viernes, 8 de febrero de 2013

PUBLICADO EN CRONICA DE ARAGON

En Sevilla ya no hay huelga de limpieza, pero el alcalde y la dirección de la empresa LIPASAM (que han puesto en peligro la salud pública) no han dimitido

 Tras once días de huelga en el servicio de limpieza en Sevilla, que ha dejado en sus calles unas 7.000 toneladas de basura sin recoger, trabajadores y empresa llegaron ayer a un acuerdo para desconvocar la misma y reanudar el trabajo, después de una accidentada asamblea de trabajadores en la que la votación tuvo que ser repetida.

El acuerdo final ha sido rebajar el salario un 3,6% (1,4 menos de lo pretendido por la empresa) y la contratación de trabajadores eventuales en épocas punta como Semana Santa, Feria, Navidad y Verano para reforzar a la plantilla.


Es decir que han logrado los trabajadores perder menos en sus salarios y, obligar a la empresa LIPASAM a que realice nuevas contrataciones de trabajadores eventuales, algo que no debería ser pasado por alto ni por los trabajadores que no pertenezcan al sector de la limpieza ni por los pequeños comerciantes, que directa o indirectamente se pueden ver favorecidos por ese acuerdo, a pesar y por encima de las molestias ocasionadas y por el peligro evidente para la salud pública que ha existido, de lo que no son culpables los trabajadores (que tienen en la huelga un solo instrumento de defensa de sus intereses) sino el alcalde de la Ciudad, como máximo representante de la misma, y la dirección de la empresa LIPASAM, que fijado el punto de mira en los beneficios económicos, relegan a un segundo o tercer o cuarto plano, la salud pública, no previendo debidamente los recursos necesarios, tanto humanos como materiales para que ese servicio de limpieza, vital para todos los ciudadanos, pueda ser realizado sin contratiempo alguno y para que los que lo llevan a cabo puedan vivir dignamente.


No es, pues, a mi juicio, que los trabajadores de la limpieza tengan que pedir perdón a la Ciudad de Sevilla, como desafortunadamente ha señalado Antonio Bazo, unos de los representantes sindicales, sino el alcalde y el equipo de dirección de la empresa LIPASAM, causantes de la huelga. Y, en todo caso, deben pedir perdón a todos los ciudadanos, todos los responsables políticos, fiscales y policías por no haber evitado la corrupción ni apresado a los responsables de haber vaciado de fondos el cajón de los dineros públicos que tan bien vendrían ahora para mantener adecuadamente todos los servicios públicos, incluido el de la limpieza pública de Sevilla.

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