(Ser sobrenatural, futbólico, al que Hacienda le acaba de dar un picotazo en la espinilla)
Para que los ricos no paguen ni siquiera el mismo porcentaje que cualquier trabajador paga a Hacienda, José Luis Astiazarán, presidente de la patronal balompédica de la futbolería, propone una alteración del orden público: una huelga de ricos, para impedir que la muchachada de los Trampiños, Ladrilliños, Crsitianimpiños y Etcéterapiños no paguen a Hacienda el mismo porcentaje que cualquier trabajador. Ay, que cabroncete y revolvedor social nos ha salido el José Luis este.
Y yo entiendo al mamoncillo este del José Luis, no se vayan a pensar. Si el no hace ningún trabajo útil a la sociedad ni por activa ni por pasiva, vive de poner la mano vuelta, o el bolsillo, o la cuenta cuentísma banco-banquísima para recoger lo que le cae de la polvareda de millones que se maneja en lo contratos polifutbólicos de los figuretas del balón, cree el hombre, y con razón, que todos los bienes que él y su familia consumen, caen del árbol bobo, que es el que produce la mansión amansionada que le cobija, el traje caro, tipo Camps valenciano, que le viste, el atún caro que pescan los pescadores secuestrados y que él, familiar y amigablemente come… Si todo esto es así, si todo le cae del árbol bobo, para qué tiene que pagar al Estado que a él, y no a mi, le proporciona todo cuanto necesita para ser rico y proteger su riqueza, inmoralmente conseguida, eso sí, las cosas como son. Si la riqueza del José Luis es inmoral hay reconocérselo, no soy nadie para quitarle inmoralidad al José Luis revolvedor social.
El José Luis este tiene todo el derecho del mundo a pedir la convocatoria de huelga para que los futboleros ricos no sean carne común de la Hacienda Pública. Lo que no tiene derecho el José Luis (ni el Rey, ya que nos ponemos) es a vivir sin trabajar y a enriquecerse a costa de encarecer lo necesario para vivir, porque las dineralas que se manejan para contratar futbolistas chipén, son los dineros que luego cobran de las campañas publicitarias que hacen las televisiones, y claro, amados fanatfubolísticos míos, los dineros que las empresas pagan por la publicidad que hacen en las televisiones lo repercuten en el precio del producto que compro, o sea, que me joden por los cuatro costados: el laboral, el hacendísticos, el de la tranquilidad social y el del José Luis, el del fútbol.
Pero soy hombre manso, no me vayan a confundir, porque tengo futbol y me empanzurro de fútbol mañana, tarde, noche y días de fiesta de guardar, y mansamente quiero comportarme en relación a la alteración del orden social (a ver, a ver esos fiscales) que propone el José Luis.
No pondré la tele para ver fútbol este fin de semana el negocio futbolero, y así evito que el José Luis cometa su delito social del alterar el orden público, ¿a que no está mal pensado? Pues para que vean que no soy tan malo como parezco.
*
Para que los ricos no paguen ni siquiera el mismo porcentaje que cualquier trabajador paga a Hacienda, José Luis Astiazarán, presidente de la patronal balompédica de la futbolería, propone una alteración del orden público: una huelga de ricos, para impedir que la muchachada de los Trampiños, Ladrilliños, Crsitianimpiños y Etcéterapiños no paguen a Hacienda el mismo porcentaje que cualquier trabajador. Ay, que cabroncete y revolvedor social nos ha salido el José Luis este.
Y yo entiendo al mamoncillo este del José Luis, no se vayan a pensar. Si el no hace ningún trabajo útil a la sociedad ni por activa ni por pasiva, vive de poner la mano vuelta, o el bolsillo, o la cuenta cuentísma banco-banquísima para recoger lo que le cae de la polvareda de millones que se maneja en lo contratos polifutbólicos de los figuretas del balón, cree el hombre, y con razón, que todos los bienes que él y su familia consumen, caen del árbol bobo, que es el que produce la mansión amansionada que le cobija, el traje caro, tipo Camps valenciano, que le viste, el atún caro que pescan los pescadores secuestrados y que él, familiar y amigablemente come… Si todo esto es así, si todo le cae del árbol bobo, para qué tiene que pagar al Estado que a él, y no a mi, le proporciona todo cuanto necesita para ser rico y proteger su riqueza, inmoralmente conseguida, eso sí, las cosas como son. Si la riqueza del José Luis es inmoral hay reconocérselo, no soy nadie para quitarle inmoralidad al José Luis revolvedor social.
El José Luis este tiene todo el derecho del mundo a pedir la convocatoria de huelga para que los futboleros ricos no sean carne común de la Hacienda Pública. Lo que no tiene derecho el José Luis (ni el Rey, ya que nos ponemos) es a vivir sin trabajar y a enriquecerse a costa de encarecer lo necesario para vivir, porque las dineralas que se manejan para contratar futbolistas chipén, son los dineros que luego cobran de las campañas publicitarias que hacen las televisiones, y claro, amados fanatfubolísticos míos, los dineros que las empresas pagan por la publicidad que hacen en las televisiones lo repercuten en el precio del producto que compro, o sea, que me joden por los cuatro costados: el laboral, el hacendísticos, el de la tranquilidad social y el del José Luis, el del fútbol.
Pero soy hombre manso, no me vayan a confundir, porque tengo futbol y me empanzurro de fútbol mañana, tarde, noche y días de fiesta de guardar, y mansamente quiero comportarme en relación a la alteración del orden social (a ver, a ver esos fiscales) que propone el José Luis.
No pondré la tele para ver fútbol este fin de semana el negocio futbolero, y así evito que el José Luis cometa su delito social del alterar el orden público, ¿a que no está mal pensado? Pues para que vean que no soy tan malo como parezco.
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