Ni tanques ni cañones ni
misiles: la guerra de hoy se hace mayoritariamente con drones. Cada vez más
perfeccionados, ahora pueden manejarse desde largas distancias, y asoma ya el
uso de la Inteligencia Artificial para utilizarlos en modo enjambre.
Los drones y la guerra
El Viejo Topo
21 abril, 2025
CAMBIOS
TÁCTICOS EN LA GUERRA DE DRONES
Como es sabido,
la guerra en Ucrania no solo representa una oportunidad extraordinaria para
probar sistemas de armas en condiciones de combate real, sino que también es el
terreno desde el que, precisamente a partir de la experiencia de combate,
surgen nuevas armas y, por tanto, nuevas tácticas.
Un elemento que
ha producido novedades significativas ha sido el uso de drones FPV, tanto para
la observación y el reconocimiento como para el ataque (en modo kamikaze,
o bien utilizando las armas de a bordo), y por último también en versión dron
antidron, para la interceptación en vuelo de aeronaves enemigas.
Este nuevo
elemento, caracterizado por su bajo coste y su gran flexibilidad operativa, se
reflejó inmediatamente en el comportamiento táctico-operativo de las fuerzas
sobre el terreno, limitando por un lado la operatividad de los medios blindados,
especialmente los más ligeros, particularmente expuestos a este
tipo de ataque1, y, por otro,
haciendo más inseguros tanto el movimiento como el acuartelamiento de la
infantería2. Como
resultado, ambos ejércitos han reducido mucho los movimientos de las grandes
unidades, mientras que el uso de los carros de combate ha pasado a apoyar de
cerca a las pequeñas unidades de infantería.
Durante la
primera fase de los combates, estas aeronaves teledirigidas, al igual que las
de uso civil de las que derivan, utilizaban radiocontroles para ser manejadas
por el operador, lo que las exponía a contramedidas electrónicas de los jammers
enemigos, reduciendo progresivamente su eficacia. El siguiente paso fue,
por tanto, la llegada de la FPV de fibra óptica; el dron está conectado al
operador por un cable de fibra muy fino, que se desenrolla a medida que el dron
se aleja del punto de lanzamiento. Esto, obviamente, impone límites físicos al
radio de acción de los propios drones, pero esto se compensa en gran medida con
la inmunidad al jamming.
En cualquier
caso, incluso este nuevo modo de control sigue estando vinculado a la
(relativa) proximidad del operador, que normalmente se encuentra cerca de la
línea de contacto.
En esta fase,
se han desarrollado las drones anti-drones3, para compensar la reducida eficacia de las contramedidas electrónicas,
así como nuevas tácticas de uso. Los operadores rusos, por ejemplo, además de
la táctica habitual de volar en busca de un objetivo, han comenzado a utilizar
drones para tender emboscadas: el dron se apoya en el suelo, cerca de una
carretera o de una vía de tránsito de los vehículos enemigos, a la espera de
que pase un objetivo apetecible; en ese momento, el dron despega y ataca.
También por
parte rusa ha surgido ahora una novedad significativa, destinada a cambiar una
vez más el escenario. El nuevo dron, de hecho, presenta una característica
completamente nueva: el control de la aeronave ya no se realiza a través de un
operador situado al otro extremo del cable de fibra óptica, sino que puede
pilotarse a distancia. En el primer uso operativo, por ejemplo, los drones
eran controlados por operadores que se encontraban en un centro de mando en
Moscú, a más de mil kilómetros de la línea de fuego. La aparición de esta
última generación de drones FPV, evidentemente, conlleva toda una serie de
repercusiones muy relevantes. En primer lugar, al alejar la conducción de la
línea de fuego, se protege a los operadores de los riesgos asociados a una zona
de combate; a su vez, esto implica que, en perspectiva, aumentará el número de
operadores capacitados, sin estar sujetos a pérdidas, y por lo tanto será
posible aumentar también el número de drones utilizados. La creación de centros
de operaciones remotos también permitirá utilizar al mismo grupo de
controladores en el sector de la primera línea donde más se necesiten, sin
tener que desplazarlos físicamente, así como concentrar masivamente el uso de
drones, en caso de que se requiera su uso. También la coordinación entre varios
frentes será más fácil. Esto proporcionará una ventaja operativa a quien logre
implementar primero, y de manera masiva, esta nueva modalidad de uso.
Por último,
cabe destacar que, hasta la fecha, predomina claramente el uso guiado de drones
de combate, mientras que no hay noticias de un uso significativo de drones
autónomos (que utilizan la IA para buscar, identificar y atacar objetivos), ni
mucho menos del uso de grandes enjambres (que a su vez necesitan la IA).
Ya veremos en
un futuro próximo si habrá o no evoluciones en esta dirección (que sin duda se
está estudiando en China).
Notas
1 – Para
proteger los tanques y la artillería autopropulsada de los ataques, se han
desarrollado, primero de forma artesanal y luego de forma más planificada,
redes y jaulas de protección con el fin de alejar el punto de impacto del
blindaje propiamente dicho, especialmente cerca de los puntos débiles.
2 – La extrema
flexibilidad de los FPV ha hecho posible su uso para ataques dentro de las
trincheras enemigas, donde los entornos cerrados aumentan el impacto explosivo.
3 – En algunos
casos se trata de drones kamikaze, que atacan directamente al dron
objetivo; en otros, están armados con un rifle de cañón corto, capaz de
disparar al objetivo a corta distancia.
Artículo
seleccionado por Carlos Valmaseda para la página Miscelánea de
Salvador López Arnal
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