con ira; 
¡guerra! repitió la lira 
con indómito cantar: 
¡guerra! gritó al despertar 
el pueblo que al mundo aterra; 
y cuando en hispana tierra 
pasos extraños se oyeron, 
hasta las tumbas se abrieron 
gritando: 
Venganza y guerra!… 


La virgen con patrio ardor 
ansiosa salta del lecho; 
el niño bebe en su pecho 
odio a muerte al invasor; 
la madre mata su amor, 
y cuando calmado está 
grita al hijo que se va: 
“¡Pues que la patria lo quiere, 
lánzate al combate, y muere: 
tu madre te vengará!…”

Y suenan patrias canciones 
cantando santos deberes; 
y van roncas las mujeres 
empujando los cañones; 
al pie de libres pendones 
el grito de patria zumba 
y el rudo cañón retumba, 
y el vil invasor se aterra, 
y al suelo le falta tierra 
para cubrir tanta tumba!… 

*** 

Mártires de la lealtad 
que del honor al arrullo 
fuisteis de la patria orgullo 
y honra de la humanidad… 
en la tumba descansad, 
que el valiente pueblo ibero 
jura con rostro altanero 
que hasta que España sucumba, 
no pisará vuestra tumba 
la planta del extranjero. 

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