He aquí un breve perfil
del hombre que podría liderar una Siria "libre". La idea de una
Siria democrática no es, hoy por hoy, más que una ensoñación. La guerra civil
acecha.
¿Quién es Ahmed Hussein al-Shar’a?
Daniele Perra
El Viejo Topo
13 diciembre, 2024
Abu Muhammad al-Julani nació como Ahmed Hussein al-Shar’a en Riad, Arabia Saudita, en 1982, de padre sirio; un ingeniero empleado en la industria petrolera. Hay poca información sobre la vida de al-Julani antes de 2003, aparte de algunas breves referencias a una relación con una mujer alauita a la que sus respectivas familias se oponían. Desde 2003 lo encontramos en Irak luchando con la rama iraquí de Al Qaeda dirigida inicialmente por el terrorista jordano Abu Musa al-Zarqawi. Huelga decir que, antes de la agresión de la «coalición de los dispuestos» en Bagdad en 2003 (sobre la base de pruebas inventadas por la administración Bush hijo (el famoso fiasco de Colin Powell en la ONU), la presencia de Al Qaeda en Irak era irrelevante. Para ser justos, antes de jurar lealtad a la organización liderada por Osama bin Laden en 2004, AQI era conocida como Jama’at al-Tawhid. Wal-Jihad (congregación del monoteísmo y la yihad). A pesar de los intentos de asociar al grupo con el régimen de Saddam, un informe del Senado estadounidense sobre la situación en Irak antes de la agresión destacó cómo el propio Saddam intentó (sin suerte) localizar y capturar a al-Zarqawi. Los suyos, desde 2001, estaban ubicados permanentemente en el noreste de Irak (una zona de mayoría kurda)
AQI es
protagonista de la guerra civil iraquí, donde destaca por la brutalidad de sus
ataques contra la población chií. Al-Zarqawi murió en 2006, tras un
bombardeo estadounidense. También en 2006, al-Julani fue arrestado por Estados
Unidos y pasó cinco años en las conocidas prisiones iraquíes (incluida Abu
Ghraib).
La experiencia
carcelaria es fundamental, sobre todo porque la CIA obtiene de ellas
considerables recursos. En este sentido, será útil recordar que el gobierno
reformista iraní de Jatami había intentado reconstruir las relaciones entre
la República Islámica y Estados Unidos sobre una base menos conflictiva,
cooperando también en la lucha contra el terrorismo. En concreto, también se
había propuesto un intercambio de prisioneros: hombres del MeK (organización
terrorista iraní vinculada a Saddam) retenidos en cárceles estadounidenses en
Irak a cambio de miembros de Al Qaeda retenidos en Irán. Estados Unidos se
negó, planteando preocupaciones sobre la protección de los derechos humanos y
las condiciones de las prisiones iraníes (lo que dicen los de Guantánamo y
Abu Ghraib lo hacen particularmente ridículo). El hecho es que la verdadera
razón fue que la CIA había descubierto que podía utilizar fácilmente a esos
hombres para atacar a Irán desde dentro.
Ahora, después
de cinco años de prisión, durante los cuales formó profundos vínculos con
Abu Bakr al-Baghdadi (el pseudocalifa del autodenominado Estado Islámico),
al-Julani reaparece en Siria para liderar la «rebelión» contra Bashar al-
Assad con Jabhat al-Nusra (rama siria de Al Qaeda). En 2013, tras la división
entre Al Qaeda e ISIS, la relación entre al-Baghdadi y al-Julani se
deterioró. Después de haber ocupado más del 25% del territorio sirio, a
partir de 2015, el Frente al-Nusra, se vio obligado a retirarse. Además, en
2017, el frente de oposición a Bashar al-Assad, muy heterogéneo y formado por
milicias con diferentes intereses (que representaban a sus respectivos
partidarios extranjeros), se desmoronó debido a la crisis entre Arabia Saudita
y Qatar. El Frente al-Nusra primero se convirtió en Jabhat al-Fateh al-Sham y,
posteriormente, junto con otras siglas, se creó Hayat Tahrir al-Sham que
mantiene el control sobre la zona de Idlib.
A partir de
2015, al-Julani también intenta reconstruir su imagen y la de la milicia que
dirigió (especialmente ante Occidente e Israel). Afirma no haber tenido nunca
contacto con al-Zarqawi y niega su participación directa en el conflicto civil
iraquí. Afirma repetidamente que sus enemigos son exclusivamente Hezbollah,
Irán y el ejército árabe sirio, subrayando el carácter «nacional» de la
lucha de su milicia (aunque está llena de mercenarios y extranjeros,
caucásicos y asiáticos centrales en particular). Afirma que los derechos de
las minorías serán respetados en la «Nueva Siria», para luego declarar
herejes a los alauitas y pisotear los derechos de los cristianos en las zonas
bajo su control directo.
Respecto a la
herejía alauí, será útil recordar que, en su momento, tanto el Gran Mufti
de Jerusalén Hajj Amin al-Husayni (sunita) como el Imam Musa al-Sadr (chiita),
vía fatwa, los habían considerado parte integrante de la comunidad islámica,
superando los prejuicios medievales del Hanbali Ibn Taymiyya.
Habría mucho
que decir sobre el «gobierno de Idlib», dado que HTS ha utilizado a menudo el
«puño de hierro» contra la población local,
reprimiendo brutalmente (y en varias ocasiones) diversas protestas (con el
silencio de los medios de comunicación occidentales).
El objetivo
final, sin embargo, parece ser crear una «República Islámica» en Siria sobre
la base de la particular interpretación que el movimiento hace de la Shari’a:
una especie de hibridación entre las corrientes extremistas wahabíes y
shafiíes. De hecho, el destino de Siria, parece ser el de convertirse en un
«agujero negro» en el corazón del Levante en el que los servicios turcos,
estadounidenses e israelíes puedan actuar como mejor les parezca. Después de
todo, basta con mirar las líneas de partida de la ofensiva: la zona de Idlib
con apoyo logístico turco; la zona de Dara’a, junto a los Altos del Golán
ocupados por Israel.
Fuente: Ariannaeditrice.it
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